Ya olvidaba cuanto tiempo pasó desde que Rogers y él habían peleado, causando que su relación de tanto tiempo se fuese a la basura.

Jugueteaba con el teléfono que le llegó en el paquete, girándolo varias veces encima de ese escritorio de vidrio que decoraba parte de la ex oficina del rubio en la mansión Vengador. Lo había estado mirando por tantas horas que... aún no se daba el valor para llamar. Tal vez no lo haría jamás.

Un toque en la puerta de cristal le sacó de sus pensamientos y Tony volteó hacia donde el ruido provenía. Sonrió viendo a Rhodey en ella y se puso de pie, dejando el celular de lado.

— Mi Rhodey, ¿cómo sigues? —preguntó refiriéndose a las prótesis que le fabricó por la discapacidad de su mejor amigo.

— Ahí la llevamos, Tony —le sonrió agradecido y señaló hacia donde se encontraba la puerta principal—. Ha llegado un... paquete.

— ¿Un paquete? —sus cejas pobladas se fruncieron en modo de confusión sin saber quien pudo habérselo enviado—. ¿De quién?

— Será mejor que lo vayas a ver, Stank —bromeó dejándolo solo.

El castaño al ver lo que el paquete contenía se quedó sin aliento.

— Firme aquí en señal de que ya lo recibió, Sr Stark —un amable joven pelirrojo le ofreció un tablón con papeles para que este le firmara. Tony tomó el bolígrafo algo torpe después de haber salido de su pequeño trance y al ver al joven irse, regresó su mirada al misterioso paquete.

Revisó que nadie estuviera viéndole y tomó la caja grande para llevarla de nuevo a la oficina donde se encerró por meses. Volvió a abrirla y sintió como sus piernas le daban una sensación de cosquilleo y sus latidos aumentaban.

Había una nota semi arrugada a causa del presente y la tomó con emoción dispuesta a leerla. Y al ver la perfecta caligrafía de la persona, supo de quien se trataba que tuvo que sentarse y así evitar caerse. Parecía de nuevo una colegiala enamorada y mal decía por ello.

Tony.

Entiendo que aún nos cueste trabajo reparar todo el daño que ocasione. Que aún te cuesta trabajo contestarme cada vez que te llamo o te envió mensajes. Pero cariño, aún lo seguiré intentando. Sabes lo terco que puedo ser cuando me propongo algo y ahora, me propongo recuperarte... me propongo enamorarte como la primera vez que lo hice.

Sé que nos lastimamos mutuamente, tal vez uno más que otro, pero créeme que cuando te digo que el amor que siento por ti, no se ha extinto. Y no lo hará jamás, eso te lo garantizo. Y como una prueba de ello, te he enviado estas flores, tus favoritas ¿cómo olvidarlo?

Tony, quiero que sepas algo muy bien. Cuándo estas flores se marchiten, será el día en el que te deje de amar.

S.R.

Tony se vio confundido con lo último. ¿Cómo que lo iba dejar de amar cuando las flores se marchitaran si había prometido no hacerlo?

Volteó a ver las flores de un color rojo intenso con curiosidad y se acercó, llevando las yemas de sus dedos con intriga a los pétalos.

Entonces sonrió con amplitud y sollozo sin poder evitarlo, logrando entender todo.

Las flores eran artificiales.