(En algún lugar desconocido de la Tierra, sin ser vistos por nadie...)
Él estaba impaciente. Esperaba a alguien, que ya llegaba tarde. Su cuerpo estaba cubierto por una larga y fina túnica, blanca como la nieve, con bordados de brillante oro en las mangas amplias, que caían finamente por sus brazos, tapándole casi toda la mano. Éstas dos, estaban cubiertas por un guante banco, que marcaba sus esqueléticos y finos dedos. En una la huesuda mano derecha llevaba una especie cetro: un palo blanco casi tan largo como la figura, y acababa en una fina circunferencia. En el medio de ésta, una esfera dorada brillaba con intensidad. La capucha que le cubría la cara, impedía decir que edad tenía: quizá era un chico joven, o quizá un anciano, nadie lo podría haber dicho con exactitud...
- Ya estoy aquí... me esperabas? – una voz burlona sonó a sus espaldas.
Inmediatamente, él se giró y vio a aquél al que esperaba. También llevaba una túnica larga, aunque más gruesa, y de color negro, como la noche más oscura. Los bordados eran de color granate, al igual que sus guantes. En su mano derecha llevaba un cetro parecido al de la otra figura, la diferencia era que el palo era negro, y la esfera una mezcla de amarillos, naranjas y rojos. Una capucha le cubría casi toda la cara. La única parte que no estaba cubierta era su boca, donde se dibujaba una sonrisa malvada que dejaba ver todos sus dientes afilados, entre los que destacaban dos grandes colmillos.
- Hermano, llegas tarde... – susurró en tono de reproche
Al estar una frente a otra, las dos esferas brillaron aun con más intensidad, y empezaban a enviar rayos hacia la otra, pero las circunferencias los absorbían, impidiendo que se escaparan.
- No tengo que darte explicaciones de nada. – replicó el otro arrogantemente – Como si en el cielo no tuvierais problemas...
- Tienes razón, pero no estamos aquí para discutir de eso... – el primero miró hacia los dos lados, intranquilo – supongo que has venido solo...
- Como puedes dudar de mí?
- Eres el Demonio... llevamos siglos enfrontándonos... y te recuerdo que acostumbras a jugar sucio.
- No voy a permitir que dudes de mi palabra de demonio! – gritó molesto el Demonio.
Se acercó violentamente a él, hasta llegar delante suyo. Se puso delante de su rostro, sintiendo como el aliento divino de Dios le daba en toda la parte de la cara que tenía descubierta, cosa que odiaba. Le lanzó una de sus miradas más temibles que solo él podría ver a través de las dos capuchas, como si quisiera perforarlo, demostrando su enojo. En cambio, Dios permaneció impasible, como si ya estuviera acostumbrado a esas escenas.
- Has acabado ya con tu numerito? – preguntó muy tranquilo
El Demonio se separó de él. Como siglos atrás, nunca lograba sacarlo de sus casillas.
- Habla, te escucho - dijo aburrido
- Des de hace mucho tiempo, dos reinos de la tierra están en guerra: Francia e Inglaterra
Entonces, mientras hablaba, creó una esfera blanca, donde se podía distinguir un campo de batalla, con soldados luchando. Se podían ver claras heridas en su rostro, hilos de sangre que caían de fisuras hechas por espadas en sus armaduras, y entrever por el yelmo ojeras de cansancio. Todos luchaban hasta que uno de los enemigos los dejaba sin aliento y caían al suelo, con el consuelo que habían muerto por su país. El suelo estaba lleno de cadáveres, algunos en un avanzado estado de descomposición. Mas los guerreros vivos no parecían darse cuenta de lo que había debajo de sus pies y seguían luchando, con el objetivo de eliminar a el rival que tenían delante.
- He intentado enviar varios ángeles a cada bando para intentar parar esta masacre, igual que sé que tu has enviado unos cuantos demonios para seguir... y de momento, mis intentos han sido en vano, mientras que tu has triunfado.
Le lanzó una mirada rencorosa, mientras el otro se encogía de hombros y sonreía con maldad.
- No es culpa mía si tus angelitos son unos incompetentes - Dios pasó por alto ese comentario
- Creo que ya es hora de terminar con todo esto.
- Por que¿ A mí me divierte... – comentó el Demonio
- Sabes que es necesario. Ya es demasiado tarde para que los humanos la paren solos. Además, a estas alturas ninguno de los dos bandos quiere firmar la paz o una tregua: la guerra seguirá hasta que no haya un ganador claro – Dios suspiró – Si no parara, poco a poco los humanos desaparecerían... Y tú te quedarías sin muñequitos con los que divertirte y sin posibilidades de tener más demonios...
- ... y tú no tendrías más ángeles. – Meditó el Demonio en voz alta - Y entonces, al continuar nuestras guerras celestiales, en unos años habríamos matado a todos nuestros aliados... y nos volveríamos a quedar solos, otra vez
- Ah, soledad... fue uno de los sentimientos que causó tu nacimiento... al igual que el odio y la tristeza
Dios bajó la cabeza, sumido en profundos recuerdos de hacía mucho, muchísimo tiempo, cuando aun no se había creado la humanidad, cuando él estaba solo... Mientras, el Demonio reflexionaba sentado, con la barbilla apoyada en la mano izquierda, una solución para la guerra sin tener que renunciar a los placeres que esta le provocaba...
- Lo tengo! – exclamó de repente, mientras se levantaba
El otro salió de sus recuerdos, como si se despertara de un sueño muy profundo y se giró hacia su hermano rápidamente, haciendo que su capa con bordados brillara con la débil luz que los iluminaba. Estaba intrigado por saber cual era la solución que había encontrado a ese enorme problema.
