¡Hola chicas! Lo sé, no tengo ni perdón pero espero me perdonen. La verdad Octubre ha estado bastante pesado en mi oficina y el día de ayer pasé durmiendo todo el día (a decir verdad el domingo 01/nov también), así que entre regalos de Halloween y día de muertos, les traigo mi propio reto de Halloween.
No me ha quedado muy bonito, pero eso sí, me ha quedado largo, así que lo publicaré en dos partes (para que no lo sientan tan largo, así lo leen como quieran). Espero que a alguna les guste y no las empalague.
Disclaimer 1: todos los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi, yo solo los tomo para que nos hagan feliz un rato.
Disclaimer 2: espero no les empalague y sé que podría resultar monótono y aburrido, pero en un one shot, no me gusta dejarlos infelices, así que felices como perdices. Y finalmente disfruten, yo estoy que me caigo del sueño...
Dulchetato.
1ª parte
—¡Dulce o agggggg!
Los niños salen corriendo al verme disfrazada de zombie, el maquillaje que he ocupado dando la impresión que parte de mi piel se está cayendo los ha asustado.
—¡Hermana! —reclama mi hermano menor—. ¿No podrías utilizar solo un sombrero de bruja o algunas orejas de gato? —Souta se disculpa con los padres de los infantes que salen corriendo.
—Pero, me ha tomado mucho tiempo lograr el efecto —lloriqueo, mi madre dice que en ocasiones él parece el hijo mayor a pesar que es 4 años menor que yo.
—Vete a lavar hermana por favor —me insiste avergonzado—, o de lo contrario la provisión de dulces y chocolates nos quedarán de por vida.
He comprado una cantidad absurda de dulces, chocolates y paletas, generalmente en nuestro vecindario a pesar de ser privado, hay muchos niños que se disfrazan tocando cada timbre recorriendo cada casa en busca de un buen botín, así que cada año me preparo de provisiones para no quedarles mal.
Hago lo que Souta me indica y me quito el maquillaje y me decido por mi disfraz número 2. El timbre vuelve a sonar y me emociono.
—¡D-dulce o... Aggggg!
El 4º grupo de infantes sale corriendo también, Souta me vuelve a regañar.
—¿Y ahora qué tengo de malo? —lloriqueo dándome la vuelta para enseñarle mi traje de vampira a mi hermano.
—Si solo tuvieras el traje no estaría mal, pero tus colmillos, la sangre y el pedazo de brazo que vas mordiendo sacándole la sangre no es una buena combinación.
—¿Por qué? Los vampiros toman sangre.
—Hermana —Souta se empieza a impacientar.
—Vamos hijo, tu hermana solo siente el espíritu de la noche de brujas —interviene mi madre.
—Pero que lo sienta en alguna fiesta o alejada de los niños, de lo contrario empezarán a decir que en esta casa viven monstruos y los niños no se acercarán —mi madre sonríe—. Así que pasaremos al plan B.
—¿No sería el plan C? Porque este es mi segundo disfraz —Souta niega de un lado a otro.
—Mi plan A era dejarte a ti los disfraces, el plan B es que te pongas lo que te he preparado.
—Pero...
—¡Sin excusas! O de lo contrario no podrás salir a repartir los dulces.
Mi hermano menor es un viejo de 70 años amargado y solitario encerrado en el cuerpo de un chico de 20, mi madre ríe llevándome a su habitación para entregarme el disfraz que ha preparado para mí. El timbre vuelve a sonar.
—Es tu turno hermana —grita emocionado Souta al final del pasillo.
—¡Estás loco si piensas que saldré así!
—¿Qué tiene de malo? —no me he puesto el traje solo la cabeza y me estoy viendo al espejo.
—¡No podría salir así! Esto no es divertido —el timbre vuelve a sonar.
