Capítulo 1
Si bien Haruka Tenoh era lo que podríamos llamar, una depredadora, había alguien en su vida a quien deseaba proteger de gente como ella misma. La joven, a veces tímida, elegante, y risueña Michiru Kaioh había sido su amiga desde el instituto. El cómo estas personalidades tan diferentes habían llegado a entablar una amistad era un misterio. Sin embargo había algo que si tenían en común. Ambas eran unas rompecorazones. Haruka lo era de un modo muy distinto. Ella ilusionaba a las chicas y las hacia volar con alas que ella misma les daba, para después, con palabras que apenas sonaban como disculpa, arrancar esas alas y dárselas a la siguiente chica. Michiru por su parte era más bondadosa. Por ella se derretían varios corazones masculinos y uno que otro femenino, pero ella amablemente les insinuaba su falta de interés. Pocos chicos podían presumir el haber salido con la joven Kaioh. Así había sido todo hasta la aparición de Kimura. Este joven pelinegro y bien parecido sostenía el record del noviazgo más largo con la chica aguamarina. Haruka por su parte no era una persona de relaciones serias. Le gustaba saltar de chica en chica sin fastidiarse con relaciones formales. Sin embargo, aunque los años pasaban, ambas chicas no perdían el contacto entre ellas. Al contrario, se confiaban casi todo, se aconsejaban y se apoyaban.
Fue en una de estas conversaciones de confidentes en la que la chica de cabellos rubios se enteró de algo que no habría sospechado de la Michiru Kaioh.
-¿En serio? … Tu… Tú nunca… Nunca has….
-No – Contestó una ruborizada Michiru – Pero no te lo conté para que te burlaras de mí.
-No me estaba burlando – Contesto rápidamente la rubia. Realmente no se estaba burlando. La sorpresa había sido más que cualquier otro sentimiento. No tenía la más ligera sospecha de que Michiru aun fuera virgen.
-Lo siento – Dijo Michiru – Por alguna razón me puse a la defensiva…. Bueno, es que… bueno te lo decía porque… Kimura y yo ya llevamos tres meses saliendo… y creo que él ha sido muy paciente…
-Bastante paciente… – interrumpió la rubia.
-Bueno… si… bastante paciente… En realidad él ha sido un caballero. Pero… tal vez ya sea tiempo.- Hubo un silencio momentáneo. Ambas chicas esperaban que la otra hablara. - ¿O… tu qué opinas?
-¿yo? – Haruka estaba genuinamente sin palabras – Ehmm…
-Sí, tú. Haruka todos saben que tú tienes mucha experiencia y… por eso quería preguntarte a ti.- Fue la respuesta de una aún ruborizada Michiru.
-Pues… la verdad no sé qué quieres que te diga. – Contestó Haruka con honestidad.
-Pues… no se… darme consejos… tal vez…
-¿Consejos? – Haruka siempre había visto a Michiru como un ser delicado que necesitaba protección ¿y ahora le estaba pidiendo consejos sobre su primera vez? – Mira, no sé si yo sea la persona indicada para….
-Claro que lo eres. – Interrumpió la aguamarina tomando entre sus manos la mano que Haruka tenía sobre la mesa.
Haruka permaneció unos segundos en silencio, y después, soltando un suspiro, contestó.
-Está bien. Te daré consejos. Pero no aquí. No se… se me hace difícil teniéndote frente a mí. ¿Podemos hablar después por mensajes de texto?
Aquella petición extrañó a la chica aguamarina, pero aceptó con una sonrisa y un asentimiento de cabeza.
-Gracias Haruka.- Dijo dando un apretón a la mano de la rubia, para después dar un sorbo a su capuchino frappé.
Mientras tanto un solo pensamiento pasaba por la mente de la rubia: "¿En qué lío me he metido?"
Más tarde ese mismo día, casi alcanzando el anochecer, la conversación entre ambas chicas continúo en sus respectivos celulares.
-¿Ya estás en casa? – Fue el mensaje de la chica aguamarina que inició la plática.
-Sí, llegue hace un par de minutos.
-perfecto . ¿También llueve por allá?
-Apenas empieza a lloviznar. ¿Y allá?
-Llovió bastante fuerte, pero ahora va terminando. Espero que mi internet no falle mientras mensajeamos.
-Yo igual-
La verdad la chica rubia si esperaba que su internet fallara.
