No están solos.
Eso lo saben Andy y Bonnie mientras se encuentran en la habitación de esta última. Sus juguetes están presentes "observando" aunque ellos le restan importancia porque no se imaginan que aunque estén formados de plástico, tela o del material que fueren. Los juguetes se pueden mover, oír y sobre todo ver.
Entonces siguen.
Ignorando esos ojos de plásticos (o del material que sea) observándolos de manera penetrante, clavando su mirada en la espalda, en la nuca o en los ojos de los aludidos. No obstante, a pesar de eso, siguen besándose ignorando a su alrededor.
Razón por la cual, los juguetes se sonrojaban internamente al presenciar esa escena que a cada minuto subía de tono. Las manos de Andy recorrían el cuerpo de Bonnie con clara impaciencia, quien ya había metido su mano de bajo de su remera, intentando desprender el corpiño sin parar de besarla.
Entretanto los juguetes veían todo.
Y ellos encima de la cama, sin pudor, seguían desprendiéndose lentamente de su ropa. Se amaban eso quedaba bien claro, ya eran grandes eso también quedaba claro. Bonnie tenia diecinueve años y Andy treinta dos.
Sin embargo eso no significaba que los juguetes quieran estar presentes en sus situaciones intimas. Eso es algo que no desearían oír ni ver, pero tampoco se pueden mover, como por ejemplo Woody, Buzz, Jessie, Rex, Señor y señora cara de papa, Trixie, entre otros. En cambio algunos ya habían planeado la retirada, efectuándola a la perfección, cuando ya habían dado indicios por lo que estaba a punto de comenzar, pero únicamente pudieron los que estaban en el suelo.
Por otra parte los que estaban enfrente de la cama, puestos en una repisa, los cuales son algunos de los mencionados anteriormente. Estos están observando todo desde su lugar en "primera fila"
No se podían mover, hablar o alguna señal que los delate. Lo que incluía ni siquiera cerrar los ojos o taparse los oidos. No podían permitirse "dejar de ser juguetes" pero cuando creían que era conveniente cerrarlos o taparlos o las dos cosas al notar como estaba muy ocupados, entretanto se oían el chirrido que provocaba los resortes de la cama, sus gemidos y jadeos se podían permitir ese fugaz instante.
Porque aunque ellos realmente estén muy contentos de que sus dueños sean felices. Había cosas que no querían presenciar, pero como los juguetes que son. Debían actuar como tal.