—Lo que no es divertido es que espantes a los niños —mi madre me anima y me insta a salir. Los ojos de Souta resplandecen al verme disfrazada del muñeco de nieves de una película de Disney, con la diferencia que la cabeza tiene un orificio para que mi rostro se pueda ver, mi madre me ha puesto bastante rubor rosado en las mejillas para que éstas sobresalgan—. ¡Ese si es un disfraz digno!
—Digno de vergüenza —el timbre suena por 3ª vez y no queda de otra que abrir.
—¡Dulchetato!
Al abrir la puerta me encuentro a dos gemelitos preciosos disfrazados, la niña de una flor y el niño de una abeja, el recipiente de los dulces de ella es otra flor mientras que el de él una colmena, me muero de la dulzura al verlo.
—¡Vaf! —gritan ambos con los ojos brillosos y la boca abierta—. Toto Vaf —dice la niña.
—¡Pero qué lindos! —chillo al verlos agachándome para sobarles la cabeza.
—Lleve Vaf, Lleve —me dicen ambos tocándome los brazos, no entiendo ni una palabra de lo que dicen.
—¡Sakura! ¡Haku! Concéntrense —grita una voz masculina grave y muy aterradora. Me levanto asustada viendo al tremendo y hermoso peli plata que lleva un pañuelo en su cabeza y un parche en el ojo izquierdo simulando un pirata.
—Shi Toto —dicen los pequeños cuadrándose y me vuelven a enseñar sus recipientes—. Dulchetato —me muerdo los labios intentando no reírme de los pequeños, ahora sí les entiendo.
—Es: dulce o trato —los regaña el peli plata y los dos cambian sus caritas.
—No se preocupe, les he entendido bien —le digo con una sonrisa para tranquilizarlo. Les coloco varios chocolates, tres paletas a cada uno y muchos dulces—. Aquí tienen preciosos.
—Por favor, no diga cosas tan irresponsables —me regaña.
—¿A qué se refiere? ¿Qué cosas irresponsables?
—Les está diciendo a niños de casi 2 años que no importa si hablan bien o mal, que de todos modos cualquiera podría entenderlos, eso es algo irresponsable de su parte.
Inflo mis cachetes completamente molesta pero ¿Quién diablos se a creído que es?
—Toto, Vaf casa, tucho taloy ti —¡Diablos! No les he entendido nada.
—Habla bien Sakura, de lo contrario no entiendo nada de lo que dices —la niña suspira y el niño se acerca a ella dándole palmaditas en la espalda para animarla, yo me agacho para contemplarlos mejor, son tan lindos, blancos y rosaditos que parecen de revista, sus ojos son del mismo color que el hombre, unos dorados que parecen pequeños soles en su rostro.
—Ovaf deyite ati, tucho caloy —el peli plata se restriega la cien negando de un lago a otro.
—Creen que tú eres Olaf.
—¿Olaf? —pregunto con cara de no saber de lo que está hablando.
—El muñeco de nieve de quien te has disfrazado se llama Olaf, de la película Frozen, creen que te derretirás aquí porque hace mucho calor.
—Awn —me sale un gemido que retengo con mi mano derecha, ahora lo entiende, cuando dicen Vaf o Ovaf quieren decirme "Olaf" si dicen "lleve" se refieren a la nieve, son todas unas ternuritas y sin pensarlo los estrecho contra mi pecho.
—Nuestra casa es bastante helada cuando nieva así que creen que si te llevamos no te derretirás —intento rebuscar en mi memoria el nombre de la protagonista, creo que lo he visto en algún lado. Así que me pongo seria y los veo directamente a sus rostros rosados.
—Olaf irá en búsqueda de su ama, ella me dará el abrigo más helado que pueda conseguir y así no me derretiré —los niños me observan como si les hablara en un idioma diferente, el peli plata suspira agachándose a la par mía para tomarles las manitas que están cubiertas por guantes a juego con sus disfraces.
