Hola a todas, ya se que tengo historias pendientes, pero esta historia no me dejaba en paz, al igual que cierta persona...asi qeu decidi darle prioridad, aunque ya la tengo en su mayoria terminada, seran pocos capitulos.

Eso si esta es hasta ahora mi primer capitulo ams largo, asi que disfrutenlo todos aquellos que mepiden capi mas largos...

Dedicado a Klos...no queria platicartelo hasta tenerlo listo..esperoq ue te guste...

Gracias a Padffot-Kou por animarme y obligarme a escribir y corregirme cada 2 parrafos..ahh, y por hacer el summary...

Ahora si a leer se ha dicho...

Okasan:- En japones significa Madre


Okasan

El viento helado soplaba fuertemente y le producía escalofríos en todo el cuerpo, se aferro mas al abrigo negro que llevaba y miro inexpresivamente como bajaban el ataúd.

Miro a su alrededor y vio como sus tías lloraban sin consuelo, incluso su tía Rei había perdido su rostro serio aferrandose fuertemente al brazo de su novio mientras lloraba y gimoteaba como una niña pequeña, quien pensaría que ellas sintieran tanto la muerte de su madre.
Por primera vez en su vida Serenity Chiba no comprendía algo, y eso le molestaba.

La tierra comenzaba a cubrir el cuerpo de ella, y mientras las flores se mezclaban con la tierra, ocultando los restos mortales de su madre comenzó a entender que estaba pasando.

Su Madre había muerto.

Ya nunca la vería cuidando de su jardín, sirviendo tranquilamente el te, escuchando tranquilamente cuando le hablara de negocios, nunca mas vería a su madre vestida con ese kimono lila.

Su madre había muerto.

Se acerco a su padre que mostraba como siempre su rostro inexpresivo, y por un momento juro que pensaba en cuanto dinero perdería asistiendo al funeral de su esposa. Se acerco a el, buscando un poco de apoyo, mientras su padre la tomaba entre sus brazos se permitió llorar por esa desconocida que acababa de morir.

Cerró los ojos tratando de descansar su mente, aunque un sonido desconocido para ella inundo el silencio, pero cuando levanto la vista vio a las amigas de su madre sonreír mientras las lagrimas se deslizaban por sus mejillas,

Escucho su risa.

Ya no recordaba mucho después de eso, solo las condolencias de los asistentes y de la gran cantidad de flores que adornaban la casa.

Suspiro mientras se levantaba y se dirigía por un café a la cocina, antes de entrar la voz de sus tías le hizo que se detuviera y escuchara.

- Vamos ami, deja de llorar, a Usa, no le habría gustado verte a si.
-Lo siento Mako-chan pero no puedo evitarlo, era tan joven y no llego a ver a su hija casada, tenia tantos sueños y.
- Que acaso no la viste en años ami? A ella no le importaba nada de eso, ella sabia que Chibiusa seria fuerte pasara lo que pasara, no la necesitaba, después de todo era su hija. Ella fue feliz solo con el hecho de que ella naciera,
- Cálmate Rei, todas tienen un poco de razón, pero ahora lo importante será estar al lado de esa joven siempre que nos necesite, le prometimos a Usa que la cuidaríamos.
- Minako- Chan tiene razón, ahora solo debemos de orar por que esos dos se hayan encontrado y sean felices.

Se quedo paralizada al escuchar esas palabras de sus tías, quería entrar y preguntar que significaba todo eso, pero el abrazo de sus amigas la hicieron perderse en el dolor y la negación, ya tendría tiempo después de preguntar, además podría la vida de alguien que nunca salía de su casa ser tan interesante.


La molesta luz del sol entraba sin permiso en la habitación de la Srita. Chiba, quien molesta buscaba el reloj. Se levanto dejando el cansancio de los días anteriores y se dirigió al baño en donde alguna de las doncellas tendría ya preparado la tibia agua.
Dejo que el agua borrara las miles de torturas que había pensado para esos estupidos hombres, quien se habría creído hablándole así, ella era la heredera de ese imperio, y la gente tendría que aprender a respetarla.

