Disclaimer: Bleach ni sus personajes me pertenecen (si así fuera, Ulquiorra nunca hubiera muerto). Hago esto por motivos de puro entretenimiento.


¿Conoces a Ulquiorra Cifer?

Prólogo

Lo veía dar vueltas en la cama, incapaz de conciliar el sueño. Cerraba los ojos unos segundos para volverlos a abrir casi de inmediato y volver a cambiar de posición. Podía sentir su errático palpitar y la incapacidad del hombre para poder estar tranquilo. Como si supiera que estaba ahí, y que en cualquier momento pasaría lo inevitable.

Se volvió a preguntar cómo era que los humanos podían seguir soñando, pidiendo, fantaseando; aunque sabían que siempre abría un final del cual no serían capaces de huir y que les llegaría sin importar nada de lo que hicieran.

Los seres humanos eran tan patéticos. Aferrarse a tales ideales incluso cuando daban sus últimos suspiros.

No los entendía. Y tal vez nunca lo haría.

Emociones. Sentimientos. Era algo que no poseía y no lograba comprender. ¿Cómo hacerlo? No tenían respuesta ni resultados ni ninguna otra variante posible. No los podías ver y tocar, ¿cómo los humanos clamaban con tanto fervor algo que era imposible de comprobar su existencia?

La diferencia entre la alegría y la tristeza, una emoción cálida y una pena; la desconocía. No importaba cuanto tiempo pasara, cuantos años, décadas y siglos transcurrieran. Era el dador del dolor a otros pero nunca conocería su verdadero concepto, al menos no como ellos, que parecían padecerlo en cada fibra de su cuerpo.

Lágrimas de alegría, lágrimas de felicidad, lagrimas de esperanza, de desesperación; había contemplado innumerables llantos y aún así no era capaz de captar la tenue línea que dividía a unos de otros; ni la importancia que le daban a tal simple acción.

Todos eran tan sensibles y débiles. Llenos de temores y dudas, pero también de decisión y fortaleza. Tal contradicción habitando al mismo tiempo lo desconcertaba, hasta el punto de hastiarlo.

Lo que separaba a lo que ellos llamaban "bondad" de "maldad", ¿realmente importaba? Al final, él los recogería a todos, sin considerar su sexo, religión, estatura, raza, años de vida y demás aspectos que podrían tener alguna trascendencia a su limitada visión. Niños, adultos, religiosos, ateos, bajos, altos, blancos o negros; todos se verían cara a cara con él en el momento culminante.

Comparado con él, cualquier objeto, ser viviente o emoción eran etéreos.

Porque a su punto de vista, nada era más real que la muerte.

Una cuestión que todos tenían que admitir. Algunos con remordimiento y otros una extraña paz.

Otra cosa que no entendía: como unos parecían esperarlo y le daban una débil sonrisa cuando lo veían, y como otros lloraban y suplicaban llenos de miedo ante su presencia.

¿Qué los hacía diferentes? ¿Qué era lo que cambiaba entre aquellos en paz y aquellos con pavor?

Un resoplido de la persona delante suyo hizo eco en la solitaria habitación.

Lo admitía. Ese hombre le daba curiosidad ya que estaba en el punto medio de la mayoría de las personas. No parecía tenerle miedo pero tampoco estaba dispuesto a irse. Otro aspecto: los llamados "asuntos pendientes" de la gente. Aquellas simples acciones que de no cumplirlas hacían que los pobres desdichados sufrieran y se aferraran a la vida como garrapatas a un animal. Y suponía que si tomaba en ese instante el alma del que estaba frente a él iba a suceder algo parecido.

Era por decirlo, trágico. Pero también le daba una rara curiosidad.

Tenía curiosidad por conocer que era lo que los destrozaba y les daba energía a la vez. Como era que podían sentirse dolidos por unas simples palabras o ser éstas mismas las que los empujaran para seguir adelante. Como podían sentir alivio con solo la compañía de la supuesta persona querida y como podían empeorar si sucedía algo con ésta.

Y lo más importante, saber que era su llamado "corazón".

Porque ellos tenían dos definiciones para éste.

Para él, era un órgano que bombeaba sangre a todo el cuerpo y del que pendía la vida. Pero para los humanos tenía otro significado que no lograba entender. Expresiones como "no tienes corazón" lo descolocaban, era imposible que alguien no tuviera corazón y siguiera viviendo, y ellos lo repetían tan frecuentemente que parecía una verdad absoluta.

Usando el propio lenguaje de las personas, se moría por descifrar que era exactamente el corazón.

¿Qué es el corazón?

Corazón. Emociones. Sentimientos.

Los misterios que quería descubrir.

Viendo como su futuro objetivo se levantaba con un largo suspiro hacia el cuarto de baño y se mojaba el rostro para luego fruncir el ceño con su imagen reflejada en el espejo, decidió hacer una apuesta.

Debía de experimentar más de cerca con esos seres llenos de contradicciones e incomprensiones. Tal vez de esa forma lograría entenderlos.

No como él mismo, no como aquella forma espectral que habían representado infinidad de veces a lo largo de la historia y que siempre estaba presente sobre ellos como un peso que estaban destinados a cargar por toda su existencia; si no como un humano más.

Para comprender lo que los movía y los impulsaba.

No era ni persona ni animal, ni planta ni objeto. Tampoco un ser viviente, ya que para vivir se tenía que morir y a él eso no le aplicaba.

¿Qué era él? La respuesta era sencilla.

La muerte


¡Buenas a todos! Me encuentro aquí volviendo a publicar una historia de Bleach después de mucho tiempo. Esta sección me trae algo de recuerdos, mi primer fic fue de este fandom.

La idea me surgió desde hace tiempo al ver la película Meet Joe Black, en español la tradujeron como ¿Conoces a Joe Black? y me rondo la mente por un tiempo. Hace unos días fue cuando me decidí a escribir algo.

Como menciono en la sinopsis, me baso en esa película para el fic. No diré que será igual a la película, pero si llevara varias similitudes y línea argumental (la muerte en forma humana para aprender de las personas, adoro como suena).

Los capítulos serán más largos en comparación con el prólogo, fue corto porque bueno, solo es una pequeña introducción.

Gracias por leer hasta aquí y espero contar su apoyo.

Atte: ElenaMisaScaret