—Olaf es de Elsa —los niños asiente y gritan ¡Lesha!—. Y ella está dormida, así como pronto estarán ustedes —ellos niegan y salen corriendo alrededor de nosotros—. Así que Olaf tiene que quedarse para cuidar de Elsa ¿Entienden?
—¡Shi Toto! —sus rostros se iluminan y cada uno me dan un beso en ambas mejillas—. Gachias Ovaf.
—Son unos niños hermosos.
—La verdad es que sí —el rostro de él se enternece al ver como cada uno sacan una paleta de su recipiente y se la entregan para que pueda abrirlas—. Se han enamorado de tu disfraz ¿No te gustaría venir a una fiesta esta noche?
Me levanto de un solo golpe ¡Ni siquiera lo conozco! Los niños se me prenden de las piernas abrazándolas.
—¡Fhista! Ovaf vamos.
—Pero... Yo... —se levanta entregándome una tarjeta de presentación: "Sesshoumaru Taisho, Director Presidente de Juguetes Taisho"—. ¿U-usted es el presidente de juguetes Taisho?
—Así es. Sakura, Haku tenemos que continuar si quieren que su botín crezca.
—¡Shi Toto!
—Si te decides ir la dirección de mi casa está detrás de la tarjeta. Nos vemos —mi corazón no deja de latir fuertemente al ver como los tres se retiran.
Le comento a mi madre lo que ha sucedido y detrás de la ventana observa como él con esos pequeños van pidiendo dulces en las otras casas. Me quito la cabeza de Olaf y suspiro, mi madre me entrega una de taza de té, a pesar que todavía no estamos en invierno pero el otoño nos está azotando con bajas temperaturas.
—Yo creo que deberías ir.
—Mamá ¿No crees que deberías de darme otra recomendación? Algo como: "Nunca confíes en extraños", eso sería lo que una madre diría.
—Quizás no soy una muy común —se ríe como una quinceañera.
La verdad es que mi madre es bastante aventurera, nos anima a cosas que generalmente los padres no lo hacen, como a tomar nuestro propio para que podamos decidir si es peligroso o no, después de todo siempre dice que seremos nosotros quienes tendremos que enfrentar la vida y que ella no estará siempre para protegernos.
—No creo que sea un hombre tan malo si anda detrás de sus hijos.
—¿Cómo sabes que son de él?
—Son la copia de él ¿No lograste verlos bien?
—Sí —recuerdo con nostalgia a pesar que solo han pasado 10 minutos desde que se fueron.
Pongo 3 diferentes disfraces encima de mi cama, el zombie, la vampiresa o un hombre lobo, todos son bastante terroríficos, pero es obvio que a los niños les ha gustado "Ovaf" me rio al recordar como saltaban emocionados viendo al muñeco de nieve, así que él tiene ganada la batalla.
Tomo un taxi y tardo 45 minutos en llegar, estoy temblando de pies a cabeza y eso no tiene nada que ver con el frio, a pesar que el taxi tiene calefacción.
—Llegamos señorita Kagome —me indica el taxista quien me entrega su tarjeta para poderlo llamar cuando la fiesta termine, así me sentiré más segura que sea alguien conocido.
—Gracias señor Totosai.
La casa es impresionante, una figura arquitectónica de 3 pisos y nada tradicional para una casa, porque desde afuera da la impresión que cada habitación está representada por cuadrados. Tiene un gris impecable, como si cada vez que se ensuciara alguien la volviera a pintar con algunos detalles en negro que la hace resaltar. El jardín exterior es inmenso, calculo por lo menos 10 metros desde donde me deja al taxi hasta la puerta de entrada, los autos se estacionan frente a la puerta y un chico los toma para irlos a parquear, pero la decoración es bastante llamativa, todo el jardín da la impresión que es un cementerio con lápida que salen del suelo, a decir verdad es un poco espeluznante.
—Feliz noche de difuntos señorita —me saluda el señor de la entrada y yo le entrego la tarjeta de presentación.
