Hola a todos! Vengo con un pequeño one-shot de esta parejita tan linda. Espero que les guste tanto como yo disfruté escribiendo esta historia. Agradecimientos a Thomas Astruc por tan geniales personajes y sin nada más que decir aparte de que este es el nombre que le doy la señora Agreste… COMENZAMOS!

…..

Mejor que una almohada.

Capítulo único.

Arella Baudelaire quería gritar de felicidad, saltar y proclamar a los cuatro vientos su amor por su amado Gabriel. Pero se obligó a callar y a permanecer quieta al tener a Gabriel dormido y apoyado sobre su hombro. Y es que el pobre había estado tan cansado en esos días, con las clases, las prácticas, que apenas y se habían visto pero ahora que se reunían, mientras ella hablaba de su día a día deseando contarle los detalles de los últimos días este se quedaba dormido.

Y ella no podía ser más feliz.

El ver el rostro tan pasivo de Gabriel, era algo que podría admirar todo el día. No, esperen, ¿estaba frunciendo un poco el ceño?... ¡Es tan adorable! Gabriel se acomodó mejor gruñendo algo a lo bajo. ¡Oh cielos! Quería tener ese momento enmarcado en fotografía ¡¿Dónde rayos estaba un fotógrafo cuando se le necesitaba?!

Permaneció en esa posición más que gustosa, escuchándolo a veces suspirar gustoso ante su aroma de flores y melocotones. Qué poco le importaban las clases en ese momento pero... ¡No para Gabriel! Gabriel se moriría si se perdiese una de sus clases. Con todo el pesar de su corazón se obligó a despertarlo.

-Gabriel. Despierta Gabriel.

-Mmmmh

-Tienes clases en diez minutos. Si no vas se te hará tarde.- este gruñó algo que no entendió y se enderezó acomodando sus gafas.

-Lo siento me quedé dormido.

-Oh, no importa.

-Siento haberte usado para descansar.

-No pasa nada. Me encantó servirte de almohada.- al ver que no había ningún toque de sarcasmo o malicia en la voz de la rubia, Gabriel sonrió y le dio un beso en la mejilla.

-Eres mucho mejor que una almohada. Te veo en la tarde.- dicho aquello se levantó y se fue dejando a una congelada y algo atontada Arella que suspiró con una sonrisa de boba enamorada. Duusu se asomó del bolso de su portadora.

-¿Arella? ¿Estás bien?

-¿Lo escuchaste, Duusu? Deseo ser su almohada siempre.- Duusu ladeó su cabeza confundido.

-¿Qué quieres ser qué?- pero Arella solo suspiró dejando a su kwami con la duda. Años después Duusu entendería cuando una noche al regresar de un evento, Gabriel volviese a ocupar su hombro para dormir y en su regazo el pequeño Adrien durmiese sobre ella. Mientras el chofer los llevaba a casa, Arella no podía ser más feliz siendo la almohada de sus dos más grandes amores, no, ella no era un almohada corriente. ¡Ella era mejor que una almohada! Y no cambiaría eso por nada del mundo.

Y… espero les haya gustado! Gracias a todos por leer las historias que tengo en mi cabecita XD, dejen review, nada de tomatazos solo pizzas y donde quiera que este y sin nada más que decir… UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!