Los personajes de Sailor Moon pertenecen a Naoko Takeuchi.

"No te abandonaremos"

"La verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido"

Rabindranath Tagore

La incomodidad en la que se encontraba y su cuerpo completamente adolorido la hicieron regresar de la inconciencia, solo para darse cuenta de que presentaba una debilidad total y que estaba absolutamente desorientada.

Abrió los ojos con lentitud, parpadeo un par de veces para enfocar su mirada y finalmente pudo adaptar su visión al lugar que la rodeaba. Se encontró con una oscuridad espeluznante, un olor a humedad sumamente desagradable y una gotera que provenía de algún rincón del lugar donde se encontraba en contra de su voluntad. Fue lo único que sus sentidos pudieron apreciar y a pesar de los esfuerzos, que en su condición podían ser calificados como sobrehumanos, no lograba averiguar donde estaba. Lo peor del caso es que no recordaba ni el cómo, ni el cuándo y mucho menos el por qué había llegado a esta situación, aspecto de su lastimoso estado que la alteraba aun más de lo que se encontraba.

Respiro profundamente y en repetidas ocasiones para tratar de aclarar su mente y concentrarse en otra cosa que no fuera el dolor de su cuerpo y la terrible jaqueca que la atormentaba. Tras varios minutos en que lo único que hacia era exhalar e inhalar el apestoso aire de su entorno pudo darse cuenta de que se encontraba de rodillas sobre el frío suelo y atada de ambas manos por sobre su cabeza.

¿Cómo había llegado a ese lugar? ¿Por qué estaba en esas condiciones? ¿Quién es el responsable de su situación? ¿Cuánto tiempo permaneció inconciente? ¿Cuál era su nombre?... bueno, esto ultimo al menos lo recordaba perfectamente, por lo que esbozo una triste sonrisa, ¡era absolutamente penoso su presente!

Sin previo aviso una gran reflector se encendió iluminándole directamente el rostro, inmediatamente cerro los ojos con fuerza y maldijo entre diente a la condenada luz que agudizo su jaqueca. Segundos más tarde se decidió a abrir nuevamente los ojos, al principio estaba todo borroso pero tras un par de parpadeos logro enfocar su vista desanimándose en el proceso al no ser capaz de ver nada más que su propio cuerpo con lo que solo podía concluir que se encontraba con la misma vestimenta con la que había salido por ultima vez de su casa: unos jeans ajustados, botas negras sin tacón y un suéter rojo… ¿suéter rojo? Eso definitivamente no era una prenda de vestir que perteneciera a su armario.

— Este suéter es de… ¿es de?... ¿De?... ¡es de Rei!— susurró para si misma y automáticamente un recuerdo vino a su mente.

Flash Back

En las ultimas tres semanas las Sailor Scouts se habían enfrentando con al menos dos docenas de Youmas que aparecían de forma al azar en algún lugar de Tokio a diario, afortunadamente los entes malignos no habían representado ser dignos rivales de las defensoras del Planeta Tierra, es más, habían resultado ser bastante débiles y no fueron causantes de grande complicaciones para ellas. Lo extraño de la situación es que hace más de cuatro días que no se había vuelto a producir ningún ataque por parte de algún Youma y las Sailors jamás habían podido averiguar algo acerca del o los responsables de ordenar los ataques, es por esta razón que se había convocado una reunión en el Templo Hikawa para debatir sobre la poca información con la que contaban y la ausencia de ataques.

Como de costumbre Mina y Serena habían llegado retrazadas, pero eso era un detalle según ellas, por lo que después de las respectivas reprimendas de parte de Rei hacia las rubias la reunión se desarrollo sin ningún contratiempo finalizando con la sorprendente conclusión de que no tenían idea acerca de la identidad de su nuevo enemigo y que habían gozado de cuatro días de paz… fue en definitiva una reunión muy "productiva", bueno al menos Mina pudo enterarse de los últimos chismes en torno a la vida de sus amigas, Serena leyó uno de los nuevos mangas de Rei, Amy avanzo en su lectura diaria, Lita aprendió una nueva receta y Rei se libero de un ápice de sus tensiones burlándose y regañando a Serena. Increíblemente conformes con lo logrado las cuatro visitantes, por una "sutil" sugerencia de Rei, decidieron que ya era tiempo de regresar a sus hogares.

—Vamos Rei — suplicó Serena con los ojos llorosos.

—No.

