¡HOLA!

BIENVENIDOS A LA TERCERA TEMPORADA DE "SEMPAI SE CASA". ESTA VEZ VEREMOS A SOUICHI Y MORINAGA EN UNA NUEVA ETAPA DE SUS VIDAS EN DONDE APRENDERÁN EL VALOR DE LA FAMILIA. LA TEMPORADA 3 SALDRÁ BAJO EL NOMBRE DE "SEMPAI SE CASA 3". AGRADEZCO MUCHO EL APOYO QUE ME HAN BRINDADO ESTOS AÑOS SIGUIENDO FIELMENTE EL FIC Y ESPERO QUE LES GUSTE ESTA NUEVA TEMPORADA. ¡LOS QUIERO MUCHO!

ANTES DE LEER ESTA TERCERA TEMPORADA, DEBES HABER LEÍDO "SEMPAI SE CASA" Y "SEMPAI SE CASA 2".

Bueno, ya saben que los personajes le pertenecen a Hinako Takanaga.

¡A LEER! ¡Disfruten!

(Cursiva - Pensamiento)

(Negrita - Dialogo)

CAP 1

POV MORINAGA

No entendía qué estaba pasando ni por qué estaba yendo a esa dirección. Solo caminé y caminé sin parar para no lograr perder de vista a esa persona que tanto me llamaba la atención. Por más que la seguía... no paraba y la veía como si estuviera a varios metros de distancia. Casi no podía ver nada ya que el cielo se estaba poniendo oscuro.

-¡Espera! ¡No te vayas!- grité, pero era como si esa persona no me escuchara –Necesito hablar contigo-

Entonces no sé cómo pasó, pero logré alcanzarla. Me mantuve parado tras esa persona bajita. No podía deducir quién era ya que una casaca con capucha le tapaba la cabeza. Esa persona se detuvo en seco...

-¿Qué quieres?- casi no la escuchaba.

-Eh...- me puse nervioso –Perdón, solo quería saber quién eras. Es que te me haces muy familiar y...-

Justo antes de completar la frase, aquella persona se dio la vuelta quitándose la capucha y... ¡NO LO PUEDO CREER!

-¡¿TAIGA?!- grité sorprendido –¡Taiga! No lo puedo creer. Estás... estás viva- me emocioné tanto que la abracé –Pensé que estabas muerta. No sabes cómo te he echado de menos y...-

-Quién... quién eres tú- sonó muy confundida y se apartó de mí dando tres pasos atrás.

-¿Qué?- de algún modo me afectó lo que dijo -¿Por qué me dices eso? ¿Acaso no me reconoces?-

-Lo siento... no- hablaba de un modo diferente como si le hubieran lavado el cerebro.

-Soy yo... Morinaga Tetsuhiro o Mori, como me llamabas tú-

-Por favor, váyase-

-¿Qué te sucede?- empecé a desesperarme –Soy tu mejor amigo. Tú... tú me pediste que cuidara a tu hija. Por qué te comportas así...-

~PUUUM~

Un sonido muy fuerte interrumpió mis pensamientos y me afectó mucho ya que vi claramente como Taiga se desplomó en el suelo. Ese sonido provenía de un balazo. Alguien le había disparado.

-¡TAIGA!- grité como loco, me arrodillé en el suelo e intenté hacerla reaccionar –Taiga, no mueras... por favor NO MUERAS- la abracé muy fuerte sin parar de llorar.

Sentí que se me partía el alma en dos, pues había visto morir a Taiga en frente de mí. Sin embargo, había algo que no cuadraba. ¿Acaso Taiga no estaba muerta ya? ¿Por qué de pronto la volví a ver y ya no me reconocía? NO ENTIENDO.

Me sentía confundido, pero el dolor en mi corazón podía más que mi lógica. Me pegué un gran susto cuando una risa con mucha malicia se presentó en el lugar. Levanté la mirada con los ojos llorosos y pude ver la sombra de un hombre con una pistola en la mano...

-¡Quién eres tú! ¡Por qué hiciste esto! ¡Por qué la mataste!-

-...- no recibí respuesta, solo pude escuchar sus pasos caminando hacia mí.

-Ay no. Tú... tú eres...- me quedé atónito al verlo.

-Cuánto tiempo ¿no es así?-

-Ta... Takasu...- empecé a temblar del miedo –Pero tú... estás muerto. Yo te maté-

-Creíste haberme matado ¿cierto?-

-¿Qué? Pero... pero si yo te vi... muerto-

-Jajajaja...- se burló –Aquí el único que está muerto es Tatsumi-

-¿De qué hablas?-

-Qué... ¿acaso no has visto a quién sostienes entre tus brazos?-

-¡SEMPAI!- grité al ver a Sempai muerto de un balazo entre mis brazos –¡Por Dios! Sempai, Sempai... ¡SEMPAI!- empecé a llorar aún peor.

-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA- tan solo escuchaba la risa burlona de Takasu.

Todo era muy confuso. No podía entender lo que pasaba. Takasu le había disparado a Taiga y yo la estaba sosteniendo, pero entonces... por qué luego ya no era Taiga a quien abrazaba, sino a Sempai. No lo sé, no me importa. Lo único que sé es que Sempai está muerto y yo no hice nada para impedirlo. SEMPAI... SEMPAI... SEMPAI...

-Sempai, Sempai...-

-¡Morinaga... Morinaga!-

-¡Sempai!- abrí los ojos de golpe y me di cuenta que estaba en mi habitación.

-Morinaga- me miró sorprendido.

-¡Sempai!- a penas lo vi a mi lado lo abracé –¡Sempai! Qué bueno que estés vivo, qué bueno que estés bien-

-¿Vivo? ¿De qué hablas, idiota? ¡Claro que estoy vivo! ¿Qué no me ves?- renegó.

-Sempai, te amo, te amo-

-Y ya suéltame- me apartó un poco –Estás sudando... qué asco- se sonrojó un poco y desvió la mirada.

No era la primera vez que me pasaba. Ese horrible sueño ya lo había tenido anteriormente. Eran las 6am de la mañana y había despertado a Sempai con mis gritos, pues ambos estábamos sentados en nuestra cama…

-Ay...- suspiré y me recosté bocarriba –Menos mal que no fue real-

-¿Otra vez con esas horribles pesadillas?- preguntó sentado en su lado de la cama.

-Sí- me estaba calmando poco a poco –Pero esta vez fue peor-

-Morinaga…-

-Pero no importa, Sempai. No te preocupes- sonreí para que no alterar a Sempai.

-Sí importa, Morinaga. Ya te dije que tus problemas son mis problemas. Deja de guardarte las cosas, idiota- renegó –Cuéntame qué soñaste-

-Sempai, debo ir a trabajar y… ¡AUCH!- quise desviarle el tema, pero me dio un golpe en el hombro –Eso dolió-

-No me gusta que me cambies el tema, imbécil. No te burles de mí y empieza a contarme- estaba enojado, pero a la vez sonrojado de demostrar preocupación tan abiertamente.

-Eh… bueno…- suspiré y empecé a recordar –Soñé que estaba caminando por la calle y vi a una mujer que se me hizo bastante familiar. Resulta que la seguí y era Taiga. Al inicio me impresioné, pero luego me emocioné al verla. De pronto alguien la mató de un balazo y al frente de mí estaba…-

-¿Takasu?-

-Sí…- afirmé cabizbajo, pues no me agradaba mencionarlo, no después de lo que sucedió –No recuerdo mucho lo que pasó, solo sé que empecé a gritar, a llorar y luego… vi que la persona que estaba muerta no era Taiga, sino eras tú-

-¿Qué?-

-Sí, Sempai…- mis ojos se llenaron de lágrimas, pero intenté aguantarme –No sabes cómo me sentí. Mi vida ya no tenía sentido, Sempai. Estoy seguro que yo no podría vivir sin ti. Yo…-

-Morinaga…- me interrumpió y suspiró –No debes pensar de esa forma. Nadie está a salvo de la muerte. Algún día nos llegará la hora a cada uno, hasta a mí-

-No, Sempai- me alteré –No digas eso. Yo no quiero que mueras. No lo permitiré, Sempai. Te protegeré siempre- lo abracé muy fuerte.

-¡Morinaga!- intentó apartarme, puesto que invadí su espacio personal sin previo aviso, sin mencionar que aún estaba cubierto de sudor por la pesadilla –¡Morinaga, suéltame ya!- logró apartarme con un movimiento no tan brusco.

-Perdón…- las lágrimas me ganaron –Es que… no me imagino una vida sin ti-

-Deja el drama, idiota- roló los ojos –Algún día tendré que morir. Nadie es inmortal y que te quede bien claro- me advirtió –Ahora, límpiate las lágrimas, llorón. No quiero que Maggie te vea así y empiece a preguntar cosas que NO puede saber-

-Pero, Sempai…-

-Ten mucho cuidado con lo que digas en frente de ella. No quiero que escuche el nombre "Taiga" y menos el nombre "Takasu" ¿oíste?-

-Sí- respondí más tranquilo y fui a darme una ducha dejando a Sempai en el cuarto con un gesto de amargura mezclado con preocupación.

Muchas cosas han cambiado en estos cuatro años. La vida no ha sido sencilla, sobretodo para Sempai. Admiro mucho el valor y la paciencia que ha tenido todos estos años. El que menos estaba dispuesto a criar a una niña que no era suya, terminó siendo el más dedicado y preocupado por su crecimiento y desarrollo. Así es. Sempai renunció a su empleo de la universidad para dedicarse a Maggie. Hasta ahora no me lo puedo creer. Debo admitir que al inicio no fue fácil. Teníamos muchas discusiones, muchas peleas, muchos desacuerdos; pero poco a poco lo fuimos manejando y superando.

Maggie Morinaga Tatsumi ya casi iba a cumplir 4 años de edad. Es una niña bastante alegre y cariñosa. Sempai la ama mucho, hasta debo admitir que me pongo celoso cuando le presta más atención a la niña que a mí.

Así es, Maggie lleva los apellidos "Morinaga" y "Tatsumi". "Morinaga" por mí, y "Tatsumi" por Souichi. Al inicio pensamos ponerle el apellido "Asuka" por Taiga; pero si queríamos llevar todo lo que sucedió a la tumba; debíamos ser muy cuidadosos con todo y no dejar rastro de nada.

Todo lo que pasó fue decisión de ambos. En realidad yo no era el más apto para criar a una niña, puesto que nunca lo había hecho. Sempai sí tenía más experiencia, pues es el hermano mayor en su familia. Aún así, yo me ofrecí cuidar a Maggie para no interferir con el trabajo de Sempai en el laboratorio, ya que su pasión más grande son sus experimentos. Al principio acordamos en que Sempai cuidaría a Maggie por la mañana hasta las 6pm para que en la noche pueda ir al laboratorio; y yo trabajaría en las mañanas y las tardes para en la noche, a partir de las 6pm, cuidar a Maggie. Pero como era de esperarse… no resultó. Cuidar a una recién nacida era muy agotador. En Farmacéuticas S me habían ascendido al puesto de supervisor y por ende tenía más trabajo. Llegaba a casa muy agotado como para cuidar a Maggie, pero fingía que todo estaba bien para no hacer sentir mal a Sempai y que pueda continuar con sus experimentos. Sin embargo, él no es un tonto y se dio cuenta de lo que me pasaba. Hablamos del asunto y tomó la decisión de dejar de trabajar para encargarse de Maggie y que yo puedo llevar una vida laboral no tan acelerada.

Me sentía egoísta saber que Sempai abandonó sus sueños de ser un científico por dejarme a mí seguir ejerciendo en mi empleo; pero lo bueno fue que Sempai encontró la manera de no perder su pasión. Habló con la universidad y como siempre fue un buen alumno y profesor, le dieron la oportunidad de dar clases por internet desde el apartamento. Además de que a veces usaba la cocina para seguir con sus experimentos de vez en cuando.

En el aspecto económico no tuvimos ningún problema. Gracias a mi ascenso empecé a ganar el doble y pudimos con los gastos de Maggie. Asimismo, logré comprar un carro para no tener que depender de algún transporte público, ya que teníamos a una niña con nosotros. Obviamente tomé clases de manejo para estar preparado y no ocasionar algún accidente; pero aún así, Sempai se ponía nervioso cuando yo manejaba. Siempre repetía "Morinaga, más despacio", "Morinaga, no te distraigas", "Morinaga, no pises el acelerador", "Morinaga, no quites las manos del volante".

Respecto a lo que pasó 4 años atrás, no lo volvimos a mencionar. Al menos no muy seguido. Después del accidente con Takasu, Sempai ordenó que no mencionáramos ese nombre. Queríamos enterrar ese terrible recuerdo. Gracias a Dios no pasó nada grave. Nunca vino la policía a hacerme interrogatorios. Las cosas estuvieron calmadas, pero en ocasiones… las pesadillas me atormentaban. De vez en cuando soñaba que Takasu volvía y mataba a Sempai. ¿Será señal de venganza? Ay no. Si a Sempai le pasa algo… me muero.

En el ámbito amoroso todo iba bien. Sempai y yo ya íbamos a cumplir 5 años de relación, pero no solíamos celebrar mucho nuestros aniversarios, ya que Sempai lo consideraba cursi; pero por dentro… yo saltaba de alegría al saber que mi relación con Sempai funcionó. Sempai sigue teniendo la misma personalidad. Es un tirano conmigo, pero se preocupa por mí a su manera y me sigue dando esos golpes que en el fondo sé que vienen con amor. Sin embargo, Sempai se comporta muy distinto con Maggie. La cuida mucho, le gusta enseñarle cosas, jamás le grita y a veces le sonríe. Sempai quiere a Maggie como si fuera su hija y yo también. Ambos amamos a Maggie. A pesar de que la paternidad nos cayó de improvisto, pudimos aprender por nuestra cuenta.

Debo admitir que Sempai es el típico padre sobreprotector que desea que su hija sea inteligente en todo; y yo soy el típico padre que engríe a su hija y le compra muchas cosas. Sé que en el fondo está mal mimar mucho a una hija, pero me gusta hacerlo. Verla sonreír me hace feliz, pues Taiga se reflejaba en Maggie.

"Taiga"… no me he olvidado de ella. Al principio iba a visitarla al cementerio todos los fines de semana para contarle mis cosas como en los viejos tiempos; sin embargo, sabía que no era lo mismo ya que estaba hablando con su tumba y eso me hacía llorar. Poco a poco el trabajo se fue acaparando de mi vida diaria y dejé de ir a visitarla; pero aún la tenía muy presente en mi corazón.

Nuestro estilo de vida ya se había hecho rutina. Mi cuarto pasó a ser el cuarto de Sempai y mío. Ambos dormíamos en la misma cama y Sempai logró meter todas sus pertenencias a mi armario. Todas las cosas de Taiga fueron guardadas en la maleta con la que vino alguna vez, la cerramos con candado y la ocultamos bajo mi cama junto con otras cosas para no causar sospecha. El ex cuarto de Sempai pasó a ser el cuarto de Maggie. Lo pintamos color rosado, compramos muebles de niña y una cama bastante cómoda para ella. Aún recuerdo cuando Sempai tuvo que ceder su habitación… ese día fue muy divertido…

FLASHBACK

-Es broma, ¿cierto?- Sempai me miró indignado.

-Pero, Sempai, Maggie tiene que dormir en algún lugar. Además la cuna ya está en tu habitación-

-Sí, pero una cosa es que tenga su cuna, y OTRA es que le demos TODA mi habitación a ella-

-No seas cruel, Sempai. Recuerda que Maggie poco a poco crecerá y necesitará su espacio personal. Es una chica y las chicas necesitan su privacidad-

-¡Cuál privacidad, bastardo! Apenas es una bebé-

-Lo sé, pero además… tú siempre duermes conmigo. Prácticamente mi habitación es también tu habitación-

-No me lo recuerdes- roló los ojos y se cruzó de brazos.

-Suena como si no te gustara la idea. ¿Acaso te desagrada dormir conmigo?- me sentí algo incómodo.

-Yo no dije eso, idiota. No pongas palabras en mi boca y no hagas esa cara que no me gusta-

-No estoy haciendo ninguna cara-

-Sí lo estás-

-Ay…- suspiré –En fin… entonces qué propones-

-Mierda…- susurró –¡Está bien, está bien! Démosle mi cuarto a la niña- se resignó y empezó a sacar el resto de sus cosas del armario –Eso me pasa por aceptar criar a una niña que no me pertenece-

-Gracias, Sempai, te amo- sonreí.

-Sí, sí… ya cállate- fue su manera de decir "yo también".

