Los personajes de Inuyasha no son míos, únicamente la trama me pertenece.

Summary: Kagome se ha cansado de estar esperando a Inuyasha y decide abrir su corazón a alguien más. Este fic participa en el "Reto: La Pareja Ideal" del foro de InuYasha "Hazme el amor".

ADVERTENCIA: Contenido Sexual. Si te desagrada No leas. No recomendado para lectoras sensibles a este tipo de escenas.

Apenas calló la noche y todos se durmieron Inuyasha salió en busca de ella, la que tanto daño llegó a hacerme, pero al irse él comencé a seguirlo hasta llegar a un pequeño claro rodeado de árboles por montones yo, por supuesto, me escondía detrás de un frondoso arbusto hasta que uno de los dos habló.

— Inuyasha ¿Ya le has dicho a Kagome? –ella comenzó a abrazársele.

"¿Qué querrá decirme?"

— Aún no Kikyo, mañana le informaré. –la besó, quería llorar pero las lagrimas no salían, esa ilusión que tenía de él, esa hermosa ilusión solo para mí pero se acabó cuando los volví a ver uniendo sus labios en un beso.

Decidí salir corriendo para evitarme más dolor, corrí hasta que las piernas dolieron, corrí hasta que tropecé y la caída fue inevitable raspando un poco mis rodillas con el áspero suelo, me levante y caminé hasta quedar frente a un hermoso lago donde solo la luz de la luna entraba, bebí un poco de esa agua y me recosté en el verde pasto mirando las estrellas en el cielo negro-azul soltando un suspiro.

— ¿De nuevo sufres por ese idiota? -una voz profunda detrás de mí me hizo pararme para ponerme de frente a él y sonreírle.

— Sesshomaru, hola. –el demonio me miró extraño, pero sin quitar aquella mirada gélida.

— ¿¡Que te has creído para hablarle así al Señor Sesshomaru!? ¡Más respeto mocosa! –salió detrás de él su fiel y horroroso sirviente.

— Jaken. —Sesshomaru lo miró enojado, advirtiéndole que su vida corría peligro. —. Cállate.

El sapo ya no dijo nada y prefirió irse de ahí.

— No has respondido a mi pregunta. –fue lo único que me dijo mientras yo me perdía en esas orbes doradas faltantes de expresión pero intentaba encontrar algo en ellas aunque fuera enojo.

— No, ya no sufro más por el idiota. –me limité a decir y él me tomó de la cintura para después convertirse en una esfera brillante.

Haciéndome sonrojar, y se elevó haciendo que me abrace más a él. Por instante sentí como me estrechó más a su pecho para evitar que me callera, no sabía a dónde iríamos pero iba con él sin poner resistencia ¿Por qué lo hacía? No tenía idea, pero algo me decía que estaba bien, que no había nada de malo en ello.

Yo sabía que con él no estaría en peligro, me protegería si fuera necesario, claro, comenzaba a descender y quise ver donde estábamos.

— ¡No! —Me ordenó tajante —, No mires es una sorpresa.

Con eso me relaje y me dejé llevar por él. Olvidando que años atrás él había intentado acabar con mi vida en más de una ocasión.

—Kagome. –mencionó por primera vez mi nombre haciendo que mi piel se erizara para después sentir como me iba soltando.

Estábamos en una habitación decorada románticamente con una cama al centro cubierta por un edredón rojo, había una pequeña mesita con una especie de caja de madera, me pregunto qué habrá dentro de ella.

Cuando menos lo pensé el estaba sobre mí, recostándome en la cama.

— ¿Sessho…maru? –hablé con algo de nerviosismo en mi voz.

— Kagome. –habló él, extraña mente su voz sonó sexy, me derretía, no podía creer que estaba a punto de pasar a mayores con Sesshomaru.

El aproximó su rostro al mío y me besó, me besó con ternura y amor, amor del que tanta falta me hacía, sin pensarlo le correspondí enredando mis brazos en su cuello.