La habitación estaba fría y solamente la luz de las velas la iluminaba. Dibujadas con una impecable precisión, el suelo de madera estaba lleno de líneas hechas con tiza blanca, formando dos pentaculos, unos frente al otro, rodeados por círculos, con una vela negra situada en cada una de las cinco puntas.
En el interior de uno de los círculos, el más pequeño, que además tenía dibujadas runas de protección en el interior, estaba sentada Sakura mirando atentamente un reloj.
Ya faltaba poco para medianoche.
En el regazo de Sakura, un grueso y polvoriento libro estaba abierto por la mitad, donde se mostraba una ilustración de los círculos de invocación que ella misma había preparado.
No era un libro cualquiera. Era un libro de magia. Magia oscura más concretamente.
Más debajo de la ilustración, y con una letra elegante y alargada, se indicaba como invocar a un demonio de grado S.
Sakura ya conocía cada paso y palabra de memoria. Solamente faltaba que el reloj marcara las doce, y ella podría empezar el ritual.
Tras las ventanas, la noche era oscura y salpicada de estrellas, la luna estaba llena y su fría luz resultaba inquietante.
Inspirando con fuerza, Sakura inició una salmodia susurrante en latín, pronunciando con claridad cada sílaba para evitar errores.
Cuando el cántico llego a su fin, Sakura se irguió y clavo sus ojos verdes en el círculo que había frente a ella.
No sucedía nada.
-¿Qué es lo que ha salido mal? – se pregunto para si misma, nerviosa, revisando el libro, en busca de su error.
Como si fuera la respuesta a su pregunta, la temperatura de la habitación descendió. Las llamas de las velas temblaron, sin llegar a apagarse, y el sonido del viento golpeando las ventanas bajo de intensidad.
Dentro del círculo vacío, empezó a congregarse una espesa niebla, hasta que entre la niebla se distinguió una figura humana.
Los ojos de Sakura relampaguearon, reflejando su entusiasmo.
Lo había logrado.
¡Había invocado a uno de los demonios más poderosos ella solita! Sonrió con suficiencia, recordando como una de sus compañeras, Karin, se había enorgullecido por esclavizar a un pequeño demonio.
Con infinita satisfacción, espero a que su demonio acabara de tomar forma. ¿Cuál sería su aspecto?
- ¿Qué quieres? – inquirió el demonio con irritación.
Sakura lo miró con interés. Su demonio tenía forma humana. ¡Y valla forma!
A simple vista, parecía un hombre de unos veintitrés o veinticuatro años. En su rostro moreno se veía un rictus de molestia, parecía un hombre con un rostro que sin ser afeminado era indescriptiblemente hermoso, y un cuerpo escultural que no dudaba en exhibir… ya que estaba completamente desnudo.
- ¡Vístete! – chilló Sakura, escandalizada.
En otras circunstancias, no le habría molestado seguir observando a semejante alegría para la vista. Pero teniendo en cuenta que esa alegría para la vista, era un ente demoniaco completamente dañino para el resto de sus sentidos, la revisión pausada y exhaustiva tendría que esperar.
El demonio la miro alzando una ceja.
-¿Me has invocado solo para decirme que me vista? Eres una humana muy extraña. – dijo él mientras obedecía la orden.
Sonrojada, Sakura lo observo, ya vestido.
Era extremadamente sexy. Sus rasgos eran afilados y elegantes, con un aire aristocrático. Su pelo era largo, y negro, con la apariencia de ser muy suave.
Lo único que advertía de su condición de demonio, eran sus ojos rojos como la sangre.
- ¡No! Y ahora dime tu nombre – exigió Sakura evitando mirarle a los ojos.
- Ya sabes mi nombre. Después de todo, necesitas saberlo para poder invocarme – le indico él, con un tono burlesco.
- He dicho que me digas tu nombre. Es una orden, y por tanto, debes obedecerla – le recordó ella irritada.
