¡IMPORTANTE!
ESTA ES UNA HISTORIA CON LENGUAJE ADULTO, MALAS PALABRAS, SEXO Y TEMAS ADULTOS, ASI ES LA HISTORIA ORIGINAL Y NO PIENSO CAMBIARLA, SI NO TE GUSTA, NI MODO, CIERRA LA VENTANA Y BUSCA UNA HISTORIA DE RATING T O K.
Y SI NO TIENES LA EDAD SUFICIENTE PARA LEER O COMPRAR PORNOGRAFIA, POR FAVOR ABSTENTE DE LEER ESTO, ME SIENTO COMO CORRUPTORA DE MENORES…
Créanme, esta historia no es como lo imaginan…
Disclaimer: La historia le pertenece a KiyaRaven y los personajes a Stephenie Meyer.
Capitulo 1. El callejón
EPOV
Podía escuchar mi respiración irregular hacer eco en la oscuridad mientras mis pies golpeaban el pavimento húmedo. No sabía cuanto tiempo llevaba corriendo, pero sabía que en el momento en que me detuviera las escucharía otra vez. Las Gritonas.
Mi pulso palpitaba en mi pecho mientras daba vuelta en una esquina, determinado a no dejar que me alcanzaran.
¿Por qué carajos decidí ir a comprar cigarros a la mitad de la noche y en sábado, por el amor de Dios? Sabía que estarían afuera y aún así el corazón se me subió a la garganta de la sorpresa cuando salí de la tienda y las escuche. Estaban a una calle de distancia, lo suficientemente lejos para tener ventaja pero los pinches gritos eran muy fuertes, rompieron con la tranquilidad como una sierra eléctrica e hice lo único en lo que pude pensar… comencé a correr.
Mi pecho comenzaba a quemar mientras mis pulmones resoplaban y chillaban.
¡Puta madre, de verdad necesito dejar de fumar!
Di vuelta en otra esquina, dirigiéndome de regreso a mi hotel cuando vi un pequeño callejón. Podía escucharlas acercarse a la esquina, y sabía que el callejón sería más seguro que regresar a la recepción del hotel. Rápidamente me metí al callejón, pasando un basurero de tamaño industrial y me escondí detrás. Una vieja cobija estaba cerca de la pared así que la tome y me la puse encima de la cabeza.
-¿Qué PUTAS?- una voz enojada dijo con dureza.
Me di la vuelta para ver un par de ojos marrones que me veían con ira. –Consigue tu propia cobija, amigo.-me dijo con enojo una desaliñada joven mujer, intentando recuperar la cobija.
-¡Shh!- sisee. Podía escuchar a las gritonas acercarse y esta chica estaba por arruinando todo.
-No me hagas "shh" idiota- siseó de regreso, bajando la voz un poco. –Tú fuiste el que se robó mi cobija.-
-Por favor- rogué. –Cierra la boca por un minuto… y te la regresaré.-
-Si, seguro lo harás- gruño mientras se ponía de pie y se alejaba de la pared. –O te pateare el culo.-
-¡Espera!- susurré. -¡No salgas!- podía escuchar las voces acercarse. Ella me vio como si estuviera loco y comenzó a caminar hacía el final del callejón. -¡No!- sisee.
Era muy tarde para que la detuviera. Jale la cobija hacía arriba de mi cabeza y espere a que terminara la pesadilla.
Las voces ya estaban muy cerca, pisadas rápidas pararon al final del callejón.
-¿A dónde fue?-
-Definitivamente dio vuelta aquí.-
-Dios es tan rápido. Creo que voy a vomitar…-
-Vamos Becky deja de ser tan llorona. Nunca lo atraparemos si seguimos así.-
-Hey mira… preguntémosle a ella.-
Detuve el aliento. Vieron a la chica.
¡Mierda!
Cálmate, no hay nada que puedas hacer. Lo que sea que tenga que pasar, pasará… así que cierra la puta boca y quédate quieto.
-Hey ¿viste a un chico correr por esta calle?-
Espere a que dijera donde estaba. Mi cuerpo se tensó, listo para correr.
-Oh… um… ¿Te refieres a un chico lindo que parece gay con el cabello color bronce… con un fetiche por las cobijas?-
¡Puta madre! Espera, ¿me acaba de decir lindo… y GAY?
Las voces sonaban perplejas.
-Eh, si, suena como a él. ¿A dónde fue?-
Escuche pies moverse, y de pronto no tuve ninguna duda de que la chica iba apuntar mi patético escondite y liberaría a las bestias gritonas en mi.
