Hielo y sangre


/Recuerdos/

"Diálogos"

Notas o escritos


"Todo hielo se derrite ante el fuego, todo hombre sangra ante el filo de la espada"


Aquel grito, aquel insulto, que se lo lleve el viento, que lo entierre el tiempo, que lo sepulte la blanca nieve, y en su lugar quede mi disculpa, esta suplica por tu perdón… lo lamento, cometí un error, perdóname… por favor

La leyó una y otra vez, aquella nota que él escribió y dejo para que ella la leyera, recostada sobre su cama sosteniendo aquel pedazo de papel entre sus patas, mirando al techo, pensando en él, recordando algunos momentos a su lado.

/"Perdona si los hice preocuparse" no le contesto, sentada en la cubierta del barco, mirando a las estrellas, parecía no haberle prestado atención, no haberlo escuchado; se acercó a ella, un poco vacilante e indeciso, se sentó a su lado.

"Tenía que saberlo, y solo Shen podía decirme la verdad, perdóname, sabes que siempre he sido torpe e imprudente" jugaba con sus patas, sin poder saber si ella le prestaba atención, hasta que un suspiro de su parte le dio la respuesta.

"¿Por qué piensas que estoy enojada contigo?" le pregunto al panda.

"Por haberte desobedecido, por perseguir a Shen cuando me dijiste que no lo hiciera, por ponerme en peligro…" le interrumpió, pidiéndole que no siguiera, entonces lo miro a los ojos y le sonrió.

"No estoy enojada Po, ni molesta… estoy feliz, feliz de tenerte aquí" se sintió contento de ver aquel gesto en su rostro, de saber que no debió haber pedido perdón, era su amiga después de todo "Además, si estuviera enojada, te habría golpeado en el muelle por abrazarme" la oscuridad lo disimulo un poco, pero el pelaje blanco de sus mejillas delato el leve rubor que se formó al escucharla decir eso y recordarlo, bajo un poco la mirada y se rasco la nuca algo avergonzado.

"Cuando… te interpusiste entre el cañón y yo… cuando te vi tan débil, flotando en el agua y apenas consiente… me sentí devastado… por eso cuando te vi en el muelle, cuando me dijiste "Eso fue bastante radical" yo… me deje llevar por la emoción"

"Yo… lo entiendo" ella también revivía aquel momento en su cabeza, recordando la sensación, la emoción en aquella muestra de… ¿afecto?... simplemente no sabía que pensar, tantos años sin sentir emociones verdaderas, encerrada en sí misma, dedicada al kung fu, la habían dejado como una inexperta en esos temas, sin embargo no podía negar, que aquel abrazo le había gustado.

Ambos se quedaron en silencio, disfrutando de la compañía del otro, sin sentirse incomodos, ambos mirando al cielo.

Sintió el calor que brota de los rayos del sol, sentía el efecto mecedor que hacia el barco, sentía el fresco aire de la mañana, poco a poco fue abriendo los ojos, despertando, mirando el brillante día que le aguardaba, bostezo y se estiro, poniéndose en pie se percató de que se había quedado dormido en la cubierta del barco, se tallo los ojos y al darse vuelta la vio sentada en el mismo lugar en el que había estado durante la noche.

"Te quedaste dormido, no quise despertarte" exclamo antes de que él pudiera decir algo.

"¿Te quedaste toda la noche… conmigo?" pregunto con curiosidad pues no parecía haberse movido de ese lugar en toda la noche.

"No quería dejarte solo" respondió con una tierna sonrisa mientras se ponía de pie/

El frio viento la hizo arroparse con cálidas prendas para resguardarla del frio invierno, se detuvo unos momentos para enredar su bufanda purpura alrededor de su cuello, mientras levantaba un poco la vista al cielo, observando los frágiles copos de nieve caer sobre el paisaje y su cuerpo, cubriendo su pelaje anaranjado tornándolo blanco.

Entonces siguió su camino entre la nieve, buscándolo en medio del frio bosque, con la intención de encontrarlo para poder arreglar lo sucedido la noche de invierno anterior.

Y no tardo mucho, pues a lo lejos escucho el incesante ruido de alguien golpeando la pobre corteza de un árbol, entonces sonrió, al verlo entrenando no muy lejos, tan solo a unos metros de ella.