Cuando se vestía miraba su rostro y buscaba el tiempo, a donde se había ido esa niña pequeña que corría en la oficina de su padre? Donde estaba esa felicidad que solo se siente a los 10 años cuando tu padre te regala un gatito.

Donde estaba su querido padre ahora. Enterrado debajo de mil informes, o eso creía ella, después de ella el verdadero amor de su padre era el trabajo.

Serenity Chiba tenia 21 años, su cabello rosado caía con gracia un poco abajo de sus hombros y sus ojos color rubí eran temidos por la crueldad e inteligencia que despedían, exactamente igual que Mamoru Chiba.

Casi cualquier persona que conociera al padre y la hija decían sin dudarlo que eran como dos gotas de agua, sus caracteres, gestos, palabras, mentes, miradas, todo era igual, solo diferenciados en el color del pelo y ojos.

Sin embargo cualquiera que hubiera visto tan solo un instante la foto de Usagi Chiba sabría que la hija era el retrato de su madre. Aunque Ella lo negara y lo odiara había heredado la belleza de su madre, la misma intensidad y brillo en los ojos, esos que podrían hacer que todo un salón repleto de fríos y manipuladores empresarios se dieran la vuelta para observarla.

Camino segura de cada paso mientras avanzaba hacia la puerta de la oficina de su padre, ojos inquietos la miraron escrupulosamente mientras ella la habría sin siquiera tocar y entraba en las profundidades de la cueva del lobo, sin siquiera pensarlo.

Miro la figura de su padre tal y como ella había pensado se encontraba debajo de miles de informes, leyendo cada uno cuidadosamente y atento de las palabras que incluso no se habían escrito, el hombre levanto ligeramente la mirada y sonrió cuando su heredera se acercaba y dejaba una carpeta negra en el escritorio.

- Como lo pediste, un informe detallado de la empresa de Williams, aunque debo decirte que no mereció ni siquiera la gasolina que se uso en el jet.

Chiba tomo el informe y sus ojos lo examinaron rápidamente y sonrió una vez mas al notar que su hija tenia razón, no habría por que el preocuparse por esa empresa, la compararía por poco y la convertiría en una de sus filiares, después de todo, solo así se lograba un imperio.

- Aun así no deberías olvidar el saludar a tu viejo y cansado padre – Chiba se levanto y estrecho en sus brazos a su Chibiusa, disfrutando del silencio que les rodeaba, sabiendo que aunque no lo dijeran ambos se habían extrañado.

- Lo siento papa, pero se que eres mas estricto con el trabajo, y si te hubiera saludado antes me habías reprendido por no ser tan profesional, o no? – La joven sonrió mientras tomaba asiento en la sala de la oficina.

- Si tienes razón. Pero dime que tal te fue, tuviste algún problema?

- Los usuales, unos estupidos que creen que por ser mujer no podré con la empresa, y los imbeciles de siempre que creen que engatusándome podrán obtener tu fortuna, pero aparte de eso, nada mas.

- JAJAJAJA, mi pequeña Chibiusa, realmente heredaste solo lo mejor, la elegancia y belleza de tu madre y ese extraordinario sentido para los negocios que me ha llevado hasta este lugar. No te preocupes, el tiempo mostrara quien es superior, y ya te veré mi pequeña caminando con tus hermosos zapatos de tacón sobre los traseros y lenguas de esos imbeciles – Chiba se acerco a la sala y tomo el rostro de su hija – Para ti mi pequeña solo estará reservada la gloria y el éxito.

Un pálido rubor subió a las mejillas de serenity, y asintió levemente, miro como su padre se servia una copa de brandy y se sentaba frente a ella.

- Aun así padre, sabes que no me gusta que me llames "Chibiusa", ese nombre lo usabas cuando era una niña pequeña, ahora simplemente ya no me queda, además ella me llamaba así…

El silencio se adueño de ambos ya que en un instante la sutil presencia de usagi se materializo en la sala e incluso ambos pudieron observara sentada en una esquina mirando el vació y sumergía en un mundo invisible para los humanos.