-Um… bueno él corrió hacía el semáforo y dio vuelta en la esquina- escuché que dijo. –Por cierto, corre como niña.-
Perra.
Perra que acaba de salvarme el culo, pero aún así perra.
-Si se apuran probablemente lo alcancen. Estaba resoplando como un anciano.-
¡Putos cigarros!
-Vamos chicas ¡Vamos! ¡Ahhhhh!-
Las chicas comenzaron otra vez, y escuche mientras corrían por la calle. Estaba vagamente consciente de pasos acercándose a mí cuando alguien jalo la cobija de mí y miré fijamente a ojos marrones que incendiaban, me retorcí un poco mientras ella me veía con su impresionante mirada feroz.
-Ahora- dijo ella con dientes apretados. -Salte a la chingada de mi callejón tarado, y déjame dormir un poco.-
Me paré, examinando a esta extraña chica que acaba de salvarme.
Era como treinta centímetros más baja que yo, y su lacio cabello marón estaba enredado en una cola de caballo floja. Usaba unos jeans arrugados y una chaqueta gruesa de franela que parecía no haber sido lavada en un rato y su mirada intensa hacía que las bolas se me arrugaran al cuerpo por que a pesar de la diferencia de estatura, estaba seguro de que podía patearme el culo si así lo quería.
-Um… gracias… por hacer eso.- dije, de pronto sintiendo que mi pecho se contraía un poco por su mirada agresiva.
-No lo hice por ti, idiota- dijo ácidamente, mientras me empujaba mientras pasaba y se sentaba recargada a la pared. –Lo hice para no tener a cinco adolescentes rompiéndote en pedazos en mi callejón, haciendo un enorme desastre y arruinando más mi noche.-
Cerró los ojos enojada, dejando salir un gran suspiro y efectivamente despidiéndome de su presencia.
¿Quién coños era esta chica?
-¿Al menos puedes decirme tu nombre?-
-¿Por qué?- dijo de mala manera, con los ojos todavía cerrados.
Suspiré frustrado. –Por que no puedo decirte chica del callejón, y quisiera saber a quien agradecer…-
-No quiero tu agradecimiento.-
Carajo, el modo de perra de esta chica estaba al máximo. De verdad estaba comenzando a perder la paciencia.
-Bueno eso esta cagadisimo, perra, por que vas a recibir mis gracias quieras o no.-
Sus ojos se abrieron a la palabra "perra" y me quemaron. Una pequeña sonrisa burlona apareció en la esquina de su boca y de repente me sentí como un ratón al mirar el rostro del juguetón pero peligroso gato.
-Bueno, bueno, bueno- dijo sarcásticamente. –Que boquita tan sucia para un chico tan bonito- le rodee los ojos y suspire profundo. –Cálmate, chispitas- gruño, su voz se suavizo significativamente. –Bella. Me llamo Bella Swan.-
Por alguna razón mi estomago dio vueltas al escuchar su nombre. Bueno, no específicamente su nombre, si no como dijo su nombre. No, no como lo dijo, fue mas como el tono…
Oh mierda, ya ni sabes de lo que estas hablando. Ella tiene razón. Eres un tarado .
-Bueno, encantado de conocerte, Bella- le extendí mi mano. –Soy…-
-Se quien eres- chasqueó, dejando mi mano extendida entre nosotros. –Eres Edward Cullen. Estrella de rock, dios adolescente y un masivo pendejo.-
Deje caer mi mano de la sorpresa.
-Ahora salte a la chingada de mi callejón, Cullen.- se acostó y jalo su cobija hasta su cuello. –Estoy cansada, y ya tuve mi cuota de tarados por el día.-
BPOV
Increíble. Como si mi vida no fuera lo suficientemente horrible, Edward-puto-regalo-de-los-dioses-del-rock-and-roll-Cullen tuvo que escoger este callejón, de todos los callejones de LA, para esconderse de su s ávidas fans adolescentes.
Y ahora no se iba, a pesar de que le había pedido amablemente que se fuera a la chingada de aquí.
Me estaba viendo.
Mis ojos estaban cerrados pero podía sentirlo por la forma en que mis vellos se levantaban en mi nuca que me estaba viendo.
¡Puta madre!
Suspiré con furia y abrí los ojos. Me estaba viendo, con un gesto de perplejidad en la cara. Entorné los ojos.
-¿Qué?- refunfuñe enojada.
-Um… nada- murmuró. –Es solo que… esto es…um… ¿Cómo…? Ah, mierda. Solo quiero saber… ¿Vives aquí?-
Gemí y lo miré.
