*Disclaimer: DHMIS es propiedad de Rebecca Sloan y Joe Pelling. Y he de decir que es realmente impresionante.
I'm a computery love guy
Capítulo 1
Shrignold abrió lentamente los ojos, sintiendo cansancio y pereza por todo el cuerpo, tomó con ambas manos la manta y la volvió a extender hasta cubrir su cabeza, después procedió a relajarse, pretendiendo, claramente, seguir durmiendo. Sin embargo, un sonido fuerte y molesto le dijo que no podría darse dicho privilegio. ¡Por Malcolm!… Tony.
Tony odiaba desperdiciar el día, y el tiempo en general ¿cómo pudo haber olvidado que no podían permitirse los dichosos cinco minutos más? Escuchó unos pasos fuertes por el pasillo y un estruendo en la habitación de junto. Frotándose los ojos procuró empezar a levantarse, no deseando los abominables gritos de despertador junto a la oreja que recibía Paige cada mañana por su tardanza.
Se puso las pantuflas, una bata y antes de alejarse de la cama hizo la ceremonial reverencia a la foto de Malcolm que tenía en un portarretratos en la mesilla. Se fue a dar una ducha relajante (De cinco minutos a menos que quisiese que empezaran a caer pescados de la regadera), saliendo se colocó la túnica azul con rayas amarillas, se peinó el cabello hacia atrás cuidando mantener sus antenas intactas, secó con cuidado sus alas, se puso los zapatos y procedió a salir corriendo de su habitación. Debía llegar a la cocina antes que Paige, puesto que no deseaba un desayuno probando creativas variedades de mezclas de especias en el café o "mermelada de brillantina casera" en sus tostadas.
Tony estaba sentado a la mesa, tomando una taza de té mientras leía el periódico de forma rápida y eficiente. Una vez en su curiosidad él y Paige habían cronometrado cuánto tardaba en su rutina mañanera, descubriendo que desde que despertaba hasta dignarse a hacer algo distinto de lo habitual demoraba tres horas con doce minutos. Como broma, Paige una vez se forzó a despertar antes y le usó el baño, haciendo que se demorase cinco minutos más de lo usual.
Luego de que estuviese haciendo su grito de alarma todo el día, ellos dos (Y los otros tres pobres habitantes de esa casa) hicieron el acuerdo de dejar a Tony hacer su rutina diaria antes de lo que sea.
Shrignold puso a funcionar la cafetera, apoyándose en el mueble de la cocina, mirando a Tony hacer el movimiento de señalar el reloj de muñeca como todas las mañanas sin quitar los ojos de la imprenta. Aun en rutina aparentemente llegaba tarde al desayuno todos los días. Según Tony, la culpa la tenía la reverencia ceremonial y el peinar su pelo hacia atrás, cosa que descuadra los cálculos de Tony respecto a cuánto debía demorar, pero él ya tenía claro que nunca cambiaría dichas costumbres y Tony podría irse a comer rábanos a pares, para lo que le importaba.
Sacó su taza rosa con un enorme corazón rojo (Súper afeminada y poco creativa según sus "compañeros") y se sirvió su común café con leche, crema y chispas de colores. Sacó un paquete de mini muffins de arándano y se posicionó a sí mismo en su puesto habitual en la mesa, empezando su desayuno.
No necesitaba ser "el señor del tiempo" para saber que en cuatro punto tres segundos se escucharía el estruendo de un cuerpo rodando escalera abajo para posteriormente ver la aparición de Paige en la cocina con su multicolor pelo ensortijado revuelto como platillo de fideos y con una bata blanca llena de manchas de pintura hechas por ella misma. Sin orden ni concierto (Y aprovechando la cafetera lista), se sirvió un café negro, al que agregó dos gotas de colorante amarillo en su taza de colores, sacó una enorme rebanada de pastel arcoíris del refrigerador y empezó a devorar sin sutileza, sentándose a un lado de Tony, quien en modo automático, sin siquiera mirarla, extendió una servilleta. Paige rio como cada día, batió las pestañas y le besó la mejilla, dejándole una mancha de color que se quitó con un suave movimiento de muñeca. Paige limpió su boca y continuó su comida.
"Special one" pensó Shrignold mirándoles mientras acababa de un sorbo lo que quedaba en su taza. Tenía un brazo apoyado en la mesa y sosteniéndole la cabeza, una sonrisa pegada en la cara aunque a la vez sentía repugnancia y sentimientos verdes que no podía confesar. Tomó sus platos sucios y los lavó, sus antenas rebotando suavemente en un vago intento por escuchar las risas coquetas de la chica pretendiendo llamar la atención del hombre de tiempo antes de terminar lo suyo. Escucharlo gritar sería un suplicio castigador que seguramente Malcolm mandaría por sus propios malos pensamientos, pero no dejaba de verlo como algo adorable de algún modo.
