Soy yo otra vez!
Ahora vengo a dejarles un pequeño one shot que vino de repente a mi cabeza, pero que me tomó un par de días armar por que tanto tiempo sin la visita de la inspiración realmente me afectó je.
Este one shot está dedicado a Silvi, por que ella me apoyó mucho y es una de las razones por las que ésta idea esté ahora aquí, además de ser una gran amiga.
*Los personajes no me pertenecen, sino a clamp, pero la historia es completamente mía.
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Hoy, mañana y siempre
-AAAAHHHHH LLEGARE TARDE- corría lo más rápido que podía, peleando con la blusa y los zapatos para que estuvieran en su lugar mientras me movía rápidamente, obviamente tratando de romper mi propio récord. Ese estúpido despertador se había averiado y desperté muy tarde.
-Sakura, date prisa- me llamó mi papá desde la planta baja.
Apenas pude pasarme el cepillo por el cabello, que seguramente era un desastre, bajé corriendo las escaleras hacia la cocina en donde se encontraban ya mi padre y mi hermano.
-pareces más monstruo que de costumbre ¿que te pasó Sakura?- mi hermano estaba sentado en la mesa con su acostumbrada taza de café en las manos mientras mi papá servía el desayuno
-¡ya te he dicho que no soy ningún monstruo!- contesté furiosa, pues mi hermano siempre buscaba las palabras indicadas para sacarme de quicio. Era un talento natural para él, además de que me conocía a la perfección- se averió mi despertador- le contesté mientras sacaba rápidamente un par de panes del tostador y me detenía como todas las mañanas a saludar la fotografía de mi madre sobre la repisa
-¿no desayunarás Sakura?- preguntó mi padre mientras le servía su desayuno a mi hermano
-¡¡¡no gracias papá, es terriblemente tarde!!!- grité mientras salía corriendo hacia la puerta, recogiendo mi mochila en el proceso y calzándome los zapatos- no me esperen a comer, llegaré para la cena- les grité por última vez antes de salir como alma que lleva el diablo, corriendo hacia el colegio lo más rápido que podía; y mientras trataba de no atragantarme con el pan que devoraba mientras corría
Tengo dieciocho años y estudio en la Universidad de Tomoeda. Vivo con mi padre y mi hermano Touya en una sencilla casa en un modesto barrio de la ciudad que queda bastante cerca de la Universidad. Mi padre es investigador, se dedicó a eso muchos años y ganó bastante respeto en el medio, pero decidió volverse profesor ya que, según él, no nos dedicaba mucho tiempo a Touya y a mí. Desde que murió mamá él se hizo cargo de muchos de los deberes de la casa, y ya que trabajaba todo el día lo veíamos muy poco.
Mi hermano estudió para chef, y le va bastante bien. Trabaja en uno de los mejores restaurantes de la ciudad junto con su mejor amigo Yukito y se están haciendo de fama.
Aumenté la velocidad cuando visualicé el gran edificio de la universidad. Afortunadamente acaban de tocar la campana, así que aún estoy a tiempo de llegar.
-¡Sakura!- Tomoyo, mi prima, se acercó a mi con esa característica sonrisa en su rostro. Juro que nunca he conocido a belleza más grande que ella, con esa piel que ni siquiera las modelos podrán alcanzar; los largos cabellos negros más brillosos y los ojos amatistas más profundos y alegres; una verdadera muñeca de porcelana
-hola Tomoyo, buenos días
-llegando tarde de nuevo, nunca cambiarás- rió
-lo siento, mi despertador está averiado-
-bueno, vayamos al salón antes de que comience la clase-
-está bien
Nos encaminamos al salón junto con Rika y Chiharu a toda prisa, pero eso no evitaba que dejáramos de conversar en el camino.
-por cierto, muchas gracias por ayudarme Sakurita- me sonrió Tomoyo
-es lo menos que puedo hacer- sonreí apenada- después de todo me ayudaste a estudiar para esa prueba de matemáticas-
-ay Sakurita lo hice encantada, eres mi prima después de todo. Pero no te arrepentirás, verás que haré los mejores trajes que has visto- juro que en ese momento vi brillar en sus ojos miles de estrellas. No sé que pasó por su mente en esos momentos, pero a veces me asusta
Cuando llegamos al salón, el profesor aún no había llegado y ya habían varios alumnos en el curso. Nos encaminamos a nuestros lugares que estaban hasta el fondo, Tomoyo sentada junto a mí. Al llegar me crucé con la misma visión de todos los días, y se trataba del chico que se sentaba justo detrás de mí. Un joven de cabellos castaños y ojos color ámbar que se relajaba en su lugar, con la mirada perdida en la ventana, y descansando la cabeza en los brazos cruzados atrás de la misma.
