Disclaimer: How to train your dragon no me pertenece. Es propiedad de Cressilda Cowell y DreamWorks.
Advertencias: Muerte de personajes. Ligero OoC.
Pareja: Toothless/Hiccup... creo.
Aclaración: Este drabble responde al Reto#5 de Caldo de Toothcup para el Alma.
Palabras: 500 exactamente.
Vale, éste es mi aporte, pero no lo considero romántico o con toothcup implícito. Como sea, espero que les agrade.
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Capítulo único
Sepulcro azul y rojo
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A la edad de 96 años, el corazón de Haddock dejó de latir.
El pueblo lloró la perdida.
Un anciano Tuffnut mira desde la esquina de la cama fúnebre, el cuerpo sin vida de su ex jefe.
De todos, Tuffnut fue el único de sus amigos humanos que se quedó con Hiccup hasta el final. Primero Ruffnut, luego Fishlegs y Astrid, después Eret y Heather, y por último Snotlout y Camicazi.
Ahora fue el turno de Hiccup, y Tuffnut jura que ya está escuchando el cántico de los cuernos llamándole a él.
—Preparen el último drakkar que construyó Eret —ordena, sabe que nadie se negara. Tuffnut es el más viejo que queda, y de los pocos que montaron un dragón antes de que desaparecieran. Se ha ganado mucho respeto y muchas cicatrices.
Luego, Tuffnut ve la figura oscura al lado de la cama. Sonríe poco. Toothless fue el único dragón que se quedó, y Tuffnut está seguro que sólo fue por Hiccup.
Se acerca a la criatura con gesto amistoso.
—Harás los honores, amigo —acaricia su lomo, dándole ánimos—. Ciertamente, esperaba que te pusieras a llorar o algo así. Haz madurado, al parecer.
Toothless emite un ruido extraño, y Tuffnut suspira de nuevo. Nunca manejó bien el dragonés. Lo lamenta ahora.
El cuerpo de Hiccup fue preparado con cuidado, por las manos de los nietos de Fishlegs y Heather. Toothless no permitió que alguien ajeno a la sangre de los seis ex jinetes de Berk, tocaran a su humano. Después, colocaron a Hiccup con delicadeza en el viejo drakkar, sin pertenencias; Hiccup repartió todo antes de morir, dejando a la bisnieta de Ruffnut su espada y su casco al hijo menor de Snotlout.
Tuffnut no dice en su discurso funerario alabanzas sin sentido, no, habla del verdadero Hiccup. De aquel torpe niño con dientes enormes y más pecas que estrellas, del valiente adolescente que domó los cielos junto a Toothless, del formidable adulto que sobrevivió a las guerras y a las perdidas.
Así debía de ser recordado.
En este funeral, sólo Tuffnut tiene el permiso de Toothless para lanzar una flecha mientras él suelta una bola de plasma.
La madera se prende en colores rojos y azules.
El lamento del Night Fury se funde en el aire. Un cantico suave, impregnado de tristeza, que dura hasta que todo el drakkar se consume.
Horas pasan
Es hora de que Toothless también se vaya.
Tuffnut sabe que no regresará.
Le da el último invento de Hiccup, una aleta que no necesita pedal para volar. Se la coloca y se despide.
—No sé a dónde vayas, amigo, pero si ves a todos, diles que estoy en camino.
Toothless asiente y acaricia con su hocico la cara de Tuffnut.
Alas negras se abren, patas de preparan… el atardecer le espera.
Toothless se pierde en el firmamento
—¿A dónde va Tooth-Tooth? —le pregunta su nieta, tomando su mano.
—A alcanzar a Hiccup —responde—. Sabe que no durará en el otro mundo, sin él.
Bueno, eso es todo. Esto nació de mis tantos debates con una amiga, sobre qué pasaría si muriera Hiccup. Pude explayarme más, pero pienso que quedó decente.