FIN DEL FLASHBACK

Lo malo de toda la situación era que nuestra intimidad había reducido bastante. Ya no podía hacer el amor con Sempai en cualquier momento ni en cualquier parte de la casa; puesto que ahora teníamos a una hija y además, Sempai siempre ha sido escandaloso en el sexo. Debo admitir que sus fuertes gemidos me ponen más duro, pero Maggie no podía oírlos. No sabría cómo explicárselo para que lo entienda, sobretodo si se trata de sexo gay. Las pocas veces que lo hacíamos intentábamos que sea cuando Maggie estuviera profundamente dormida.

FLASHBACK

-Mori… Morinaga… Morinaga.. ah… espera…- me decía mientras lo abrazaba por detrás masturbando su miembro con mi mano derecha y acariciando una de sus tetillas con mi mano izquierda.

-Sempai… no malogres el momento. Lo estás disfrutando-

-Idiota… no hagas… no hagas eso- casi ni podía hablar por tanta calentura.

-Solo intenta no hacer ruido- susurraba en su oído.

-No… ahh… ahh…-

-Shhhh, Sempai-

-Maldición… ahh… ahhh.. ahhh…-

-Córrete, Sempai. Hace tiempo que no lo haces-

-Déjame… déjame ya…-

-¿Seguro quieres que pare?-

-Hmmmmmm…- de inmediato le tapé la boca justo antes de soltar un ruidoso gemido, pues Sempai se había corrido.

Como todo ese acto lo hicimos estando de pie, Sempai cayó rendido bocabajo a la cama, mientras que yo me posicionaba atrás de él para poder penetrarlo; sin embargo, cuando acerqué mi miembro a su entrada…

-No te atrevas…- expresó agotado.

-¿Eh? ¿Pero por qué?- me sorprendí, pues hace tiempo que no me rechazaba.

-¿Por qué, dices?- se indignó y se cubrió con las sábanas alejándose de mí -¿Te volviste loco? Por tu culpa…-

-Por mi culpa qué…-

-Hice ruidos vergonzosos, idiota-

-Pero, Sempai-

-Ponte la ropa y vamos a dormir-

-No es justo, Sempai. Ahora es mi turno de correrme-

-Olvídalo- dijo algo enojado recostándose en su lado de la cama.

-Pero aún sigo duro-

-Qué lástima. ¡A dormir!-

-¡Sempai!- expresé mortificado por su injusticia.

-No levantes la voz que vas a…-

~Bwaaaaaaaaah~

-¡Perfecto! ¿Eso era lo que querías?- se sentó en la cama enojado –Ya despertaste a Maggie-

-No es mi culpa-

-Ahora te pones la ropa y vas a su cuarto para volverla a dormir-

~FIN DEL FLASHBACK~

Y lo llantos no solo interrumpían en nuestros encuentros sexuales, sino también a la hora de dormir. Era un martirio levantarse a cada hora de la noche para consolar y dormir a Maggie. Por suerte Sempai y yo nos turnábamos para hacerlo. Aunque a veces Sempai quería pasarse de vivo y me mandaba a mí dos veces seguidos.

~FLASHBACK~

Ambos estábamos en nuestra cama durmiendo pacíficamente hasta que…

~Bwaaaaaaaaaaah~

-Hmmmm…- Sempai gimió de fastidio –Vas tú…- dijo medio dormido.

-Pero… pero, Sempai- yo tampoco abrí los ojos para hablar –Fui la última vez-

-No…- bostezó –Te toca-

-Te toca a ti…-

-Grrrr…- rugió un poco –Dije que ¡TE TOCA!- y de una patada me botó de la cama.

-¡Auch, Sempai!- me quejé tirado en el suelo –Eso dolió-

-Entonces obedece cuando te digo que te toca, porque… ¡TE TOCA!-

~FIN DEL FLASHBACK~

Sinceramente, no me debo quejar. Ese tipo de cosas se vive una vez en la vida; y además… no todas las parejas homosexuales tienen la suerte de pasar por ello. Realmente es un recuerdo que tendremos para siempre.

El error más grande que cometimos es que jamás quisimos decirle que comúnmente los padres están compuestos de un hombre y una mujer; así que siempre le inculcamos a Maggie la idea de que tener dos papás hombres es normal. Por suerte nos creyó y nunca se topó con la palabra "madre" o "mamá". Nuestra hija se refería a mí como "Papi Mori" y a Sempai como "Papi Sichi". Era muy gracioso ver que Maggie no podía pronunciar bien el nombre de Sempai.

~FLASHBACK~

Fue una tarde a la hora de almuerzo cuando Sempai intentó enseñarle a decir su nombre estando los 3 sentados a la mesa. Maggie recién tenía un año y ya decía algunas palabras…

-A ver… cómo se llama él- Sempai le decía a Maggie, señalándome a mí.

-¡Papi Mori!- expresaba con felicidad levantando sus manitos.

-¿Y cómo me llamo yo?- se señaló a él mismo.

-¡Papi!-

-Papi qué…-

-¡Papi!-

-Jajaja… qué tierno, Sempai- expresé.

-Cállate, bastardo. ¿No ves que intento enseñarle algo?-

-Decir tu nombre es algo complicado para una bebé-

-Vamos, Maggie- le hablaba más despacio –Di "Souichi"… So… u… i… chi-

-¡Papi Mori!-

-Jajajaja.. parece que mi nombre es más fácil- sonreí pues me hacía gracia.

-"Souichi"…- Sempai insistió –Di "Souichi"-

-So…- estaba a punto de decirlo.

-So… u… i… chi- Sempai la ayudó.

-… ¡SICHI!- gritó de felicidad nuevamente levantando sus manitos.

-¡No, no!- renegó Sempai.

-¡Papi, Sichi! ¡Papi, Sichi! ¡Papi, Sichi!-

-Jajajajajajajaja…- no podía parar de reír, pues Maggie había aprendido el nombre de Sempai de otra manera.

-¡No te rías, bastardo, no te rías!- Sempai se sonrojaba.

-No lo puedo creer… jajajaja… esto es tan gracioso-

-¿Ah sí?- se levantó de la mesa enojado y derramó la sopa miso apropósito.

-¡Sempai, por qué hiciste eso!- no me causó gracia.

-¿De qué hablas? Yo no lo hice, fue Maggie-

-No es verdad. Yo vi que tú lo hiciste-

-No me interesa. ¡Ahora lo limpias!-

Acto seguido se enojó y se encerró en nuestra habitación. Yo sabía perfectamente que lo había derramado él apropósito para que me dejara de reír; pero eso no quita el hecho que ahora Maggie diría "Papi Sichi" cuando se refiera a Sempai.

~FIN DEL FLASHBACK~

Todos esos recuerdos de alguna manera me llenaban el alma. Significaba mucho para mí tener lo que nunca sentí tener: una familia. A pesar de todos los momentos difíciles que hemos tenido… podía decir que todo valía la pena. Sin embargo, lo que nunca voy a olvidar fue la primera palabra de Maggie. Normalmente esas cosas vienen de improvisto o comúnmente la primera palabra en un bebé es decir "papá" o "mámá", pero con Maggie fue distinto y esa vez no fue mi culpa.

~FLASHBACK~

Fue una noche cuando Sempai y yo teníamos nuestra típica discusión de meter a Maggie a una guardería o contratarle a una niñera. Estábamos los tres en la sala. Sempai sentado en el sofá con la laptop en sus piernas, Maggie estaba sentada en otro sofá mirando un programa de niños, mientras que yo le enseñaba folletos a Sempai sobre buenas instituciones que cuidan bebés…

-No, no, no y mil veces NO-

-Pero, Sempai, eso nos ayudará a ti y a mí-

-No pienso cambiar de opinión, Morinaga. Dije NO y es mi última palabra-

-Estás siendo injusto contigo mismo. Yo sé que en el fondo quieres volver a trabajar, quieres volver al laboratorio a continuar con tus experimentos y…-

-Estoy bien en casa. Aquí también hago mis experimentos-

-Sí, pero no veo que te apasione hacer investigaciones pequeñas. A ti te gustaba profundizar en tus averiguaciones-

-Eso quedó en el pasado, Morinaga. Yo acepté hacerme cargo de Maggie para que tú puedas seguir trabajando en Farmacéuticas S-

-No fue la mejor decisión sabes-

-Yo no pienso permitir que ningún EXTRAÑO se haga cargo de Maggie-

-No entiendo por qué eres tan desconfiado de la gente- hice un puchero.

-¿Desconfiado? ¿Acaso ya te olvidaste que varias veces estuviste en riesgo de muerte? Pues CLARO que soy desconfiado-

-Pues yo también soy el padre de Maggie y pienso que deberíamos inscribirla en una guardería. Así también le enseñarán cosas básicas para que entre al pre-escolar-

-Tú te atreves a inscribirla sin mi permiso y te juro que te mato, bastardo-

-Bas… tar… doooooooooooooooooooo-

-…- nos callamos y nos quedamos fríos con lo que escuchamos.

Ambos nos pusimos de pie y nos acercamos a Maggie…

-¿Qué… qué fue lo que dijo?- expresó Sempai algo aterrado.

-¿Su primera palabra?- cuestioné nervioso.

-Bas… tar… dooooooooooooooooooooooo- repitió inocentemente alargando la última sílaba pues le hacía mucha gracia.

-Ahh…- suspiré tapándome la boca del susto.

-…- Sempai empezó a sobarse la cara y mirar al techo de la frustración y luego, me miró a mí.

-Yo… yo no tengo la culpa y lo sabes, eh- retrocedí un par de pasos.

-Todo esto es… TU CULPA-

-¿QUÉ?-

-¡Eso sacas por hacerme enojar!-

-Sempai, no seas injusto. El que dijo la lisura fuiste tú…-

-¡Ay, Morinaga!- renegó –Eres un… eres un…-

-Bas… tar… dooooooooooo- Maggie completó la frase.

-¡Sí, eso! Eres un BASTARDO- me señaló y Maggie de rió –Intento hacer que Maggie sea una niña de buenos modales y ahora lo único que sabe decir es…-

-Bas… tar… doooooooooooooo- Maggie volvió a repetirlo.

-¡Basta, Maggie! No lo digas más- Sempai se hartó.

-Jajaja…- se rió, pues ella no se daba cuenta de la gravedad del asunto.

-Relájate, Sempai. Vas a ver que pronto aprenderá más palabras y se lo olvidará- intenté calmar la situación.

-Eso espero. Sino… te mataré. Grrrrrrrrr-

~FIN DEL FLASHBACK~

Fue una época difícil, pero divertida. Tras pasar los años… todo eso quedó atrás. Maggie ya tenía cuatro años de edad y las cosas eran menos complicadas que antes. Sempai aún se negaba meterla a una guardería, pero yo no me rendía en convencerlo. Maggie ya sabía hablar, tal vez no tan claro, pero sabía muchas palabras y nos entiendía a la perfección. Ella aún continuaba diciéndonos "Papi Mori" y "Papi Sichi". Por suerte Sempai ya se había acostumbrado a ello; pero lo que cada día nos atormentaba era que Maggie crecía cada vez más y éramos muy conscientes que llegaría el día en el que Maggie se entere de la existencia de alguien muy importante llamado "madre". No podíamos seguir con el cuento de que tener dos papás hombres es normal. Algún día nos preguntará quién es su madre, por qué no le hablamos sobre ella, por qué ella no vive con nosotros y cómo es que terminó siendo criada por dos hombres que dicen ser sus padres.

POV SEMPAI

Nuevamente otro día siendo despertado por una de las pesadillas de Morinaga. Sinceramente, ya me estaba preocupando. Lo que menos quería era que Morinaga tenga cargo de conciencia por lo que pasó hace 4 años. POR QUÉ MALDITA SEA TAKASU NO NOS DEJA EN PAZ. NOS JODE HASTA EN LOS SUEÑOS DE MORINAGA.

Afortunadamente, Morinaga sabía lo que le convenía y mantuvo todo este tiempo su bocota cerrada. La verdad, estaba muy mal lo que hicimos, pero… no quería que Morinaga se entregue a la policía. Es que NO ES JUSTO. No tenemos la culpa de lo que ha pasado. Morinaga quiso defenderse y accidentalmente disparó el arma, o como él dice "se le disparó sola". Si eso no hubiera pasado, Takasu nos hubiera matado a todos. Realmente me ponía nervioso hablar de Takasu y todo el problema que hubo. No quería que estas cosas salieran a la luz. El cuerpo está enterrado en un bosque en las afueras de Nagoya y AHÍ se va a quedar. Han pasado 4 años y aún no lo han encontrado, así que todo está marchando a la perfección.

Lo malo es que las pesadillas de Morinaga venían por épocas. A veces eran seguidas y otras veces casi nunca; pero sinceramente no podíamos pedir ayuda profesional, ya que si fuéramos a un psicólogo, Morinaga podría confesar la verdad inconscientemente y eso nos traería serios problemas.

A penas Morinaga se iba al trabajo en la Farmacéutica S de Nagoya, mi rutina del día a día comenzaba. Siempre era lo mismo, levantarme después de que Morinaga se fuera a trabajar y cuidar a Maggie. Aunque en realidad no me quejo. Maggie es muy importante para mí ahora. Es mi motivación, la luz que me continúa a seguir como estoy. Eso no quiere decir que Morinaga sea menos importante; pero mi hija requiere más atención por el hecho de ser pequeña y estar en crecimiento. Asi es… Maggie es MI hija. Sinceramente hasta yo estoy sorprendido del cambio que ha dado mi vida. Jamás pensé llamar "hija" a la bebé que hace casi 4 años pensé que me traería problemas y que tenía planeado echar de mi casa junto con Taiga, su madre.

No puedo decir que todo es perfecto o mejor ahora, pero estoy feliz con la vida que llevo. Hay cosas que extraño mucho, como mis experimentos y mi trabajo de profesor en la universidad; pero como dice el dicho "la familia es lo más importante" y ahora tengo muy presente que mi familia actualmente son Morinaga y Maggie. Debo añadir que no he perdido la costumbre de la enseñanza y mis investigaciones, puesto que doy clases virtuales para la universidad y cada vez que tengo un poco de tiempo, hago pequeños experimentos en la cocina del apartamento. Lo que más me gusta es enseñarle a Maggie lo que hago. Tengo la esperanza de que Maggie sea una exitosa investigadora.

Soy consciente de que las cosas serían aún más fáciles si Maggie estuviera en una guardería o tuviera una niñera, pero no pretendo dejar que ningún extraño se atreva a lastimarla. Todos los días el noticiero anuncia violencia infantil, ya sea de padres desalmados o desinteresados por sus hijos que los dejan en manos de cualquiera. Yo no soy de esos. Me considero un padre que cuida a los que ama.

De la existencia de Maggie solo lo sabe Kanako, Isogai, tia Matsuda, Kunihiro, el rubio tonto de Masaki y el idiota homo de Hiroto. Con eso no quiero que decir que haya excluido a Tomoe, Kurokawa y mi padre; sino es que no he tenido la oportunidad de decírselos por lo mismo que viven muy lejos. Mi padre se fue por Europa a continuar con sus investigaciones; Tomoe y Kurokawa siguen en América muy ocupados con su vida laboral. Kanajo, Isogai, y tía Matsuda se enteraron porque un día vinieron de sorpresa y descubrieron a la bebé. No me quedó más remedio que explicarles. Por protección a Morinaga, solo les dije que la madre de Maggie era la mejor amiga de Morinaga y ella murió en el parto. No queríamos dejar a Maggie en un orfanato a su suerte, así que ambos la adoptamos. Aunque legalmente, solo Morinaga figura como el padre, y para no excluirme, afirmamos que el apellido materno es Tatsumi. Así Maggie pudo ser de Morinaga y mía llevando ambos apellidos en su nombre completo.

Hiroto se enteró, porque Morinaga abrió su bocota, pero él también conoce la misma versión que Kanako, Isogai y tía Matsuda; al igual que Kunihiro y Masaki quienes se enteraron porque también vinieron un día de visita. Aún recuerdo cuando el idiota de Masaki quiso cargar a Maggie…

~FLASHBACK~

Esos idiotas habían venido a visitarnos y estábamos más nerviosos que nunca sentados en la sala. Morinaga había preparado té para tranquilizar el ambiente y que no parezca un interrogatorio. Morinaga yo nos sentamos juntos en el sofá grande, obviamente teniendo a Maggie en mis piernas. Kunihiro y Masaki se sentaron justos en el sofá lateral…

-Hmmm… entonces eso fue lo que pasó-

-Así es, Nii-san. Por favor, te pido que guardes discreción-

-Tetsuhiro, sabes que esa niña no es tu hija-

-Lo sé. Estoy consciente de ello, pero Sempai y yo la amamos-

-No te atrevas a apartarla de nuestro lado, Kunihiro- interferí en la conversación –Jamás te lo perdonaría-

-Entiendo. Yo no sería capaz de meterme en sus problemas. Solo que toda mentira algún día saldrá a la luz-

-Ay, Kunihiro, no seas pesimista. En vez de pensar negativo, deberíamos hacer feliz a nuestra nueva sobrina- comentó Masaki dándole la vuelta a la sala y sentándose a mi lado para acercarse a mi hija.

