The Day of Harmony
Prólogo: Para el Canterlot Times
Ocurrió hace algunos años, cuando aún trabajaba en el Canterlot Times, uno de los periódicos más importantes de Canterlot. Por todas las calles, la comidilla era siempre el repentino viaje de Celestia. Si bien Celestia difería de la imagen autoritaria que todos tenemos acerca de una gobernante, ni siquiera ella acostumbraba dejar el palacio sin avisar, y mucho menos cuando faltaban apenas cuatro días para el100º Día de la Armonía, que sería uno de los eventos más importantes del año.
Y se había ido a Ponyville.
Toda clase de rumores se decían en Canterlot. Hablaban de una junta secreta de estado, de las viejas leyendas que se cernían sobre Ponyville, e incluso habían quienes pensaban que Celestia había ido a visitar a un novio clandestino. Los rumores llegaron a oídos del director del periódico, quien designó a alguien para ir a Ponyville a averiguar qué estaba ocurriendo.
Y ese alguien era yo.
Así, pues, al día siguiente tenía una maleta descansado a un lado mío cuando un pony de tierra se bajó del ferrocarril a espetar: "¡Todos a bordo!"
El tren que partía hacia Ponyville tenía apenas un vagón enganchado, y cuando comenzó a moverse, apenas y había seis pasajeros a bordo, contándome. Salvo dos que se sentaron juntos y hablaban a murmullos, los otros cuatro nos dedicamos a enclaustrarnos en un rincón e ignorar de forma magistral a los demás.
No me sorprendió que hubiera pocos pasajeros; lo que me sorprendió es que fueran tan pocos. Ya me lo habían explicado: desde hace unos días que a Ponyville no ingresaba nadie que él o su familia no fueran del lugar. Esto era para evitar las grandes cantidades de ponis que quería ir al pueblo a ver a su princesa, lo que espesaba aún más el velo de misterio que el asunto iba cobrando.
Observé los campos por la ventana. Las tierras fértiles se extendían por buena parte del lugar. Ponyville y el bosque Everfree estaban del otro lado de la montaña y primero debíamos pasar por un túnel para llegar al otro lado de la falda de la montaña. Mis pensamientos divagaron de un lado al otro; pensé en mi familia, en el trabajo que estaba por realizar, en el Canterlot Times y en los casi cinco años que llevaba trabajando ahí como reportero. Esto derivó en que pensara en mi Cutie Mark, o, mejor dicho, en mi ausencia de ella. Aunque todos fingían no reparar en ello, a veces se les escapaban indirectas. Incluso un día el jefe de sección me preguntó si me sentía satisfecho trabajando en el periódico.
–A veces me pareciera que podrías estar haciendo cosas que te gusten mucho más –había dicho.
Le dije que no se preocupara. "Pobre", pensé. "Era muy considerado con todos". Un día que se había pasado de copas cometió un delito que preferiría no mencionar y ese es el motivo por el cual estuviera tras los barrotes en una celda de dos metros por dos mientras yo pensaba en él.
La oscuridad pareció devorarnos y cuando las luces regresaron, el panorama había cambiado por completo. Ahora desde mi lado, lo único que veía era una pared de roca. Todos fuimos hacia el lado izquierdo y contemplamos Ponyville. Sus casas de colores pastel y sus tejados de paja me hicieron pensar en Hánsel y Grétel: un viejo cuento para potrillos sobre todos potros que vagabundean por el bosque hasta dar con una casa hecha de paredes de caramelo y techo de heno dulce, donde resulta estar oculta una cebra malvada que intenta devorarlos. Pero las casas que ahora veíamos todos los pasajeros eran reales.
"Y tras ellas no se oculta una cebra, sino una princesa", pensé.
No tardamos mucho más en llegar al pueblo. Los seis pasajeros nos bajamos, pero antes de que nos dieran las maletas, nos pidieron que nos acercáramos a un pequeño atril, donde estaba una yegua de edad remojando la pluma en el tintero. Se veía indiferente, aburrida. Nos pidieron que nos pusiéramos frente al atril en fila.
–¿Primera vez que viene a Ponyville? –dijo la yegua sin levantar la vista, soltando antes de preguntar la pluma para cogerla inmediatamente después. La pregunta era capciosa, pensé.
–No. Yo nací aquí. –dijo el primero de la fila, un poni que parecía que no hacía mucho desde que había dejado de ser un potro.
–Su nombre, por favor.
–Brownie Brown.
La yegua pareció pensárselo un poco antes de decir:
–Pase. Más allá están las maletas. Bienvenido a casa.
La misma rutina se repitió con los otros dos que estaban antes de mí.
–¿Primera vez que viene a Ponyville?
–No. Mi mamá era de aquí y me traía mucho cuando era una potranca.
A ella no parecía interesarle lo más mínimo mi historia familiar.
Me miró con reticencia.
–¿Cómo se llamaba su madre?
–Dilly Doo.
–¿Dilly Doo?
–Sí.
–¿Y su abuela?
–Mi abuela era Dinky Doo.
Su sorpresa fue en aumento.
–¿Tu bisabuela es Derpy?
–¿Eh? –Recordaba vagamente que una vez mi mamá me contó sobre mi abuela, Ditzy, pero nunca había oído que la llamase Derpy.
–Perdón. Ditzy Doo…
–Sí. Es ella.
Por primera vez, la vi sonreír.
–Adelante. Por allá están las maletas. Bienvenida a Ponyville.
No entendí el porqué de sus reacciones, pero haberla sacado de los papeles (cielos, hasta se olvidó de preguntarme el nombre) y borrarle la mirada indiferente de la cara me hizo sentir de forma triunfal. Pensé que tal vez mi bisabuela era conocida en el pueblo, pero decidí que eso era algo que tendría que averiguar después. Ya estaba en Ponyville, y ya solo quedaba ponerse a trabajar.
N/A: ¡Buenos días, Equestria!
Este es el primer fanfiction que hago de My Little Pony y, siendo sinceros, estoy muy nervioso. Espero que sea de su agrado. Cualquier comentario es bienvenido, y sobretodo las críticas (constructivas, ojo) para poder saber cómo voy yendo, qué hago bien y qué no, para poder mejorar y así escribir capítulos que les guste más a todos.
Este es el prólogo, y, siguiendo lo que dijo la protagonista: "no me sorprende que sea corto; me sorprende que sea tan corto". Los siguientes capítulos serás un poco más largos, o eso espero. También espero publicar pronto, pero existe un fenómeno natural que es de lo más horrendo y consume tu tiempo más que jugar World of Warcraft: los exámenes finales.
Tengo un par de ideas para otros fanfics de MLP, pero decidí empezar con este porque me pareció la idea con la que estaba mejor empezar. Nuevamente: espero su opinión. Muchas gracias y, sin más que decir: me despido.
¡Hasta la próxima!
Brohoof