Serenity tenia pocos recuerdos de su madre y de esos solo otros pocos eran buenos. Era cierto que había sentido en el alma su muerte, pero esa herida ya había cerrado, su madre y ella no eran precisamente unidas e incluso aun le guardaba demasiado rencor a su recuerdo como para perdonar todo el silencio que su madre había guardado.

Usagi Chiba era hasta el último día que piso esta tierra una mujer hermosa, tenia el cabello dorado como el sol y tan lago que le llegaba a los tobillos, ojos azules como el mar y un rostro que inspiraba tranquilidad. Su piel era blanca y suave, mujer sumamente tranquila que adoraba el cuidado de su jardín y el vestir los costosos kimonos que su padre le obsequiaba. Tal ves lo único que los unía, a su parecer.

Ese aire de tristeza siempre rodeo a su madre no importando la situación o el regalo. Sonreía en las fiestas de la empresa y en los reportajes de las revistas, mas la tristeza de sus ojos no se iba nunca, mujer de pocas palabras, usualmente usando monosílabas, que eran sus favoritas.

Aun odiaba eso de su madre.
Su Silencio.
La inercia con la que vivió toda su vida.
En momentos sentía que realmente la odiaba.
Sentía que nunca podría perdonarla.
Nunca…

- Como te has sentido?
- A que te refieres padre?
- Como te has sentido, es decir…desde que ella se fue.

La joven desvió la mirada hacia el vació y se avergonzó de sus pensamientos, sabia que su padre la extrañaba a su modo, pero ella, realmente extrañaba a alguien que nunca conoció.

- Bien – Fue todo, nos se atrevió a mencionar nada, y tal ves su padre no deseaba escuchar nada mas.

Mamoru se puso de pie esquivando la mirada de su hija y observo el asiento vació que usualmente ocupaba su esposa, ella solía sentarse ahí por horas y nunca supo que era la única que le hacia olvidar el trabajo, aunque ella nunca logro olvidar.

Sabia que sonaba tonto pero extrañaba su silencio, su aroma, la extrañaba tanto.

- He decidido vender su casa.

- Que! – La joven se levanto del asiento y su cerebro parecía esforzarse por entender, su padre vendería la casa en donde Siempre vivió su madre – Pero por que? Esa era su casa, era su lugar favorito.

- Por eso. Los recuerdos dolorosos no deben quedarse con nosotros, chibiusa tú has tomado el apartamento de Tokio y yo vivo actualmente en los edificios nuevos. Dime hija, realmente piensas volver vivir en esa casa Sin ella.

Las miradas de padre e hija se encontraron, ambos supieron que por voluntad propia ninguno regresaría, después del funeral ninguno había regresado.

- Esta bien, después de todo tienes razón – Chibiusa tomo asiento y tomo la abandonada copa de su padre y le dio un sorbo.

- Serenity – Chiba Mamoru miro a su hija seriamente, el sabia que solo ella podría hacer lo que le encomendaría. – Quiero que vallas de nuevo a la casa de tu madre y te encargues de recoger todas sus cosas, elegirás aquello que debamos conservar, lo que se pueda regalar y lo demás será tirado. En una semana a partir de mañana la casa será vendida y no quiero que quede rastros de que Chiba Usagi vivió ahí, entendido.

La joven de cabello rosado se puso de pie.

- Si padre, todo será hecho como has dispuesto.

Realizo un inclinación con la cabeza y salio de ahí.

Su padre no admitía las replicas y mucho menos los fracasos.

Y Serenity Nunca fracasaba.


Abrió lentamente la puerta de la que durante 17 años fue su hogar y lo primero que la golpeo fue el sentimiento de soledad y silencio.

Pudo ver el fantasma de su infancia que corría por la casa llamando a su madre, tratando de que esta le prestara más atención que a esas estupidas flores. Se dirigió al jardín y casi rompe en llanto a ver el estado en que se encontraba. Recordaba perfectamente que su madre solía dedicarle días enteros de trabajo a cultivar sus rosas, ese jardín era el orgullo de esa casa y su padre disfrutaba de las fiestas que se daban cuando los cerezos florecían, ella aun recordaba como su madre preparaba el te, debajo de un cerezo en flor, con los pétalos de las rosas que parecían que flotaban a su alrededor.

