Disclaimer: Dragon Age pertenece a las compañías BioWare y EA.
Dada la falta de fanfics de Dragon Age en español, me decidí a engrosar la lista un poco por mi parte. Entiendo que la pareja de Alistair y Mahariel no sea la más común en éste tipo de fanfics. No obstante, ese fue el camino que escogí yo en el juego, y quería transcribirlo de la forma más fiable posible aquí. Si a alguien no le gusta este tipo de pairing, es libre de dejar de leer y escoger otro. La mayoría de los diálogos, obviamente, no serán los del juego, pero si en algún momento tengo que hacer referencia a ellos será mínima, e incluso quizás un poco cambiada. El primer capítulo transcurre meses antes del inicio de la acción principal en el juego. Espero que os guste. ^^
In Uthenera
Capítulo 1
El acto de recibir el vallaslin para un elfo dalishano era todo un honor, un gran acontecimiento que determinaba muchas cosas en su vida. El vallaslin era el indicador tanto de que el elfo había alcanzado la mayoría de edad como del verdadero significado que tenía haber nacido en un pueblo libre; libre de la influencia humana que había castigado tan severamente a su raza, y especialmente a sus primos de las ciudades. Todos esperaban con ansia, desde pequeños, el momento de recibir aquella ceremonia, la marca que implicaba la bendición de los Creadores y la eterna protección del dios de su elección.
Y a Isilwen, joven miembro del clan Mahariel, le había llegado el momento de ser merecedora de tal honor.
Mucho tiempo después de que hubieran tenido lugar aquellos acontecimientos y muchos más que tendrían que venir tras de aquél, ella seguiría recordando aquél momento en que, con los cabellos rubios atados en un recogido tras su nuca y temblorosa y pálida por los nervios, había avanzado al centro del círculo que habían dispuesto la mayoría de sus hermanos y hermanas (todos menos los niños), en torno a la Custodia del clan, Marethari. Recordaría las palabras de ánimo de su buen amigo Tamlen, quien había pasado por aquél rito unos dos años antes que ella y mostraba, como los demás, su cara marcada con orgullo. Recordaría cómo se había arrodillado frente a la estatua de la diosa Mythal, su predilecta, para recibir sus bendiciones, en tanto que la ayudante de la Custodia, Merryl, le embadurnaba el rostro con un bálsamo que tenía las propiedades de relajar los músculos. Recordaría cómo la Custodia pronunciaba las palabras que daban comienzo a la solemne ceremonia, sus propios latidos del corazón que intentaba contener sin éxito, manteniendo los ojos cerrados en espera de recibir aquello por lo que allí estaba.
Y sobre todo, recordaría el dolor.
Nada, ni la charla anterior con Tamlen, ni el bálsamo que le habían puesto en el rostro, pudo prepararla para lo que sintió cuando la primera incisión fue practicada en su frente, al lado de una de sus sienes. Apretó los dientes con fuerza, conteniendo cualquier grito que deseara escaparse de entre ellos con ferocidad. No obstante, sus dientes no lograron contener un gemido apagado y gutural.
-Contente, da'len-le recordó la Custodia, su voz como siempre calma e inmutable-. Es el modo por el cual sabremos si estás preparada para dar el siguiente paso en tu vida.
Isilwen bien sabía aquello, que gritar era un símbolo de debilidad, una señal de que aún no se había superado la etapa infantil, y por ello debía soportarlo. No obstante, cuanto más se alargaba el rito, más difícil le resultaba hacerlo. Empezaba a sentir sus mejillas húmedas con las pocas lágrimas que se le habían escapado de sus firmemente cerrados párpados, el olor metálico característico de la sangre. Se preguntó si los pasos que debía de dar de ahora en adelante serían tan dolorosos como hacerse un vallaslin; probablemente, eso tuviera sentido. El pulso firme y pausado de la Custodia ayudaba en parte a soportar aquello, pero sólo en parte, pues eso sólo contribuía a alargar el sufrimiento. Aguantó con todo el estoicismo del que una muchacha tan joven como ella era capaz, todavía por un rato, que se le hizo una eternidad. Todo fue bien, hasta que sintió la limpia incisión a lo largo de su tabique nasal.
Entonces, en años posteriores, recordaría cómo había proferido un agudo grito, sin ni siquiera pensarlo, y había apartado la cara. Hubo una exclamación entre los miembros del clan, algunas murmuraciones, pero pronto se hizo el silencio. Un silencio incómodo. A través de sus firmemente cerrados párpados, sintió a la Custodia suspirar y ponerse de pie.
-Aún te falta trayecto-sentenció-. Aún no estás preparada del todo, da'len. Cuando lo estés, entonces se concluirá tu vallaslin, pero por el momento, lamento decir que la ceremonia debe concluir aquí.