Syaoran Li es hijo de unos adinerados empresarios de Hong Kong, que lo enviaron a estudiar a Japón hace poco, según dicen para protegerlo de la fiera prensa China y además para pasar tiempo con su prometida. La chica, al parecer era una pariente lejana de él y fue un matrimonio arreglado entre los padres, pero el compromiso se rompió cuando ella conoció a un chico en Japón. Li no quiso regresar a su país natal y decidió quedarse a terminar la universidad.
Rápidamente se hizo de fama en el colegio, las chicas continuamente lo persiguen, y no solamente por los millones que hay detrás de él; también es un chico muy atractivo. Confieso, que fue capaz de aturdir mi mundo al principio y que me enamoré de él, pero… me di cuenta que no valía la pena hacerme de ilusiones con algo que no puede pasar. El es muy centrado, y demasiado frío si puedo decirlo. A pesar de tener un gran grupo de fans, nunca les ha prestado demasiada atención, ni tampoco se le ha conocido alguna novia, ni mucho menos que esté interesado en una. Por lo pronto sólo me he conformado con verlo cada día, sentado detrás de mí, sacando las mejores notas en matemáticas, y de vez en cuando saludar con un seco hola.
Poco a poco pasaron las clases, tan aburridas y tediosas como siempre. La clase de matemáticas volvió a darme dolores de cabeza, química volvió a marearme y en dibujo explayé mis horizontes como siempre. El día llegó a su fin después de la clase de Historia. Aliviada, estiré los brazos hacia arriba, mientras todos los demás tomaban sus cosas y salían del salón.
-¿Adónde iremos chicas?- preguntó Chiharu
-el taller que está junto a los salones de música es muy cómodo- sonrió Tomoyo mientras terminaba de guardar sus libros- todo el material ya está ahí-
-en marcha entonces- Rika nos contagiaba su ánimo, y pronto estuvimos camino al taller riendo a nuestras anchas de sus ocurrencias.
-¿tienes ya algo en mente Tomoyo?- preguntó Chiharu
-sí, ya estuve trabajando en unos diseños, ay Sakura, preparé unos que serán solo para ti, te verás preciosa en ellos- me aclaró con aire soñador.
-no te precipites Tomoyo- comenté sonriente, aunque algo alterada en mi interior. Cuando éramos pequeñas me hizo quedarme hasta tarde en su casa porque quería preparar muchos modelos de trajes para muchas ocasiones, y desde que tenemos catorce años ha insistido en diseñarme vestidos para cada uno de mis cumpleaños y eventos especiales. Esas fechas no me deja descansar porque además, la noche del evento me persigue con su cámara de video, grabando cada movimiento mío
En el taller ya había telas de muchos colores, tijeras e hilos, al igual que la enorme libreta en donde Tomoyo almacenaba todos sus diseños.
-esto fue una muy buena idea- admitió Rika asombrada mientras corría a revisar los dibujos
-sí- apoyó Tomoyo- me pareció genial que, aprovechando el festival de primavera, el profesor de Diseño propusiera una serie de diseños de cada uno para la ocasión del festival-
-¿a todos les dejó el proyecto?- preguntó Chiharu
-sí, todos tenemos que presentar unos cuantos diseños nuestros. Tal parece que los mejores irán a un desfile el día del festival… ¡y yo tengo tantas ideas!- se emocionó- por supuesto que no puedo permitir que ustedes se aparezcan en el festival usando cualquier ropa, así que también les diseñé unos trajes-
-eres muy buena Tomoyo- sonrió Rika y Chiharu la imitó
-ay pero si no me cuesta nada, y tengo tantos estilos en mente…- por un momento se quedó alucinada pero rápidamente volvió a la realidad y se acercó de inmediato a su libreta- ay Sakura, tengo el diseño perfecto para ti- comenzó a hojear rápidamente las hojas de esta y me senté en la mesa en la que las tres estaban atentas a la dichosa libreta- míralo-
El dibujo me dejó atontada por un momento, pues admito que me sorprendió ver un diseño como ese. Era completamente hermoso y perfecto. Mis ojos siguieron el delicado trazo por toda la hoja en esa obra de arte. Era un vestido color crema, cuya falda llegaba por encima de las rodillas en una suave y dulce caída. Tenía un corsé liso y las "mangas" eran unos cuantos listones rosa pastel que rodeaban el hombro. El toque final del traje eran unas cuantas flores de cerezo adornando el costado inferior izquierdo del corsé junto con dos listones iguales a las mangas que caían a todo lo largo de la falda
-Tomoyo, es perfecto- ni yo podría creer semejante sonrisa si me hubiera visto a mí misma en otra ocasión, pero no lo podía evitar, y no es que no me gusten los diseños de Tomoyo, pero éste definitivamente me había encantado por sobre todos los demás.