Dejó los platos secando y se dirigió al jardín para poder ver la hermosa naturaleza poco creativamente verde, aspirar el aire limpio sin polvo ni brillantina y poder pensar. Se sentó levantando las rodillas a la altura del pecho, mirando las cosas a su alrededor. El amor es maravilloso… Hizo una mueca. Los feos sentimientos de la repulsión y el verde estaban en él, ya era inevitable negarlo estando a solas consigo mismo. (Valga la redundante redundancia)
Special one… Todos tienen uno, no hay por qué estar solo…
Oh Malcolm, ¡Por supuesto que lo comprendía! Pero… ¡¿Por qué el suyo tiene que demorar tanto en aparecer?! Se mordió el labio con impaciencia. Había dos parejas formadas en esa casa, un niño que no obtendría su special one hasta ser mayor y él. ¿Por qué esas personas alejadas de la palabra de Malcolm tenían su "one" y él no? Paige y Tony no eran los únicos. Robin y Harry también. Ellos también estaban juntos. Un hombre pájaro y una ¿persona?-trapeador roja.
En teoría esto no tenía nada de malo, puesto que el amor era el amor y Malcolm estaba de acuerdo en permitir que dos machos se juntaran ante el gran poder del corazón. Él mismo no se sentía interesado en las hembras. Sin embargo, para Shrignold lo que era doloroso y humillante el hecho de que el tipo con el que suele pelear y tener continuos problemas consiguiese el amor antes que él (¡Jódete Robin! ¡Ve y jódete!). Por supuesto, también tenía que ver el hecho de que no quisieran utilizar el anillo protector y formar parte de su hermosa comunidad, lo cual bien le provocaría pronto una ulcera ¿Qué pasaba con la falta de fe en esa casa?
Pasó casi una semana con sus amigos en las nubes luego de eso, no quería bajar a esa casa llena de personas que insultaban su creencia y se sentían demasiado buenos como para ser parte de su culto. Qué indignante. Sin embargo, luego de hablar un poco con Malcolm (hey, que aunque no hable se comunica, ¿eh?) decidió abrir un poquito su mente y permitir que las personas eligiesen tirar su vida al basurero a causa de sus malas decisiones. Ya llegarían eventualmente cuando todo se fuera al carajo.
Sus ánimos fueron suficientes para darles un poquito de su bendición a la extraña dupla, quienes recibieron con gimoteos cansados su regreso a casa. Días después le quitó el pedacito de bendición que le había dado a la pareja después de una fea riña con Robin, pero esa era otra historia.
Después de ese tiempo reflexivo con Malcolm, se sentía mejor y renovado, lo cual le permitía volver al motivo que le movía a despertar cada mañana (Aparte de divulgar y adorar la palabra de su rey) el cual era encontrar a su special one. Luego de mucho meditar, se dio cuenta que tal vez ya lo había conocido, pero aún no llegaban a tener ese momento de quiebre de tensión amorosa que sucedió con el par rojo-verde, por lo que empezó a pensar en quienes conocía. Descartó a la mayor parte de sus amigos creyentes, puesto que estaba seguro que si fuese uno de ellos ya lo habrían descubierto ambos. Quitó evidentemente de su lista a la pareja conformada, sacó a Manny por ser un niño demasiado joven y a Paige por el mero hecho de ser una mujer, cosa que no le atraía en lo absoluto por lo que finalmente concretó que debía ser Tony.
El tipo con obsesión del tiempo y la hora era alto, de porte elegante, serio y honestamente atractivo, incluso con la marca de aguja de reloj roja en la cara. Caminaba a pasos gráciles, usualmente con traje y calculando cada segundo como si fuese el último. Él era su special one, solo que no se había dado cuenta antes, y él aun no tenía la más mínima idea.
Notó luego de un par de intentos infructuosos que el acercamiento directo no funcionaba, y que debía recurrir a cosas más sofisticadas y delicadas, debía hacerle saber haciendo mezcla de ambos que podían llegar a ser un buen elemento. Que siendo él el azul y Shrignold adoptando el papel del color amarillo, podrían hacer el tan odiado verde de la naturaleza y la tranquilidad. Todo podría haber sido absoluto, maravilloso y acertado, parecía ser eso lo que Malcolm quería para él…
…Hasta que se dio cuenta.
No puede haber special one con dos personas, era inglés básico, vamos. Luego de ardua observación, dejar de hacerse el idiota, madurar emocionalmente, comprender dolorosamente que no era su tiempo (irónico) y hacerse el muerto tres horas en un vano pero importante esfuerzo de conseguir la compasión de su rey que le permitiría quedarse con el chico en cuestión, se permitió a sí mismo notar la importante tensión amorosa entre Paige y Tony, y que, claramente, él la elegiría a ella en cien líneas de tiempo diferentes antes de que siquiera llegase a cruzar él por su mente como un vago destello de lo que podría ser para, posteriormente, volver a elegirla.