Sin embargo ahora no quedaba nada. Los rosales se habían secado y todos los árboles parecían muertos.

Era como si el jardín extrañara a su antigua dueña. Como si supiera que había muerto.

Miro como los empleados recogían los muebles y por primera vez en su vida comenzó a ver esa casa vacía. Su madre era muy especial en cualquier cosa relacionada con esa casa, ella misma la había decorado y cada una de las remodelaciones habían sido a su gusto sin importar los excesivos gastos que implicaran, de todos modos su padre jamás le negó nada.

Dejo que su asistente se encargara de que llevaran los muebles al camión y se dirigió hacia la bodega. Ese era el lugar mas especial de la casa ya que guardaba una de las mayores inversiones y el valor sentimental era infinito.

La bodega de Kimonos de su madre.

Al abrir la puerta el aroma de su madre la invadió por completo y el recuerdo de su madre vistiendo esos kimonos regreso a su mente. Levanto un poco el papel que los cubría y observaba con cuidado los dibujos de cada uno, simplemente eran exquisitos, una valiosa colección que desde ahora le pertenecía.

Acaricio la valiosa seda, tratando de sentir algo, recordar por que tenía que seguir conservando esos inútiles kimonos y no tirarlos. Buscando dentro de ella, un motivo para no seguir odiándola, para conservar algo de ella, aunque fuera solo por el valor económico que le traía.

Ella jamás usaría ninguna de esas prendas.
Coloco el papel de nuevo en su lugar, y observo los largos estantes que guardaban la gran colección de su Familia. Aunque quisiera no podría deshacerse de ninguno.

Volvió a la sala y le grito a su asistente, mientras despedía a dos imbeciles por haber rayado el delicado escritorio de la oficina.

El traslado de la bodega lo realizarían profesionales mañana, así que ningún tonto los tocaría.

Suspiro. Aun faltaba lo peor.

Los trabajadores se marcharon, y la dejaron sola con los fantasmas de su pasado. De nuevo estaba en esa casa, sumergida en su silencio.

Lentamente avanzo hacia la habitación y sintió que una fuerte mano la guiaba hacia allá en contra de su propia voluntad. Peleo consigo misma, gritándose por la tontería de no querer ir.

"Serenity no le tenia miedo a nada" – Se lo repetía constantemente...Aunque ella misma empezaba a dudar de esa frase.

Deslizo suavemente la puerta y por un instante su madre se encontraba ahí, recostada en su cama tan quieta que todos pensaban que había muerto, con la vista perdida a algún lugar que solo ella conocía, con su tía ami derramando silenciosas lagrimas mientras le tomaba la mano, Makoto le susurraba cosas al oído y Usagi trataba inútilmente de sonreír, su tía Rei miraba por la ventana, aunque en realidad ocultaba las lagrimas que caían sin control por su rostro y se tragaba los sollozos que morían en su orgullo, incluso sintió los tibios brazos de su tía Mina que le rodeaban y susurraba cosas que nunca entendió y ahora ya no importaban.

Se acerco a la mujer que le sonreía tiernamente, su largo cabello rubio se dispersaba en las blancas sabanas, lentamente le extendió la mano, pudo ver en sus ojos la soledad y tristeza de siempre, aunque también había esperanza… Chibiusa se acerco lentamente extendiendo su propia mano para intentar acercarse a su madre…quería entenderla, tocarla, gritarle por nunca haber compartido ese mundo con ella.

Apenas rozo la mano de Usagi y esta desapareció…el recuerdo de sus tías se desvaneció y solo quedo ella con la mano extendida tratando de alcanzar algo que nunca estuvo allí.

Se dejo caer en el suelo llorando como nunca lo había hecho, permitiéndose llorar por el odio que había guardando todos estos años. Era cierto ella la odiaba, pero también era su madre, ahora lloraba por aquella extraña que nunca había conocido. La muerte de su madre fue rápida, aunque sabia que un parte de ella siempre había estado muerta.

