Advertencias: Jack es Jackie y Raimundo es Rai, ambos son chicas. Esto ocurre cuando Raimundo no es nombrado aprendiz junto con sus compañeros, pero en vez de encontrarse con Wuya se encuentra con Chase.

Chase la toma bajo su ala, enseñándole todo lo que necesita saber y más. Entre los dos nace un cariño no romántico, si no un cariño de padre/hija. Claro, Rai lo llama Chase-sama o Chase-Sensei porque tiene un orgullo que mantener.

Un año pasa ella entrenando junto con Chase. Ni los guerreros Xiaolin ni Wuya ni Jackie sabe lo que le pasó.

Edades:

Omi: 12-13

Clay: 16-17

Kimiko: 14-15

Rai: 15-16

Jackie: 17-18

Wuya: mil y tantos.

Chase: mil y tantos.

La historia se basa en sí, en una reencarnación y los problemas que vienen cuando las antiguas memorias regresan a la nueva persona. Aun no sé si habrá emparejamientos.

Este es un prólogo, espero que les guste.


Hace mucho tiempo


La reina de la noche, la bella y plateada luna iluminaba el cielo nocturno en compañía de sus protectoras, las estrellas. Ninguna nube estropeaba el firmamento. El viento soplo suavemente, meciendo las hojas de los árboles. El agua de la laguna se agito. La tierra se mantuvo quieta. Y el pequeño fuego de la fogata se iba apagando.

Una figura se ocultó entre las sombras, observando con tristes ojos verdes como la llama se iba apagando, sintiendo la tierra bajo suyo, escuchando el sonido de los peces nadando bajo el agua y sintiendo como el viento meció su castaño cabello.

Era una joven con ropas destrozadas, manchadas por la tierra y la sangre tanto suya como de sus enemigos. La herida que más sangraba era aquella que se posaba en su vientre, la que más dolía eran las quemaduras de sus brazos pero lo que le preocupaba eran las patéticas lagrimas que brotaban de sus ojos.

Cerró los ojos, se sentía cansada física y emocionalmente. Ya no tenia fuerzas pero ya no le importaba. Si fallecía en esos momentos, si las repartidoras (*) cortaban el hilo, ya carecía de sentido para ella. Porque deseaba morir. Aunque sonase patético teniendo en cuenta su personalidad impulsiva, alegre y valiente, ella deseaba morir.

Ella ya no tenía dada porque luchar. Sus ideales fueron destrozados, la amistad que tuvo con aquellas personas se perdió como se perdía una gota de agua dulce en el mar salado, se perdía como piedra enterrada en la tierra, se perdía como una llama pequeña en un gran incendio, se perdía como el viento cálido desaparecía en contacto de alguna superficie.

Su padre la…

Abrió sus ojos.

¡Su padre! ¿Cómo pudo olvidarse de él?

Intento levantarse, más no poseía las fuerzas necesarias. Sus ojos se volvieron a humedecer mientras un gemido dolorido escapo de sus labios. Intento nuevamente, pero falló. Las lágrimas caían por sus mejillas.

-No… no, no… ¡No puedo rendirme, no puedo! –Dijo entre sollozos mientras se afirmaba con el árbol para pretender levantarse pero cayó de rodillas -. ¡No! ¡No! ¡No, no, no! -Gimoteaba y volvía intentar, una y otra vez -.

Pero su cuerpo estaba muy lastimado y sus esfuerzos hacían que las heridas empeoren. Sin embargo, ella no lo notaba. Estaba ciega por querer levantarse. Por querer ir a su encuentro, aunque sea por última vez.

Ella quería verlo.

Ella quería decirle todo lo que sentía.

Ella quería preguntarle…

-¿Estás orgulloso de mí, papá? –Cuestiono al aire, dejando de luchar -.

Sus labios poseían un color morado suave, su piel ya no era de ese tono acanelado si no que era más blanco que el papel. Su mirada se poso en el cielo, aun llorando se abrazó.

-¡Lo siento, papá! –Exclamo con fuerza, sabiendo de ante mano que su padre nunca la escucharía -. ¡Lo lamento tanto, papá! Si tan solo te hubiese escuchado… en estos momentos estarías felices en compañía mutua pero no su pudo hacer –Sonrió tristemente -. ¡Ojala vuelva a este mundo, papá, para encontrarnos! –Sus ojos se cerraron -. ¡Si vuelvo, no cometerá estos errores! –Prometió a la nada -. ¡Si… vuelvo tomare… mí… lugar… como princ…!

En aquel claro, el cuerpo de aquella joven cayó sin vida en el suelo de tierra. Su rostro adornado por una sonrisa, pequeña y triste.

Lo que ella no sabía era que su muerto no solo traería consigo la tristeza y amargura de su padre, si no que su muerte cumpliría su deseo.

Ella volvería a nacer, sin recuerdos ni emociones. Ella volvería a nacer y no sería la misma.

Lo que esa joven no sabía era que su muerte traería consigo, en algún futuro lejano, dos caminos a elegir.


En un futuro lejano

Un elemento será herido por crueles palabras

Tres elementos se burlarán y eso los condenará

El elemento herido recuperara sus memorias pasadas

Y un Rey (*) oscuro encontrará lo que perdió

Una historia sin fin contada por el tiempo

Las lágrimas que derramo la princesa se pagarán

El fuego se extinguirá

El agua se secara

La tierra temblara

Y el viento desaparecerá

¿Qué elemento será traicionado por las palabras?

¿Bien o mal? ¿Pasado, presente o futuro?

¿Qué camino elegir?

Nada es lo que parece

Dos pergaminos amarillentos y sellados, una historia que nunca fue contada y una profecía que nunca fue leída traerá consecuencias que pudieron ser evitadas pero…

¿Cambiaría de algo saber o no saber el pasado de aquella guerrera?


(*) Repartidoras: mitología griega, las tres diosas del destino llamadas Cloto (hilandera) la que tejía el hilo, Láquesis (la que hecha a suertes) la que media el hilo de la vida y Átropos (inexorable o inevitable) la que cortaba el hilo.

(*) Rey Oscuro: Chase Young. Creo que le decían Príncipe ¿O me equivoco? Sea como sea, en mi historia será el Rey.