—Feliz noche... Señor... —mi voz se quiebra y mi cabeza da vueltas, estoy demasiada nerviosa ¿Por qué habré aceptado venir?—. Yo... Bueno... El señor S-Ses... El señor Taisho...
—¡Owaf! —saltan mi regazo los pequeños que todavía andan vestidos de abeja y flor—. Cholate yico —me dice el pequeño Haku y veo que está comiendo un pequeño chocolate de los que he regalado frente a mi cada.
—¿Te gustan?
—¡Shi!
—Ven Owaf, casha gande y fiya —creo que lo que me dice la pequeña Sakura es que es una casa grande y fría, y cuando entro siento un intenso calor.
Todo está oscuro, hay maniquís de brujas pegadas a las paredes volando en sus escobas, la voz de una ellas retumba en la casa a pesar que también se puede escuchar música para bailar. Algunos ataúdes y las manos de un muerto saliendo de ellas ¡Dios! La casa es enorme pero no puedo evitar reprocharle en mi cabeza al peli plata por poner un ambiente tan terrorífico a estos pequeños.
—Owaf —me dice la pequeña con sus ojos brillosos y su cara compungida—. Saku tene Meyo, los mueytos comen yinos.
—¡Oh no preciosa! Estos muertos son falsos y no pueden comerse a los niños —le digo intentando animarla, pero ella se aferra tanto a mi pierna que tengo que cargarla para poder caminar, no pesa casa nada, es tan menuda que me da ternura. Me acerco a una de las tumbas en donde sale una mano para tocarla y demostrarle que todo es falso—. Mira Sakura, esto son solo muñecos.
Y al momento en que toco la mano siento que me agarra y el ataúd se abre saliendo una persona que se le está cayendo el rostro a pedazos.
Los tres damos un grito tan fuerte y yo retrocedo al ver cómo el muerto se sienta en el ataúd, de pronto alguien me toca el hombro y doy la vuelta volviendo a gritar como desquiciada.
—Tranquila —me dice el peli plata que ahora va con su cabello suelto, porta un kimono masculino blanco, sobre el cual lleva una armadura de acero con púas, lleva un obi de color amarillo en la cintura en el que carga una espada; sobre el hombro derecho lleva su estola de color blanco. En medio de su frente tiene una luna morada y en sus mejillas unas rayas del mismo color, da miedo pero se ve bastante apuesto.
—¡Mal...! —quiero soltar todas las malas palabras que se me vienen a la mente pero en eso recuerdo que tengo a la pequeña Sakura en mis brazos y me muerdo los labios para que ella no pueda escuchar nada—. ¡Dios! Pero ¡¿Qué es eso?!
—Es solo un actor contratado para aparentar que es un zombie.
—¡¿No puede tener un poco de sentido común?! Los niños estás muertos de miedo.
El pequeño Haku está con los ojos llorosos pero mordiéndose los labios para no llorar, Sakura se aferra a mi hombro como si yo pudiera salvarla de todos los peligros de este "bajo mundo". Me agacho y con dificultad también llevo a mis brazos a Haku cargándolos a los dos. Ambos se alegran esbozando una sonrisa a pesar que las lágrimas van recorriendo sus rosadas mejillas.
—Les dije que estuvieran en mi habitación, no he decorado el 3er piso pensando en ellos.
—¡Está loco! ¡Son niños! Los niños nunca pueden permanecer quietos.
—Sakura y Hakudoshi deben hacerlo porque yo lo ordeno.
—¡No son perros entrenados! Son niños de 2 años.
Lo dejo hablando solo y me llevo a los niños en mis brazos completamente molesta y bufando domo toro enardecido, pero ¿Quién se ha creído? Maldito idiota que cree que son los niños son robots. Llego hasta una puerta de vidrio y una mujer que está vestida de calavera me la abre para que pueda pasar.