-Y… ¿me ayudaras?
Unos minutos pasaron antes de la respuesta.
-Está bien. ¿Qué quieres saber?
-mmm…No lo sé. Realmente no pensé que aceptarías.
-Jaja, ¿en serio?
-Jaja. La verdad SI SÉ que preguntarte. Pero de repente una terrible timidez se apodero de mi. Dame unos minutos para que pase.
-Está bien. ¿Quieres hablar de otra cosa?
-NO. Si cambiamos el tema ya no volveremos. Solo espera dos minutos.
-Está bien
***DIEZ MINUTOS DESPUES***
-¿Sigues ahí Haruka?
-Si. Aquí estoy.
-… Creo que ya junte valor.
-Jaja, perfecto. ¿Lista para preguntar?
-Sí. ¿Lista para contestar?
-Claro ;)
-Bueno… supongo que la primer pregunta sería… ¿crees que debería llevar ropa interior atrevida?
Haruka se encontró a si misma sonrojándose en lo solitario de su habitación.
-Pues… si te sientes cómoda así, sí.
-pero… ¿crees que le guste?
-Por supuesto. – Fue la respuesta instintiva de la rubia.
-De acuerdo. Ropa interior atrevida será.
Después de unos segundos de analizar su apresurada respuesta, Haruka volvió a escribir.
-Espera, ¿Él sabe que tú nunca lo has hecho antes?
-Emm… en realidad no lo hemos mencionado. Creo que no.
-Entonces mejor olvida lo de la ropa interior atrevida.
-¿Por qué?
-Porque si te ve con ese tipo de vestimenta puede pensar en hacer cosas… ehmm… no de principiantes.
Paso un minuto tortuoso para la rubia antes de recibir contestación.
-¿Cómo que cosas de no principiantes?
-EY… paso a paso jovencita. Solo digamos que no queremos que crea que eres toda una experta en el tema. Lleva ropa interior sexy, mas no atrevida.
-Ok, entiendo. Sexy, no atrevido.
-Listo. Siguiente pregunta.
-De acuerdo. ¿Cuánto tiempo dura?
-jajajaja
-¿Qué?
-No te va a gustar mi respuesta
-Dime
-No sé. Con chicos CREO que no dura más de quince minutos.
-¿Nunca has estado con un chico?
-La verdad no.
-Ohh.. y ¿con las chicas cuánto dura?
-Pues… depende. Puede durar desde minutos hasta varias horas.
-¿En serio?
-Sí. Es una de nuestras ventajas.
-Vaya. Bueno… considerando que será mi primera vez no creo querer que dure mucho si no tengo ni idea de lo que estoy haciendo.
-Debes relajarte Michiru, y dejar que todo fluya con naturalidad. No te preocupes por lo que sabes o por lo que no sabes. Solo disfruta lo que sientes.
-Sí, supongo que tienes razón. Aún así estoy nerviosa. Bueno… siguiente pregunta.
-Adelante.
-Una un poco más fuerte.
-Dispara.
-¿Debería depilarme?
Ahora los minutos tortuosos pasaban para Michiru esperando la respuesta.
-¿Te has depilado esa zona antes?
-No. La verdad es que no.
-Entonces creo que solo deberías recortarlo un poco. Es que… si te depilas puede que pases unos cuantos días con irritación o comezón. Es mejor evitar eso.
-¿A ti como te gustan?
Haruka se sorprendió por la pregunta y Michiru se sorprendió de haberla escrito y tecleado "enviar".
-Pues, a decir verdad me encantan ambas formas. Mientras la chica con la que este se sienta cómoda con su cuerpo, a mí me van ambos estilos.
-Vale. Gracias.
-De nada.
-Siguiente pregunta.
-Adelante
-Volviendo a lo decías poco antes. ¿Qué hago si él quieres hacer algo… extravagante?
-Es una buena pregunta. Pero ahí no puedo ayudarte mucho. Va a depender enteramente de ti y de que seas honesta y comentes tu falta de experiencia. ¿Confías en él?
-Sí.
La respuesta resultó extrañamente dolorosa para la rubia.
-Entonces no debes tener dificultad para comunicarle tus sentimientos. La confianza para comunicarse es muy importante en el sexo. Hablar de que les gusta o de que no les gusta. Decir "has esto", o "eso no" es clave para un encuentro placentero.
