La noticia
¡TOC! ¡TOC! ¡TOC!
- ¡Por las joyas de la corona! ¿Quién toca de esa manera desagradable? – refunfuñaba el ingles mientras con pesar interrumpía su hora del té a media tarde
Se dirigió hacia la puerta y a pesar de que instantes anteriores se preguntó quién podría llamar a su puerta, desde el primer instante se imaginó quien era, sus sospechas simplemente se confirmaron al volver a escuchar la peculiar y tan impetuosa forma en la que tocaba la puerta el invitado.
- ¡Inglaaaterrrraaaa!~ It's me! – gritó con una alegría mayor a la acostumbrada el joven Estadounidense
- Si, si… ya voy – le trato de tranquilizar el dueño de la casa, que de solo imaginar tratar con aquel hiperactivo rubio el resto del día le cansaba con anticipación.
La puerta de entrada se abrió y ni un segundo tardo en abalanzarse sobre el otro el oji azul, quien causo la sorpresa del de menor estatura y le hizo tambalear, el americano no dudo siquiera en plantarle un dulce beso en los labios a su amante londinense, la puerta se cerró automáticamente a sus espaldas y ambos rubios se quedaron mirando unos segundos en silencio, una gran sonrisa se dibujó en el rostro de América.
- ¡¿Y ahora a ti que te pasa?! – le bufo el oji esmeralda apartándose de él con un rostro totalmente confundido y rojo a causa de la inusual dulzura de Alfred
-Oh no…nada. Es que me entere de la noticia – trato de justificarse mientras ajustaba sus gafas que amenazaban con caerse a causa del alegre saludo
- ¿Noticia? ¿De qué noticia hablas? - pregunto un poco más confundido
- Bueno~ tu sabes… ha ha ha! … ammm. Eso de que ahora es legal el matrimonio entre personas del mismo sexo en tu casa – le dijo el americano rascándose la barbilla y mirando al techo
- Ah… si… esa…noticia – fue lo único que se le ocurrió decir a Inglaterra mientras miraba el suelo en busca de alguna respuesta mejor - ¡Oh pero eso que importa! – trato cambiando rápido el tema - …porque no pasa a tomar el té ..¿ o te hago un café? ¡Si! Eso, te preparare un café. Vamos América ve a sentarte…. – Se giró y estaba a punto de irse a la cocina cuando la mano del oji océano le detuvo
- ¡Espera Inglaterra! – casi grito de forma precipitada
- ¿eh? – le miró confundido el caballero ingles
- Bueno, veras, ya sabes, eso es genial, porque, tu y yo, y, en mi casa es legal el matrimonio homosexual, y ahora en la tuya también, y bueno yo pensé que tal vez... –
Arthur sabía hacía donde se dirigían las palabras de su amante, y no tenía ni la menor idea de cómo reaccionar a esto, solo sintió como sin permiso de nadie un ligero rubor se instaló en sus mejillas y las palabras se atoraban en su garganta asfixiándolo – eh… ¿América? –
- Inglaterra – el estadounidense estaba que se moría de los nervios, pero tenía que hacer esto, tomo aire y cerró los ojos unos segundos, luego se inclinó tomando la mano del rubio – Inglaterra ¿Te casarías conmigo? – le dijo al fin mientras besaba con suavidad la mano del anonadado Reino Unido, nervioso América agacho la mirada en espera de una respuesta.
Pero nada paso, solo un silenció que parecía ser eterno, Alfred sentía que su corazón había dejado de latir, no lo soportaba ni un segundo más; alzo la mirada….
Solo para cruzarse con los ojos esmeralda del otro empapados en lágrimas, se cubría la boca con una mano cómo si sostuviera sus sollozos y aun así no era suficiente para cubrir el sonrojo que le llegaba hasta las orejas.
-….si….- se escuchó con palabras apenas audibles y ahogadas – Acepto – dijo finalmente Inglaterra, lanzándose a los brazos de su prometido ya sin poder contener el llanto que brotaba de emoción
- Inglaterra… - susurro el de mayor altura abrazándole con fuerza – I love you –
Sus miradas se entrelazaron unos instantes y luego unieron sus labios.