Grito, grito palabras que no recordaba, que nunca aprendió, dejo que las lágrimas brotaran libremente mientras sujetaba sus piernas tratando inútilmente de reprimir todos esos sentimientos que salían y que nunca había sabido de su existencia. Cerró sus ojos mientras que el inquebrantable silencio de esa casa era sustituido por su propio miedo, llamo a su madre, le grito todo aquello que había guardado por tantos años, y aunque le doliera admitirlo le grito que la extrañaba.

Sollozaba aun en el suelo de la habitación de su madre, y aunque no quería se quedo dormida, esperando que todo esto solo fuera un sueño, y que nunca hubiera tenido ese momento de debilidad, rezando para que nunca nadie lo supiera.

Ella no era débil. Y no importara lo que pasara ella nunca perdonaría a su madre. Siempre la odiaría.

Y nada ni nadie cambiaria eso.


Los trabajadores brindaron alegremente por no tener que trabajar el día de hoy, por no tener que soportar los gritos de la Señorita.

Gritaron y bromearon lejos de la heredera de Chiba, lejos del sofocante ambiente de esa casa, lejos de donde esa hermosa mujer murió tan misteriosamente.

El sol entraba por las ventanas, no había nada que se les interpusiera ya que ella misma había quitado las cortinas el día de ayer, miro el techo y removió los restos de lágrimas que aun quedaban.

Se levanto y lo primero que hizo fue tomar el celular y marcar a su asistente, no deseaba que nadie trabajara en la casa el día de hoy, deseaba estar sola, y poder olvidar esos inexistentes recuerdos.

Ya no sabia cuando tiempo había estado trabajando, la ropa de su madre estaba ya ordenada en varias cajas, esas serian para sus tías. Las joyas serian para ella, los libros para su padre al igual que las pinturas que ella hizo.

Miro el armario, ya lo había limpiado por completo, ya no quedaba ninguna pertenencia de su madre, solo faltaba que se llevaran los muebles y los kimonos, un poco más y ella no tendría que volver a esa casa.
Antes de cerrar la puerta observo algo que nunca había visto. Una caja de color negro, se hallaba escondida en lo más profundo de las repisas superiores del armario.

Se estiro lo más que pudo hasta que sus dedos rozaron la caja y pudo acercarla hasta tomarla perfectamente.

Al tomar al caja se dio cuenta que no pesaba mucho, y en contra de lo que ella quería se sentó en el suelo, y abrió la tapa.

Miro largo tiempo el contenido de ese objeto, realmente no esperaba que su madre fuera de aquellas personas que atesoraran los momentos, en especial cuando ella misma nunca los vivió.

La caja contenía fotografías. Estaba llena de recuerdos. Momentos en los que ella fingió no estar ahí, entonces por que los guardaba.
Tomo la primera y se vio a si misma sonriendo desde esa fotografía con su 18 años en la ceremonia de graduación de la preparatoria, su padre tenia su brazo alrededor de sus hombros y tenia la mirada llena de orgullo hacia su única hija, su madre sonreía pero no era esa sonrisa monótona que siempre tenia, esta era especial sus ojos azules brillaban, su largo cabello estaba recogido en un elegante moño y había dejado los aburridos kimonos por un traje sastre de color azul.

Chibiusa miraba incrédula ese pedazo de su vida, ella recordaba a su madre en esa ocasión, su mirada perdida como siempre, su mente en otro lugar, ella no recordaba que hubiera sonreído en ese día.

Saco mas fotografías, aunque solo había de ella, sus padres no volvieron a salir en ninguna.

Su infancia se reducía a 5 fotografías mas, era todo lo que ella guardaba. Miro la caja y observo detenidamente su contenido antes de volver a tocarlo.

Su madre le sonreía desde ese pedazo de papel, llevaba el uniforme de una preparatoria publica estaba rodeada por sus tías y varias personas que nunca había visto. No debería de tener más de 16 años.