Poco después descubrió que su "gusto por él" no era más que un intento más que desesperado por encontrar a su special one, que no lo quería de esa manera, y que era un alivio no haber cometido un error, puesto que hubiese acabado impidiendo la llegada correcta de su verdadero "one". Bastó su intervención para que en cinco días se consumaran como una pareja, otro par con su repugnante decisión de no utilizar los anillos y que aun así ya había encontrado a su otra mitad.
Y ahí quedaba él… Shrignold, el adorador de Malcolm, siempre "la casamentera", nunca "la novia".
Miró al cielo dándose cuenta de pronto que ya no estaba sentado sino recostado, y que su ropa se encontraba humedecida ¿Habían encendido los aspersores con él ahí? No, eso era seguro, la pregunta real era ¿No se dio cuenta de que estaba siendo mojado? El tema de su special one debía tenerlo peor de lo que pensaba. Se puso de pie haciendo una mueca por su trasero mojado y empezó a caminar con las piernas abiertas en dirección a la casa, con la idea de no irritarse los muslos, solo quería llegar a su cuarto, darse otra ducha de cinco minutos y tirarse en su cama para seguir reflexionando de lo trágico que era divulgar amor sin aun conocer a su special one.
Pasó por afuera del salón con dirección a la escalera cuando escuchó algo desde la habitación. Enarcando la ceja se asomó, sintiendo molestia por la ropa interior mojada, pero restándole una gran cantidad de importancia ante lo que vio. En principio, eran solo Harry, Robin y Manny jugando un juego de mesa con una pregunta que no podían resolver, pero la repentina llegada de aquel maestro de computadora le sorprendió, incluso lo suficiente como para pasar por alto al experto en la Tierra o a la maestra de las laptop. El tipo era de piel muy blanca, el pelo gris, camiseta y pantalones de andar por casa, con un teclado pegado de silicón con un cable saliéndole, un brazalete en la mano izquierda con una superficie en la palma para hacer de mouse y unos lentes computarizados que hacían de pantalla a la vez que podía ver la realidad, por último, se coronaba con unos enormes auriculares en los oídos.
Era impresionante, en realidad. Se lo quedó mirando extrañado, esperando poder ver algo de la lección antes de irse a duchar rápidamente. Contempló las imágenes digitales con cautela, esperando tranquilamente el momento en que todo se saldría de control como ha pasado con sus predecesores. La primera explosión fue cuando Harry le había tocado de improviso, y Shrignold sintió sus antenas temblar con los glitch impulsivos en su voz, hizo una mueca, pretendiendo retirarse, pero sin conseguirlo, viendo la lección en una hipnosis que podría tener que ver con los espontáneos flashes e imágenes aleatorias.
Se apoyó en el marco de la puerta con los brazos cruzados por el frío, dejando de lado la idea de irse antes de terminada la canción. Contempló tranquilo el espectáculo, dando respingos esporádicos según lo mostrado, pero no podía más que notar la forma en que Robin y Manny se encontraban disfrutando del paseo, todo lo contrario a lo sucedido con anterioridad. Trató de no dejarse llevar por prejuicios y continuó esperando a que todo se fuera al diablo. Esto no tardó en pasar, sin embargo, las puertas del infierno se abrieron a una sola alma; Harry, cuya cabeza al final de la canción explotó en una nube de confeti y brillos que hubiese hecho muy feliz a Paige de haberla visto.
Luego de terminada la fantasía, Robin y Manny despertaron, gritando al constatar el cuerpo sin cabeza del tercero, mientras las lágrimas caían por sus ojos.
"Bueno, eso pasa sin el anillo de protección", pensó con una sonrisa ligera y perezosa. Le hubiese encantado entrar a refregarle en la cara a Robin de su equivocación, pero decidió que lo haría cuando este se calmara un poco. Además, Manny le caía bien y parece ser que ya había pasado por mucho el día de hoy.
Se dio la vuelta con aire satisfecho, sabía perfectamente que era probable que Harry regresara, puesto que antes ya habían pasado por cosas difíciles, pero decidió saborear la victoria mientras esta se hallase frente a él. Fue entonces que sintió unos ojos mirándole, haciéndole volver a voltearse para encontrarse con el chico de lentes, este con el ceño fruncido y una evidente duda. En el momento que le miró a través de aquellos cristales computarizados, recordó lo hipnotizado que estaba, recordó que la victoria sobre Robin había sido otorgada por él y por último sintió como todo lo que había aprendido de pronto cobraba un nuevo maravilloso sentido. Dejó que su boca se abriera en una sonrisa que bien podría haberle rajado la cara.
¡Acababa de encontrar a su special one!
-Fin del capítulo uno-