¿Caros jeans negros? Comprobado. ¿Suéter con capucha arrugada y elegante? Comprobado. ¿Chaqueta de cuero obscenamente costosa? Comprobado. ¿Cabello cobre de acabo-de-coger? Comprobado. ¿Lástima por mí en toda su cara? Putamente comprobado.
-No, genio. No VIVO aquí. ¿Qué putas?- dije enojada. -¿Qué, crees que uso esto como dirección de casa? Hola, Pizza Hut, quiero una de pepperoni con piña, por favor llévela al callejón apestoso, lleno de ratas entre Lexington y Vine.-
-Bueno, no… eso no fue lo que…-
-¡Soy indigente, idiota! ¡Significa que no tengo casa! Así que no, no VIVO aquí. ¡Jesús!-
Me vio con una expresión de dolor.
-Lo siento. No quise…- bajo los ojos al pavimento y arrastro sus botas de combate de diseñador. –Mierda… soy un idiota.- suspiró y pasó su mano por su cabello indomable.
También suspire. Había sido un largo día.
Primero me despertó Charlie, el sombrero loco.
Charlie estaba un poco loco. Bueno no, eso no estaba bien. Charlie estaba bien loco, vestido con una sabana de súper locura con un poco de locura extra por un lado, pero eso iba y venía y era un tipo adorable. Solía ser policía antes de decidir que el litio era del diablo y que ya no quería seguir tomándolo, y lentamente las voces de su cabeza ganaron.
Eventualmente perdió su familia, su casa… todo. Su más preciada posesión, era el sombrero de copa negro que había encontrado en un basurero detrás de una tienda de disfraces. Y bueno, el hombre olía a drenaje, su barba estaba llena de pedazos de comida y probablemente también de pequeñas tribus de África aún no descubiertas y no se había bañado en años, pero su sombrero negro siempre estaba impecable. De ahí su apodo, el sombrero loco.
No muy original, pero muy preciso.
Procuraba cuidar de Charlie. Me aseguraba de que comiera e intentaba hacer que tomara otra cosa además de vino barato, y a pesar de que sentía real afecto por el loco cabrón, algunas veces de verdad me encabronaba.
Y así fue esta mañana cuando desperté para encontrarlo orinando en mis zapatos…
-¡Charlie! ¡Que putas estas haciendo!-
Pestañeo y se enfocó en mi cara.
-¡Hey, Bells! Solo regando mis plantas, cariño. ¡Hoy será un día muy cálido!-
Me paré e intente quitar lo mojado sacudiendo mis botas.
-Jesucristo, Charlie, ¿puedes ir a vender tu locura a otro lado hoy? ¡Ya estoy harta!-
Él me vio con tristeza, subió el cierre des sus pantalones y se alejo tambaleándose.
-Lo siento, Bells- murmuró, y de pronto me sentí como la más grande mierda de todo el mundo. –Te veré después. No te enamores de alguien mientras no este.-
Mierda. Buena esa, Bella.
Después de eso las cosas solo empeoraron.
James, un padrote local, me había estado acosando, intentando hacerme trabajar para él, pero hoy no estaba de humor para sus pendejadas así que le dije que se fuera a la chingada y lo golpee en la cara.
No un buen movimiento.
James tenía temperamento y se vengó al lanzarme contra la pared, rompiéndome la cabeza contra los ladrillos en el proceso. Masculló algo acerca de mí siendo una "loca perra frígida" antes de escupirme e irse.
Lindo.
La cabeza me había estado matando desde entonces, haciendo querer vomitar. Claro, que no importaba mucho si lo hacía ya que no había comido nada en dos días. Así que, sintiéndome gruñona y lastima por mi misma, prepare mi cama y me fui a dormir poco después de que se fuera el sol. Me imagine que todas las mierdas que me había pasado durante el día ya no me molestarían si me dormía.
Pero no, el universo tenía otros planes.
Lo último de mi día de mierda, me quitaron la comodidad de mi cobija en la mitad de la noche por un pobre-niño-rico-idiota que estaba corriendo como maricón de un montón de niñas de quince años.
Jodeme.
¡Y ahora no podía deshacerme de él!
Si pero es muy bonito…
Y molestaba un chingo…
Por favor, tú crees que es sexy…
¡NO lo creo!
Bien… vive en negación…
¡Cállate, chingada madre! Estúpido subconsciente…
No te pongas así…
Mis pensamientos fueron interrumpidos por el chico bonito aclarando su garganta.