-¿Nuestra?- me indigné –No te emociones, rubio tonto. Maggie NO es tu sobrina-

-Etto… Sempai…- Morinaga se puso nervioso –Si Masaki-san es pareja de mi Nii-san entonces teóricamente Maggie también es su sobrina-

-Grrrrrr…-

-Quién es la niña más linda que he visto- Masaki empezó a jugar haciéndole cara estúpidas a Maggie –Agu gu… a gu agu…-

-¡No le hables así! Maggie es una bebé, no una retrasada-

-Ay, no te enojes de todo, amargado-

-¿Cómo me llamaste?-

-Sempai… cálmate, por favor-

-"A… mar… ga… do…"- repitió Masaki –Yo no te temo, sabes-

-Masaki, por favor, no hagas enojar a Souichi. Sabes cómo es él-

-¿Disculpa? Insinúan que no tengo autocontrol-

-De hecho… no la tienes, Sempai… jeje-

-¡Morinaga!- lo regañé y le di un golpe en la cabeza.

-¡Auch!- gritó y se sobó la zona afectada –Eso dolió, Sempai-

-Pues la próxima vez piensa dos veces antes de…-

-Jajajajaja…- Maggie soltó una dulce risa.

-Vaya… parece que a Maggie le gusta que te pegue-

-¿Ah?-

-¿Verdad que es divertido pegarle a este idiota?-

-Jajajajajaja…- Maggie continuó riéndose.

-Vamos, Morinaga, pon la cara-

-Eso no se vale, Sempai-

~FIN DEL FLASHBACK~

A pesar de todo los que estaban enterados de la existencia de Maggie, lo tomaron muy bien y obviamente decidieron guardarnos el secreto, ya que a pesar de los problemas y diferencias que hayamos tenido… todos éramos una gran familia.

Debo admitir que cuidar a Maggie era agotador, pero me gustaba mucho pasar tiempo con ella. A penas de levanté de la cama, fui a darme una ducha para preparar un poco de desayuno. En realidad, con la existencia de Maggie en el apartamento, tuve que aprender a cocinar. Así sean cosas pequeñas… aprendí a mi modo. Tomé un baño rápido, relajante y salí ahí. El día había empezado tranquilo, a excepción de la pesadilla de Morinaga, hasta que entré al cuarto de Maggie y ella no estaba.

-Ay no- entré en pánico –¡Maggie! ¡Maggie! ¡Maggie!- busqué por toda la habitación y nada –Por Dios… ¡Maggie, dónde estás!-

Ya empezaba a volverme loco cuando vi a Maggie tras el televisor de la sala haciendo algo que obviamente no estaba bien…

-No es posible. Maggie, pero qué hiciste-

-Yo… yo…- se puso nerviosa, pues alcé la voz.

-Te he dicho mil veces que pintar las paredes de la casa está mal-

-Pero… yo… dibujé a papi Mori y papi Sichi- señaló la pared pintada y definitivamente estábamos Morinaga y yo dibujados ahí.

-Pues está muy mal, Maggie, muy muy mal-

-Mmmmm… bwaaaahh…- empezó a llorar y se tapó la cara.

-Ay no- me asusté al verla así –No llores, Maggie. Lo siento- la cargué en mis brazos y la pegué contra mi pecho –Perdóname. No fue mi intención hacerte llorar-

-Bwaaaahh…-

-Ya, Maggie- empecé a mecerla en mis brazos –No llores, por favor, sabes que no me gusta que lo hagas. Perdóname ¿sí?- le di un besito en la cabeza –Te quiero, enana-

-Te quiero, papi Sichi- dijo con la respiración acelerada.

La verdad es que no soportaba escuchar llorar a Maggie. Me partía totalmente el alma. Si de algo estoy seguro es que no podía ser un tirano con Maggie. Ella era muy dulce e inocente.

Después del pequeño mal rato, la llevé cargada hasta la cocina y la senté encima de la isla, mientras que yo freía un par de huevos para mi enana y para mí. Minutos después, ambos comíamos tranquilamente. Diariamente le enseñaba a Maggie a comer con palillos, pues desde pequeña tenía que aprender, aunque a veces se embarraba con la comida. Al finalizar el desayuno, lavé los platos y llevé a Maggie a la sala para ponerle el canal educativo infantil de todas las mañanas. Hasta ahora no se había aburrido de eso, pero solía desconcentrarse. Además de que era muy útil para entretenerla y yo poder avanzar con los informes de mis experimentos caseros, sentado junto a ella en el sofá.

Las horas pasaban y la tarde había llegado. Yo aún continuaba con mi laptop bastante concentrado hasta que me di cuenta que Maggie cambió el canal…

-No, Maggie, eso no-

-Noooo…- se quedó abrazando el control –Yo quiero…-

-Sabes muy bien que no me gusta que veas caricaturas infantiles-

-Pero yo quiero…- me hizo un puchero.

-Maggie, te he dicho mil veces que eso embrutece a los niños, y yo quiero que tu inteligencia se desarrolle desde ahora. Así que dame le control remoto, por favor- estiré la mano.

-No quiero…-

-Maggie, por favor, no me hagas enojar…-

-…- hizo un gesto como de querer llorar –Mmmmmmmm…. Bwaaaaahhhh-

-Ay no otra vez- no me gustaba que Maggie llore, así que cumplí su capricho –Está bien, está bien- suspiré –Puedes ver caricaturas, pero solo un rato ¿de acuerdo?- le advertí.

-¡Siiiiiiiiiiiiiiiii!- se alegró inmediatamente.

A decir verdad, me gustaba verla feliz. No me agradaba la idea de que viera caricaturas, pero después de todo era una niña y eso es lo que a los niños les gusta, y lo que más me tranquilizaba era la sonrisa de mi enana. Ella se divertía mucho, hasta cantaba las canciones de sus caricaturas. Ahhhhh… me hace recordar mucho lo que se siente ser pequeño. Cuando estás en esa etapa vives sin preocupaciones, sin responsabilidades, sin obligaciones y lo único que buscas es divertirte y ser feliz. Lamentablemente cuando creces todo se vuelve una mierda. En fin, es parte de la vida y hay que acostumbrarse a eso.

Ya casi iba siendo hora de almorzar, así que me puse de pie a calentar un poco de comida que Morinaga había refrigerado el día anterior; pero mi paz interna se destruyó cuando escucho que Maggie por casualidad cambia de canal y como el volumen estaba algo alto… pasó lo más vergonzoso. No sabía qué demonios apretó la enana en el control remoto, pero de pronto estábamos en un canal para adultos. Maggie se quedó sorprendida y con los ojos bien abiertos, mientras que yo dejé la comida en la cocina y corrí hacia la sala para quitarle el control remoto. Lamentablemente, tropecé por lo nervios que me invadían y demoré un poco, lo que para mi desgracia, Maggie pude observar parte de ese programa pornográfico. Volví a ponerme de pie y al llegar a la sala no encontraba el control remoto por lo alterado que estaba…

-Papi Sichi, qué es esoooooo- Maggie señaló la pantalla con mucha gracia, pues no entendía lo que pasaba.

-Mierda, mierda, mierda… ¿dónde está el control?-

-Papi Sichi, miraaaaa- Maggie continuaba preguntando sobre lo que estaba viendo.

-No, Maggie, no mires… AHHHHHHHHHHH…- grité por la desesperación de haber perdido el control remoto, así que no tuve opción más que desconectar la televisión.

¡Maldita sea! Cómo pudo pasar eso. Y ahora qué demonios le voy a decir, cómo voy a responder a sus miles de preguntas. Mierda… ¿qué hago? Y lo peor de todo es que yo más que nadie odio hablar de esos temas tan… PERVERTIDOS. Quién en su sano juicio se le ocurre pasar un programa pornográfico a plena luz del día. Grrrrrrr… ¡todos son unos pervertidos bastardos!

Mi respiración acelerada poco a poco se fue calmando y lo peor vino cuando me di la vuelta y vi a Maggie parada en el sofá saltando…

-¡Papi Sichi, papi Sichi!- al parecer todo le hacía gracia –¡Que fue esooooo!-

-Eso… pues eso era…- qué digo, qué digo… -Eso era… nada-

-¿Nada?- paró de saltar y puso su cara de pensativa –¿Por qué gritaban? ¿Por qué no tenían ropa?-

-Maggie, basta, por favor-

-Dime, dime, dime, dime…-

-Que no era nada-

-Le voy a preguntar a papi Mori…- sonrió.

-¡No! ¡No! Claro que no…- tragué grueso –Papi Mori… no sabe de esas cosas- ay por Dios si ese idiota es un bastardo pervertido.

-Sí sabe…-

-Maggie, anda a tu habitación-

-No quiero…- me retó –Quiero que me digas…-

Lo único que alcancé a ver en mi momento de angustia fue a un hombre y una mujer teniendo sexo en una cocina. Por suerte estaba censurado, pero aun así se escucharon los suspiros y gemidos a todo dar. Maldito televisor, maldito programa pornográfico, malditos… TODOS.

Respiré hondo y me senté en el sillón con la enana…

-Dime, dime, dime, dime…-

-¡Ya!- perdí la paciencia y me resigné –Está bien…- y ahora qué demonios me invento –Era… era… un juego… ¡sí! Un juego- intenté no tener contacto visual con Maggie, pues mi cara cada vez se ponía más roja.

-¿Un juego?- preguntó muy curiosa y puso su cara de pensativa.

-Sí. Un juego en el que dos personas compiten para saber quién grita más alto… jeje… sí eso- qué mentira tan estúpida.

-¿Y por qué estaban sin ropa? ¿Por qué, papi Sichi, por qué?-

-Ah eso…- piensa, Souichi, piensa… -Mmmmm… pues de seguro hacía calor-

-¡Yo también quiero jugar!-

-¿QUÉ?-

-Sí, quiero jugar, quiero jugar- empezó a saltar en el sofá y se quiso quitar la playera.

-¡No! ¿Te volviste loca?- la detuve de inmediato –Eso no es hace…-

-Pero es un juego, papi Sichi-

-Sí, pero es un juego muy malo… muy… muy MALO-

-¿Y por qué?-

-Porque… es muy malo- me siento tan descarado –Es muy malo andar sin ropa por la casa, es muy malo que otras personas te vean sin ropa, y también es malo andar gritando sin sentido-

-Pero papi Mori me ve sin ropa cuando me baña, y tú cuando me vistes-

-Eso es porque Morinaga y yo somos tus papás-

-¿Papi Mori y tú también juegan sin ropa como los de la tele?- preguntó inocentemente.

-¡Maggie!- la regañé muy sonrojado.

-¡Sí juegan, sí juegan!-

-Claro que no. Eso está mal-

-Pero papi Mori y tú también se dan besito como los de la tele-

-¿Qué?- sentí que me daría un paro cardiaco de tantas preguntas.

-¡Sí! Papi Mori dice que le gusta darte besitos en la boca-

-¡¿Morinaga te dijo eso?!-

-Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii- se rió.

¡Lo voy a matar! Simplemente voy a matar a ese pervertido de Morinaga. Cómo se le ocurre decirle a una niña de casi 4 años que le gusta darme besos en la boca. ¡Ay! Ese idiota es tan desvergonzado. ¿Acaso no conoce límites? ¿Acaso tiene que contagiar a todo el mundo con su mente pervertida?

De tanto renegar no me había dado cuenta que Maggie me estaba observando curiosamente, saltando en el sofá y gritando "Papi Sichi" como solía decirme para atraer mi atención…

-Papi Sichi, papi Sichi, papi Sichi, papi Sichi…-

-¡Maggie, no!- la cargé –Ya te he dicho que en el sofá no se salta. Puedes caerte-

-Te quiero, papi Sichi- me dio un abrazo cerca del cuello con sus pequeñas manitas cosa que ablandaba mi orgulloso corazón.

-Enana...- sonreí –No cabe duda que tienes el mismo poder de Morinaga de hacerme sonrojar. Espero que no seas pervertida igual que él- rolé los ojos.

-Papi Mori, papi Mori- expresó Maggie alegremente con las manitos arriba.

-Tu papi Mori no está aquí- la llevé a la cocina conmigo y la senté en la isla.

-¡Papi Mori!-

-Él está trabajando y viene en la noche-

-¿Papi Mori y papi Sichi se quieren mucho?- preguntó con una gran sonrisa.

Por qué tiene que hacer esa pregunta tan… vergonzosa. Encima me agarró de sorpresa. ¿Qué si lo quiero? Bueno… a estas alturas de la vida creo que es obvio que LO QUIERO MATAR POR PERVERTIDO… y también por… haberme enamorado. ¡Ahhhhh! Pero qué estoy diciendo. Maldición… de qué sirve negarlo ahora que estamos criando a una niña juntos. Esto es tan raro, pero… me gusta.

Esa pregunta de alguna manera me hizo pensar en el pasado, en todo lo que había vivido con ese idiota… con mi idiota. Sentí mucha nostalgia cosa que me hizo sonreír, así que me sentí libre de responder…

-Sí…- me sonrojé y susurré –Nos queremos mucho-

-¿Y te vas a casar con él?-

-¿QUÉ?- eso sí me sacó de mis casillas -¡CLARO QUE NO!-

-¿Por qué?- esa maldita manía de los niños de siempre preguntar "por qué".

-Pues… pues… pues porque…-

¡Mierda! Qué se supone que diga… "pues porque somos dos hombres y eso está mal". ¿Cómo voy a hacerle entender eso a una niña de casi 4 años? Además… si le digo que está mal, estaría también diciéndole que de alguna manera está mal que yo ande con Morinaga en una relación. ¡Ay! Por qué soy yo el que tiene que estar en medio de esta situación.

-Porque…-

-Por qué, por qué, por qué…- empezó a gritar de alegría.

-Porque...- cada vez me ponía más nervioso.

~Ring Ring~

Salvado por mi celular. Afortunadamente alguien me estaba llamando. De seguro es ese idiota de Morinaga, pensé. Sin embargo, al ver la pantalla era el profesor Fukushima. Me pareció extraño que me llamara si habían pasado como 4 años desde que renuncié como profesor y dejé de ir al laboratorio de la universidad. Respiré hondo y me alejé un poco de la cocina para contestar y que Maggie no hiciera ruido...

-¿Aló?-

-Hola, Tatsumi-kun. Qué bueno escucharlo después de tanto tiempo- se notaba alegre -¿Cómo está?-

-Profesor Fukushima, qué sorpresa. Yo estoy bien... como siempre...- me puse algo nervioso -¿Usted cómo está?-

-Pues yo muy bien, Tatsumi-kun. Déjeme decirle que se extraña mucho su presencia en la universidad-

-Bueno... sí. He estado ocupado en otras cosas- suspiré mirando a Maggie y sonreí –Pero admito que también echo de menos el laboratorio-

-Qué bueno que lo dice, Tatsumi-kun, porque le tengo una excelente noticia. Verá... la próxima semana tendremos una feria de ciencias la cual desarrollará un concurso y sería un gran honor que usted represente a nuestra universidad-

-¿Yo?- me sorprendió y a la vez me entusiasme con la noticia –Me encantaría muchísimo y...- de pronto nuevamente miré a Maggie y sabía que no podía dejarla sola –Le agradezco mucho que me haya considerado, pero... no puedo. Lo siento-

-No me diga eso, Tatsumi-kun, es una gran oportunidad tanto para usted como para nosotros. Usted será el líder del equipo que participará en nombre de la universidad. Toda la próxima semana por las tardes nos dedicaremos a trabajar en los experimentos que presentaremos y el próximo viernes será el concurso-

-Es que... enserio no puedo. Tengo otras cosas que hacer y...-

-Mire le propongo algo...- se aclaró la garganta –Tómese el resto de la semana para pensarlo y luego me da una respuesta- no perdía la esperanza.

-Pero...- respiré hondo –De acuerdo-

Después de colgar la llamada no pude quitarme esa gran noticia de la cabeza. En realidad sí quería estar en ese concurso, no solo por competir, sino para volver a sentirme cerca de los experimentos. Extrañaba todo eso, pero... tenía algo más importante ahora llamado Maggie.

