holaaa! chicas, hace tiempo rescate un libro " una novela romántica" digo lo rescate por que así fue, de las manitos traviesas del hijo (cuatro añitos) de una gran amiga mía, todo rayado, la misma no posee, ni la pasta, ni la primera hojas, y algúnas estan a medias y del final no queda nada, pero igual me la leí, me llamó la atención, en una ojeada la conversa de los dos personajes al principio de la novela, yo rapidamente visualice a mi queridísimo Terry Grandchester, aunque debo decir que nunca supe su final de la novela.

Yo estoy perdida en eso de adaptación, siempre lo he oído, de algúnas chicas que lo hacen, tengo dudas ¿copian lo del libro a cómo está escrito ó cambian algúnas cosas no? yo estoy haciendo lo segundo.. estoy escribiendo esto y a la final no se si me animé a seguir mmmm... pero si lo hago estas líneas quedarán así. Y eso que ya tengo como tres capítulo listo para subirlos, pero no me animo del todo...
Otra cosa, si alguien sabe el título de esta novela y el nombre de la autora me gustaría mucho saberlo.

Terrencce Grand Grandchester, Duque de Grandchester,un rebelde, arrogante de una belleza única, e inrresistible para las féminas, pero las que se habían atrevido a soñar que lo atraparian estaba muy equivocadas, jamás, eso no estaba en sus planes, la palabra matrimonio no constaba en su vocabulario, a sus espaldas llevaba un gran secreto, con el que no estaba dispuesto a marcar a ningúna mujer y muchos menos a los hijos que en un matrimonio normal se suelen tener.

Asi que sólo se dedicaba a vivir la vida, a parte de sus obligaciones, en su gran lista de conquistas contaban, sus amiguitas las cuales gozaban un corto tiempo en su lecho, no le gustaba las relaciones que se prolongará más del tiempo debido, las mujeres casadas insatisfechas lo asediaban, alguna viuda joven y si alguna jovencita liberal y atrevida, se cruzaba en su camino, dispuestas a llegar con él tan lejos como querían, las dejaba bien servida, de esto no estaba muy orgulloso de haberse a apoderado de las virginidades de las muchachas, las cuáles algúnas estaban ya comprometidas, algun duelo tuvo que enfrentar con un novio ofendido, o con algún otro familiar, las chicas eran casadas rápidamente antes de que se regara como pólvora la deshonra.

Candicce White Andley, de una belleza única, de carácter fuerte y decidido como todos los Andley, huérfana de padres, pero con una numerosa familia materna que la querían y protegían, contaba con una educación muy sofisticada, con los mejores profesores, le gustaba las grandes ciudades pero en definitiva con los últimos acontecimientos, sabía que el campo era su lugar, tenía muy bellos recuerdos, al cuál pretendía regresar con o sin el objetivo de sus familiares.

capítulo 1

Susana, lo miraba con disimulo, él con los los párpados cerrados y con algunos mechones en su rostro se encontraba tumbado en un elegante sofa, sabiendo en que estaría pensando, segura estaba que en ella no, ella se colocó de pies a su lado con el fuego de la chimenea, Susana dejaba ver claramente su figura cubierta con la delicada seda, ni el colgante de rubi que llevaba, lograba atrapar la atención a su bien provocativo escote, incluso un empedernido calavera como Terrencce Grandchesterse, no sería incapaz de dejar de apreciar sus bien servido tributos.

Susana, tomó con delicadeza su vino, en su mano izquierda conservaba la gema de su anillo de bodas, aún lo exhibía con orgullo, a pesar de tener ya dos años viuda

- ¿Terry me escucha?.- Susana trató de llamar su atención, sabía que lo estaba perdiendo, Terrence tenía aquella irritante expresión pensativa, ausente que cada vez se hacía más frecuente.

- ¿Qué pasa Susi?.- la manera tan fría,de él, a Susana le brillaron sus azules ojos, de rabia contenida, si hubiera podido le hubiese armado tremendo alborto, pero un lujo que no podía, estaba dispuesta a luchar por él ¡él era tan provocativo, tan indiferente, tan... imposible, pero era un partido muy bueno que no dejaría escapar.

- el baile, Terry, te estoy hablando del baile, ¿vendrás mañana a buscarme para ir juntos?

-¿de que baile? Susana.. de que hablas.

Susana reviro los ojos, de indignación, se notaba que Terry no estaba fingiendo, no tenía ni idea de lo que ella hablaba.