Si pensé que el jardín exterior era grande es porque todavía no había visto la majestuosidad del jardín interior que está prácticamente diseñado para ellos, hay una variedad de juegos, columpios plásticos para resistir solo su peso, un pequeño castillo rosado de princesa para Sakura y otro de color gris como si fuese una fortaleza para Haku, una de esas cosas inflables que tienen muchas pelotas adentros, canastas de la mitad de mi tamaño para que puedan jugar basketboll, un pequeño laberinto, dos bicicletas e infinidad de juguetes que nunca en mi vida he visto.
Ambos se suben a los columpios y se ponen los cinturones de seguridad que les atraviesan sus pequeños torsos, retiro lo dicho, ese hombre los ha entrenado bien.
—¡Owaf! —me gritan ambos moviendo sus piecitos—. Pusha, pusha.
No les entiende muy bien lo que quieren decir, pero intento interpretarlos, si están en los columpios y ya están listos lo más seguro que quieran es que los empuje. Así que eso hago y empiezan a reír a carcajadas.
—Veo que te han atrapado —el peli plata se coloca a un lado mío, he estado embelesada con los pequeños que no me he percatado en qué momento ha salido para vernos.
—Sí —sonrío y al instante recuerdo cómo le he gritado y me avergüenzo hasta la médula—. Por cierto, perdone... No fue muy educado de mi parte el haberle gritado.
—Mi nombre es Sesshoumaru, ellos son Hakudoshi y Sakura —cada gemelo levanta su mano diciendo "Oya" al momento en que escuchan sus nombres.
—Encantada —sonríe, creo que éste hombre es de pocas palabras y hay que saberlo interpretar y justo ahora quiero creer que lo que está diciéndome es que olvidemos el pasado y nos presentemos—. Mi nombre es Kagome, Kagome Higurashi, o si gustan —digo agachándome para atrapar a los niños con mis manos—, Olaf.
—¡Owaf! —gritan divertidos indicándole a Sesshoumaru que les quite los cinturones, él lo hace de inmediato. Salen corriendo a buscar unas pistolas que sacan burbujas, Haku le dispara a Sakura y ella se oculta detrás de mi pierna protegiéndose del ataque de su hermano, él toma la pierna de Sesshoumaru como refugio para dispararle a su hermana.
—Son bastante inquietos y justo este día su nana tuvo que salir, pero ya tenía esta fiesta programada, me era imposible cancelarla.
Empezamos a escuchar como la música suena más fuerte y las luces de colores bajan y suben.
—Asumo que su madre debe de estar de viaje.
—Su madre murió cuando ellos tenían 3 meses.
—¡Oh! Lo siento —por alguna razón la opresión que he sentido en el pecho desde la primera vez que lo vi en mi casa se libera, espero que mi lamento haya salido como eso y no como un grito de alegría al saber que no está casado.
—Fue lo mejor, de lo contrario no habría tenido una buena calidad de vida.
—Debe ser difícil criarlos solo.
—No tienes la menor idea —los pequeños empiezan a gritar "Owaf miya" indicándome que me suba con ellos a la cosa inflable llena de pelotas, mientras que de la puerta de vidrio de la casa salen 3 mujeres que parecen modelos, una vestida de vampiresa, otra de policía y la última de enfermera, como siempre, todas con sus disfraces de zorras.
—¡Sesshoumaru! ¡Ven a la fiesta! —suplican las tres enrollándosele en el cuerpo y pegando sus enormes senos operados en la espalda y los brazos del peli plata, me entregan unas terribles ganas de sacarle las siliconas a arañazos.
—Disfruten ustedes, yo estoy con mis hijos.
—Pero si has contratada a alguien para que los cuide, así que ven a disfrutar —la última lo dice mostrándole los senos casi puedo ver sus pezones.
—Lo siento chicas ¿No se los había dicho? —de pronto él me agarra la mano abrazándome—. Les presento a Kagome, es mi novia y mi futura prometida.
Las tres mujeres me vuelven a ver mientras yo me quedo atónita observándolo a él. Esto es algo que nunca esperé.