Si fuera solo un día... tal vez aceptaría, pero el profesor dijo que sería toda una semana de práctica y luego sería el concurso. Es decir... ¿quién cuidará de Maggie? ¡Mierda! Es mejor que no le diga a Morinaga, sino... el muy idiota se sentirá culpable y empezará a fastidiarme con eso de las guarderías o las niñeras para Maggie otra vez.

Las horas pasaron hasta caer la noche y aún seguía pensando en el concurso. Me encontraba en el sofá revisando los archivos de mi laptop y me encontré con los informes de experimentos que había dejado incompletos.

Ahhhh... creo que jamás los terminaré. Debería olvidarlos, pensé y estaba a punto de apretar el botón de borrar, pero Maggie se levantó de su siesta y vino corriendo a la sala impidiendo que borrara mis informes...

-Papi Sichi, papi Sichi...- gritaba de alegría subiéndose al sofá.

-¿Qué pasa, mi enana?- sonreí y dejé la laptop a un lado.

-¡Quiero juguetes!- reía.

-Maggie...- suspiré –Ya tienes muchos juguetes en tu habitación-

-¡Quiero más juguetes!-

-No, Maggie, no habrá juguetes hasta tu cumpleaños-

-Pero...- hizo un puchero –Quiero una muñeca-

-No vas a conseguir nada llorando, eh- no la regañé, pero me negaba a cumplir con sus caprichos.

-¡Quiero una muñeca! ¡Quiero una muñeca! ¡Quiero una muñeca!-

-¡Basta, Maggie!-

Pero con el grito que pegué, Maggie no se calló. Ella era tan pleitista y retadora como su padre, pero me negaba a dejarme ganar por ella. No podía permitir que desde los casi cuatro años quiera conseguir lo que quiere.

El momento fue interrumpido cuando escuchamos que la puerta de abrió y Maggie corrió hace ella con una cara completamente feliz...

-Papi Mori, papi Mori...-

Sí... era Morinaga que había llegado del trabajo con muchas bolsas del supermercado. A veces creía que Maggie lo quería más a él que a mí y de algún modo me molestaba. Es decir, yo intentaba darle una buena educación a Maggie siendo firme con ella, pero no... siempre llegaba Morinaga a mal acostumbrarla; y por ende... yo terminaba como el papá malo.

Dejó las bolsas en la cocina y la mochila en la sala para poder cargar a Maggie...

-¡Hola, mi princesa!- la cargó –¿Cómo está la niña más bonita del mundo?-

-Papi Mori, te extrañé mucho-

-Yo también te extrañé y por eso te tengo una sorpresa- la bajó para sacar algo de su mochila -¡Mira!- le entregó una caja.

-¡Ahhhhhh!- Maggie gritó de emoción –¡Una muñeca!-

-¿Te gusta?-

-Gracias, papi Mori, gracias- expresó con mucha alegría y fue corriendo a su habitación con su nueva muñeca.

Perfecto... como me lo imaginaba. Morinaga siempre se esmera en engreírla y hacerla más caprichosa cada día. Eso realmente me pone de mal humor.

El fastidio que eso me generó se me notaba en el rostro y tan solo me quedé parado en la sala cruzado de brazos, mientras Morinaga se me acercaba para saludarme.

-Hola, mi Sempai- intentó darme un beso, pero yo hice aún lado mi rostro para evitarlo -¿Qué te pasa?- preguntó algo confundido.

-¿Qué me pasa?- cuestioné indignado -¿Qué te pasa a ti, Morinaga?-

-¿Qué?-

-¿Qué demonios fue eso? ¿Por qué el regalo?-

-Ah... bueno... es que fui al supermercado para comprar la comida de la semana y vi una oferta en la sección de juguetes. Así que pensé que sería lindo comprarle esa muñeca y...-

-Sabes muy bien que no me gusta que mal acostumbremos a Maggie-

-Oye, Sempai... es solo una muñeca-

-¿Solo una muñeca? Además qué haces gastando dinero en tonterías como esa-

-Sempai...-

-Esa muñeca es algo innecesario. Es un regalo que bien pudiste habérselo dado en su cumpleaños-

-Sempai... yo no voy a escatimar gastos con nuestra hija-

-No se trata de escatimar ¡ahhh!- perdía la paciencia.

-De acuerdo, Sempai...- Morinaga me miró sospechoso -¿Qué te pasa? ¿Por qué estás tan enojado hoy día?-

-Estoy enojado porque siempre me das la contra-

-¿Ah?- se indignó.

-No me gusta que la llenes de juguetes. Eso afecta la educación que le estoy dando. Estoy intentando hacerla una niña inteligente y tú vienes a malograr eso con muñecas tontas; y además... cumples su capricho y por ende se convierte en una niña engreída y malcriada-

-Sempai, estás exagerando. Solo le compré una muñeca que vi en oferta-

-No me gusta que lo hagas-

-Maggie aún es pequeña. Tiene todo el derecho a divertirse y vivir su infancia como cualquier niña de su edad-

-No quiero que Maggie sea "cualquier" niña. Quiero que sea una niña especial, inteligente, y sobresaliente en todo-

-Eso es lo que TÚ quieres, pero no lo que Maggie quiere-

-A ver, Morinaga... ¿alguna vez has criado niños? NO, ¿alguna vez has cuidado niños? NO- fui justo y claro –Así que yo soy el único aquí que sabe sobre esto-

-Que nunca haya criado o cuidado niños no significa que no sepa o no pueda aprender-

-Mira, Morinaga...- ya me estaba hartando –Yo he educado a Tomoe y a Kanako cuando mi mamá falleció y mi papá empezó a viajar por su investigación. Así que sé perfectamente cómo hacer las cosas. En cambio tú siempre fuiste el menor de los Morinagas, así que nunca has cuidado a nadie y NO SABES CÓMO SE HACE-

-...- respiró hondo –De acuerdo... está bien- contestó –Tienes razón y yo no. Lo siento-

-¿Sarcasmo? ¿Te estás burlando de mí?-

-No- puso su sonrisa de tarado –Solamente que no quiero iniciar una pelea contigo-

-Ah, o sea que aún no entiendes lo que digo ¿cierto?-

-Sempai, ya por favor, cálmate-

-No me pidas que me calme, imbécil. No me trates como si fuera una persona histérica-

-¡Bien!- también se hartó –Entonces qué quieres que haga... ¿que vaya y le quite la muñeca a Maggie? ¿eso es lo que quieres?-

-No. Ya no puedes hacer eso, porque ya se la regalaste-

-Y entonces qué hago, Sempai. No logro entenderte-

-Solamente no quiero que la engrías tanto-

-De acuerdo, mi Sempai- me abrazó de la cintura –Prometo no cumplirle siempre sus caprichos- puso su típica sonrisa de tarado enamorado -Te amo, Sempai-

Entonces sentí los suaves labios de Morinaga sobre los míos. Sentí mucha cólera que ese idiota quiera darle solución a todo con un beso o con sexo; pero... de alguna manera siempre me dejaba llevar cuando estaba con él. A pesar que ya teníamos muchos años juntos... su forma de besar siempre me hacía ceder. Mis ojos se cerraron y empecé a seguirle el ritmo hasta que yo mismo rompí el momento cuando recordé las palabras de Maggie por la tarde...

-¡Sí! Papi Mori dice que le gusta darte besitos en la boca-

-¡¿Morinaga te dijo eso?!-

-Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii-

Aparte a Morinaga con un suave empujón y escondiendo mi sonrojo. Morinaga no lo tomó a mal y me sonrió...

-Ya no hay que pelear, Sempai. Yo te amo mucho y no me gustaría que...- le di una bofetada -¿Y eso por qué fue?- se sorprendió.

-¿Eres idiota o qué?-

-¿Y ahora qué te pasa?-

-Cómo se te ocurre decirle a Maggie que te...- me daba vergüenza decirlo.

-Qué... qué cosa...-

-Que te gusta darme... besos en la boca- me sonrojé.

-Ah jaja...- rió –No tiene nada de malo. Me pareció tierno-

-¿Tierno?- me indigné –Morinaga, no puedes estar diciéndole a una niña de casi 4 años que te gusta darle besos en la boca a otro hombre-

-Sempai, no veo cuál es el problema. Desde un principio acordamos que no le íbamos a ocultar lo nuestro a Maggie-

-¿Acordamos? Yo no acordé nada de eso, idiota. No hables por los dos-

-¿Qué tiene de malo que le diga eso?-

-No quiero que crea que está bien que dos hombres anden juntos-

-¿Entonces estás diciendo que está mal?- se sintió ofendido.

-¡No! Yo no quise decir eso-

-Pues eso fue lo que insinuaste-

-Es que... simplemente... no sé cómo puedo hacerle entender a una niña que dos hombres están juntos y... además... no quiero que crezca con esa idea y sea juzgada por la sociedad-

-Sempai...- respiró hondo –Maggie es una niña inteligente como dices ¿cierto? Pues entonces sabrá comprender cuando se lo expliquemos-

-Tal vez... pero tarde o temprano la gente se enterará y la juzgarán, y tú sabes muy bien qué se siente ser juzgado ante una sociedad cerrada-

-No me lo recuerdes- roló los ojos –Tan solo no quiero andar escondiéndome aquí en el apartamento-

-¿Escondiéndote?-

-Sí... es decir, en la calle o en algún lugar público evito tener mucho contacto físico contigo para no llamar la atención y que la gente no nos juzgue, pero aquí en mi casa no quiero ocultar eso. Quiero ser libre de poder abrazarte, besarte, decirte que te amo aunque sea aquí en el apartamento- suspiró –Es el único lugar donde puedo ser quien realmente soy sin ser señalado- puso aquella cara triste que tanto me afecta.

-Morinaga...-

-Pero... si eso es lo quieres... entonces haremos lo que digas...-

Acto seguido cogió su mochila del sofá y se fue a nuestra habitación, dejándome solo en la sala con todas las bolsas del supermercado tiradas en la cocina.

¡Perfecto! Nuevamente termino siendo el malo de la historia, y lo peor de todo es que ahora me siento mal por Morinaga. Sinceramente el no ocultarle nada a Maggie y que crezca con la idea que tiene dos papás me pone algo nervioso. Siendo realistas... la sociedad la juzgará, y además... Maggie crecerá y aprenderá sobre algo llamado "madre" y cuando ese día llegue... QUÉ SE SUPONE QUE LE VOY A DECIR.

Toda esta situación me ponía nervioso y sentía que estaba llevando una gran responsabilidad sobre mis hombros. Además del hecho de que el profesor Fukushima me haya ofrecido esa oportunidad de representar a la universidad en un concurso y saber perfectamente que la tendré que rechazar. Respiré hondo y guardé los alimentos en el refrigerador que había traído Morinaga del supermercado.

Sinceramente no tenía hambre, así que hice que Maggie cenara y fui a su habitación para hacerla dormir. Por suerte estaba bastante agotado de jugar mucho con su muñeca nueva, así que cayó rápidamente en el mundo de los sueños. La acurruqué bien con las sábanas y cerré la puerta. Sin embargo, sabía perfectamente que lo que seguía era enfrentarme a Morinaga y esa expresión triste que pone en el rostro.

Apagué las luces del apartamento y me dirigí a la habitación que compartía con Morinaga. A penas entré lo encontré envuelto entre las sábanas con las luces apagadas, pero algo me decía que fingía estar durmiendo. Me acerqué a mi lado de la cama y prendí la lamparita para ponerme el pijama. Aun así el muy idiota quería seguir con su jueguito de hacerse el dormido y no dirigirme la palabra. Me molestaba ese tipo de ambiente. Me recosté en la cama bocarriba e incliné la cabeza hacia donde estaba Morinaga quien estaba acostado en posición fetal dándome la espalda. No tuve opción más que ceder para llevar la fiesta en paz…

-Ay…- suspiré –Morinaga…-

-…- no recibí respuesta.

-Oye, Morinaga…-

-…-

-A mí no me engañas, idiota- sonreí –Sé que no estás dormido-

-…- pude oír su débil respiración –Qué…- respondió sin ni siquiera moverse y con una voz muy deprimente, casi como si hubiera llorado.

-No… no me gusta verte así, sabes…- me sonrojé y miré al techo –Es decir… de nuevo pusiste esa cara que no me gusta y… bueno…-

-Lo lamento…-

-¿Eh?- me sorprendió-

-No debí comprarle esa muñeca-

-…- no pensé que se disculparía.

-Tienes razón… todo es mi culpa-

-Morinaga…- respiré hondo –Date la vuelta y mírame-

-…- no me respondió y tampoco se movió.

-Morinaga- lo volví a llamar.

-Hmmmm…- emitió un sonido negando con la cabeza.

Fue cuando perdí la paciencia, me puse de rodillas en la cama y me enojé dándole la vuelta de un tirón sorpresivo. Morinaga se asustó un poco quedando bocarriba y luego se tapó el rostro con las manos.

-Morinaga… quita tus manos del rostro- ordené.

-No…-

-¡Morinaga!-

-…- tal parecía que mi grito lo hizo reaccionar y lentamente se destapó la cara dejando al descubierto sus hinchados ojos.

-¿Estuviste llorando verdad?-

-Perdón- se avergonzó –Soy algo emocional-

-No te disculpes por eso- rolé los ojos –Es normal… creo-

-…- se sintió algo incómodo.

-Morinaga…- respiré hondo –Creo… creo que no debí exagerar-

-¿Qué?- me miró confundido.

-Es decir… sí me enojó que le compraras la muñeca a Maggie, pero… no debí tratarte tan mal-

-Sempai…-

-Lo… lo lamento- me sonrojé mirando a otro lado.

-No te preocupes, Sempai- Morinaga también se puso de rodillas en la cama y me miró a los ojos –Tú eres un excelente padre para Maggie y lo que le enseñes está bien- bajó la mirada a la cama.

Ahí está de nuevo con esa cara que no me gusta. Primero intenta sonreír a la fuerza y luego se nota que no está feliz ni satisfecho con sus palabras. No me gusta que lo haga, no quiero que me dé la razón si es que no la tengo. Quiero que ese idiota deje de ser un completo idiota. ¡Maldita sea, Morinaga! No me gusta verte así. Quiero… quiero verte sonreír, quiero verte feliz… y creo que… ya sé cómo hacerlo.

Acto seguido y sin que él se diera cuenta lo sujeté del cuello de su pijama y lo besé. ¡Mierda! Odio que me hagas hacer cosas tan cursis como estas.

Lo había agarrado de sorpresa, ya que el muy idiota se demoró en reaccionar, pero luego me siguió el juego para no romper el momento. Al inicio sus besos eran lentos y pacíficos, pero como era de esperarse… se aprovechó del momento para sacar sus intenciones ocultas. Morinaga me sujetó de la cintura y pegó mi cuerpo al suyo rozando nuestras entrepiernas. No pude evitarlo, ya que hace un tiempo que no habíamos tenido intimidad, así que se me escapó un gemido, que prendió a Morinaga. En tan solo cuestión de segundos… ambos estábamos duros. Nuestros sexos se marcaban en nuestros pantalones de pijama. Sabía perfectamente lo que seguía, así que quise impedirlo. Morinaga quería recostarme en la cama y posarse encima de mí, pero yo no estaba dispuesto a ceder, así que hubo una pequeña lucha de fuerza. Quise evitar a toda costa que Morinaga fuera el que me tumbara a la cama, pero tampoco pretendía tumbarlo yo; sin embargo, como él conoce mis debilidades… rozó mis tetillas con sus manos y me debilitó dándole ventaja a recostarme en la cama.

No me dejó defenderme y atacó mi cuello estando encima de mí. Quise quitármelo de encima, pero mi cuerpo estaba muy caliente, al igual que el de Morinaga. Pude sentir mi miembro palpitar.

Maldición… por qué tengo estos pensamientos pervertidos. Por qué siento que sí quiero hacerlo… ¡por qué! No quiero volverme un pervertido, enserio no quiero; pero… esto se siente tan… bien.

Me avergonzaba de mis propios pensamientos, y también había otro problema… "Maggie". Mierda… no puedo dejar que ella me escuche. Morinaga tiene que detenerse. Empecé a forcejear con él, pero su fuerza era superior aún más cuando intentaba tener sexo conmigo…

-Déjate llevar, Sempai- susurró Morinaga en mi oreja, mientras con sus manos recorría mi cuerpo.

-Morinaga, espera… espera…- quería alejarme, pero no podía.

-No, Sempai, es nuestro momento- susurraba sin perder la concentración –No lo arruines-

-Idiota… no es eso… ahh…- gemí y me sonrojé –Sabes que no soy… no soy silencioso-

-Entonces… tendrás que gemir en mi boca, Sempai-

-¿Qué mierda dices? ¿Y si Maggie me escucha?-

-Pues le diremos que estabas cantando Doraemon- sonrió, me besó para silenciarme y adentrar sus manos debajo de mi pijama.