-Qué… ¿qué quiere decir esto?-murmuró Isilwen, sintiéndose inquieta y un tanto humillada-. Podría haber continuado… sólo ha sido un momento, un pequeño momento, pero puedo seguir soportándolo…
-No hoy-cortó la Custodia con severidad-. Es mi última palabra, da'len. Ir abelas. Merryl-ordenó a su ayudante-, lávale la cara y trátale las heridas para que cicatricen bien.
La joven elfa no pudo hacer otra cosa que acatar la palabra de su hahren, agachando la cabeza con resignación mientras se dejaba tratar por las manos cuidadosas de Merryl. ¿Y ahora qué iba a hacer? Iba a ser el hazmerreír del clan. Había decepcionado a sus mayores y a Mythal por aquél pequeño acto de debilidad. ¿Acaso había ofendido en algo que hubiera hecho a los Creadores? No era capaz de recordar qué comportamiento suyo había sido tan grave como para que se le otorgara aquél castigo. Ahora tendría que volver a esperar a recuperar la dignidad, a que el trabajo se viera finalizado. ¿Y dentro de cuánto tiempo sería eso?
-Ya estás lista, lethallan-le avisó Merryl, con voz suave, cuando hubo terminado con sus curas después de un largo rato-. Puedes ponerte en pie.
Suspirando, Isilwen obedeció, con los ojos ya abiertos pero manteniéndolos aún en el suelo. Sentía el rostro arder de vergüenza. ¿Cómo iba a mirar ahora a Tamlen a la cara? ¿Y a los demás cazadores? Tendría que atenerse a su suerte, no estaba preparada para ser una adulta en pleno derecho todavía… por muy triste que sonara aquello. Estaba a punto de dar la vuelta para marcharse de allí, cuando una mano la detuvo. Se giró para ver ante sí a la Custodia Marethari. Para su sorpresa, en su rostro no había decepción, ni desdén. Había cariño y comprensión, aquello que se esperaba ver en el rostro de una madre.
-Mi querida da'len-le dijo-, no tienes por qué avergonzarte o afligirte por lo que te ha sucedido. Esto es completamente normal, y no serás la primera ni la última de nosotros a la que le ocurra esto.
-Pero te he fallado, hahren… Os he fallado a todos-replicó Isilwen, con un nudo en la garganta-. No soy digna…
-Jamás oses decir eso de nuevo. Isilwen, eres una perfecta y digna hija de los Dalishanos, y que nadie te convenza de lo contrario-le regañó ligeramente la Custodia. Luego una sonrisa se esbozó en su anciano rostro-. Esto únicamente significa que aún te falta para estar enteramente preparada para las vicisitudes de la vida. Ese es el motivo por la que los Creadores han detenido mi mano mientras te inscribía tu vallaslin. Aún debes superar una prueba más, y esa prueba llegará, más pronto que tarde, esperemos. Pero el vallaslin está empezado. No está completo, pero lo estará pronto, ya que aguantaste largo tiempo con valentía. Estoy orgullosa de ti por eso. Tus padres…-su propia frente tatuada se arrugó ligeramente, en tristeza-… estarían orgullosos de ti por eso.
Una ligera sonrisa melancólica se esbozó en el rostro de la más joven, que hizo un gesto como para espantar el fantasma de la tristeza que estaba esperando siempre por atormentarla. No lo conseguiría.
-Entonces, cuando reciba esa prueba, mi vallaslin podrá ser acabado, ¿no es verdad?-dijo, haciendo un esfuerzo por recibir pensamientos más luminosos, desterrar los oscuros-. ¿Y cómo sabré cuál es esa prueba, hahren? ¿Cuándo sabré que estaré del todo preparada?
La Custodia Marethari sonrió de nuevo, poniendo una mano en uno de los hombros descubiertos de su protegida. La mirada que recibía de ésta, azul turquesa, límpida y agradable, delataba la tierna inocencia, vestigios de su niñez que se negaban a abandonarla aún cuando ya había alcanzado la mayoría de edad para su pueblo y se hubiera convertido físicamente en una mujer. Nunca sabría que en realidad sí le había terminado el vallaslin, que podría haber continuado un poco más si hubiera querido, pero sabía lo que se encontraría cuando terminase. Esa mirada no habría cambiado en absoluto, ningún vallaslin podría borrarla, de eso Marethari estaba completamente segura. El paso que le faltaba por dar, lo tendría que dar ella misma.
-Lo sabrás, da'len. Simplemente lo sabrás.
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-Un paso al frente, Oswald.
