El tic tac del reloj iba al compás con los latidos del corazón de Sheldon a la vez que echaba una mirada sobre la puerta de la sala de maternidad, en específico en el quirófano de partos. Los gritos provenientes hacían estremecer cada fibra de su piel.
-Estará bien- Alegaba Penny sonriendo con dulzura pero Sheldon dudaba seriamente ese hecho, por que los gritos aumentaban cada vez más.
-¿Tú crees eso Penny?- Murmuró Leonard para que sólo ella pueda escucharlo. -Parece que morirá del dolor.
Sheldon al oír a su amigo se desplomó en la primera silla que vio, oculto su rostro tras sus manos y rogó a un Dios en el cual no creía para que todo saliera bien.
Finalmente el doctor salio y su sangre en los guantes y la bata lo marearon, apoyó una mano en el hombro de su amigo buscando equilibrio. Las palabras que salieron de los labios del médico derrumbó el mundo idealizado que tenía.
Hemorragia.
-Afortunadamente la bebé está en buen estado.
Sheldon conmocionado pidió ver a la niña.
-Sheldon...- Iba a protestar Penny temiendo alguna locura por parte de su amigo pero Leonard la calló con la mano. -Ten cuidado.
La sala de cunas era atendida en ese momento por cinco jóvenes enfermeras bajo el ojo crítico de una veterana.
-Ten cuidado con la cabeza...sosténla bien niña- La mujer reprobó la forma en que una de ellas cargaba a la bebé, miró de reojo al hombre en la puerta esperando ver alguna molestia de parte de la novata, pero Sheldon sólo veía a la bebé cada vez más cerca.
-Según su partida de nacimiento, el nombre de la niña es Jane Elaine Cooper. ¿Es correcto?
-Si.
Con sumo cuidado colocó sus brazos en forma de cuna, la veterana tomó a Jean con destreza y la puso en sus brazos. Él miró a su bebita con orgullo. Estaba dolido pero sabía que la bebé no tenía la culpa de nada.
-Jane...- Susurró dándole un beso de bienvenida en la frente. -Mi Pequeña Jane.
Unas cuantas gotas saladas cayeron en la manta rosa que el hospital le ponía a las niñas. Finalmente dejó salir en silencio el dolor que lo embargaba.
Sheldon perdió a su novia en la sala de partos pero tenía a su hija, su principal motor de vida pues debía admitir qué, muy en el fondo la muerte de Ramona era algo bueno. Era cruel y egoísta pensar así pero era lo mejor.
Aunque dolía y mucho.
-¿Puedo llevármela?- Preguntó sin dejar de verla.
-Aún no, me temo que su... caso debe ser atendido por el jefe en turno.
Sheldon asintió devolviéndole con mucho pesar a Jane, sus brazos se sintieron tan pesados al no tenerla que temió se le cayeran del cuerpo.
«Es imposible» razonó al dejar el cunero.
Se llevó a cabo un largo y cansado proceso para sacar a Ramona y darle una sepultura digna a pesar de haber sido una muerte natural. El velorio y entierro fueron en dos días seguidos. Sheldon asistió apenas unas pocas horas pues su madre afirmaba que el "hijillo" del cadáver era perjudicial para la bebé y él por no llevarle la contraria y por temor a que alguna bacteria se impregnara en él obedeció.
Una semana después Sheldon y la recién nacida Jane se instalaron en la casa de Mary Cooper. Una casa de clase alta con todas las comodidades para ellos.
Sheldon era un físico teórico reconocido en vista de su madre y por supuesto de los trabajos que realizó con anterioridad. Debido a su condición se vio obligado a dejar la asociación en donde estaba.
-Yo puedo encargarme de Jane, hijo.
Mary con amor se había ofrecido a cuidarla día y noche para que él siguiera con su vida y planes a futuro pero Sheldon no quiso, él quería estar con su bebé a cada momento, quería hacerle sentir que no estaba sola y que haría lo imposible por darle el valor de madre. Mary finalmente accedió y supervisó cada cambio de pañal o baño hasta que él se sintió seguro de hacerlo solo.
La leche, lo que más le preocupaba fue comprada por un banco con estricta seguridad en su cuidado y la fórmula fue recetada por el pediatra, un amigo familiar.
Los llantos en la noche se volvieron costumbres para todos, Missy muchas veces no los sentía, inclusive para Mary quien recibía llamadas a las cuatro de la mañana por una fiebre que en realidad sólo era por que Jane estaba muy abrigada.
-Lamento haberte despertado- Se disculpó con su madre. -Creí que... Era fiebre.
-Te entiendo Shelly, yo pasé por lo mismo- Mary le dio un beso en la frente.
Regresó a su habitación y con cuidado acostó a Jane a su lado, le quitó la manta felpuda y veló su sueño durante esa y las siguientes noches agradeciéndole a Ramona por haberle dejado ese pequeño pedazo de cielo.
Acarició su mejilla sonrosada hasta llegar bajo su nariz corroborando su respiración. Sonrió. Jane Elaine era una niña, su niña y nada ni nadie se interpondrá en su relación, ni su familia, amigos o inclusive otra mujer.
Por que si alguien lo llegara a querer y él a ella tendría que aceptarlo con todo y su pequeño paquete.
Continuará...