—Pero…pero ¿Por qué?— sollozó quejumbrosamente la rubia.

—Ya te dije que iré a consultar al fuego sagrado para saber algo acerca de nuestro enemigo.

—Llevas tres semanas haciendo lo mismo y no has conseguido nada, estoy segura que hoy obtendrás los mismos resultados— se burló ganándose una mirada asesina de Rei que ignoro olímpicamente—vamos Rei acompáñame a mi casa ¿Si?

—No, además ¿Por qué no le pediste a una de las chicas que te acompañara?

—Si lo hice, pero Mina no podía por que hoy es el final de su telenovela favorita y sus padres le prohibieron llevar invitados a su casa en castigo por sus malas calificaciones, Ami tenia sus famosas clases para genios y Lita sus clases de cocina por lo que mi única opción eres tú.

Rei observó a la rubia inquisidoramente.

—Me halaga tu preferencia— le habló sarcásticamente.

—Entonces ¿me acompañaras hasta mi casa?— preguntó inocentemente emocionada.

—NO— resopló la pelinegra cruzándose de brazos, inmediatamente una sonrisa burlesca apareció en su rostro — ¡Por Kami! No puedo creer que con dieciséis años aun le temas a las tormentas.

—Yo no le temo a las tormentas —Serena se defendió rápidamente —es solo que… que... bueno… yo… no me gusta caminar sola, eso, no me gusta andar sola en la calle.

—No te creo.

—Que pena por ti, ese es tu problema— fingió estar ofendida — ¿Vamos?

—NO.

—Bien… entonces me dejar pasar la noche aquí ¿si?

—No

— ¡Rei! ¿Por qué eres tan mala?

—Porque puedo y porque quiero… ahora vete a tu casa.

—Pero… pero…

—Pero nada— Rei la interrumpió.

—OK, me iré pero quedara en tu conciencia si algo me sucede en el camino.

—Creo que podré vivir con eso.

Serena agachó la cabeza totalmente derrotada y giro sobre sus talones para retirarse del santuario bajo la divertida mirada de Rei.

—Bueno al menos podrías prestarme algo para abrigarme ¿eh?

— ¿Por qué?

—Porque tengo frío— argumentó pobremente a cambio recibió un gruñido de Rei antes de dirigirse a su habitación —Bueno supongo que eso quiere decir que si me prestara algo— meditó para ella misma.

Minutos después volvió la pelinegra con un suéter rojo en la mano que extendido a Serena, pero antes de que la rubia lo tomara Rei lo retiro para hacerle una advertencia a su amiga.

—Mañana a primea hora quiero este suéter aquí y por tu bien espero que regrese sin ninguna mancha de comida o algo por el estilo.

— ¡Hai! Te doy mi palabra de Princesa… te lo regresare sano y salvo— apuntó levantando una mano para enfatizar sus palabras.

—Omitiré comentario alguno con respecto a tu palabra de princesa— concedió y le entrego el suéter a Serena quien inmediatamente se lo puso.

— ¡Mira Rei! Tu suéter me queda mejor a mí que a ti— comentó divertida mirándose detenidamente.

—En tus sueños… Adiós Serena

—Estas completamente segura ¿qué no quieres acompañarme a mi casa o disfrutar de mi compañía esta noche?

—Adiós Serena.

—Bien tú te lo pierdes… Adiós— dió media vuelta y se comenzó a alejar de su amiga pelinegra quien alcanzó a escuchar como Serena refunfuñaba acerca de las amigas ingratas, los estúpidos truenos y las malditas tormentas. Rei negó con la cabeza mientras observaba como Serena se acercaba a las escaleras del templo para después girar sobre sus talones y con una sonrisa en el rostro dirigirse a meditar.

Antes de que llegara a la mitad de los escalones de la condenada escalera a la cual, según Serena, Rei cada noche le agregaba nuevo escalones solo para fastidiarla un rugido ensordecedor se dejo escuchar desde el cielo, la rubia dio un respingo y aterrada comenzó a correr como si de eso dependiera su vida. Llegando a la calle Serena siguió corriendo pero antes de llegar a la siguiente esquina y como es su costumbre se estrello en contra de un transeúnte a quien no pudo verle el rostro, a continuación sintió un agudo dolor en el cuello de reojo observo qué era lo que le provocaba esa sensación y se encontró con una aguja hipodérmica inyectada en su arteria carótida… finalmente todo se volvió negro.