-¡Ahhh! Morinaga… ahhhh… para...- empezó a masturbarme con su mano –Morinaga… es… es… ahhhh… es enserio-

-Sempai… hace tiempo que no lo hacemos, por favor…-

-No me interesa, imbécil… ahhhh… ahhh… ahhhh…- ese pervertido había metido sus dedos en mi entrada sin ni siquiera avisar.

-Eso, Sempai, gime… gime más- me miraba como a su presa –Hoy quiero escucharte gozar-

No… no puede ser. No puedo… no puedo contrólame. Mi cuerpo está cediendo. Por favor, no… no quiero ceder, pero no puedo impedirlo. Esto me gusta… mierda… me gusta. Quiero… correrme. ¡Maldito Morinaga, voy a matarte!

Había perdido la cordura y tan solo dejé que mi cuerpo actuara todo por culpa de Morinaga. Debo reconocer que hace tiempo que no lo hacíamos, pero es porque me parece una falta de respeto hacerlo si Maggie está en el apartamento; pero parecía que a Morinaga no le importaba eso. Si fuera por él… lo haríamos hasta en plena calle.

-¿Te gusta, Sempai?- el idiota empezó a hablar mientras veía cómo me retorcía de placer -¿Te gusta así? ¿Quieres correrte ya?-

-Ahhh… ahhh…- no podía ni hablar.

-¡Papi Sichi… papi Mori!-

Lo peor sucedió, pues escuchamos la voz de Maggie aproximándose al cuarto. Ambos nos quedamos petrificados del susto. Morinaga se quedó boquiabierto y algo asustado, mientras que yo abrí los ojos y me tapé la boca pues estaba aterrado que me haya escuchado. Nos miramos a los ojos y cuando vimos que la perilla de la puerta giraba, empujé a Morinaga a su lado de la cama y yo me cubrí entero debajo de las sábanas fingiendo estar dormido.

Por suerte no nos habíamos quitado el pijama, así que no había problema, pero Morinaga al quedarse sentado en la cama y sin sábana que lo cubriera, puso su almohada en sus piernas para tapar su erección mientras que Maggie entró a la habitación…

-Papi Mori… papi Mori…- se escuchaba animada.

-Eh… Maggie… qué pasa- Morinaga habló nervioso.

-No… no… puedo dormir-

-¿Por qué no puedes dormir?-

-No lo sé…- bostezó –Quiero cuento-

-¿Cuento?-

-¡Siiii! ¡Cuento, cuento, cuento!-

-¿Quieres que te cuente un cuento?-

-Sí, papi Mori, siiii-

-Oh… jeje…- respiró hondo –De… de acuerdo. Tan solo… espérame en tu cuarto que yo iré en unos minutos-

-Siiiiii… cuento… cuento… cuentooooo-

Escuché que la voz y los pasos de Maggie se alejaban de la habitación. Al menos nada grave pasó, pero igual todo era culpa de Morinaga… TODO.

POV MORINAGA

¡Qué suerte! Por poco y Maggie nos descubre. Menos mal que actuamos rápido y nada malo pasó. Por lo menos no nos hizo preguntas y tan solo pidió un cuento. ¡Bah! Le contaré uno muy bonito y si escuchó algo de lo que Sempai y yo hicimos… pues se olvidará.

Me había calmado un poco y respiré hondo. Sempai aún estaba envuelto entre las sábanas, pero estaba seguro que me regañaría. Sin darme cuenta, sentí un golpe en la pierna…

-¡Auch!- grité del dolor –Eso dolió, Sempai- me quejé.

-Eres un idiota… UN IDIOTA- empezó a lanzarme puñetes al azar, pero yo me alejaba -¡¿Viste lo que provocaste?! Maggie casi nos escucha-

-Ay, Sempai, no es para tanto- sonreí.

-¿No es para tanto, dices?- se enojó -¿Te parece bien lo que pasó?-

-Bueno… no está bien, lo admito, pero no exageres-

-¿Exagerar?- se indignó –Imbécil, debería matarte por pervertido-

-Yo también te amo, Sempai- intenté tranquilizar el ambiente evitando continuar la discusión.

-No te burles de mí, bastardo-

-De acuerdo… veo que estás enojado, así que mejor me voy a contarle un cuento a Maggie- rolé los ojos y me puse de pie apartándome de la cama.

-Maldito sin vergüenza. Por lo menos tápate esa cosa- miró a otro lado bastante sonrojado.

-Uy, Sempai, qué estás mirándome, pervertido… jajajajaja- me causó mucha gracia.

-¿QUÉ DIJISTE?- gritó y quiso golpearme, así que actué rápido y me fui.

-Me voy, me voy- escapé de la habitación cerrando la puerta.

Por suerte la discusión no subió de tono, pues a pesar de que Sempai es una persona amable, a veces suele decir cosas muy hirientes sin pensar. Estaba muy consciente que hacer el amor tan abiertamente teniendo a una criatura en casa no estaba nada bien, pues Sempai tiende a gemir mucho, pero me parece algo injusto que ya no tengamos tanta intimidad. Yo sé que cuando uno tiene hijos… el sexo disminuye, pero… no quería que eso pasara con Sempai y conmigo.

Camino al cuarto de Maggie empecé a pensar en mi trabajo, en algo tenebroso o algo que me ayude a desaparecer mi erección… como el valor de "Pi". A ver… "pi" es… 3.14159… y algo más. No recuerdo realmente, pero parece que funciona. Mi erección está disminuyendo. Qué suerte… al menos ya no se me nota.

Canté victoria en mi interior y ahora me tocaba pensar en qué lindo cuento contarle a Maggie, mientras me dirigía a su habitación. Al llegar a su puerta, ella se emocionó como siempre suele hacerlo cuando me ve. Me hacía muy feliz verla sonreír y decir con alegría "papi Mori, papi Mori"

-¡Papi Mori, papi Mori!- levantó las manos sentada en medio de su camita abrazando la muñeca que le había comprado.

-Hola, mi princesa- le sonreí, cerré la puerta tras de mí y me senté en una silla que estaba al costado de su cama -¿Lista para tu cuento?-

-¡Siiiii! Quiero cuento, quiero cuento-

-¿Qué cuento quieres oír, Maggie?-

-¡De amor, de amor!-

-¡Oh! De amor- me sonrojé.

-¡Sí! ¡De amor y princesas!-

-Bu... bueno... a ver- pensé –Hmmmm... ¡ya sé!- sonreí –Había una vez...-

POV SEMPAI

¡Es un idiota, un idiota... UN IDIOTA! Ay... ese bastardo ya no me respeta. Cree que puede andar tocándome cuando se le da la gana y solucionando nuestros problemas con caras tristes y sexo. Maldito pervertido debería... agarrarlo a golpes. ¡Grrrrr! Creo que tendré que ceder menos para que no se mal acostumbre.

No podía parar de renegar y a la vez caminar por todo el cuarto dando vueltas en círculos. Estaba muy enojado, ya que Maggie casi nos ve a Morinaga y a mí haciendo cosas indebidas y no era la primera vez que pasaba. Anteriormente, Morinaga se ponía pervertido y siempre quería hacerme ceder sin ni siquiera pensar en las consecuencias. ¡Qué demonios le pasa!

Empecé a patear las cosas que había a mi alrededor hasta que di con la mochila de Morinaga. La pateé por cólera ya que gracias a él... la puta erección no se me quitaba y me negaba a masturbarme. ¡Maldito Morinaga! Pero grande fue mi sorpresa cuando noté que estaba abierta y varias cosas se salieron. ¡Mierda! Rolé los ojos y renegué internamente. Me agaché a recoger las cosas que habían salido de su mochila y...

-¿Qué es esto?- puse la mochila en una silla y no pude dejar de notar aquella revista peculiar -¿Por qué Morinaga tendría esto?- me pregunté a mi mismo pasando página por página y aterrorizándome por lo que veía –No puede ser. Morinaga no puede estar haciendo esto- continué pasando tragando grueso y abriendo los ojos de par en par hasta que llegué a una página la cual estaba marcada con lapicero -¡Qué! Voy... a... matarlo...- mi aura maligna salió a flote mientras que estrangulaba esa revista inconscientemente.

POV MORINAGA

Nunca pensé que sería tan bueno contando historias de amor. Bueno... al menos historias de amor infantiles. Maggie había escuchado atentamente el cuento que, por cierto, me había inventado y finalizado con éxito...

-Y vivieron felices por siempre- concluí con una gran sonrisa.

-¡Siii! ¡Siii!- se emocionó –¡Otro, otro!-

-No, Maggie, ya es hora de dormir-

-Pero, papi Mori- hizo un puchero.

-Ya es tarde, Maggie-

-Pero...-

-Mira... si te duermes ahora... te prometo que uno de estos días te llevaré de paseo al centro de Nagoya ¿qué dices?-

-¡Siii! ¡Al centro, al centro!-

-Bien... entonces que descanses mucho- la acurruqué en su cama, mientras que ella apachurraba su muñeca –Buenas noches, mi princesa- le di un besito en la frente, pero antes de levantarme de la silla me llamó.

-Papi Mori...-

-¿Sí?-

-¿Papi Sichi y tú se van a casar como la princesa y el príncipe del cuento?-

-Ah...- me puse nervioso al oír su inocente pregunta –Bueno... eso... eso no lo sé- puse una mirada melancólica –Tal vez si el destino quiere... algún día Sempai y yo...- no terminé la frase, pues al levantar la mirada de di con la sorpresa que Maggie había caído en un profundo sueño.

Casarme con Sempai. Ay... no sé por qué aún lo sigo sintiendo como una idea bastante lejana. Dudo mucho que acepte ser mi esposo algún día, pero... nunca perderé la esperanza que así sea. De todos modos Sempai y yo ya hemos avanzado mucho en nuestra relación; es decir, ya tenemos años como pareja y... ambos somos padres de una linda niña. De hecho hace unos días se me ocurrió la loca idea de pedírselo, pero... temo que por ahora no es el momento. Espero que Sempai no se entere de eso.

Apagué la lamparita y salí del cuarto de Maggie cerrando la puerta para que ningún ruido la despierte. Pude notar que mientras caminaba a mi habitación... salía una luz desde la rendija de la puerta. ¿Sempai está despierto? Espero que ya se le haya pasado el mal humor, pensé.

Silenciosamente, entré a la habitación y cerré la puerta tras de mí, pero cuando levanté la mirada...

-Sempai...- me sorprendí al verlo parado frente a mí con el seño muy fruncido y ambas manos atrás -¿Qué... qué sucede?-

-¿Estás ocultándome algo?- fue directo.

-¿Ah?- no entendí.

-Dije... ¿estás ocultándome algo?-

-Sempai...-

-¡No te atrevas a mentirme!-

-No, claro que no te oculto nada- me puso nervioso –Por qué lo dices-

-Entonces explícame qué mierda significa esto, imbécil- se enojó y me lanzó al pecho una revista.

A pesar que me tomó desprevenido, logré atrapar la revista antes que cayera al suelo y empecé a verla horrorizado. No, no, no puede ser. Se supone que esto era un secreto, se supone que Sempai no debía enterarse de esto, no todavía. Por qué... por qué tenía él esta revista. Ay no... creo que hay una sola explicación para esto...

-¿De dónde la sacaste?-

-Eso es lo que MENOS importa ahora-

-¿Estuviste rebuscando mis cosas?-

-No exactamente-

-¿Sempai, por qué hiciste eso?-

-Yo NO rebusqué tus cosas-

-Entonces por qué tienes esta revista- de alguna forma me molestó –La guardé muy bien en mi mochila-

-Escúchame bien, bastardo- me señaló con el dedo –En primer lugar, yo no rebusqué tu mochila. Tan solo la pateé por accidente y las cosas se cayeron. Y en segundo lugar... ¿qué demonios haces tú con una revista de ese tipo?-

-Tan solo es una revista, Sempai, la estaba mirando-

-¿Mirando?- se ofendió –Deja de verme la cara de imbécil. Hay una página marcada con lapicero y es más que obvio que tú lo hiciste-

-Pues... pues... bueno sí la marqué, pero solo porque me gustaba y...-

-Mira de una vez te digo que te saques esa ESTÚPIDA idea de la cabeza, porque NUNCA... entiendes... NUNCA voy a aceptar casarme contigo-

Así es. La revista que Sempai había encontrado, era una de bodas y la página que había marcado era la sección de anillos de compromiso. Pensé que en mi mochila estaría bien segura, pero tengo tan mala suerte que Sempai dio con ella.

Sus palabras me partieron en mil pedazos. Sabía que Sempai se oponía al matrimonio gay, pero... ha pasado tanto entre nosotros que no veía cuál era el problema de darme el sí o tal vez... que si quiera lo piense; pero NO, Sempai no tiene tino para decir las cosas. Ese tipo de actitud me lastimaba y a la vez me molestaba. De algún modo me parecía ridículo que se niega a dar un gran paso para nuestra relación como el de casarnos. ¡No tiene nada de malo si ahora tenemos una hija! Si antes me parecía una idea muy lejana, pues ahora me parece una idea imposible.

No pude soportarlo más. No quise callarme esta vez y ponerme a llorar en silencio, no quise guardarme ese dolor, y opté por exigir una buena razón...

-Por qué, Sempai, por qué-

-¿Y encima me lo preguntas? ¿Qué no es obvio, tarado?-

-Pues no. No es "obvio" para mí- me lo enfrenté dejando la revista a un lado –No le veo nada de malo, sabes. Ya tenemos una buena cantidad de años como pareja. ¿Qué hay de malo en dar el siguiente paso?-

-¿"Siguiente paso", dices?- se indignó –A la mierda el "siguiente paso". Tú y yo somos HOMBRES, Morinaga. No nos podemos casar-

-Sí nos podemos casar, Sempai. Tal vez aquí en Japón no, pero hay otros lugares en donde...-

-Ese no es el punto- me interrumpió –Yo JAMÁS voy a aceptar casarme con un hombre. Eso ya es demasiado, es irse al extremo, es pasar el límite de las cosas Morinaga-

-¿Cuál límite?- estaba perdiendo la paciencia –¡Yo me quiero casar contigo! Está bien, sí lo admito, yo compré esa revista porque tengo pensado pedirte la mano algún día. Quería planearlo bien y estaba pensando en un lindo anillo para darte, por eso marqué la página-

-¿Ah sí?- se burló –Pues ahórrate las molestias y el dinero, porque así me lo pidas 1000 veces, pues 1000 veces mandaré a la mierda tu enferma propuesta-

-No es una enferma propuesta, Sempai. ES AMOR-

-Sabes que nunca aceptaré algo así, idiota-

-¡Ay!- perdí la paciencia -¡Por qué, Sempai, porqué!- me agarré la cabeza de la desesperación -¡Qué tiene de malo si tú y yo nos AMAMOS!-

-Baja la voz-

-No, no me voy a callar. Ya me cansé de ser yo el que cede y se calle-

-Vas a despertar a Maggie-

-No me cambies el tema-

-No te estoy cambiando el tema, y ya cállate que me estás hartando-

-Solo quiero una razón lógica, Sempai. No quiero tus excusas de "somos hombres y por eso no debemos casarnos"- lo remedé –Parece que no te importara mis sentimientos-

-¿Importarme tus sentimientos?- se ofendió -¿Acaso no estás satisfecho con todo lo que hemos hecho y hasta dónde hemos llegado? ¿Acaso no te das cuenta que tiré mi orgullo a la basura para prácticamente formar una familia contigo?-

-Uy, sí claro- rolé los ojos –El gran Tatsumi Souichi hizo un GRAN sacrificio-

-No me faltes el respeto, imbécil-

-Siempre es lo mismo, Sempai, siempre me sales con el mismo argumento homofóbico-

-Sabes qué... eres un egoísta y no pienso seguir con esta ridícula discusión. No vale la pena seguir hablando de algo que NUNCA va a pasar. Estoy cansando-

-Cansado debería estar yo-

-¿Insinúas que no hago nada?- se enojó aún más –Claro... como no eres tú el que está pendiente de una niña de casi 4 años todos los días... crees que es fácil ¿no? ¿Insinúas que soy un bueno para nada?-

-Yo no dije eso-

-Pero lo insinuaste-

-¡Me estás culpando de algo que no dije, Sempai! ¿Qué te pasa?-

No nos dimos cuenta que el control se había ido de nuestras manos y nuestras voces retumbaban por todo el apartamento...