-me alegra que te guste- me sonrió ella.
-¡esta tela es genial!- Chiharu logró sacar un rollo de tela de entre el gran montón, era de un llamativo azul, fuerte y brillante-¿Qué tienes pensado hacer con ella?-
-ahh,¡ la verdad es que tuve un momento de iluminación para un diseño magnífico!- brincó Tomoyo emocionada- ¡ay Sakura, fue el primer diseño que pensé para ti! ¡Usando esa tela con algunas plumas de colores te verías encantadora, casi como si fuera un pavo real!- Tomoyo ya estaba en su clásica pose soñadora, con ojos cerrados y manos juntas, y eso solo podía significar una cosa… PELIGRO
-¡que fantástica idea!- aplaudió Rika.
Yo tan solo pude quedarme muda, viendo al trío del terror, con la misma pose peligrosa. Supe que si no salía de ahí me arrepentiría por mucho, mucho tiempo y no me dejarían ir.
-eh bueno, eso se los dejo a ustedes. Creo que iré a buscar algo de beber- usé mi perfecta actuación para deslindarme sin lucir tan obvia, y al parecer funcionó, pues ellas se enfrascaron en la discusión de los trajes que Tomoyo diseñó para Rika y Chiharu.
Salí del taller aliviada de librarme de ese momento, y ahora estaba libre.
Perfecto.
Analicé mis opciones con más cuidado: podría ir a caminar un poco por el edificio, tal vez buscar un poco de aire, sentarme por unos momentos en los jardines o seguir mis palabras y buscar alguna bebida.
Sí, la última opción sonaba bastante bien.
Busqué la puerta del camino más cercano a la cafetería. Saboree mi libertad temporal y llené los pulmones de aire con un enorme suspiro y, por increíble que parezca, juro que la música llenó el ambiente con una melodía suave e hipnotizante, pero no tardé en darme cuenta que esa música no era tan irreal. El sonido era muy suave, pero podía captarlo a la perfección, y juro que nunca había escuchado algo similar en mi vida, pero deseaba enormemente descubrir de dónde provenía, y solamente podría ser de las salas de música.
Me apresuré al fondo del edificio y agudicé mis oídos para buscar la sala precisa de dónde provenía tal glorioso sonido. Pronto ya estaba llegando a la última sala y de ella descubrí aquella música. La melodía era algo increíble, tocada con una gran agilidad en el impactante piano de cola completa del instituto. Me transmitió cariño, suavidad y calidez y no sólo por la composición que era de lo más hermoso, sino que hasta pareciera que el intérprete acariciara cada una de las teclas con sumo aprecio y una inmensa dulzura. Comenzaba primero suave y lento, casi como enseñando a un pequeño a caminar y después aumentaba el tono y el ritmo en rápidos compases… convirtiéndolo en algo alucinante.
Mi curiosidad fue más grande por descubrir al autor de semejante melodía y con cuidado entreabrí la puerta para no interrumpir aquello que me tenía perdida, y me asomé para quedar en completo shock.
Frente al piano estaba el mismísimo Syaoran Li.
El asombro no me permitía tener control sobre mis extremidades, por lo que me era imposible tratar de moverlas. Pero me quedé ahí, observándolo tocar tan concentrado en lo que hacía que no había notado mi presencia. La expresión de su rostro es algo que nunca podré expresar con las palabras correctas. Se le notaba tranquilo, feliz y tocaba aquella pieza con ternura y añoranza.
Rápidamente la canción me llenó de nuevo y fue que pude mover mi cuerpo. Me acerqué lentamente y me detuve a unos cuantos metros del piano, dejando que me invadieran por completo todos esos sentimientos.