Fin flash back

Bueno al menos ahora sabia lo que había estado haciendo exactamente antes de haber llegado a ese lugar, pero se lamento profundamente el haberle dicho a Rei: "quedara en tu conciencia si algo me sucede en el camino" porque era un hecho irrefutable que al momento en que sus amigas se enteraran de su desaparición la pelinegra se atormentaría terriblemente por lo ocurrido y se culparía por no haberla acompañado hasta su casa con el firme pensamiento de que ella la hubiera podido salvarla de su captor.

El lugar fue iluminado por una luz proveniente del techo, desconcertada Serena se permitió observar detenidamente su entorno e inmediatamente quiso que la luz jamás se hubiera encendido ante lo que vio. El cuarto en el que estaba contenía una gran mesa de madera, rectangular, un poco elevada del suelo, con una rueda en uno de los extremos y una barra de metal en el otro extremo. En el otro lado del cuarto había una silla con muchas cuerdas, cercana a la silla estaba otra mesa que en su superficie descansaban un sin numero de instrumentos quirúrgicos y otros objetos como una sierra eléctrica, martillos y mazos de distintos tamaños, cinceles variados, cuerdas, cadenas y fierros de longitudes y formas diferentes. Un estremecimiento invadió el cuerpo de Serena y con las pupilas dilatadas por el temor observó hacia su lado izquierdo, el lado opuesto de donde se encontraban los objetos que había alcanzado a distinguir para encontrarse con una muralla muy mal cuidada decorada sádicamente con una cantidad indeterminada de cuchillos, lanzas, hachas, sables, espadas y otros artículos que la rubia jamás en su vida había visto. Las manchas de sangre en la gran mayoría de los objetos le indicaron con certeza que la función de esos elementos no era únicamente el ornamentar la habitación. Horrorizada siguió observando y su mirada se detuvo en una extraña estatua de hierro que tenia los brazos extendidos como si estuviera abrazando a una persona; y un gran armario de metal con sus puertas cerradas. Finalmente en el centro de habitación y no a mucha distancia de donde ella se encontraba un bracero con muchas cenizas y leños a medio quemar.

Si minutos antes se le había cruzado por la cabeza intentar huir ahora ese pensamiento tenia que, definitivamente, convertirse en realidad, tenia que escapar de ese lugar a como diera lugar o lo pasaría muy mal.

Lo primero que tenia que lograr era desatar sus brazos, miró por encima de su cabeza y vio que ambas muñecas estaban unidas por una fina cadena que por el medio colgaba de una gancho tipo garfio, el que estaba unido al techo por otro cadena más gruesa. Trato de romper la cadena que sujetaba sus muñecas pero el intento fue en vano, la cadena era demasiado fuerte o simplemente su cuerpo estaba muy débil, así que se dedico a observar más detenidamente el gancho que sujetaba la cadena de sus muñecas: era bastante abierto por lo que fácilmente podría desengancharlo. Tomo con la mano izquierda la cadena para tensarla, su mano derecha agarro el anzuelo y trato de ponerse de pie pero la fuerza de su brazo y piernas no fueron las suficientes, así que intento como ultimo recurso tirar de la cadena hacia arriba y adelante sin éxito hasta que el sonido de una puerta al cerrarse la detuvo, por la sorpresa soltó intempestivamente tanto el gancho y la cadena cuyos eslabones y gracias al peso de su cuerpo se le incrustaron aun más en la piel, con una mueca de dolor levanto la cabeza para hacerle frente a quien se le acercaba.

Un hombre rubio extremadamente guapo, de cuerpo atlético y vestido con pantalones, camisa y zapatos negros había entrado a la habitación, pero lo más llamativo eran sus ojos y no precisamente por su bello color verde esmeralda, sino más bien, por la frialdad y maldad que reflejaban, dueños de una mirada que demostraba el regocijo que le causaba la expresión de pánico de la rubia que tenia al frente.

— ¿Serena Tsukino?— pregunto con una voz profunda y sensual.

— ¿Hai?— respondió tratando en vano de suprimir el temblor en su labio.

Templo Hikawa

— ¿Cómo que la Gatita desapareció?— rugió Haruka cuando puso el primer pie dentro de la habitación donde las Inner estaban reunidas. Detrás de ella venia una muy preocupada Michiru que con un sutil toque en el hombro de la corredora le indico que este no era un buen momento para perder los estribos.