-¡Papiiiiiiii!- oímos la voz de Maggie a lo lejos.

-¡Bien! ¿Eso era lo que querías? ¿Despertarla?- me regañó señalando a la puerta –Ahora no sé qué haces pero la vuelves a dormir y ¡ah!... de paso te quedas ahí, porque esta noche no pienso dormir contigo... ¡IDIOTA!-

Después de insultarme se recostó en la cama y dándome la espalda se envolvió entre las sábanas. Eso fue muy cruel, Sempai, muy cruel. Mi corazón estaba destrozado. Realmente no sé cómo se me pudo ocurrir la loca idea de pedirle matrimonio si sé perfectamente que Sempai es un tirano homofóbico que si no fuera porque yo estuve en riesgo de muerte hace años... nunca hubiéramos llegado a ser pareja.

Es un hecho... definitivamente debo quitarme de la cabeza la idea de casarme con él. ¡Ay! En qué estaba pensando... claro que Sempai nunca hubiera aceptado. Sempai aún le importa más su reputación que el amor que le tengo. No, no... pero qué estoy diciendo. No debo hablar así de Sempai. Él... él ha hecho mucho por mí, al aceptar criar a Maggie conmigo, y además... dejar su trabajo para dedicarse de lleno a ella, para que yo pueda seguir con mi empleo. Sempai tiene razón... soy un egoísta. Debería pensar más en lo que hace él, que en lo que hago yo. Perdóname, Sempai, prometo no volver a mencionarte la tonta idea de una imposible boda entre nosotros. Soy feliz así como estoy junto a ti y a Maggie.

Cambié totalmente mi mentalidad y reemplacé mi cara triste por una sonrisa. Cogí la revista de bodas y la tiré a la basura de la habitación antes de salir de ahí. Respiré hondo y me dirigí a la habitación de Maggie. La encontré muy abrazada a su muñeca y un poco asustada. Me acerqué a ella y solo me preguntó por qué Sempai y yo estábamos gritando. Obviamente como padre de una pequeña niña no quería preocuparla por problemas de adultos, así que mi única respuesta fue "tan solo estábamos jugando".

Ya más tranquila... Maggie se volvió a dormir, y como era obvio que no podía regresar a mi cuarto ya que Sempai se negaba a dormir conmigo, me hice un espacio en la cama de Maggie y me recosté junto a ella. Por suerte cuando Maggie dejó la cuna, Sempai y yo le compramos una cama un poco grande para ella sola y es por eso que dos personas cabían sin problema.

Al día siguiente, me fui a trabajar muy temprano para no despertar a nadie. Como todas las mañana, fui hasta la Farmacéutica en mi auto. A decir verdad, no había dormido muy cómodo, ya que Maggie se movía mucho, y además que estaba acostumbrado a recostarme abrazando a Sempai. Compré un café para despertarme al máximo y fui a mi oficina para revisar unos informes. No pasó ni 15 minutos cuando mi jefe tocó la puerta para anunciarme una noticia:

-Morinaga, qué bueno que estás aquí-

-Buenos días, señor- me puse de pie e hice una reverencia.

-Buenos días- se aclaró la garganta –Iré de frente al grano. Hemos estado revisando el organigrama y la demanda laboral en la Farmacéutica S de Nagoya y hemos decido brindarle una persona a su cargo-

-Oh, pero ya tengo un grupo de personas a mi cargo-

-Como supervisor que eres, lo entiendo, pero creo que deberías tener a una persona más a tu cargo la cual te asista en absolutamente todo lo que necesites-

-Algo así como un kohai-

-Correcto-

-Oh bueno- me sorprendió la noticia –Me parece una buena idea-

-Muy bien- sonrió y le pasó la voz a alguien –Puedes pasar-

Sinceramente pensé que me asignarían a un chico con experiencia como kohai, pero fue totalmente todo lo contrario.

-Ella será tu nueva kohai. Su nombre es Sayu-

-Es un gusto conocerlo, Morinaga-san- hizo una reverencia con una gran sonrisa.

-El gusto es mío Sayu-san- respondí educadamente.

-Sayu es una de las más aplicadas estudiantes de la Universidad de Tokio y Farmacéutica S le dio la oportunidad de hacer prácticas profesionales en esta sede- se dirigió a la puerta –Bien, tengo que ir a una reunión. Así que los dejo solos para que se conozcan-

No soy de las personas que juzgan mal a otras solo por su apariencia, pero sinceramente no tenían un buen presentimiento sobre Sayu. En primer lugar por su vestimenta. Llevaba una falda bastante corta, zapatos de tacón altos y una blusa que le exhibía bastante el busto. Casualmente era muy parecida a Sempai. El color de cabello y los ojos eran del mismo color, solo que Sayu traía una cola alta en el cabello. Me puse algo nerviosos, pues suelo ser algo tímido, pero ella era mi nueva kohai y tenía que portarme como un sempai profesional.

-Bienvenida a la Farmacéutica S de Nagoya, Sayu-san- lo primero que se me ocurrió es darle la bienvenida.

-No seas tan formal- me lanzó una sonrisa algo coqueta –Llámame Sayu, y yo te llamaré Tetsuhiro-

-¿Cómo sabes mi nombre de pila?-

-Lo veo en tu fotocheck-

-Ah, bueno…- esa chica me causaba algo de temor –Eh… toma asiento, por favor- señalé a un pequeño escritorio que tenía en una esquina de la oficina.

-Gracias- sonrió y se sentó cruzando las piernas –Hace calor aquí ¿no crees?- empezó a darse aire con la mano.

-Pues yo no siento calor-

-No te molesta si me saco la blusa ¿verdad?-

-Etto…- no me gustaba como se ponía el ambiente –No creo que sea lo apropiado-

-Descuida, Tetsuhiro, tengo un polo de tiras debajo de la blusa-

No le respondí y me quedé atónito al ver cómo descaradamente se quitaba la blusa delante de mí. Además que me sentía algo incómodo que me llamara Tetsuhiro con tanta confianza. Soy gay y definitivamente esto no causa ningún efecto en mí, pero… creo que es algo obvio que esta chica trata de insinuarse ante mí. Ay… si Sempai viera esto me mataría, pensé. Respiré hondo e intenté no pensar en lo negativo. Tal vez yo estaba dejando volar mi imaginación y mal interpretaba sus acciones; así que quise que nuestras mentes se enfocaran en el trabajo…

-Sayu, necesito que me ayudes a revisar estos informes, por favor-

-Claro, Tetsuhiro-

-El área de investigación nos mandó los resultados de los experimentos del mes pasado. Necesitamos armar una presentación para exponérsela al comité de inversionistas, y la redacción al igual que la ortografía de estos informes debe ser impecable-

-Descuida. Estoy muy capacitada para esto-

-Bien- suspiré –Avísame cuando termines-

Así pasamos toda la mañana. Ella leía los informes con mucha atención, mientras que yo preparaba las presentaciones en mi computadora. Puede ser que yo haya malinterpretado las cosas, pues Sayu permaneció en silencio y ya no trató de coquetearme como creí que lo hacía. Me calmé un poco y luego recordé que no todo andaba bien. Sabía que en el apartamento alguien estaba muy enojado conmigo y no me hacía sentir bien.

¿Debería llamar a Sempai y preguntar cómo está? Hmmmm… pero qué tal si sigue enojado conmigo y no me contesta. O tal vez está esperando a que yo me disculpe y si no lo hago se molestará aún más. Ay no… ¿qué debo hacer? Empecé a preocuparme solo. Lo llamaré. NO… no puedo hacerlo aquí. No estoy solo, Sayu está en esta oficina también. Qué tal si me escucha y se entera que soy gay. En realidad yo no tengo ningún problema, pero no quisiera que Sayu lo use como chantaje. Yo estoy orgulloso de ser quien soy, pero lamentablemente en esta sociedad no es bueno andar divulgando mi homosexualidad, y menos a personas de las cuales no conozco sus verdaderas intenciones. Empecé a reflexionar de todo lo malo que podría suceder si Sayu me escuchaba decirle un solo "te amo" a Sempai. Así que decidí escribirle un texto.

De: Tetsuhiro Morinaga

Para: Souichi Tatsumi

Buenos días, Sempai. ¿Cómo estás? Me imagino que ya despertaste. Bueno… eh… ¿sigues enojado conmigo por lo de ayer?

Ahora solo quedaba esperar la respuesta de Sempai. Tardó solamente 5 minutos cuando mi celular vibró y vi la respuesta de Sempai.

De: Souichi Tatsumi

Para: Tetsuhiro Morinaga

No.

Me indigné con su corta respuesta, y a la vez estaba confuso, ya que si no estaba enojado, por qué me respondería tan cortante.

De: Tetsuhiro Morinaga

Para: Souichi Tatsumi

Me alegra que ya no sigas enojado, Sempai. Quería disculparme por lo de ayer. Dije cosas tontas como siempre y quise presionarte a algo que tú no querías. Perdón por ser tan impulsivo y egoísta contigo. Me duele que peleemos así. Te amo mucho, Souichi.

Me puse un poco sentimental al escribir ese mensaje y por lo menos pensé que Sempai me comprendería de alguna manera pero la respuesta que recibí me hizo sentir aún peor.

De: Souichi Tatsumi

Para: Tetsuhiro Morinaga

Ok.

Definitivamente, mis ánimos se vinieron abajo. ¿Cómo es que Sempai puede ser tan frío conmigo después de todo lo que le estoy diciendo? Ay, pero qué tonto soy. A veces se me olvida con quién estoy tratando.

Ya no quise seguir con esa cadena de mensajes y guardé mi celular en el bolsillo. Di un bostezo y miré el reloj el cual marcaba casi la hora de almorzar.

-¿Se siente bien?- me preguntó Sayu.

-¿Disculpa?- reaccioné.

-Pregunté si estás bien-

-Oh, claro que sí… jeje- reí inocentemente -¿Por qué lo dices?-

-Bueno, mientras mirabas tu celular pusiste una cara muy triste-

-Ah eso- me sonrojé –Pues… no es nada. Tan solo cosas mías, nada grave-

-¿Tú no eres casado, cierto?-

-¿Ca… casado?- me sorprendí el cambio drástico de tema -¿Por qué lo preguntas?-

-Solo curiosidad y me da la impresión que no, porque no tienes anillo en el dedo-

-Ah pues… pues no. Soy soltero-

-¿Alguien tan guapo como tú y… soltero?-

-Legalmente… sí-

-¿Legalmente?- se sorprendió –Eso significa que tienes a alguien-

-…- ay no, yo y mi gran bocota.

-Cuéntame quién es la persona afortunada que está a tu lado-

-Etto… Sayu…- me puse nervioso –Eso es algo personal ¿no crees?-

-¿Qué tiene?- se indignó –No le veo nada de malo que me digas si sales con alguien-

-No es que sea malo, sino que recién nos conocemos y…-

-Me imagino que esa persona no es la correcta para ti-

-¿Cómo dices?- me ofendí un poco que hablara así de Sempai.

-Es decir… una persona que te hace poner una cara tan triste como la que hiciste al ver el celular… no vale la pena-

-Eso no es verdad- me puse de pie –Sempai no es una persona cariñosa, pero me ama a su manera- me exalté.

-¡Wow! Así que "Sempai" ¿eh?-

-…- me tapé la boca al darme cuenta que se me había escapado la verdad.

-Parece que ya nos estamos entendiendo, Tetsuhiro- levantó una ceja –Cuéntame más de esa tal "Sempai"-

¿"Esa"?, me sorprendí por su comentario. ¡Ah! Es cierto… nunca dije que "Sempai" fuera hombre. No me referí a Sempai con ningún sexo en especial. Menos mal. Por lo menos me salvé en ese aspecto.

Por suerte el reloj marcó la 1pm que significaba la hora de almuerzo. Afuera de mi oficina escuche que todos se iban a almorzar, así que yo también decidí hacer lo mismo para evitar las preguntas atrevidas de Sayu. No quería exponer mi relación por Sempai a una persona que probablemente me cause problemas en un futuro. Además de que Sempai me mataría. Una cosa es haberle revelado nuestra relación a la familia de Sempai y otra cosa es hacerla pública.

-¿Quieres ir a comer conmigo, Tetsuhiro? Yo invito- me sonrío poniéndose de pie.

-Eh... lo lamento. Iré a... atender unos asuntos-

-Pero es hora de almorzar-

-Sí... lo siento. Adiós- logré librarme de ella saliendo de mi oficina.

Estuvo muy cerca, pero me libré de ella. Obviamente mentí sobre eso de "atender unos asuntos". En realidad solo iría a almorzar, pero fuera de la Farmacéutica para que Sayu no me siguiera. Me subí a mi auto y conduje a un restaurante algo alejado de la empresa. Respiré hondo ya que el ambiente de notaba tranquilo y me senté en una mesa hasta que escuché...

-Morinaga-kun-

-¡Ahhhh! ¡Qué! ¡Qué!- me asusté y miré a todos lados.

-Tranquilo, Morinaga-kun, soy solo yo- se puse en frente de mí

-¡Oh! Profesor Fukushima, qué gusto- sonreí nervioso –Qué lo trae por aquí-

-Pues vine a almorzar y te vi sentado aquí. ¿Esperas a alguien?-

-No, claro que no. Tome asiento, por favor-

-Gracias- me sonrió –Qué bueno encontrarte. Hace mucho que no nos vemos. Cuéntame qué ha sido de ti-

-Pues trabajando muy duro-

-¿Sigues laborando para Farmacéuticas S?-

-Sí. Ahora soy uno de los supervisores de la empresa-

-Qué gusto que un estudiante de nuestra universidad esté creciendo profesionalmente cada vez más-

-Es todo gracias a usted por recomendarme trabajar ahí- suspiré –Y cuénteme cómo va todo en la universidad. ¿Alguna novedad?-

-Pues ahora que lo preguntas... muy pronto tendremos una feria de ciencias y nuestra universidad está invitada a participar del concurso que se desarrollará-

-¡Oh! Eso es nuevo e interesante-

-Sí y las reglas dicen que pueden participar cualquier persona que haya estudiado alguna vez en nuestra universidad. Así que estamos muy interesados que Tatsumi-kun nos represente-

-¿Sempai?-

-Así es- afirmó con seguridad.

-¡Me parece una excelente idea!- me emocioné –A Sempai le gustará participar. El ama sus experimentos y estoy seguro que hará un excelente trabajo. La universidad tiene la victoria asegurada con Sempai de representante-

-Yo también pienso lo mismo; sin embargo, ya nos comunicamos con él y...-

-¿Ya se lo dijeron?- me sorprendió pues Sempai no me había comentado nada.

-Así es, pero... parece que el no siente el mismo entusiasmo-

-¿Cómo dice? Pero si Sempai ama sus experimentos-

-Lo mismo pensé yo, pero... parece que Tatsumi-kun tiene otros asuntos que atender-

¿"Otros asuntos que atender"? Pero si Sempai para todo el día en casa cuidando a... ¡Ay no! Es cierto. Sempai no quiere trabajar por cuidar a Maggie. No puede ser que se esté arruinando la carrera solo por cuidar de nuestra hija. No es justo para Sempai. Él tiene que seguir creciendo profesionalmente y disfrutar de su trabajo al igual que yo, pero él no entiende. Mil veces hemos hablado del asunto. Le he propuesto infinidad de opciones como meter a Maggie en un nido, guardería o conseguir una niñera; pero Sempai se niega rotundamente a dejar a Maggie en manos de un extraño. ¡Sempai, vas a arruinarte la vida si sigues así. Que tengamos una hija no significa que debas prohibirte a ti mismo hacer las cosas que te gustan!

Todos esos pensamientos pasaron por mi mente, mientras me sentí culpable, ya que no es justo que yo siga con mi carrera y él no...

-¿Morinaga-kun?- me pasó la voz el profesor.

-¿Eh sí?-

-Dejaste de ponerme atención por unos segundos-

-Perdóneme, sino que me puse a pensar en esos "asuntos" que Sempai dice tener- sonreí inocentemente.

-Recuerdo que no entró en detalles, solo dijo que no podía- comentó pensativo –Pero primero se notó entusiasmado y luego cambio de opinión drásticamente con un simple "no puedo". Es como si algo lo detuviera y eso me preocupa porque Tatsumi-kun amaba pasar horas en el laboratorio-

-Sí... etto... sí- me sentí culpable al pensar que la razón que lo detenía era Maggie.

-¿Morinaga-kun, tú sabes cuál es esa razón?- me interrogó.