Al parecer él se dio cuenta de mi presencia y levantó la mirada. El asombro lo llevó a tal grado que dejó de tocar y se puso de pie. Adoptó un aire serio pero no dejaba de verme fijamente.
-es una hermosa canción- comenté mientras le dedicaba una sincera sonrisa y él simplemente me miraba de una forma poco usual.
-¿hace cuánto estas aquí?- preguntó él sin parecer aturdido
-poco tiempo. Me atrajo esa melodía que tocabas, es preciosa. Nunca la había escuchado ¿tiene nombre?- él bajó la mirada y comenzó a recolectar las partituras que estaban en el atril.
-no la encontrarás en ningún lado- salió apresurado de la sala de música sin atreverse a mirarme.
Yo me quedé ahí, mirando el lugar en el que antes estaba sentado, moviendo las manos en una agilidad impresionante sobre las teclas para traer aquella maravilla a romper el silencio. Me senté en el banco y acaricié las teclas. El aroma de su colonia aún se sentía en el ambiente, y en mi mente aún podía ver sus manos viajando en esas piezas blancas y negras.
Apenas en ese momento, y gracias a la rojiza luz que se filtraba por la ventana, me di cuenta de lo tarde que era y me apresuré al taller en el que estaban Tomoyo, Rika y Chiharu.
-tardaste mucho Sakura ¿Qué tanto hacías?- preguntó Tomoyo apenas puse un pie dentro
-lo siento, me distraje un poco en el camino
-ven acá, solo faltas tú de las primeras pruebas y quiero comenzar a trabajar cuanto antes- me sonrió Tomoyo, buscando todas sus cintas de medir, las telas y tijeras- no me perdonaré si ese día no luces como una verdadera princesa, ya lo verás Sakura- de nuevo esa mirada soñadora se hizo presente en su rostro y aunque en cualquiera lucía adorable, en Tomoyo era aterrador.
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-¡estoy en casa!- llamé a mi papá y mi hermano mientras me deshacía de todas mis cosas
-hola Sakura, ven, la cena ya está lista- papá me llamó desde la puerta de la cocina, él y mi hermano terminaban los rollitos de verduras y el pollo
Nos sentamos como siempre a cenar los tres juntos, mientras conversábamos de cosas triviales. Generalmente es mi hermano el que habla, contándonos sobre sus experiencias en el restaurante. Cuando papá sale de viaje es quien acapara la atención y conversamos durante horas, desde que nos sentamos en la mesa, hasta que terminamos de lavar y guardar el último plato.
-¿y que tal la escuela hoy Sakura?- preguntó papá justo después de Touya terminara su historia, mientras terminábamos con los platos
-nada nuevo realmente, estamos ayudando a Tomoyo con un proyecto para el festival. Aunque sabes que tratándose de diseños no hay quien la detenga-
-Tomoyo tiene diseños hermosos, seguramente la irá muy bien. Apuesto a que su madre está encantada, es una buena oportunidad-
-si, lo es- sonreí
No tardamos mucho en terminar con la cocina y cada quien se fue a su habitación. Pronto ya me encontraba en la cama y acompañada por el silencio, pero no podía conciliar el sueño por más que lo intentaba. Cierta tonada no dejó de dar vueltas en mi cabeza en toda la tarde y ahora la escuchaba una y otra vez en mi mente y evitando que cayera en brazos de Morfeo. Me di la vuelta incómoda, quedando de frente a la ventana y me quedé observando a la luna que se asomaba por ella.
Si dijera que la melodía me había encantado era muy poco, pero no comprendía cómo era posible que no quisiera abandonarme en todo este tiempo. Y fue de todo un poco, pues no tardé en visualizar la imagen de Li aún sentado frente al piano. Fue un espectáculo completo ver el poema que se reflejaba en su rostro a medida que sus manos se movían en el piano. Nunca vi expresión semejante, ni siquiera en Tomoyo cuando cosía algún vestido, ni en Chiharu cuando cocinaba algún postre, ni en Rika cuando encontraba algún libro de mitos y leyendas.
Desesperada decidí buscar alguna distracción, que apartara esas imágenes y ese sonido de mi cabeza. Busqué un libro, y a pesar de que leí la cuarta parte, no sirvió de nada. Después opté por música, y con mi reproductor traté de llenar mi mundo de una música diferente, y hubiera sido bueno decir que funcionó, pero no importaba que tipo de canción escogiera ni que tan alto lo escuchara, por sobre de ella aún había otra más potente.