Se detuvo a contemplarlo, observándolo entrenar mientras ella se recargaba en un árbol, el seguía concentrado, sin sentir su presencia, sin haberla visto, vestido solo con su pantalón remendado a pesar del frio, con su cuerpo siendo cubierto por algunos copos de nieve.

Golpeando el árbol, una y otra vez, sin detenerse aun viendo sus nudillos sangrar cada vez más, impregnando la nieve con sus gotas de sangre y manchando la corteza del árbol de aquel tono rojizo, inmerso en lo profundo de su mente y sus recuerdos.

Entonces sintió el suave toque de la seda envolverse alrededor de su cuello, arropándolo y brindándole calor, el suave calor de una bufanda perteneciente a ella.

"Tigresa" exclamo su nombre y entonces se dio vuelta, topándose con una sonrisa de parte de ella, tan cálida y suave como su bufanda de color purpura, con el pelaje de su rostro cubierto con algunos copos de nieve, mirándolo sin pizca alguna de rencor o enojo, tan solo calidez, comprensión, y quizá… un poco de cariño, reflejado en sus ojos.

"Hace mucho frio aquí afuera" le dijo ella terminando de acomodarle la bufanda; en su rostro se dibujó el remordimiento y en sus ojos se reflejó la culpa que en aquel momento le afligía, ¿Cómo era posible que aun con lo sucedido ella le sonriera? ¿Aun con lo sucedido ella cuidara y se preocupara por él?, coloco sus patas sobre sus hombros y la miro directo a los ojos.

"Perdón…" le dijo con voz tenue "Todo lo que te dije… lo que te grite… lo siento" sin borrar su sonrisa, sin que su gesto cambiara, coloco sus patas en sus mejillas transmitiéndole un poco de su calor.

"Leí tu nota, la tengo aun conmigo, y sé que no puedo estar enojada todo el tiempo contigo… somos los mejores amigos, y una discusión no lo va a cambiar" entonces se apartaron un poco, y ella tomo las patas de él entre las suyas, suspirando al mirar sus nudillos ensangrentados y su pelaje manchado.

"No te lastimes más Po, sabes que no me gusta que lo hagas" el asintió con la cabeza, sonriendo esta vez.

"Volvamos al palacio, no me gustaría que te enfermaras" una risita escapo delos labios de ella, más no puso objeción.

"A veces olvido… lo mucho que has cambiado tigresa… a veces olvido… lo mucho que ha cambiado entre nosotros dos" pensó para sí mismo, con una sonrisa ambos regresaron al palacio.

/"No deberías entrenar, aun estas herida" le dijo mientras vendaba sus patas, poniendo dedicación a tal acción mientras que ella tan solo lo observaba, sintiendo una extraña sensación, pues en el pasado nunca nadie la había cuidado de esa manera, nadie se preocupaba por ella de esa forma, siempre estuvo… sola.

"Ya está" exclamo al finalizar, brindándole una sonrisa; ella miro con detenimiento aquellos vendajes, después levanto la vista y lo miro a él.

"Gracias Po" le agradeció sonriéndole también, entonces se puso de pie y sin decir más salió de la habitación, aun pensando en esa extraña sensación producto de las atenciones de Po, de su cercanía y de su forma de ser… tan amable… tan… Po.

Entonces sintió que alguien la detenía, sujetando suavemente una de sus patas, se dio vuelta quedando frente al panda del que tanto pensaba.

"No lo hagas más, por favor" exclamo, dejándola un poco confusa, sin entender muy bien a que se refería.

"¿A qué… te refieres?" pregunto, frunciendo un poco el ceño, entonces el bajo su mirada, mientras sujetaba la pata de ella entre las suyas, y con ese gesto ella comprendió.

"No te lastimes de esta forma, no te hagas esto, por favor" le pidió, entonces ella aparto su pata de las de él, sintiéndose incomoda en ese momento, pero ahí se quedó, mirándolo fijamente, sin saber muy bien que decir, que responder a tal petición, años atrás Shifu no la habría detenido, incluso la habría motivado a seguir golpeando los árboles, a seguir rompiéndose los huesos, eso la haría fuerte, pero viéndolo ahora, escuchando las palabras del panda, algo en ella le decía que era suficiente, ella ya era fuerte, no tenía por qué seguir haciéndose daño, no tenía por qué seguir lastimándose.