-Eh... no... no... jeje... yo no lo sé- me excusé –Pero voy a hablar con Sempai sobre eso-

-Te agradecería mucho que lo convenzas de participar en la feria de ciencias y representar a nuestra universidad-

-Haré lo posible-

Luego de nuestra conversación ordenamos nuestra comida y hablamos de otros temas.

Toda la tarde me quedé pensando en lo mucho que Sempai se está sacrificando por mí. Yo sé que él quiere hacerse cargo de Maggie y que tiene pensado educarla a su modo, pero... las personas se agotan, y no quiero que Sempai viva frustrado y algún día explote abandonándome. Empecé a atormentarme con mi imaginación y saliendo del trabajo fui a varios lugares donde cuidan niños menores de 6 años.

Un par de horas después había conseguido varios folletos de lugares algo costosos, pero seguros para nuestra hija. Obviamente para que Sempai no se sienta presionado por los altos precios, tenía pensando ser yo quien cubra los gastos. Aunque aún me siento un poco mal de que Sempai no me haya dicho sobre la propuesta del profesor Fukushima.

Quizás no me lo dijo porque no quería hacerme sentir mal o tal vez no quería hacer notar su frustración y es por eso que ayer anduvo de mal humor. Debe ser eso. Sempai es muy orgulloso como para expresar ese tipo de sentimientos y esa es la razón por la que calló, pero yo lo animaré a volver a su vida de investigador.

Me propuse esa meta y conduje más tranquilo a casa. Guardé los folletos en mi mochila y subí con una gran sonrisa al apartamento. Dejé mis zapatos en la entrada y entré a la sala encontrando a Sempai y a Maggie en la sala...

-¡Papi Mori, papi Mori!- Maggie se puso de pie y vino corriendo hacia mí alegremente.

-¡Hola, mi princesa!- la cargué y le di un beso en la frente -¿Cómo estuvo tu día?-

-Papi Sichi no me deja jugar-

-Nada de juegos, Maggie- Sempai se puso de pie –Debes terminar de escribir el abecedario-

-Hmmmm- Maggie escondió su rostro en mi pecho.

-Maggie, qué te parece si vas a tu cuarto y juegas con tu muñeca, mientras que yo hablo con tu papi Sichi- la bajé al suelo.

-¡Morinaga!- Sempai se enojó por lo que dije.

-¡Siiiiii!- gritó de alegría y corrió a su cuarto.

Sempai se quedó boquiabierto por lo que acababa de hacer. Sabía perfectamente que estaba cumpliendo uno de los caprichos de Maggie, pero tenía muy presente lo que iba a decirme Sempai al respecto.

Con su ceño fruncido y los brazos cruzados... Sempai se acercó hacia mí, mientras que yo dejé mi mochila en el sofá. Tragué grueso, pues posiblemente todo terminaría mal...

-Me puedes explica qué fue eso-

-Ah... Sempai... sé que me dijiste que no engría a Maggie, pero...-

-Me desautorizaste en frente de ella-

-Sempai...-

-Yo le di una orden y tú te atreviste a darme la contra-

-Sempai, perdóname. No era mi intención, es que... quería hablar contigo a solas-

-Hay otras maneras de pedírmelo, sabes-

-Lo sé y por eso... lo lamento- suspiré –No te enojes conmigo otra vez. Ayer peleamos y no quiero que hoy también-

-Peleamos porque TÚ me das la contra, Morinaga-

-...- puse una cara triste, pues su actitud me hacía sentir inseguro de lo que iba a decirle.

-En fin...- roló los ojos –¿De qué querías hablar?-

-Bueno...- suspiré –En primer lugar... quería disculparme por lo de ayer. Sé que me dejé llevar por mis impulsos sexuales, pero ya no quiero que sigas enojado conmigo por eso-

-Ya te disculpaste de eso por la tarde ¿recuerdas?- suspiró.

-Sí, pero fuiste algo frío y cortante en tus mensajes de texto-

-¿De qué hablas, idiota?-

-Pues tan solo me dijiste "no" y "ok"-

-¿Y qué esperas que te diga?-

-No lo sé. Algo más lindo... tal vez- fui sarcástico.

-Bastardo, sabes perfectamente que yo no soy de esos. Llevamos mucho tiempo juntos y no pienso volverme "cariñoso" de la noche a la mañana. Tú quisiste andar conmigo a pesar de saber cómo era carácter... así que ahora te aguantas-

-Tienes razón, Sempai- me desanimé –Perdón-

-Ya deja de disculparte por cosas como esas y dime de una vez de qué querías hablar-

-Pues hoy...- respiré hondo –Me encontré con el profesor Fukushima y...-

-¡Ay no puede ser!- renegó.

-Sí, Sempai, ya me enteré sobre la feria de ciencias y...-

-No trates de convencerme, porque NO lo vas a lograr- se enojó y se sentó en el sofá.

-Pero, Sempai, no tiene nada de malo- me senté a su lado –Es una gran oportunidad para ti representar a nuestra universidad en un concurso como ese. Además... no intentes ocultarlo... sé que quieres participar-

-Morinaga, dije que NO y punto-

-¡Sempai!-

-Sabes muy bien que tengo que cuidar a Maggie. No puedo andar fuera de casa como si nada-

-No es justo que te tortures así. Sempai, debes continuar con tu carrera, revivir tu pasión por tus experimentos y...-

-Eso quedó atrás y no quiero seguir hablando del tema-

-Pero...-

-Yo elegí renunciar a mi trabajo, yo elegí ser el que cuide de Maggie mientras tú trabajas, y yo decido que NO VOY A PARTICIPAR EN ESE TONTO CONCURSO- le dio un puñete al respaldar del sofá.

Negación, cólera y frustración fue lo que pude observar en Sempai. Tal vez él no se daba cuenta, pero su actitud lo decía todo. Él moría por participar, pero... el cuidar de Maggie no lo dejaba. Tenía que ser paciente con él y hacerle entender que hay otras opciones...

-Sempai...- respiré hondo y me acerqué a él –Maggie ya casi va a cumplir 4 y... creo que tiene edad suficiente para asistir al pre-escolar-

-No- respondió muy seguro.

-Mira...- saqué de mochila los folletos y se los mostré –Visité varios lugares en donde podríamos inscribir a nuestra hija-

-Ya lo hemos hablado mil veces, Morinaga. Sabes que mi respuesta es definitiva-

-Pero... estos lugares son muy seguros y además...-

-Son costosos y no tenemos dinero para pagar eso-

-Yo me comprometo a correr con los gastos y de llevarla y recogerla todos los días-

-¿Ah, enserio?- se sorprendió –A ver esos folletos- los tomó todos y empezó a leerlos, pero de un momento a otro hizo algo inapropiado.

-¡Sempai, pero qué haces!- grité, pues había roto en mis pedazos los folletos.

-No, no y no ¿oíste? NO- se puso de pie nuevamente enojado.

-¡Ay, Sempai!- también me puse de pie –Sí que eres terco-

-Y tú un imbécil que no entiende cuando le digo que no-

-Entonces, según, tú... ¿cuándo podemos meter a Maggie a una escuela?-

-Cuando sea más grande-

-Pero, Sempai...-

-¡Y no quiero seguir hablando de esto! ¡Ya, Morinaga, basta mierda!- se descontroló, pero yo comprendía que su frustración estaba saliendo a flote.

-...- pasaron unos segundos en silencio y luego se me ocurrió una loca idea -¿Y si yo la cuido?-

-¿Qué?- me miró raro.

-¡Claro!- sonreí –Es decir, si lo que te preocupa es dejar a Maggie en manos de un extraño... entonces yo podría hacerme cargo de ella ya que también soy su padre-

-¿Y que renuncies a tu empleo? Pues serías un imbécil si tiras tu carrera por la borda después de tanto esfuerzo-

-Ah... pues ¿acaso no es exactamente lo que tú has hecho?- fui sarcástico.

-¿Me estás diciendo "imbécil"?- se ofendió y me sujetó del cuello mi camisa.

-¿Qué? No, no... claro que no- me puse nervioso.

-Mas te vale...- me soltó bruscamente.

-Lo que trato de decir es que...- suspiré y ordené mis palabras –Bueno... lo de renunciar a mi empleo no lo voy a hacer, pero tal vez pueda pedir vacaciones durante la semana del concurso. Así tú podrías asistir a la universidad para prepararte bien, y yo cuidar de Maggie-

-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA...- se burló de mí.

-Eh... ¿cuál es la gracia?- no entendí.

-¿Y tú crees que cuidar a Maggie es fácil?-

-Ya me dejaste en claro que como yo nunca he cuidado a un menor, pues no sé cómo hacerlo, pero... puedo aprender ¿no?-

-Olvídalo. No podrás con una niña. Además no solo es cuidarla, sino también educarla, tarado-

-Míralo como un experimento-

-¿Ah?-

-Sí. Es decir... tú eres experto en cuidar a Maggie, entonces por qué no me enseñas. Estoy seguro que aprenderé rápido y seré un gran asistente así como lo fui en el laboratorio cuando te conocí-

-Hmmmm- lo pensó –No creo que sea buena idea-

-¡Vamos, Sempai!- lo abracé de la cintura y él se sonrojó alejándose un poco sin soltarse de mi agarre –Date esa oportunidad. Yo sé que muy en el fondo quieres participar en esa feria-

-Morinaga...-

-Sé sincero conmigo, por favor- lo miré a los ojos.

-...- se sonrojó aún más.

-¿Tú quieres participar, cierto?-

-Sí...- miró al suelo un poco avergonzado –Sí quiero...-

-Entonces... como tu pareja... déjame apoyarte- acerqué mis labios a los de él –Te amo, Sempai-

No esperé a que él me dijera lo mismo, pues estaba tan avergonzado que estaba seguro que no lo haría; así que solo me dejé llevar y lo besé. Al principio, Sempai quiso alejarme, pero luego cedió y no puso fuerza. Fue un beso inocente sin ninguna intención oculta de por medio, y Sempai me correspondió. Tal vez Sempai no diga que me ama en palabras, pero lo demuestra cuando me besa.

Al fin pude convencer a Sempai. Estoy muy feliz, pues me costó esfuerzo. Puede que no sea por mucho tiempo, pero por lo menos volverá a su pasión por los experimentos. Gracias por comprender, Sempai. Te amo, te amo, te amo mucho. Ahhh... últimamente los besos de Sempai vienen con mucha pasión y eso me gusta. A veces me pregunto en qué cosas pensará Sempai cuando frota su lengua y sus labios con los míos.

-A papi Mori le gusta dale besitos a papi Sichi en la boca- una vocecita inocente se presentó cerca de nosotros.

-¡Ahhhhhh, bastardo!- Sempai reaccionó empujándome muy sonrojado -¿Qué haces besándome?-

-Pero, Sempai... tú...-

-¿Es así como quieres educar a Maggie?- estaba muy nervioso y se fue corriendo a nuestra habitación –¡Idiota!- se encerró de un portazo.

Era obvio que eso no lo dijo con mala intención, tan solo lo hizo para excusarse de sus acciones y que Maggie no lo juzgara. De algún modo me pareció tierno de su parte, pues ambos sabíamos perfectamente lo que estábamos haciendo.

POV SEMPAI

Confiar en Morinaga de verdad que me ponía los pelos de punta. No sé cómo ese idiota me había convencido de dejar a Maggie a su cargo, pero sinceramente sí quería concursar en esa feria. Los días pasaron volando y le confirmé mi participación al profesor Fukushima. Se puso muy feliz de tenerme como representante y me dio todas las instrucciones. Me informó que todo duraría una semana. De Lunes a Jueves tendría que asistir al laboratorio para idear y practicar el experimento con el que vamos a concursar y el Viernes nos presentaríamos en la feria de ciencias.

Una semana... ¡maldición! Voy a dejar una semana a Maggie con Morinaga. Bueno en realidad son 5 días, pero de todas maneras son 5 largos días en los que Maggie podría malograr toda la educación que le he brindado y convertirse en una pervertida al igual que Morinaga. ¡Morinaga, te juro que si haces algo estúpido... TE MATO!

Cuando llegué a la universidad sentí mucha nostalgia, pues hace casi 4 años que no ponía un pie adentro. Me sorprendió mucho de ver gente nueva que al verme se ponía nerviosa. Bien... al menos la gente no ha olvidado quien soy yo y se lo dice a los nuevos estudiantes. Sonreí malévolamente.

Fui a la oficina del profesor Fukushima y se alegró de verme. Me presentó con el equipo del concurso y juntos empezamos a preparar un gran experimento en el laboratorio donde hace años pasaba horas con Morinaga.

Todo esto se sentía muy bien. Extrañaba el olor de los experimentos, muestras, químicos y entre otras cosas. Mi bata blanca aún me quedaba a la perfección y no había perdido mis conocimientos profesionales en cuanto a mi carrera.

Ya habían pasado varias horas y empecé a preocuparme por lo que podría estar pasando en el apartamento. Es decir... Maggie y Morinaga solos. ¡Mierda! ¿Qué demonios estarán haciendo? Por suerte le había dado indicaciones muy serias a Morinaga sobre lo que debe y no debe hacer.

FLASHBACK

-Seguirás esta lista al pie de la letras ¿oíste? Así que escucha con atención- le enseñé una lista –Debes bañarla por las mañanas con agua tibia y al secarla debes ponerle talco en la piel para que algunas zonas no se irriten. Nada de comer dulces o alguna chatarra que malogre su alimentación balanceada. Nada de juegos estúpidos. Nada de programas tontos. Nada de hacer cosas que impiden su desarrollo intelectual. Debes darle leche tibia a las 5pm para que tome una siesta. Nada de perderla de vista ni por un segundo. Y lo más importante... NADA DE SALIR A LA CALLE-

-Descuida, Sempai, lo tengo todo bajo control- puso su cara de tarado.

-En primer lugar... no cargues a Maggie. No quiero que se acostumbre a andar cargada por todos lados. Ella sabe muy bien que debe caminar-

-De acuerdo, Sempai- la puso en el suelo.

-No quiero que la consientas, ni que la engrías, ni que cumplas sus caprichos-

-Entendido-

-Ay...- suspiró –No estoy seguro de esto-

-Sempai, confía en mí. Nada malo va a pasar- me llevó a la puerta –Además, ya se te hace tarde para ir a la universidad- me colocó mi mochila en los hombros –Tú solo concéntrate en tus experimentos, diviértete mucho y yo estaré esperándote en casa con Maggie y con una deliciosa cena-

-Eso espero, sino eres hombre muerto- lo señalé y luego me agaché a la altura de Maggie –Vas a portarte bien, Maggie- acaricié su rostro.

-Sí, papi Sichi- me sonrió y me abrazó –Te quiero-

-...- maldición... esta niña sí que hace que mi corazón se ablande –Yo... yo también- la abracé y le di un besito en la frente.

-¿Y para mí no hay beso?- preguntó Morinaga con una sonrisa de pervertido.

-Para ti hay esto- me puse de pie y le di un golpe en el hombro.

-¡Auch! Sempai, eso dolió-

-Esa es mi forma de demostrar cariño- se burló.

-Debo considerar que tus golpes vienen con amor... jejeje-

-Bueno...- suspiré y abrí la puerta del apartamento –Cuídense los dos-

-¡Chao, papi Sichi!-

-Hasta la noche, Sempai-

FIN DEL FLASHBACK

Me concentré mucho en lo que pudiera estar pasando en el apartamento y de la nada se me resbaló el tubo de ensayo rompiéndose en el suelo. Mis compañeros de grupo y el profesor Fukushima se asustaron y fueron a auxiliarme, pero yo estaba bien. Les dije que solo había sido un accidente y que yo mismo lo limpiaría, pero lo primero que se me vino a la mente fue... "esto es un mal augurio".

Llamaré a Morinaga para asegurarme que todo esté bien. ¡No! ¿Y qué tal si todo está en orden y yo me estoy preocupando por las puras? Quizás Morinaga esté vigilado a Maggie y si lo llamo se desconcentrará y la perderá de vista. ¡Maldición! Creo que me estoy volviendo un horrible paranoico. Debería calmarme. Nada malo ha de estar sucediendo. Mejor enviaré un mensaje de texto.

Respiré hondo y saqué mi celular. De todas formas si hubiera sucedido algo malo, Morinaga me hubiera avisado y no había rastro de él en mi celular. Entonces decidí ser yo el que mandara un texto.

De: Souichi Tatsumi

Para: Tetsuhiro Morinaga

¿Todo bien en casa?

Un mensaje breve, directo y simple que debió ser respondido en menos de un minuto, pero grande fue mi sorpresa cuando pasó 15 minutos y nada.

¿Por qué no me contesta? Morinaga siempre tiene su celular a la mano. ¡Qué raro! No, no puedo con este suspenso. Voy a llamarlo.