Antes de darme cuenta, el cielo comenzaba a teñirse de un rojo sangre que poco a poco se fue esparciendo y dejando un rastro rosado detrás de él, y fue cuestión de minutos antes de que el primer rayo de sol me iluminara el rostro, y junto con él mi despertador comenzó su trabajo del día. Me enfurecí y lo arrojé al piso. Me puse boca arriba en la cama y tapé mi rostro frustrada.
No había más que una opción para poder quitarme esta inquietud y no había más. Era la única forma en que pudiera estar tranquila y estaba segura que después de esto mi mente se calmaría. Debía hablar con Li y conocer el origen de aquella canción. Juro que nunca antes me había ocurrido nada tan extraño como esto y tal vez ridículo, pero era algo que no podía evitar. Tampoco parecería coherente que una melodía pudiera perturbarme por tantas horas, pero lo había hecho, y sentía que sólo al saber su origen y su nombre cesaría toda esta inquietud.
Ya lo había decidido.
Me puse de pie y me preparé lo más pronto que pude, cepillé mi cabello y lo dejé suelto sobre mi espalda a falta de más tiempo y me apresuré a bajar las escaleras. Papá me saludó sonriente como siempre y mi hermano no dejó de molestarme sobre lo temprano que me había preparado. No conversé mucho con ellos y tomé apenas algo de mi desayuno, y pronto ya estaba saliendo de casa apresurándome por las calles para llegar al colegio.
Llegué rápido y apenas había la mitad de los estudiantes en la entrada. Entré en el edificio y corrí hasta el tercer piso y el salón en el que teníamos la primera clase. Varios ya habían llegado, pero no aquel a quien yo estaba buscando
-¡buen día Sakura!- me saludó de pronto Tomoyo, sorprendida- llegaste temprano hoy-
-hola Tomoyo- mi mirada viajaba entre los ahí reunidos sin encontrar lo que buscaba y Tomoyo percibió esa inusual actitud
-¿Qué estás buscando?-
-nada en particular- mentí y fingí una rápida sonrisa, después la empujé hasta nuestros pupitres y me senté junto a ella
-estás muy extraña hoy y mírate Sakura, esas ojeras están terribles. ¿Estuviste despierta toda la noche?-
-no- traté de disimular y fingir que todo estaba bien, pero su mirada no me permitió seguir con mi falsa actitud de tranquilidad- bueno, no toda- ella me examinó detenidamente por unos momentos antes de contestar
-sabes que estaré aquí si necesitas hablar, te deseo suerte-
Me giré de inmediato sorprendida. Tomoyo siempre me había intrigado con su habilidad para leer en mi mirada o en mi actitud lo que me ocurría, y nunca había fallado en su intuición.
-gracias-
Las clases no tardaron mucho en comenzar, pero lo sorprendente fue que no tuve señales de Li. No le vi entrar al colegio y hasta ahora no se había presentado a ninguna de las clases. La intriga no sólo fue para mí, sino también para su tonto club de fans que siempre lo acosaban y lo llenaban de mensajes, cartas y regalos, y por hoy habían tenido que guardarlos sin necesidad de que él los rechazara directamente, como siempre lo hacía.
Ya habían transcurrido la mitad de las clases y él seguía sin aparecerse por ningún lado.
Comencé a pensar muchas cosas, desde que tal vez estuviera enfermo, que hubiera tenido un problema o simplemente… que me estuviera evitando. La idea estuvo dando vueltas en mi cabeza durante todo el día y Tomoyo tuvo que sacarme de mi trance en un par de ocasiones mientras me miraba preocupada. En el receso lo busqué bajo aquel árbol de cerezo en el que siempre le gusta sentarse con su reproductor y un libro, alejado de los demás y enfrascado en su mundo, pero tampoco estuvo ahí. Para cuando terminaron las clases me estaba desanimando, ya que no tenía señas de él y aparentemente nadie sabía nada.