- ¡Por Dios, Terry...! ¡al baile de los Corliss! sabes muy bien cuánto deseo ir.

- ah, sí.- lo dijo en un tono seco.- Susana a penas empieza la temporada, seguro vendrás muchos más que ese, al cuál seguro serás invitada.- quiso quitar importancia.

- tú sabes muy bien cuánto he esperado la invitación de la Duquesa de Corliss, se dice que será uno de los más importante que ha dado en años, sólo la gente que se dice importantes estarán allí.

- ¿y qué?

- ¡que sencillamente moriré si me pierdo un sólo segundo!.

El le sonrio con burla.- Susi, querida te sientes morir con frecuencia, ¿ no crees? .- dijo secamente.- no deberías tomarte tan en serío el mundanal ruido.

Susana trató de calmarse, pero estalló.- acaso debería ser como tú...! .- inmediatamente se arrepintió de lo dicho, sabía muy bien que él detestaba todo exceso de emoción en cualquiera, aunque él mismo demostraba con frecuencia su muy mal humor, en lo cual podia llegar ha comportarse de una manera muy desagradable.

Terry, la miro y alzandose de hombros le contestó, sin emoción alguna en sus palabras.- puedes pensar lo que te de la gana, mi querida Susi, podrás decir que soy un excéntrico, de esas personas que le importa un bledo los demás, y en eso no te equivocas cariño.- la miro con burla.

Está era una gran verdad, no se sometía ante nadie, ignoraba, incluso insultaba a quién se lo merecía, no le importaba de quién fuese. Se hacía amigos de quién le caía en gracias, incluso de tremendos canallas, despreciados por la sociedad. Y nunca, jamás se sometía ante nadie. Era tan creído y arrogante como decían la gente. Aunque solía ser extraordinariamente cautivador... encantador...cuando quería serlo y con quien le apetecía.

Susana, con la rabia que tenía, lo desafió, actuaría con la indiferencia ante él, jugaría a su mismo juego haber si con eso lo hacía reaccionar, logrando con ello su objetivo, segura estaba que él al pensar perderla, trataría de arreglar la situación entre los dos, consiente estaba que con ella había durado más tiempo que sus antiguas amantes, pero lo qué no tenía ni idea que ese precisamente era el problema, Terry quería acabar con los encuentros que tenían, sólo estaba buscando quién sería la que ocupará el título de su querida, después de mandar de paseo a Susana, él sabía claramente las intenciones de ella para con él.

- Esta bien Terry, ya veo tu poco interés en acompañarme, y como es tan importante para mí, buscaré otra escolta.- diciendo esto lo miró con altaneria.- pero espero que vallas al baile querido.

- en tan poco tiempo crees encontrar, acompañante para el dicho baile.- Terry se le sonrío.

- lo pones en dudas querido.- le sostuvo la mirada. - ¡ya lo verás tu mismo! .- dando por echó que él iría, talvez sólo para comprobar si era verdad.

Candicce Andley de diecinueve años, en compañía de su primas Sara, April y Alicia, está era un año mayor que Candy, cada una con su respectiva doncella y nana, y con Lady Patty la madre de las tres primas, regresaban a Londres de un viaje tan pesado semanas en Altamar, desde Chicago, un mes en total habían pasado allí, visitando una familia lejana en el nuevo continente, esto para las muchachas habían sido unas cortísimas vacaciones, si hubiera sido por Candy jamás hubiera vuelto, quedó encantada con los hermosos paisajes y el gran Lago Michigan.

-como quisiera que terminará todo de una buena vez.- resoplo con fastidio

- Candy no te quejes, este año a sido maravilloso, no habido baile en la que no hayamos acudido, y pretendientes no te ha faltado. - la reprendió su dulce prima April, todas las primas eran tan hermosas, que con su sola presencia robaban las miradas, rubias cómo todos los Andley, con grandes ojos, algúnos los poseían un verde esmeralda y otros azul cielo, pero el sello familiar eran las diminutas pecas, que a la edad adulta casi llegaban ser invisibles ante los demás.

Sólo Alicia había compartido el año pasado temporada con Candy, las otras dos sólo habían acudido a todos los bailes, pero no les era permitido fijarse en chico alguno, esté año se estrenaría una de ella como debutante.