-Um… ¿Bella?-
-¿QUE HACES TODAVÍA AQUÍ?- grité. –Mira, se que estas agradecido, bla, bla, bla… pero en serio amigo, tuve un día de mierda y todo lo que quiero hacer ahora es ir a dormir y olvidar todo. ¡Así que te vas a la chingada de aquí! ¡Por favor!-
Me hice atrás hacia la pared y me golpee en la cabeza en el mismo lugar donde James me había golpeado. Sisee de dolor y de inmediato sentí lentamente un chorro de sangre bajar por mi cuero cabelludo.
Temblé y mi visión comenzó a ponerse borrosa.
-¡HIJO DE PUTA!-
Me toque la parte de atrás de la cabeza con la mano y sentí la humedad. Se me revolvió el estomago. Nunca había sido capaza de lidiar con la vista o el olor de la sangre. Cerré los ojos y comencé a respirar por la boca, intentando evitar la oscuridad. Apreté los dientes con desesperación y comencé a buscar alrededor algo con lo que detener el sangrado.
-¡Jesús!- exclamó el niño bonito. -¡Estas sangrando!-
Me reí con debilidad.
-Brillantes poderes de deducción, Holmes. ¡Ahora vete!-
Abrece mis rodillas y con torpeza tomé mi mochila. Busque entre mi pequeña bolsa de pertenencias, intentando encontrar una vieja playera o calcetín.
De pronto, sentí una mano cálida poner algo sobre mi cabeza.
-Ten…-
Cullen se había quitado su chaqueta y la había hecho bola su suéter de diseñador. Estaba arrodillado frente a mí y estaba presionándolo con firmeza contra la herida.
-Tengo que llevarte con un doctor- murmuró, frunciendo sus perfectas cejas.
Rayos, es tan bonito.
¡Deja de decir eso!
Y su voz suena como a miel.
Estas delirando.
Y sus manos son tan cálidas.
Bueno, eso no podía negarlo.
Y huele tan bien. Como a rayos cálidos de sol en un día nublado.
Respiré profundo, para poder tomar más de su esencia, pero olvide el enfermizo, salado olor que me afectaba como la kriptonita.
-Doctores no… estaré… bien…- murmuré suavemente, y luego la oscuridad me tomó.
Y mientras nadaba en la inconsciencia, sabía que algo andaba mal.
Estaba muy cómoda.
Muy cómoda y cálida.
Mis sentidos de separaron, buscando algo familiar. ¿Sonidos del trafico pasando? Nop. ¿El olor rancio de basura y orina? Nop. ¿Mike Newton agarrando mis tetas antes de que estuviera lo suficientemente consciente para patear su pobre culo de borracho? Nop.
Lo que podía oír era un piano, tocando bajo y despacio cerca. Podía oler… lilas y cuero, y podía sentir algo deliciosamente enredado suavemente alrededor de mí.
Me acurruqué en el suave cielo, imaginando que si esto era un sueño podía disfrutar de unos minutos más de esta felicidad antes de regresar a la realidad de mierda. Rodee la cabeza en la suavidad e hice una mueca cuando sentí un dolor irse directo a mi cerebro.
-¿Qué…?-
Abrí los ojos.
Whoa.
Estaba en una elegante habitación de hotel, en una cama del tamaño de una ciudad pequeña. Había una mesa cerca con un enorme jarrón lleno de lirios y podía ver por la puerta que era una grande y lujosa suite. Un enorme sofá estaba frente a una pantalla plana del tamaño de una pantalla de cine.
Jeeee- sus…
No creo que sigamos en Kansas, Toto.
A quien le importa… Kansas es mierda comparado con esto.
Hombre, estas sabanas se sentían tan bien.
Si, algodón Egipcio, nene. ¿Tal vez alrededor de mil hilos?
Cierra la puta boca, tú no sabes de esas mierdas.
Seguro, di eso si te hace sentir mejor contigo misma.
Tu eres yo misma, perra, y obviamente vivir en las calles ha hecho que también me volviera un poco loca.
Oh, que no te de un ataque. Todos hablan consigo mismos. Tienes algo más por lo cual preocuparte en este momento.
Oh y dime… ¿Qué podría ser eso?
Bueno, ¿te has dado cuenta de que puedes sentir lo suave que son estas sabanas por… todos lados?
¿No querrás decir…?
Dije por TODOS LADOS.
¡No!
Fíjate.
Levante las cobijas y vi abajo. Estaba completamente desnuda.
¡No me chingues!
Demasiado tarde.
Mi cabeza explotó de rabia.