POV MORINAGA

A penas Sempai salió por esa puerta... sentí que era mi momento para demostrar que yo también puedo ser un buen padre como él. Estaba nervioso, pues nunca me había hecho cargo yo solo de Maggie, pero debía aprender de alguna manera y por suerte tenía la lista de cosas que debo y no debo hacer con Maggie, la cual Sempai me preparó...

-¿Por qué papi Sichi se fue?- Maggie preguntó con una expresión triste.

-Mi princesa...- me agaché para estar a su altura –Papi Sichi se fue a trabajar-

-¿Por qué?-

-Porque... los adultos deben trabajar, Maggie- le sonreí pues no sabía cómo explicarle la situación.

-Hmmmmm...- hizo un puchero como si fuera a llorar y la cargué para calmarla.

-No, Maggie, no llores. Ya verás que papi Sichi regresará en la noche-

-Quiero a papi Sichi-

-Sí, lo sé. Pero papi Sichi dejó de trabajar por mucho tiempo y ahora es momento que lo haga... aunque sea por un tiempo- suspiré –Pero hoy te cuidaré yo- le sonreí –Así que según la lista que nos dejó Sempai...- la saqué del bolsillo y la revisé dándome con las sorpresa que habían más cosas de las que me había dicho –Debes ver el programa educativo y...-

-¡Jugar, jugar!- gritó de felicidad.

-No, Maggie...- la senté en el sillón –Sempai dice que en las mañanas debes ver el programa educativo-

-No, papi Mori- hizo un puchero –Quiero jugar, quiero jugar-

Sinceramente no quería problemas con Sempai y quería cumplir mi promesa de cuidar bien a Maggie, sino ya no confiaría en mí. Con un puchero en el rostro de Maggie, prendí el canal educativo y me senté a su lado para asegurarme que lo vea.

Así pasamos casi dos horas, y en realidad yo tampoco me estaba divirtiendo. El programa era para niños, pero era bastante aburrido. Yo tampoco aguantaba la situación, así que mi paciencia se agotó…

-Ay… ¡qué aburrido!-

-Dibujos, papi Mori, dibujos- Maggie me pidió cambiar el canal.

-A este paso pues yo también prefiero los dibujos- suspiré –No sé cómo Sempai te hace ver este programa cada mañana-

-Quiero dibujos, papi Mori-

-Maggie… enserio pondría el canal de caricaturas, pero… si Sempai se entera me mataría-

-Hmmmmmm…- Maggie hizo un gesto como de querer llorar y sentí que mi corazón se partía.

-Ay…- suspiré –Mira… te propongo un trato. Yo te dejo ver dibujos si tú prometes no decirle nada a tu papi Sichi ¿de acuerdo?-

-¡Siiiii! ¡Siiii!- me arranchó el control y cambió el canal -¡Dibujos!-

¡Sempai va a matarme! Bueno… en realidad no lo hará si no se entera, pero… una niña de casi 4 años no sabe guardar un secreto. Ay no… bueno… de todas formas yo lo negaré. Aunque si hago eso estaría mintiéndole a Sempai y eso sería aún peor. No, no, no… qué hice. Debo… debo cambiarle el canal. ¿Qué estoy diciendo? No puedo hacer eso. Ya le ofrecí a Maggie que vea sus caricaturas y si le quito el control… llorará. Sé que no debo engreírla y cumplirle sus caprichos, pero… yo la quiero mucho y me gusta verla feliz.

El tiempo siguió transcurriendo y después del almuerzo, Maggie quiso jugar conmigo. Trajo una pelota grande de su cuarto y quiso lanzarla pero por suerte la detuve…

-¡No, Maggie!- revisé la lista de Sempai mientras le quité la pelota a Maggie –Aquí dice que no debes jugar con la pelota dentro del apartamento-

-¡Upa!- esa era la palabra que decía cuando quería que la cargue –Upa, papi Mori, upa- alzó sus pequeños bracitos.

-Pero, Maggie, Sempai dice que no está bien cargarte y…- suspiré –Ay… bueno. No va a pasar nada si te cargo por unos momentos- sonreí y la cargué, pero esta vez la subí a mis hombros dejando caer sus piernas alrededor de mi cuello –Quién quiere un paseo en los hombros de papi Mori-

-¡Yoooo! ¡Yoooo!- gritó de alegría mientras yo corría no tan rápido por el apartamento –¡Siiii! ¡Arre, arre!-

Nos entretuvimos un buen rato haciendo eso. Obviamente que yo tenía bien agarrada a Maggie para que no ocurriera un accidente; sin embargo, ese juego terminó cuando mis piernas se agotaron. Bajé a Maggie de mis hombros para ponerla en el sofá grande y yo poder sentarme a su lado. Empecé a jadear del cansancio, pero ella aún tenía energías, así que se puso de pie y empezó a saltar en el sofá...

-¡Juegos, juegos, juegos!-

-No, Maggie, estoy agotado-

-Juegos, papi Mori- se sentó e hizo un puchero para convencerme.

-Ya jugamos un rato y también vimos dibujos. Ahora debes hacer algo de la lista que nos dejó tu papi Sichi-

-No, no quiero- se cruzó de brazos.

-Vamos, mi princesa, por favor-

-No-

-Sino... tu papi Sichi se enojará y...- me imaginé a Sempai gritándome por mal educar a Maggie –Y... créeme que será conmigo-

-No- se negó y frunció el ceño como suele hacerlo Sempai.

-De seguro hay algo que te interese hacer en la lista que nos dejó Sempai- la saqué de mi bolsillos –A ver... veamos- empecé a revisarla –Blah, blah, blah, blah... juegos... ¿JUEGOS?- me sorprendí –"Hay una caja de juegos aprobados"- leí -¿Juegos aprobados?-

-No, papi Mori, no- Maggie me jaló la manga del polo para atraer mi atención.

-Al parecer, Sempai, sí te hace jugar a veces. Veamos qué son esos juegos- cargué a Maggie y la llevé hasta su cuarto.

Jamás pensé que en la lista de cosas que debo y no debo hacer que me había dejado Sempai no decía nada sobre jugar, pero parece que esa palabra también estaba en la sección de cosas que sí puedo hacer, pero con sus instrucciones. Se supone que solo podía permitir que Maggie juegue con las cosas que había en esa caja.

Llegué al cuarto, senté a Maggie en la cama y fui hasta el armario para buscar esa caja. Caja, caja, caja... ¿dónde estará? Hmmm... ¡Ajá, aquí estás! Había encontrado esa dichosa caja que era algo mediana. La puse encima de la cama junto a Maggie y la abrí...

-A ver... qué tenemos aquí- saqué lo primero que vi –Mira esto...- se lo enseñé –Es... es... es... un ábaco. ¡Sí! Un ábaco y...-

-...- Maggie seguía con el ceño fruncido y cruzada de brazos.

-Y...- suspiré –Ay... lo sé... los ábacos no son divertidos, pero...- lo dejé a un lado y volví a meter mi mano en la caja –Aquí hay más cosas... como...- saqué el segundo juguete –Mira esto, Maggie, es... es un... tablero con el abecedario el cual no hace nada en especial- también me decepcioné, pero lo dejé a un lado y volví a meter mi mano –Veamos qué otras cosas hay en la caja de juguetes aprobada de Sempai- saqué el tercer juguete –Y ahora tenemos... ¿un cubo rubik? ¿es enserio esto?- me pareció ridículo –Una niña de casi 4 años no puede resolver esto y... creo que tampoco yo... jeje- reí inocentemente.

Estaba algo distraído, pero de pronto sentí que Maggie me arranchó el cubo rubik y lo lanzó al suelo con su pequeña fuerza. Entiendo que es una niña, pero fue una actitud bastante mal educada que yo tampoco iba a permitir...

-Maggie, eso no estuvo bien- me puse algo serio.

-¡Eso es feo!- señaló al cubo.

-Sí, pero no debes arranchar las cosas y menos lanzarlas de ese modo- suspiré –Por favor, recoge el cubo-

-¡No quiero!-

-Maggie, recoge el cubo-

-¡No!-

-Maggie...- mi paciencia se agotaba.

-¡Quiero jugar!-

-No vas a jugar hasta que recojas el cubo-

-¡NO!- alzó más la voz y siguió con su mala actitud.

FLASHBACK

-Bueno... lo de renunciar a mi empleo no lo voy a hacer, pero tal vez pueda pedir vacaciones durante la semana del concurso. Así tú podrías asistir a la universidad para prepararte bien, y yo cuidar de Maggie-

-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA...-

-Eh... ¿cuál es la gracia?

-¿Y tú crees que cuidar a Maggie es fácil?-

-Ya me dejaste en claro que como yo nunca he cuidado a un menor, pues no sé cómo hacerlo, pero... puedo aprender ¿no?-

-Olvídalo. No podrás con una niña. Además no solo es cuidarla, sino también educarla, tarado-

FIN DEL FLASHBACK

Recordé mi conversación con Sempai y sus palabras burlonas al decirle que yo podría cuidar a Maggie. Me sentí derrotado y un poco mal al darme cuenta que Sempai tenía razón y educar a Maggie no era tan sencillo como pensé.

No quiero decepcionar a Sempai. Quiero demostrar que puedo cuidar a Maggie, quiero demostrar que sí puedo contra una niña péquela y quiero demostrar que también soy tan buen padre como Sempai. ¿Buen padre como Sempai? ¡Eso es! Voy a ser más como Sempai y menos como yo.

Una gran idea se me ocurrió y decidí aplicarla, ya que Maggie tenía una actitud insolente...

-¡Quiero jugar, papi Mori!-

-No vas a jugar, Maggie-

-Sí voy a jugar-

-Que no-

-Que sí-

-Que no-

-Que siiiiiiiiiiiii-

-¡No, Maggie, no! ¡No vas a jugar, entiendes!- perdí la paciencia.

De pronto... el ambiente se puso muy silencioso. No me percaté se me había pasado la mano y alcé la voz muy fuerte. Ahora mi ceño estaba fruncido involuntariamente y mi corazón se rompió cuando Maggie cambió la expresión de su rostro de enojada a triste. Su ceño se desvaneció, sus labios formaron un puchero, y sus ojitos se achinaron empezando a derramar lágrimas...-

-¡Bwahhhhhhhhhhhhhhh!-

-No, Maggie, no llores. Lo siento mucho...- intenté calmarla, pero no funcionaba.

-¡Bwahhhhhhh! ¡Bwahhhhhhhh!-

-Por favor, ya no llores- insistí –Lo lamento, enserio. No debí gritarte- me sentí muy culpable.

-¡Bwaaaaaah! ¡Papi Mori no me quiereeeeeeeeee!-

-Sí te quiero mucho, mi princesa, te quiero muchisisisisisimo- la abracé.

-No... no...- se le entrecortaba la respiración –Tú... tú me... gritasteeeeeeeeeeeeee- continuaba con su llanto.

-Perdóname, Maggie- le di un besito en la cabeza –Prometo no volver a gritarte, enserio, pero ya no llores, por favor- entonces se me ocurrió una idea –¡Ya sé! ¿Recuerdas que te prometí llevarte al centro de Nagoya algún día?-

-Hmmmmm...- se separó de mi abrazo y se sobó los ojitos –S... sí...-

-¿Qué te parece si hoy te llevo al centro?

-¡Sí!- se emocionó de repente -¡Sí! ¡Al centro, al centro!-

-¿Y comemos unos helados?-

-¡Sí! ¡Helados, helados!- se puso tan contenta con la idea que empezó a saltar en su cama.

-Jajaja...- reí, pues me gustó mucho verla tan feliz –Entonces así será, mi princesa- le acaricié el rostro –Pero debes prometer que no le dirás nada a tu papi Sichi ¿lo prometes?-

-Sí, papi Mori- sonrió.

-¡Bien, entonces vamos!-

Nos bañamos y nos vestimos lo más rápido que pudimos para poder ir al centro. No tenía ganas de manejar, porque realmente quería estar al pendiente de Maggie, así que tomamos un taxi y nos bajamos donde estaban todas las tiendas. Mi princesa estaba muy feliz de salir a la calle. Se quedaba impresionada con todo lo que veía y su rostro reflejaba una gran sonrisa. La tomé de la mano y le di indicaciones...

-Bien, Maggie, vamos a ir por las tiendas, pero prométeme que no me soltarás la mano ni tampoco te alejarás de mí ¿de acuerdo?-

-Sí, papi Mori, siiiiiiiii- gritó de la felicidad.

Pasamos por muchas tiendas, ya sea de ropa, calzado, adornos, juguetes, entre otros; y Maggie estaba más que feliz queriendo entrar a todas. El día ya se estaba oscureciendo y no quería estar mucho tiempo en la calle con una niña de casi 4 años y en el centro de Nagoya; así que busqué la tienda de helados más cercana y me acerqué. En el trayecto, sentí que Maggie empezó a jalarme la mano...

-Papi Mori, mira... ¡juegos!- señaló un pequeño jardín donde había columpio, sube y baja, toboganes, carrusel y otros juegos más -¡Quiero jugar, quiero jugar!-

-No, Maggie, ahora no. Ya se hizo tarde- me negué y la llevé rápidamente a comprar los helados.

Me acerqué al mostrador y pedí dos vasitos con helado para Maggie y para mí. Pagué el costo total y cuando me iban a entregar los helados... sentí que mi celular vibró. Lo saqué para ver quién era y me había llegado un mensaje de Sempai el cual me hizo muy feliz. No lo pensé dos veces y lo abrí...

De: Souichi Tatsumi

Para: Tetsuhiro Morinaga

¿Todo bien en casa?

Lo leí y me emocioné mucho al saber que a pesar de estar trabajando, Sempai pensaba en nosotros. Estaba a punto de responderle y obviamente decirle que todo estaba bien en casa, cuando...

-Señor, sus helados- me entregó el encargado y yo los recibí.

-Gracias- agradecí con una sonrisa y miré hacia abajo para entregarle su helado a Maggie, pero fui yo el sorprendido -¿Maggie?- no la vi a mi lado -¿Ma... Maggie?- comencé a buscarla desesperadamente con la mirada.

-¡Maggie!- mi miedo aumentaba y empecé a llamarla en voz alta -¡Maggie! ¡Maggie!-

Estaba pasando por el gran susto de mi vida y personalmente me dejaba sin palabras. No sabía qué hacer y mi respiración estaba muy acelerada por los nervios. Además... no lo pude soportar más, y dejando los helados en la tienda, corrí a buscar a mi hija Maggie-

-¡Maggie! ¡Maggie! ¡Maggie!- salí a la calle a buscarla como si estuviera loco -¡Maggie, donde estás!- no la encontraba por ningún lado así que empecé a preguntarle a otros peatones –¿Señor, ha visto una niñita de casi 4 años, ojos claros, y cabello azul?-

-Lo siento, pero no- me respondió un señor.

-¿Señorita, ha visto una niñita de casi 4 años, ojos claros, y cabello azul?- pregunté a otra persona.

-Eh... no-

-¿Señor, ha visto una niñita de casi 4 años, ojos claros, y...?- volví a insistir.

-Ahora no, joven- ni siquiera me dejó terminar la frase y se fue apurado.

Ay no... y ahora qué voy a hacer. ¡MAGGIE ESTÁ PERDIDA! No, no, no... Sempai va a matarme. No solo eso. Él va a matarme, luego me revivirá y luego volverá a matarme para que yo sufra doble. No puede ser... ¡cómo me pudo pasar esto! Solo me volteé por uno o dos minutos, y luego ya no estaba... ¡POR QUÉ!

Mientras renegaba de mi mala suerte... me imaginé en cosas horribles que pudo haberle pasado a Maggie. Empecé a correr como loco y revisar dentro de las tiendas del centro.

Nada, nada, nada... nada ¡NO ESTÁ! Maggie no está por ningún lado.

Durante mi desesperada y ardua búsqueda de Maggie por el centro de Nagoya lleno de gente,... nuevamente mi celular empezó a vibrar. Me quedé petrificado al ver la pantalla ¡No, no, no puede ser! Esto no puede estar pasándome... no ahora... NO HOY. Tragué grueso y a la vez el pánico se apoderó de mí.

Llamada entrante...

Sempai

CONTINUARÁ...

Hemos llegado al final del Capítulo 1 de "SEMPAI SE CASA 3". Espero que les haya gustado y se hayan reído con esta nueva temporada. Muchas gracias por leer este fic, pues me hace muy feliz que les guste mi trabajo, el cual hago con mucha pasión y cariño para ustedes y para mí. Ya saben que los domingos, subo un capítulo nuevo.

Esperaré ansiosamente sus comentarios.

GiseSanito