- magnífico, a hora no solo tendré que competir con Candy, si no que a hora estará mi querida hermana Sara - Alicia estaba muy afectada, esta era la segunda vez que compartiría temporada con Candy, y, entre las dos, la belleza de su prima le quitaba luz, le ganaba en belleza y el próximo año entraría su hermana menor April que igualaba en belleza a la prima, este año tenía que casarse a cómo diera lugar.

Mientras que Candy se encontraba tan fastidiada, pero todo lo contrario que Alicia, ella no quería asistir ha ni un baile más, y menos en busca de marido, ahí sentada en el carruaje en compañía de las demás, miraba el paisaje camino a la Mansión del tío Stear Andley, esposo de Patty, sólo de pensar en el inicio de la nueva temporada la ponía de los nervios, a pesar que en la anterior había tenido enfenidad de pretendientes para elegir, que realmente era perturbado.

Acudió a numerosos bailes por toda Europa, tuvo en sinfín de pretendientes de varias nacionalidades, Austríaco, Franceses, Italianos, Hondaleses,de los cuáles estaba segura que con dos docenas había podido ser feliz, una docena de la que creyó empezar a tener sentimientos, y otras tantas que por un motivo u otro no le habían convenido, y cuando Candy creía haber encontrado el candidato perfecto, sus tíos no compartían para nada sus ideas, cada uno encontraba algun defecto por lo que no se merecía a su adorada sobrina.

Esta bien decir, que era una desventaja tener a cuatros tíos que la querían como hija propia y los cuales ella adoraba, pero era perturbador satisfacer sus exigencias cuando se trataba de encontrar un marido para Candy.

El Marqués Albert Andley, era el mayor, de los cuatros tenía cuarenta y seis años, desde los 17 años se había convertido en el patriarca de la familia, haciendose cargo de sus tres hermanos varones y de Rosamary su única hermana, madre de Candy. Albert se tomaba muy en serío su responsabilidades, era un hombre muy severo y estricto.

Stear Andley, dos años menor que Albert era todo lo contrario que su hermano Albert, alegre, de buen humor, un pan de Dios, Stear se había casado con la tía Patty, cuando tenía veintiún años, unos años antes que el tío Albert, tenía cinco hijos tres mujeres y dos varones, el primo Alexander de veintidos años, tres años mayor que Candy, por lo cual había sido su compañero de juegos, igual que el único hijo del tío Albert, Tom pero este era seis años mayor.

La madre de Candy, Rosamary, era ocho años menor que sus dos hermanos mayores, tres años después había nacido Archie.

Archie, era de los tres, el hermano más loco, mandaba todo al mismísimo infierno para hacer lo que le salía de sus santos cogones, tenía treinta y cuatro años, su nombre era innombrable en lo que respeta a sus dos hermanos mayores, en definitiva, Archie no existía, pero Candy seguía queriendole, lo echaba tanto de menos,en los últimos séis años lo había visitado unas tres veces en secreto, y la última hace ya dos años.

Pero al decir la verdad, Anthony era su tío favorito, por ser tan libre, divertido, tan inhibido como ella misma, Anthony era el menor de los hermanos, tenía treinta y tres, más que un tío Candy lo consideraba como un hermano

Anthony, era el calavera de la familia, desde que Archie se había marchado de Londres del seno familiar, mientras que Archie podía ser tan agresivo y bestia como Albert; Anthony podía ser más encantador como Stear, era de una personalidad amigable, con sus refinados modales y salamero se llevaba a su terreno a las personas que le interesaba, un don Juan, un seductor nato, le importaba un carajo lo que pensarán de él.

Segura estaba que si el tío Albert se enteraba, de que en la estadía de ella en la casa de su tío favorito, algúnas cabezas rodaban, Stear algúnas veces lo sospecho, pero él no era tan estricto que el hermano mayor, Anthony era el hipócrita más adorable, cuando ella estaba en su casa, tenía en algúnas ocasiones reuniones con sus amigos calaveras, pero no permitía que ninguno se atreviera a mirarla ni de reojo, y que alguno se atreviera, ardía Troya, era retado una pelea de boxeo, así que tenían que tragarse el deseo que les provocaba aquella rubia y conformarse con unas inofensivas charlas.