Ella sonreía, cada una de las siguientes fotos mostraban lo mismo, su madre en la playa, acampando, en un parque, esquiando…deslizaba rápidamente las fotos mirando a una joven Usagi que ella nunca vio, una joven llena de vida, de sueños, la imagen de su madre con el uniforme de softball haciendo la v de victoria totalmente cubierta de lodo mientras sujetaba una pelota.

Varias fotografías más mostraban a la rubia practicando deportes, sin embargo entre esas había unas fotografías que eran totalmente diferentes.

Su madre vestía un largo vestido color rojo sangre, su cabello se encontraba recogido en un elaborado peinado, el fondo era completamente blanco. Las siguientes fotos eran en el mismo lugar aunque en diferentes poses, otras cuantas la mostraban solo su rostro, otras en traje de baño, unas más en un uniforme que no era el de la preparatoria.

Que era eso. Esas eran fotografías profesionales. Por que su madre tenía ese tipo de fotografías.

Un papel amarillo sobresalía entre las fotografías, lo desdoblo con cuidado era una carta, en donde le indicaban que Usagi Tsukino había sido aprobada en la universidad de Tokio.

Serenity tomo la carta y la leyó varias veces, no sabia el apellido de su madre, ni tampoco que hubiera querido ir a la universidad, ni que le gustaran los deportes o la actuación, que tuviera amigos o que…

En realidad no sabía nada de ella.

Siempre creyó que su madre nunca había tenido otro interés que las flores y los kimonos, nunca pensó que ella quisiera estudiar, siempre había pensado que se había casado al terminar la preparatoria. Tampoco sabia que hubiera asistido una publica, que hubiera trabajado…Tantas cosas…Tomo las fotos que ya había visto y las recorrió de nuevo, no había nada de flores, ni kimonos, acaso de joven su madre era una joven como cualquier otra que solo pensaba solo en divertirse.

Siguió mirando las fotos de la caja, y de pronto todos los nuevos descubrimientos quedaron olvidados.

Un joven de cabello negro sonreía mientras platicaba con otros, ese mismo joven vestido con el uniforme del equipo de football americano, almorzando, todas las fotografías fueron tomadas a lo lejos, se podría observar que fueron sacadas desde las tribunas o entre los arbustos,

Ella recordaba que cuando cursaba la secundaria, sus compañeras les tomaban fotografías a los chicos en especial a los de los cursos superiores y las guardaban en sus cuadernos, ella jamás hizo eso y nunca pensó que su madre hiciera eso.

Una de las fotografías mostraba a ese chico solo, tenía la mirada pérdida, estaba en una calle que ella nunca había visto, una de sus manos sujetaba su maletín apoyado en el hombro, la otra mano se encontraba en su bolsillo. Tenía el cabello negro y largo, sujetado en una cola de caballo, llevaba el uniforme de la secundaria Jubaan.

Serenity no entendía que hacía ese sujeto en los recuerdos de su madre, nunca lo había visto. La siguiente foto que tomo por un instante pensó que era otra persona menos la que ella llamo Madre.

Ese sujeto y su madre se encontraban frente a la preparatoria, ambos vestían orgullosos el uniforme, un árbol de cerezos les daba sombra, ambos estaban totalmente sonrojados y mantenían sus manos entrelazadas.

La siguiente foto mostraba a su madre y ese sujeto, aun tomados de la mano, estaban rodeados por sus tías y varios chicos más, todos mostraban una gran alegría, al parecer por haber aprobado el examen de esa preparatoria.

Continuo buscando mas, las fotos de su madre aumentaron, se veía que su rostro maduraba al igual que su cuerpo, fotos un poco mas provocativas aparecían, aunque también había algunas de su vida de estudiante, en obras de teatro, almorzando bajo los árboles con mucha gente, una fotografía mostraba a una joven usagi con un traje de ballet, esta había sido tomada exactamente cuando había saltado e incluso ella se maravillo de su madre, parecía que volaba.