-¡CULLEN!-
EPOV
Estaba sentado en mi piano cuando lo escuche. Es como si alguien le hubiera prendido fuego a un gato y luego de VERDAD lo hubieran hecho enojar. Camine rápidamente a las puertas dobles del otro lado de la habitación y me metí deprisa.
-Buenos días, Bella- dije con tanta confianza como pude, intentando desesperadamente evadir los rayos láser color chocolate que estaba lanzando por sus ojos.
-¿Qué… fue… lo… que hiciste?- dijo con los dientes apretados.
La mire, negándome a estar asustado por esta pequeña persona.
Tú eres un Rotwailer Cullen y ella es un Chihuahua.
Si, un chihuahua con fauces de acero y mucha rabia.
-Bella, te desmayaste. Estabas sangrando. Te traje aquí e hice que un doctor revisara tu herida.-
La confusión pasó por su cara. Era adorable.
¿Adorable? ¿En serio? Estas diciendo una palabra como "adorable"… Jesús.
Abrió y cerró la boca un par de veces, intentando digerir mis palabras.
-¿Estaba sangrando?- hizo cara de entender todo. –Oh… siiiiii…-
Me acerqué a la cama para sentarme en la orilla, viendo cuando ella con mucho cuidado sentía la gasa que cubría los doce puntos que el doctor tuvo que usar para cerrar la herida.
-El doctor dijo que necesitabas descansar por unos días- dije suavemente. –Piensa que tienes una contusión. Quería meterte al hospital para observación pero le dije que yo te cuidaría.-
Volteó a verme de inmediato.
-No tienes que hacer eso.-
-Se que no tengo que hacerlo- dije de mala manera, sintiendo mi enojo comenzar a salir. –Pero lo hice. Así que te callas y se agradecida.-
Sabía que mi voz era dura pero esta chica sabía como presionar mis botones… y no de una buena forma.
Exhaló y entornó los ojos.
-Bueno entonces, ¿Te gustaría decirme por que, exactamente, estoy desnuda?-
Le levanté las cejas.
-¿No pensaras que…?-
-No lo sé, Cullen- dijo en voz alta. –Quiero decir, aquí estoy, sola en tu cuarto de hotel, inconsciente, en una cama gigante y sin nada de ropa… ¿Qué se supone que deba pensar?-
Me puse de pie y pase mis dedos por mi cabello, intentando controlar la ráfaga de furia que estaba saliendo de mí.
-¡Eres increíble!- grité. -¡Te traje aquí para atención medica y tu crees que te viole! ¡Jesús!-
Se sentó un poco, arrastrando las sabanas con ella.
-¿Puedes culparme?- gritó. –He leído todo de ti en los periódicos, Cullen. Eres un ex drogadicto, un fumador que se ha acostado con todas las vaginas de la costa oeste. Estoy desnuda en tu cama, así que ahórrate las pendejadas y dime que tipo de cosas pervertidas me hiciste mientras estaba inconsciente.-
L a miré incrédulo y frustrado. Probablemente me hubiera reído de su ridícula acusación si no estuviera tan putamente enojado.
-Para tu información- dije lentamente, intentando con desesperación calmarme. –El doctor hizo que su estudiante de medicina MUJER te quitara la ropa para que pudiera examinarte completamente. ¡Ni siquiera estuve en el puto cuarto! Y déjame asegurarte que no tengo ningún deseo de hacerte algo "pervertido" o lo que sea, ¡por que eres una desagradecida y agresiva perra que huele a pipi y que tiene la personalidad de un poodle rabioso!-
Salí enojado del cuarto y azote la puerta detrás de mí, exhalando con fuerza mientras me recostaba y golpeaba mi cabeza contra la madera.
Buena esa Cullen. Portarte como mierda con la pobre chica indigente con la herida en la cabeza. Eres un puto héroe.
Sabía que debía regresar y disculparme, pero ella estaba siendo una perra, y yo estaba siendo un pendejo, y si estábamos en el mismo cuarto en ese mismo momento, probablemente no era la mejor idea.
¿Ves? Eso es por lo que no ayudo a las personas. Esto es por lo que solo me importo yo.
Carajo, necesito un trago.
Regresé a mi piano y comencé a tocar country y canciones del oeste. El día ya era una mierda, debía darle un soundtrack.
¿Qué les pareció? Ojala les haya gustado. La verdad no se cada cuanto suba capitulo, ustedes me conocen, traduzco cuando tenga tiempo. PERO tengo un poco adelantado y si veo que les gusta el capitulo y dejan muchos reviews, subiré el próximo capitulo antes de la semana, por que supongo que intentare actualizar cada fin de semana.
Así que si les gusta dejen un review! Por que en México tendremos puente!