Los cuatros tíos, la querían como hija propia, desde el triste fallecimiento de los padres de Candy, se había criado y educado con ellos, Albert se hizo cargo de la pequeña desde los dos añitos, no fue hasta que cumplió los seis, que aceptó en compartirla con sus otros tíos, los tres tuvieron un fuerte altercado con el mayor, él insistía en tenerla en el campo, así que seis meses lo pasaba con él, y los otros seis meses del año, con su tío Stear, donde podía ver con frecuencia a sus otros dos tíos.

Cuando Candy cumplió doce años, Anthony pidió que ella también pasará tiempo en su casa, a la insistencia de él se le concedió los dos últimos meses del verano, los cuáles eran de estricta diversión para ambos, no le importó transformar todos los años su casa de soltero, el ambiente cambiaba radicalmente por que Candy siempre se movía con su Doncella, niñera y su nana, a pesar del candor de hogar de los meses de la estadía de Candy, Anthony se negaba en casarse, él disfrutaba inmensamente su vida de calavera, pero esto se les acabó con el pesar de ambos, cuando ella fue presentada en sociedad, no sería bien visto, ni adecuado que pasará parte del año con aquel tío, así que sólo se veían de vez de cuando, esta decisión la entristecio, aunque sabía que era lo mejor para no dar de que hablar a las víboras de la sociedad.

Aunque Candy pensó en un principio que terminaría pronto, ya que probablemente no tardaría mucho tiempo en casarse, como era el deseo de sus tíos, no el suyo, ella encantada hubiera preferido pasar un par de años en el seno familiar, al contrario de otras muchachas no era su deseo casarse en esos momentos, por más que trató de convencer a sus testarudos tíos que cambiarán de idea no lo consiguió, pero las buenas intenciones de ellos prevaleció y terminaron convenciendola que era lo mejor.

Desde aquél día hizo todo lo posible para no decepcionar a sus tíos, ella los adoraba, les presentó pretendiente tras pretendiente pero ninguno les llegó a convencer, ya que un tío u otro encontraban algún defecto en los jóvenes, Candy siguió con la caza de un marido por todo el continente, pero ya estaba hasta el gorro de mirar con ojos críticos a cada joven que se le acercaba, cada uno debía ser disecado y analizado...¿ acaso el marido que buscaba lo estaba materializando? ó ¿ acaso, ese hombre que iban aprobar sus tíos era mágico? ¿existía? Estas eran una de las interrogativas que se hacía con frecuencia.

Candy, estaba desesperada, deseaba con todo su ser que terminará esta búsqueda obsesiva, sospechaba que ese hombre perfecto para sus tíos no existía. Necesitaba hablar con su tío Anthony, era él único que podía interceder por ella y hablará con el tío Albert, ella ya lo había ido a buscar pero para su suerte, no había podido hablar con él, le dejó una carta, segura estaba que para esa hora, ya la había leído, se encontraba sumida en sus pensamientos, cuando a sus oídos llegó la llegada de un carruaje, se puso feliz, río como una niña que le hubieran dado un montón de golosina.

-¡Al fin!

-¿como? aún no he terminado, ya te digo deberíamos cortarlo, no es tarea nada facil peinar estos pelos! lo tienes muy largo, así tu y yo ganaríamos tiempo.- dijo Dorothy

- ¡eso.. a hora es lo de menos! ¡el tío Anthony a llegado.- se levantó y con una alocada carrera se dirigió hacia la puerta de su alcoba.

-ni se te ocurra, Candicce Andley, atravesar esa puerta.- Dorothy, estaba enfadada, con las acostumbradas locuras de su patrona.- ¡ aún no estás totalmente vestida!

Candy corrió hacías las escaleras que daban a la planta baja, pero al percatarse de su escasa ropa, se escondió hasta estar segura que el recien llegado era su tío Anthony, pero su decepción fue tan grande cuando el lacayo, le dio paso a una mujer que con la distancia que estaba no oyó del todo su apellido, pero la reconoció era la mujer que unos días atrás había conocido, ¿ pero donde demonios se encontraba el tío Anthony?

Dorothy, la arrastró por el pasillo, la confianza que se tomaba, no era de extrañar, ella había estado junto a Candy desde que practicamente era un bebé, junto Noa, la nana de la rubia.

- pero Candy, que te pasa, deberíamos enseñarte mejores modales, donde sea visto, una señorita vestida con ropa interior corriendo por ahí.- la reprendió, la llevo a la habitación.

- estaba segura que sería el tío Anthony.

- ¡no es excusa, Candy!