Las fotografías con el tipo del cabello negro aumentaron, se veía que se querían, casi siempre la tenía abrazada o se tomaban de la mano. Paseaban por la playa, en el parque de diversiones, en la escuela incluso había unas pequeñas fotos instantáneas. Había una fotografía en donde ella vestía un hermoso vestido negro sin mangas, largo hasta los tobillos, aunque lo que mas le llamo la atención fue el peinado, no le había puesto atención hasta ahora, pero su madre llevaba en casi todas las fotos el cabello recogido en dos chongos, tenían la forma de " odangos" , el llevaba un traje negro y ambos lucían completamente felices, serenity observo detenidamente la foto, su madre parecía tener ya ahí cerca de los 20 años.
Se tallo los ojos de cansancio, aun no podría creer lo que había visto, su madre esa que nunca mostró interés por algo, había tenido una vida normal, sonreía y al parecer se había enamorado.

Ella se encontraba sentada en el suelo, este se hallaba cubierto por la vida de su madre, miraba incrédula la vida de alguien que siempre considero aburrida y amargada. Observo como en cada foto mostraba una gran sonrisa y una pasión por cada cosa que hacia, mientras que la que ella conoció apenas parecía querer respirar.

Tomo una foto al azar, usagi llevaba un delantal rosa y estaba cubierta de harina, señalaba al muchacho de cabello negro que se encontraba totalmente cubierto de harina y otros ingredientes ambos se reían abiertamente.

No podría creer que esa persona fuera su madre, eran tan diferentes…que había pasado? Por que una joven tan alegre se había convertido en alguien gris y triste.

Miro la caja y solo quedaban dos cosas más, una hoja de una revista y otra foto.

Tomo la pagina de la revista y la desdoblo con cuidado, la imagen era de una joven con un vestido de noche, la sonrisa enigmática y sensual era lo que destacaba en ella, al pie de la revista decía.

Modelo: Tsukino Usagi

Comprendió al instante la razón de las otras fotos, aunque una parte de ella quisiera tirar esas fotos y olvidarlas, mantener el odio intacto hacia ella, y otra comenzaba a querer conocer la razón de ese cambio.

En contra de lo que quería tomo al ultima foto, ese joven sujetaba a su madre por la cintura, el vestía un traje azul y recargaba su rostro en el hombro de ella, sus ojos azul profundo brillaban excepcionalmente, su madre llevan un vestido color rosa muy pálido de tirantes con ese peinado usual, le tomaba la mano y con la otra ella extendía orgullosamente hacia el frente con su puño cerrado, claramente se podría entonces ver un hermoso anillo que descansaba en su dedo anular izquierdo.

Miro ese pedazo de papel, trato de buscar una repuesta lógica a eso, observo detenidamente el rostro de chico, aunque se pareciera un poco a su padre, no lo era, la mirada, los ojos… Forzó su memoria, nada…el no existía en los recuerdos ni el las fotos que sus tías le hubieran mostrado. Entonces por que estaba con su madre, la imagen mostraba que tenían alrededor de 20 años, y según recordaba ella, sus padres se habían casado cuando su madre tenía 21 años.

Necesitaba respuestas y solo había alguien a quien acudir, esa mujer que le sonreía no podría ser su madre.

Manejaba rápidamente con solo la idea de ver a su padre, la caja con las fotos se encontraba en el asiento de atrás y esa foto seguía en su mano.

Entro a la oficina de su padre, el le dirigió una mirada y dijo algo que no alcanzó entender, solo recordaba haber extendido la mano y mostrarle esa foto.
- Quien es ese hombre? – Pregunto con un tono molesto – Y que hace con mi madre, y por que estaban comprometidos? – Soltó de golpe todas las preguntas que rondaban en su cabeza desde hacia mucho rato.

Chiba miro detenidamente la foto, no mostró expresión alguna mientras la rompía por la mitad, los pedazos cayeron al piso y nadie se molesto en seguirlos con la vista.

- Esa era la vida de tu madre, y no te importa lo que halla pasado en ella.


Notas de Amynaoko: Gracias por leer este fic, espero que si ya lo termianron se tomen la molestia de dejar un review..para saber si les gusta la historia y vale la pena seguir...

Hasta la proxima...