Nada es mío, creo que ya lo saben


Ahí para proteger.

No había por qué tener miedo, pero para ella, era casi imposible hacerse a la idea de que ya todo había terminado. No más guerra, ni muertes… Sólo quedaba coger los pedazos rotos y unirlos de nuevo; crear de nuevo a base de los retazos de vida que aún le quedan a la aldea.

Alguien le toma la mano por detrás y ella se exalta, dando un pequeño salto; él se ríe, llenando todo su alrededor de alegría. Sakura le da una pequeña sonrisa, incapaz de corresponder pro completo todos sus sentimientos positivos. Naruto la observa sólo por un instante y todo su entusiasmo se esfuma, ella aún esta triste.

—¿Qué pasa Sakura-chan? —pregunta, con la preocupación grabada en su voz. La chica niega con la cabeza fuertemente, pero no puede evitar que algunas lágrimas bajen por sus mejillas. El rubio se acerca y al rodea con sus brazos y acaricia su cabello con ternura.

Puede sentir su miedo, primero eso y luego el reconocimiento. Nadie puede sentirse tranquilo sabiendo que a su alrededor hay miles de cadáveres y gente llorando de manera desconsolada.

Pero Naruto está ahí para ella. Ahí para protegerla y apoyarla, como siempre.