-nos veremos mañana Sakura- se despidieron Rika y Chiharu
-hasta mañana-
-¿segura que no quieres que te acompañe a casa?- volvió a insistir Tomoyo con el mismo rostro preocupado que no cambió en todo el día
-estaré bien, es sólo algo que necesito hacer, no te preocupes-
-bien, llámame si necesitas algo ¿de acuerdo?-
-de acuerdo-
Yo decidí quedarme un poco más en la universidad y agotar todas mis posibilidades, a pesar de que Tomoyo se veía muy preocupada y que no quería dejarme sola. Empecé a pensar y descartar opciones y visité otros tantos lugares de los que no tuve mucho éxito a medida que pasaba la tarde.
Recordé de pronto que había entrenamiento de atletismo en las tardes, y Li formaba parte del equipo.
Corrí hacia las canchas en las que al parecer el entrenamiento ya había comenzado. Desde afuera no podía ver nada, así que me filtré hasta las gradas y registré todo con la mirada, pero tampoco tuve suerte. Me senté sobre las gradas, derrotada, y sentí caer un peso impresionante sobre mi cuerpo. Observé al equipo entrenar mientras aquella canción llenaba mi espacio de nuevo, atormentándome junto con las mismas imágenes que vi durante toda la noche y entonces me vino una última idea. Si no se encontraba en la sala de música, entonces definitivamente no había posibilidad de encontrarlo.
Bajé de las gradas y corrí hasta los salones con la música aún girando en mi cabeza como un disco que se repetía una y otra vez. Ni siquiera esperé a escuchar ningún sonido de adentro de la sala y abrí la puerta encontrando el más cruel silencio. Me acerqué hasta el abandonado piano, cerrado y enfundado y me llenó aquel sentimiento de soledad, me abandonó la esperanza y llegó la decepción.
Cuando vi aquel rojizo atardecer me di cuenta que no había oportunidad de encontrarlo. Ya casi no había estudiantes en la universidad y era muy poco probable, en caso de que hubiera asistido, que él siguiera ahí. Tomé mis cosas y me dirigí deprimida hacia la entrada del colegio, mirando fijamente el piso por el que caminaba, con nada más que la música en mi mente. Llegué hasta la puerta principal y mis ojos captaron una imagen única, pues Syaoran Li se encontraba justo frente a mí, recargado al lado izquierdo de la entrada principal, con la mirada fija al frente, en la calle.
Me acerqué lentamente hasta quedar a escasos pasos de él, con el corazón latiendo a mil por hora, y todos aquellos sentimientos que me habían inundado comenzaban poco a poco a desaparecer.
-es Sakura- dijo él tan pronto me acerqué
-¿Cómo?- claramente no comprendí, y tal vez mi expresión hubiera sido suficiente para darse cuenta de ello, y a él pareció causarle gracia, pues dejó ver una leve sonrisa ladeada
-el nombre de la canción- continuó él- se llama "Sakura"- le miré directo a los ojos y él me regresó la mirada, fija, decidida, fuerte y segura
-¿tú la compusiste?- sonó más a una afirmación que a una pregunta, pero seguía dándole vueltas a sus últimas palabras
-a eso me refería cuando dije que no la encontrarías en ningún lado. Yo soy el único que la tiene- sacó un sobre en dónde me dejó ver las partituras que se asomaban de él. Les dirigió una última mirada antes de extendérmelas- es para ti-
-gracias- asentí- pero ¿a qué se debe esto? No comprendo nada- el suspiró y por primera vez me pareció ver un casi imperceptible sonrojo, a menos que fuera producto de la rojiza luz del sol.
-ésta canción la compuse el primer día que te vi, y la estuve guardando celosamente para mí- me dedicó entonces una mirada alucinante, que me hubiera hecho flotar antes de notarlo. Me miró con la misma dulzura y cariño con la que miraba las teclas del piano cuando tocó ésta canción. Podía sentir el mismo cariño con el que lo interpretaba; podía sentir cómo su mirada acariciaba la mía… y lo entendí todo.
Me acerqué más a él sin separar mi mirada de la suya y tomé su mano entre la mía. Él me miró extrañado por mi actitud, pero cerró su puño con el mío. Yo simplemente le regalé mi más sincera y amorosa sonrisa.
-¿la tocarías para mí?- le susurré dulcemente sin olvidar mi sonrisa y él me devolvió la más maravillosa visión de una amplia, feliz e igualmente amorosa sonrisa
Hoy, mañana y siempre…
"Dejemos que éste sentimiento nos una
Que ésta sonrisa nos embriague
Y que éste paraíso sea nuestro hogar"