Ami se encontraba afanosamente presionando teclas en su minicomputadora para tratar de triangular la ubicación exacta del Cristal de Plata y con ello la ubicación de Serena, Rei estaba en una de las esquinas de la habitación retirada del resto de las chicas con ambos ojos cerrados en un estado de total concentración ubicando el aura de la princesa. Lita y Mina acaban de llegar del recorrido que hicieron desde el templo hasta la casa de Serena, de los lugares que frecuentaba la rubia y de otros un poco alejados, siempre había la posibilidad que la despistada de su amiga se hubiera perdido.

Haruka y Michiru ingresaron a la habitación y se sentaron alrededor de la mesa que estaba en el centro esperando una explicación más detalla de la situación, siendo Mina la primera que se animo a hablar.

—Por la tarde nos reunimos nosotras cinco para hablar acerca de los últimos ataques en la ciudad, después de un tiempo decidimos márchanos porque cada una tenia cosas que hacer, la tormenta estaba iniciando por lo que Serena nos pido que la acompañáramos a su casa pero todas nos negamos… eso es lo ultimo que sabemos de ella, la ultima que la vio fue Rei.

—Antes de irse me insistió en que la acompañara o la dejara pasar la noche aquí, como me negué me pidió algo para abrigarse yo le preste un suéter— hablo Rei sin abrir los ojos — volvió a insistir obteniendo la misma respuesta por lo que me dijo que si algo le sucedía en el trayecto tendría que cargar con eso en mi conciencia— ante este recuerdo se le quebró la voz y se mordió el labio inferior para acallar el sollozo que se le escapa por la garganta —segundos después de que se fue un fuerte trueno resonó en el cielo a mi me dio un poco de remordimiento por lo que salí a buscarla para acompañarla a su casa, pero cuando llegue a la calle Serena no se veía por ningún lado, supe que se asusto con el trueno y corrió como demente hasta su hogar por lo que volví a cumplir con mis tareas diarias. Eso fue cerca de las veinte horas, pasada la media noche llamo Mamá Ikuko para preguntarme si Serena aun estaba aquí… yo inmediatamente pensé que Serena de algún modo había convencido a su mamá para que participara en una broma para hacerme sentir mal por haberme negado a sus peticiones pero rápidamente deseché esa posibilidad cuando me di cuenta de la voz angustiada de la Señora Tsukino, después de asegurarle que Serena no estaba aquí lo primero que hice fue llamarlas a todas ustedes.

— ¿Por qué Serena pidió que la acompañaran a su casa? ¿Tenia un mal presentimiento o algo por el estilo?— pregunto Michiru.

—Porque le tiene miedo a las tormentas— contestaron al unísono Mina, Lita y Amy.

—En realidad le tiene miedo a los truenos y no… no dijo nada acerca de un mal presentimiento que yo dudo que lo tuviera— complemento Rei —su aura esta oscurecida por un miedo inmenso pero es demasiado débil como para localizarla.

—Si el aura de Serena es débil la del cristal de plata también por lo que será imposible encontrarla por medio de mi computadora.

—Nosotras en todos los lugares que recorrimos no encontramos absolutamente nada— informo Lita refiriéndose a ella y a Mina quien asintió con la cabeza para apoyar las palabras de su compañera.

Michiru hizo aparecer su espejo de Neptuno y silenciosamente le pidió que le mostrara a su princesa, tras algunos minutos y varios intentos el resultado fue negativo.

—Mi espejo tampoco logra ubicarla.

— ¡Demonios!— bramó Haruka impactando el puño contra la mesa sobresaltando a todas las chicas — no puede ser posible que no podamos encontrarla.

—Cálmate Haruka, desesperándonos no lograremos nada.

—No puedo, Michiru, lo siento pero todas nosotras sabemos que la Gatita esta en grave peligro— bruscamente se levanto de su lugar y sin decir nada abandono la sala.

—Ira a preguntarle al viento— explicó Michiru al notar la cara de desconcierto de las otras Sailors.

Continuara…

N.A: Junto con saludar paso a dejar la primera historia que publico en esta página… la verdad es que este fic lo hice inspirada en otro fic escrito en ingles de Sailor Moon que hace años leí y que lamentablemente no he podido encontrar de nuevo para lograr darle los créditos correspondientes, pero me comprometo a publicar el nombre de dicha historia a penas la encuentre.

Agradecería enormemente sus comentarios con los que me ayudarían a mejorar y a animarme a seguir escribiendo.

Saludos.

Pepeka.