Hola, bueno, es mi primera historia y la verdad es que no sé exactamente que decir, lol. Espero que lo disfrutéis, ya que tengo pensado en seguir escribiendo.

Disclaimer: Ni Free ni sus personajes me pertenecen.


Se acabó. Nitori Aiichirou siempre pensó que había un límite para todo, y desde luego él había llegado al suyo.

Nunca pensó que alguien podría ponerle los pelos de punta de aquella manera, pero Mikoshiba Momotarou de alguna manera lo había conseguido. La verdad es que no sabía las razones que tenía para que le molestara todo el día. "No recuerdo haberle hecho nada malo, ¿se puede saber qué pasa con él?" pensaba una y otra vez intentando encontrar una respuesta. Estaba claro que seguir aguantando era una estupidez, así que llegó a la conclusión de que tenía que hablar con Momotarou.

Cuando acabó el entrenamiento, con temor, se dirigió hacia su habitación, esperando encontrarse con Momotarou. "Debo dejarle las cosas claras" pensó decidido. Abrió la puerta de la habitación dejándose al descubierto. Cerró los ojos, "ahí viene, ahora se levantará de su litera, correrá hacia mí y no parará de gritar ¡Nitori-senpai, Nitori-senpai!". Después de unos segundos, abrió los ojos, extrañado, y pudo comprobar que el pelirrojo no estaba.

-… ¿Qué?- Soltó sin poder evitarlo. ¿No estaba?, ¿por una vez había entrado en su habitación sin que lo acosaran?, él pensó que era casi imposible.

Pero por fin pudo saborear esa sensación, la sensación de la libertad. Aunque en cualquier momento podría venir Momotarou y aguarle la fiesta. "Además, aún tengo que hablar con él"- pensó. La verdad es que no tenía ganas de nada, había sido un día muy cansado, y solo pensar por un instante en el pelirrojo le erizaba la piel. Decidió tomarse un descanso y dormir un poco, por lo menos media hora.

Cuando despertó, se incorporó sobre su litera y se frotó los ojos, acto seguido los abrió y pudo comprobar que Momotarou seguía desaparecido.

-¿Es mi día libre, o simplemente la suerte ha decidido acompañarme?- bromeó. La verdad es que tampoco recordaba haberlo visto en el entrenamiento, pensó que quizás se había tomado el día libre o algo así. "En todo caso, seguro que Matsuoka-senpai se enfadará mucho con él".

Justo cuando iba a volver a descansar, se oyó como se abría la puerta de un portazo.

-¡Aaaaaaaaaaaah!, ¡no puedo creerlo!, ¡Nitori-senpai, por favor, ayúdame!- chilló el pelirrojo mientras se adentraba en la habitación.

"Después de todo, la suerte no dura para siempre" pensó Nitori, con ganas de llorar.

-Nitori-senpaaaaaai, ayúdameeeee- se quejaba el pelirrojo mientras lo sacudía en busca de ayuda.

-¿Se puede saber qué te pasa?- le preguntó sin ganas. Seguro que volvería hablar de Gou, y a quejarse de que ella no le hace caso. "Y con razón" pensó sin poder evitarlo.

-Nitori-senpai… yo… yo…- al pelirrojo se le iban cayendo por las mejillas gruesas lágrimas.

-¿Q-qué?, ¿qué te pasa?, oye, ¿estás bien?- Nitori se quedó boquiabierto. La verdad es que nunca lo había visto llorar, y pensó, por una vez, que quizás tenía un problema serio.

-E-el otro día fui a la habitación de Rin-senpai, y entonces vi que llevaba una camiseta negra de tirantes y, y… en fin, me fijé en su escote- dijo envuelto en un mar de lágrimas.

-¿Qué te fijaste en su qué?- preguntó Nitori sin creerse del todo en lo que acababa de decirle. ¿Momotarou estaba llorando por haberse fijado en el "escote" de un chico?

-Y, y, lo peor es que no me lo puedo sacar de la cabeza- dijo sin parar de llorar. Se estaba sonando con un pañuelo muy fuerte, y la verdad es que no era una imagen muy agradable.

-E-eh, ya, la verdad es que no sé cómo debería reaccionar ahora mismo, ¿qué es exactamente lo que te preocupa?, ¿tu sexualidad?- preguntó Nitori aún sin creerse del todo la situación.

-¡S-sí!, es decir, a mí me gustan las chicas, es más, las adoro, no veo el día en que me llene de valor y pueda tener una cita con Gou-san- dijo ya más animado.

-P-pero por alguna razón cada vez que me despisto me aparece la imagen del escote de Rin-senpai y me deprimo- dijo a punto de llorar otra vez.

-Eh, a ver, pienso que esta situación es un poco extraña y extremadamente ridícula, pero, creo que de alguna manera te puedo ayudar.

-¿Enserio?- preguntó Momotarou emocionado. Nada le haría más feliz que poder quitarse de encima ese problema, o mejor dicho, esa imagen, de la cabeza.

-Sí, pero tienes que prometerme algo- dijo con una sonrisa maliciosa.

-¡H-haré lo que sea!- exclamó el pelirrojo decidido.

-Muy bien. Primero empezaremos con que no me malgastarás el nombre cada 5 malditos segundos del día, ¿entendido?, tampoco quiero que toques mis cosas, ni que me expliques tu absurda vida amorosa con alguien que no está interesado en ti. Y, por la noche, si no te importa, preferiría dormir antes de que empieces a explicarme lo mucho que has mejorado, porque, por si no te has dado si no te has dado cuenta, participo en los entrenamientos TODOS LOS DÍAS, a diferencia de alguien que conozco.

-V-vale, pero lo de hoy ha sido porque estaba tan atormentado que no podía participar en el entrenamiento. Además, me duele mucho la pierna- se excusó Momotarou.

-Me da absolutamente igual, deberás cumplir todas esas reglas si de verdad quieres que te ayude- dijo Nitori con tono cortante.

-Está bien, lo haré, pero por favor, senpai, ayúdame, quiero sacarme todo este lío de la cabeza lo antes posible- suplicó el pelirrojo.

-Muy bien, entonces no hay más que hablar, si tan asustado estás podemos comenzar ahora mismo si lo deseas- dijo Nitori, de nuevo no pudo evitar sonreír maliciosamente.

Nitori se dirigió hacia su escritorio, agarró una revista y se la lanzó a Momotarou.

En cuanto el pelirrojo leyó el título de la revista, se puso rojo hasta las orejas.

-¿Porny Heaven?, ¿qué?, ¿qué es esto, senpai?- preguntó Momotarou avergonzado, a pesar de que ya sabía la respuesta.

-Es una revista erótica. No sé si estás interesado en este tipo de cosas, pero sin duda creo que te ayudará a saber la respuesta a la duda que tienes en mente- Nitori sonrió.

Momotarou pensó que nunca había tenido tanto miedo de alguien.

-Ahora, comienza a pasar las páginas-dijo Nitori, sonriendo y acomodándose en su cama.