- ¿Qué gano obedeciéndote? – preguntó el demonio divertido.
- No se trata de lo que ganes. Te he invocado, y por tanto, estas obligado a obedecer todas y cada una de mis ordenes. – Insistió Sakura – Y mi orden es que me digas tu nombre.
- Es de mala educación preguntar el nombre de alguien si no te has presentado tú primero – observo él. – pero en vista de tú insistencia… soy Itachi Uchiha.
Sakura ojeo el libro.
Puede, que al fin y al cabo, no hubiera hecho todo bien. Si no ¿Por qué ese demonio se mostraba tan rebelde?
-¿No vas a decirme como debo llamarte? – Preguntó Itachi maliciosamente - ¿Prefieres que averigüe yo solito tú nombre?
Sakura palideció.
- ¿Eso es un sí? En fin, tampoco hace falta que me lo digas. Ya que pareces tan informada, sabrás que sé todos y cada uno de tus secretos. Incluido tu nombre, Sa-ku-ra.
Itachi disfruto de la expresión de sorpresa que había adoptado la cara de la chica.
Mientras ella se apresuraba a buscar algún dato sobre él en el libro en el que no hubiera reparado antes, como por ejemplo, algo que dijera "cuidado al invocarle, puede leer tu mente", Itachi la estudio más detenidamente.
Su invocadora no era más que una adolescente.
Los grandes ojos verdes esmeralda de Sakura, estaban enmarcados por una forma almendrada y exótica, y con unas largas y abundantes pestañas, destacaban como dos señales en su pálido rostro.
Sus mejillas estaban empezando a perder la redondez infantil, aportando equilibrio y elegancia a su rostro. Los labios, rojos y gruesos, estaban fruncidos en un mohín de preocupación. Una larga cabellera rosa, caía en cascada por su espalda y hombros, pero varios mechones le tapaban la cara.
Bastante bonita.
Sakura dejo el libro y lo miro indignada.
-¡Eres un mentiroso! Aquí no dice nada de eso.
-¿Acaso esperabas que te dijera la verdad? – pregunto divertido.
-¿Por qué sabes mi nombre? Un demonio no puede conocer el nombre de su invocador a no ser que se lo revelen
- No lo sabía. Esa simplemente una suposición. Por tu pelo.
Sakura alzo el puño, furiosa.
- ¿Por qué no me obedeces? – preguntó, cambiando de tema, y evitando así que sus instintos asesinos llegaran a más. Golpear a un demonio de primer nivel, no era algo muy recomendable. Más aun teniendo en cuenta, que para ello, debía salir de la relativa seguridad que le ofrecía su circulo.
- Porque tu poder es inferior al mío – contestó sin dilaciones por primera vez.
- Sin embargo ha sido suficiente como para invocarte.
- En realidad, no. Cuando nos invocan, tenemos opción a elegir si queremos acudir o no, y dependiendo del poder del invocador, la llamada es más fuerte, al igual que la necesidad de obediencia. Tú llamada no me habría costado nada ignorarla.
- ¿Entonces porque has venido? – preguntó Sakura, olvidando su enfado, que fue sustituido por la curiosidad.
Si ella no era tan poderosa como para que su invocación fuera algo imprescindible contestar para él. ¿Por qué había acudido?
- El infierno es un lugar bastante aburrido. – contestó él, con una enigmática sonrisa que no auguraba nada bueno.
¡Hola! -ejem- a pesar de lo que queria era buscar inspiracion para actualizar algún otro de mis fics...lo que me salió fue esto. ¿Que podria decir sobre este fic? Bueno, aunque la idea me surgió de una forma un tanto extraña (mientras regaba las plantas escuchando Tokio Hotel a todo volumen xD) intentare que el fic resulte coherente. Es un Universo alternativo ¡Y hare todo lo posible por no acabar haciendo occ! Espero que os guste...y está dedicado a los lectores por la paciencia que teneis conmigo. ¡Muchas gracias! ^^