Un hombre corpulento, de tez tostada, con un enorme espadón a la espalda se acercó con paso firme y decidido frente a Duncan, el hombre que les había reclutado y el responsable de que todos allí estuvieran reunidos. Aguardaba con el cáliz en sus manos, el rostro grave y austero, acorde a la ocasión que tenía lugar. Oswald tomó el cáliz de las manos de Duncan y bebió un sorbo del contenido. Por dentro, Alistair, que estaba observando todo desde una distancia prudencial al resto de candidatos, se revolvía del asco. Pensar que lo que contenía ese cáliz, ni más ni menos que sangre de esos monstruos infectos, era el paso definitivo a ser un Guarda Gris era algo que no estaba seguro de que su estómago estuviera dispuesto a soportar. De hecho, tras unos arbustos, ya había vomitado un par de veces cuando se le había hecho saber al final en qué consistía el Rito de Iniciación. Pero ahora ya no había vuelta atrás. Duncan había sido muy astuto, reservándose aquellos detalles durante el viaje que había realizado para encontrarse con el resto de candidatos. De haberlo sabido antes, se hubiera replanteado el volverse a la Capilla.
O quizás no.
Comprendía ahora muy bien el secretismo de todo aquél ritual, y lo comprendió mejor aún cuando vio a Oswald, entre espasmos y toses, inclinarse en el suelo adolorido y cada vez más debilitado. Finalmente su lucha por asimilar la sangre de los Engendros acabó, y su enorme cuerpo se desplomó con un golpe seco. El ex-templario tuvo que reprimir un escalofrío y otra arcada. Si un hombre del porte de aquél había sucumbido a aquello, ¿qué no sería capaz de hacer con alguien como él? No es que fuera un enclenque, pero estaba a la vista que su constitución resultaba menor en comparación con la del ahora difunto guerrero.
Duncan suspiró, mirando el cuerpo inerte de Oswald con lástima.
-El Hacedor vele por ti, Oswald. Lo lamento.-mudó su expresión por el estoicismo de antes, volviendo la vista hacia el frente. No, no exactamente hacia el frente, sino a un punto en concreto. A él.
-Un paso al frente, Alistair.
-¿Oh? Bueno, bien… ese soy yo…-el aludido suspiró resignado, avanzando un paso tal como le habían ordenado. Antes de tomar el cáliz, no obstante, añadió-. ¿Puedo decir unas últimas palabras? Es que bueno, no he escrito mi testamento todavía, sabes…
El Guarda veterano le miró con exasperación, no obstante le habló con la paciencia propia de él.
-Alistair, no tenemos tiempo para eso.
-¿Ni siquiera para unas palabritas de nada? Quizás sea la última vez que vuelva a abrir la boca, por lo que acabo de ver… si acabo como Oswald, podréis veros libres de la maldición de tener que escucharme decir sinsentidos, os lo aseguro.
-Alistair…
-Vale, muy bien… de acuerdo-Alistair meneó la cabeza, tomando el cáliz que Duncan le tendía apremiante-. Que sea lo que el Hacedor desee.
"Vamos, tú puedes hacerlo", pensó, tratando de no mirar el contenido del cáliz con disgusto. "Si lo piensas más no lo harás nunca… " Cerrando los ojos, y, luego de tomar aire profundamente, tomó un sorbo del cáliz, al igual que Oswald lo hiciera. Y esperó.
No pasó mucho tiempo antes de que sus sentidos se nublasen, su mente se llenase de horribles imágenes con criaturas espantosas salidas de la más profunda de las pesadillas. No notaba ahogarse, por lo menos, pero eso no quería decir nada: la muerte podría llegarle de cualquier forma…
¿La muerte? Aquello era peor. Quemaba, ardía en sus venas. No sabía si iba a ser capaz de soportarlo...
Apenas logró escuchar a Duncan decir, antes de sentir que caía desplomado al suelo:
-A partir de hoy, eres un Guarda Gris.
Pequeño glosario de palabras en élfico(sacados todos de la wikia de Dragon Age), en el fic escritas en cursiva:
-Vallaslin: literalmente, escritura de sangre; son los tatuajes que muestran los elfos dalishanos.
-Mythal: Es la diosa de la maternidad y de la justicia. Los elfos acuden a ella cuando necesitan protección.
-Da'len: niño/a, utilizado por el interlocutor para referirse a alguien de menor edad que éste.
-Ir abelas: Lo siento (abelas, literalmente, significa "tristeza")
-Hahren: anciano/a, utilizado por el interlocutor para referirse a alguien de mayor edad que éste y de mayor sabiduría. Es un término de respeto, utilizado por los Dalishanos y en las Elferías de las ciudades.
-Lethallan: amiga (referido a una mujer; para los hombres es lethallin)