-Entiendo.
Después de un par de minutos, Michiru volvió a escribir.
-¿Haruka?
-Aquí estoy
-Ok, lo siento. Seguiré preguntando.
-Claro.
-La verdad no sé qué más preguntar.
-¿Puedo preguntarte algo yo?
-Si
-¿Alguna vez has visto un video porno?
-mmm… No, la verdad mis prejuicios siempre han sido mayores a mis ganas de verlo.
-Entiendo. Mira, no creo que ver pornografía sea algo malo. Claro, hay de pornografía a pornografía, pero yo creo que, si el video fue hecho con el consentimiento y la aprobación de los involucrados, no tiene por qué ser algo malo.
-Puede que tengas razón. Pero aun así tengo mis reservas.
-Está bien, lo entiendo.
-Haruka, ¿alguna vez has mandado mensajes eróticos a alguna chica?
-Sí. Pero únicamente con chicas que conozco. Nunca con desconocidas.
-Oh. ¿Y cómo es?
-¿Cómo es? – Esa pregunta realmente había desconcertado a la rubia.
-No, olvídalo. Siguiente pregunta.
-No espera.
-¿A qué edad fue tu primera vez?
-Espera. Volvamos a la pregunta anterior. ¿Tú nunca has enviado mensajes eróticos?
-La verdad no. Una vez Kimura lo intento, pero yo conteste que estaba en casa de mis padres, cosa que no era cierta, solo para que no continuara.
-¿Puedo saber que te dijo?
-Pues…Me pregunto si estaba acostada en la cama, y le conteste que sí. Después me pregunto si estaba sola, y ahí entendí lo que él quería. No se… Entre en pánico y no quise continuar.
-¿Pánico?
-Pues no sabía que decir.
Tortuosos minutos pasaron una vez más. Haruka fue la que rompió el silencio electrónico.
-¿Puedo darte un consejo?
-Si
-Piensa en lo que te gustaría que te hicieran
-¿lo que me gustaría que me hicieran?
-Sí. Por ejemplo… Imagina que soy Kimura ¿vale?
-de acuerdo
-Ahora, te preguntare cosas y tú vas a imaginar cómo te gustaría que fuera este escenario, ¿vale? Recuerda que todo está en la mente. Algo que debes entender es que no necesitas contacto físico para sentir placer.
-Ok
-¿estás en tu habitación?
-Sí.
-¿Qué llevas puesto? recuerda, imagina como te gustaría el escenario.
-Tengo un pijama ligero. Un short con una blusa suelta.
Haruka se sonrojo por millonésima vez aquella noche. Por un momento temió continuar. Pero solo por un momento.
-¿Llevas algo debajo?
-No. Hace demasiado calor.
¡Vaya! Parece que Michiru era mejor en aquellos mensajes de lo que había insinuado. La cabeza de Haruka dio una vuelta repentina. Cerró los ojos un segundo en un intento de recuperar la claridad.
-Tal vez ayude si te quitas la blusa.
Adiós claridad.
-Tal vez. Parece que ya estoy sudando un poco.
-¿Quieres que te ayude a quitártela?
-Sí. Ayúdame un poco.
-¿Sientes mi mano bajo tu blusa?
-Sí. Quítamela.
-¿Así? Estoy pasando mi mano por tu espalda.
-¿Estas recostada sobre mí?
"recostada" Aquel verbo en femenino hizo que Haruka regresara a la realidad. De repente sintió miedo.
-Parece que ya vas entendiendo el asunto. Siguiente pregunta.
Aquel repentino cambio hizo que Michiru Kaioh se sonrojara de lo que estaba pasando.
-Creo que ya debería irme a dormir – fue el mensaje de Michiru
Pasaron dos minutos sin respuesta.
-¿Haruka?
-Aquí estoy. Está bien. Descansa Michiru.
-Oye, antes de que te vayas…
-Dime.
-¿mañana estarás libre en la tarde?
-Sí. ¿Qué necesitas?
-¿Recuerdas aquella paloma gigante de hace una semana?
-¿volvió?
-Sí. ¿Puedes ayudarme otra vez?
-Michiru, solo debes espantarla.
-¡Pero da mucho miedo!
-Está bien, Iré mañana.
-Vale. Gracias. Nos veremos mañana
-Hasta mañana Michiru.
FIN DE LA CONVERSACION.