-ah... ya Dorothy... lo único que quiero es verlo esta noche, necesito hablar con él, él podría ayudarme, le escribirá al tío Albert, para yo finalmente descansar de esta cacería absurda.

- Candy, Candy, crees que él, podría decirle algo al Marqués que te pueda ayudar.- sonrío con tristeza.- es más dudo mucho que Lord Anthony este de acuerdo, en tú brillante idea.

- lo único que les pediré, es que ellos encuentre y eligan el marido para mí.

- Piénsalo bien... Candy, te aseguró que no te gustará, el hombre que ellos te puedan elegir.

Candy hizo una mueca.- talvez tengas razón, pero tú más que nadie sabes que él que yo eliga, no estarían de acuerdo ellos y yo ya me cansé, un año, de fiestas, bailes y reuniones.- resoplo.- no entiendes, que estoy astiada de todo esto, odio todos esos malditos bailes.- sonrío sin ganas.- me acuerdo que los primeros que acudí, se me hicieron cortos, los disfruté e iba con ilusión, pero esto ya no es nada divertido.

- se que estarás cansada, pero la preocupación de tus tíos es comprensible, ellos quieren lo mejor para ti.- trató persuadirla.

- lo único que quiero es que el tío Anthony, me entienda y quiera ayudarme, quiero volver a mi vida tranquila, irme al campo vivir allí con o sin marido, sólo si pudiera encontrar esta noche, ese hombre que sea al gusto de mis tíos y poner fin, a esta alocada vida social, y conociendolos les llevará años en encontrar al ejemplar, nunca se ponen de acuerdo, mientras tanto me iré yo a la casa de Padditong

- Yo no veo el problema, que puede decir tu tío Anthonya a tu favor .- la miró ceñuda.- que tu misma no le puedas decir.¿acaso a hora vas a salir que temes al Marqués? .- la miro con los ojos semi cerrados.- si tú con el haces lo que se te da la gana, sólo dile lo desdichada que eres.

- ¡no...! jamás, nunca se lo perdonaría, al saberme desgraciada, se sentiría culpable.

-muy honorable por parte tuya, hija mía.- Dorothy, sintio ternura por ella.- pero mientras tanto piensas seguir siendo desdichada y llorando por los rincones.

-No! por lo mismo, quiero que el tío Anthony le escriba al tío Albert, y si a pesar de eso, el insistiera mi permanencia aquí, tendría que pensar en otra cosa.

-Seguro que en el baile de esta noche se encontrará con Lord Anthony .

- parece mentira Dorothy, que no conocieras al tío Anthony.- resoplo.- él odia los bailes, ni muerto acudiría a uno, estoy segura que ni por mí lo haría, no me queda de otra que esperar.- Dorothy murmuró algo, le desvió la mirada.

-mmm... Dorothy! ¿sabes algo de que yo no esté enterada?

-ahhh... no sé... .- Candy la miro con cara de pocos amigos, para que confesara.- esta bien, según escuche a lord Stear, decirle a su esposa, que el Marqués lo había mandado a llamar, lo ha citado nuevamente, por algun problema nuevo que seguramente estará metido.

-estupendo, así no hace falta que el tío Anthony le escriba, se lo dirá personalmente.- Candy casi daba brinco de alegría, pero se contrajo al momento de ver a Dorothy con el ceño fruncido.- ¿y a hora que pasa?

-El problema es que lord Anthony viaje mañana a primera hora a Padditong

-¡No! maldita sea mi suerte,¿ no creerás que ya halla partido?

-niña ese vocabulario... .- la reprendió.- y no creo que sea el caso, conociendo a ese sinvergüenza, estará retrasando el viaje, para no enfrentar al Marqués.

- Entonces, no me queda de otra, que verlo esta noche.

-pero Candy...nono... de ninguna manera... tú no puedes hacer eso, ya es casi la hora que tendrás que partir hacia el baile con tus primos.

-Dorothy, tengo que hacerlo, el tío Anthony vive, a unas cuantas calles de aquí.- empezó a caminar nerviosa.- ayúdame a terminar de vestir, me iré en el carruaje y regresaré antes que mis primas estén listas.

Pero el caso es que ya las chicas estaban lista, solo estaban esperándola a ella, cuando paso por lado de ellas, como un huracán, corriendo escalera abajo, sabía muy bien, que convencerlos a todos ellos sería difícil, pero no estaba dispuesta a rendirse.

Continuara...