- Propongo que nos lo tomemos como un juego
Dios le lanzó una mirada severa: Todas las cosas no podían tomarse como un simple juego, y menos esa. Antes de que pudiera decirlo, el Demonio lo interrumpió.
- Antes de decir nada, déjame que te explique. Podemos matar dos pájaros de un tiro: acabar con esta guerra y acallar un tiempo nuestras disputas. Cada uno debe ir de parte de uno de los dos reinos que están en guerra e intentar hacer que gane esta guerra. Así, la guerra terminará y, de nosotros dos, se habrá quien es el mejor
Dios estudió rápidamente el plan... no le acababa de gustar, pero... era lo mejor que se les había ocurrido...
- Muy bien, acepto! Tu serás el primero en escoger, ya que tuya ha sido la idea... dime, que reino será tu protegido¿
Mmm... Francia me parece muy poderosa... pero Inglaterra tiene mejores estrategias y juegan sucio... me gusta.
- Entonces, yo me quedaré con Francia: valientes y orgullosos guerreros, la gran mayoría con un corazón noble...
- Si no hay nada más que decir, LA GUERRA HA EMPEZADO!
Los cetros de los dos se volvieron de un color rojizo con tonos anaranjados durante los segundos en los que las miradas ardientes de Dios y del Demonio chocaron y se aguantaron desafiantes. Después, los cetros volvieron a la normalidad, las dos divinidades se giraron y se fueron en direcciones contrarias.
(En el cielo...)
Dios llegó a su palacio en el cielo, y se sentó en su silla a meditar una estrategia. Conocía muy bien al Demonio, porque hacía tiempo habían formado una sola persona. Sabía que era muy impulsivo, y ya habría enviado demonios a poseer a soldados ingleses, incluso algún francés que le sirviera como espía. Pero él... tenía que pensar en algo más que eso... en enviar a alguien importante... alguien capaz de sellar a los demonios en la Tierra y devolverle el poder. Era hora de reencarnar a Eva. Eva... solo ese nombre le traía muchos recuerdos... su pequeña Eva, que había creado con tanto amor de la costilla de Adán, y que tanto lo había ayudado a acabar con el demonio... Ahora, la volvía a necesitar. Llegada la hora, sería asignada a un ángel en prácticas para que lograra aprender a controlar el poder que llevaba dentro. Pero, de momento, debía nacer en una familia francesa, no demasiado rica, pero son problemas para subsistir, humilde y buena. Para que el demonio no sospechara nada, haría aparecer a algunos de sus ángeles en los ejércitos franceses... Sí, aquello era lo mejor. Dios se levantó y llamó a los arcángeles para informarles de su deber.
(nueve meses después, en la aldea de Domrémy...)
Un hombre corría desesperadamente hacia su casa, desde la que hacía solo unos instantes salían unos gritos desesperados de una mujer, y ahora se oía el llanto de un bebé recién nacido. Su largo y sucio pelo marrón le caía por delante de la cara sudorosa e intentaba apartárselo con sus manos, sucias de tierra. En sus ojos azules se podía ver miedo, miedo de no saber que había pasado.
- Isabelle! Dios bendito! Como te encuentras¿ - preguntó, abriendo la puerta de un golpe
Allí dentro, encontró a su mujer Isabelle dormida en la cama, con una expresión de felicidad en el rostro, donde una anciana le limpiaba el sudor de su frente con un paño mojado y le reclamaba silencio poniéndose un dedo en los labios. El hombre estaba demasiado eufórico y emocionado para que le salieran palabras de la boca, y apenas conseguía articular algunas palabras.
- Ella... está... niño... bien... como¿
- Señor d'Arc... el parto no ha sido demasiado difícil... – dijo la anciana, la encargada del pueblo de llevar los partos - ahora su mujer está reposando, ha hecho un gran esfuerzo. Sobre la mesa le he dejado unas hierbas que le tiene que dar cada hora. Ahora, quiere ver a su hija?
- Hiiiii-i-i-i-i-i-i-ii-i-i-ja?
Al señor d'Arc le hubiera hecho más ilusión un niño fuerte y sano, para que le ayudara con el trabajo del campo... Lentamente, se acercó a la pequeña cuna donde yacía el bebé. Al ver la carita de la recién nacida, se dijo que daría gracias al Señor cada día por una niña tan hermosa.
- Necesitas un nombre digno de tu hermosura... – le susurró al bebé. Estuvo pensando un largo rato, hasta que al final decidió – Jeanne... Tu nombre será Jeanne d'Arc.
Comentarios de la autora: bueno... aquí está la introducción del fic No lo he querido poner como uncapítulo, porque se supone que habla de la vida de Jeanne d'Arc, y aquí solo sale al final...
La verdad, me gusta como me ha quedado (claro, es mío xD). No es por eso, me gusta como me ha quedado esa rivalidad entre el Demonio y Dios y creo que el señor d'Arc me ha quedado simpático.
Bueno, espero de veras que os guste, ya que soy un poco novata en esto, y me gustaría mucho que me dejaséis algún review diciendo lo que os guste o lo que no, y nuevas ideas para poner cosas.
El primer capítulo (o el segundo, depende de como os lo miréis) está en camino, ahora me voy documentando un poquito sobre la vida de Jeanne... aunque aviso que no será igual igual, ya que también tienen que ver cosas del manga y ideas mías...
Muchos besos a todos y gracias por leer este fic!
KamikazeMaron
"Más dulce que un ángel, más noble que una diosa... eres la chica a quien quiero!"