Fue quizá la mirada del panda y la preocupación que veía en sus ojos, una preocupación que jamás nadie tuvo por ella, la que le hizo ver, que haciéndose daño de esa forma, hacía daño a los demás, daño a quienes ella apreciaba, daño a sus amigos.

Asintió suavemente con la cabeza, comenzando a sonreír, para finalmente decir…

"Por ti, lo dejare de hacer, por ti, porque tú me lo pediste"/

"¡Achu!" estornudo con gracia, mientras que Po le devolvía su bufanda enredándola en su cuello mientras reía divertido.

"Te preparare uno plato caliente de ricos fideos ¿Qué te parece?"

"Me parece bien" respondió sonriente, sentándose a la mesa mirándolo sacar los ingredientes, mirándolo cocinar alegremente, sabía que después del kung fu, cocinar era lo que más amaba, algo que disfrutaba, que le emocionaba, más de una vez él se lo había dicho.

/"Si quieres demostrar cuanto aprecias a alguien, cocinarle es la mejor forma de hacerlo"/

Más de una vez se lo había demostrado.

"Disfrútalos" exclamo sacándola de sus recuerdos, poniendo frente a ella aquel humeante plato de fideos, y sin hacerlo esperar, tomo unos palillos y comenzó a comer, saboreando y disfrutando mientras él la miraba sin cambiar su gesto alegre ni su sonrisa.

Todo estaba en silencio, solo el sonar del viento, solo eso; entonces cayo en cuenta de que estaban solos, percatándose de la ausencia de todos.

"¿Y los demás?" pregunto Po con intriga, tigresa hizo una pausa y dejo de comer, pensativa miro hacia la puerta por unos momentos.

"Aún están preparando todo…" respondió finalizando con un suspiro, y su gesto también cambio, él se dio cuenta de esto, pues era un gesto de preocupación, de mortificación, que muy rara vez aparecía en su rostro.

Coloco su pata sobre la de ella, transmitiéndole calidez y suavidad, al notarlo ella volteo a mirarlo, con aquel gesto aun en su rostro, mientras que él le mostraba una sonrisa y unos ojos con brillo.

"Todo estará bien, después de que todo esto termine… todo estará bien" tenía miedo, mucho miedo, miedo de perderlo, y esas palabras no la tranquilizaban, no lo harían jamás.

/Su respuesta, el grito que dieron los seis, lleno de sorpresa y cierto temor, lleno de impresión y desconcierto que había en ellos, que aquella noticia que su maestro les acababa de dar les había causado, dejándolos atónitos, en especial a uno.

"¡Pero… eso significa que… que yo… yo podría perder… mi título!… dejaría de ser… el guerrero dragón" exclamo Po, para después quedarse mudo por la impresión que la noticia le causo.

"Lo siento panda" le dijo su maestro, con las patas en su espalda mientras aun sujetaba el rollo que horas antes había llegado, con una noticia inquietante, un aviso del consejo, una vieja ley había sido renovada, una ley que decía que cualquiera podía retar al guerrero dragón, cualquiera podía obtener tan preciado título venciéndolo, incluso los cinco furiosos, incluso Shifu, pero no era eso lo peor, pues no era un simple reto, un desafío cualquiera, era un duelo… a muerte; no solo ponía en juego su título, ponía en juego su vida.

"¿Cualquiera lo puede retar maestro? ¿Incluso… nosotros?" pregunto Viper saliendo del shock inicial en el que se encontraba momentos atrás; Shifu asintió con la cabeza.

"Si, incluso yo" respondió, todos miraron a Po y el los miro a ellos con temor por la respuesta de su maestro.

Una pata se posó en su hombro, y con una mirada sincera tigresa lo miro a los ojos; Po sabía que ella lo deseaba desde que era una niña, ser el guerrero dragón era su sueño, un sueño que él le quito el día que Oogway lo eligió; retrocedió unos pasos asustado por lo que la felina podía hacer, tigresa lo miro con pesar.

"No tengas miedo Po, por favor, somos tus amigos, nosotros jamás…" no era buena para ello, no era buena para hablar, no encontraba las palabras para calmar y hacer confiar a su amigo de que ellos nunca se atreverían a desafiarlo.

"Lo que tigresa quiere decir Po" prosiguió Shifu "Es que nosotros jamás te retaríamos, jamás"

"¿Cómo sé que dicen la verdad? ¿Cómo sé que…que no me atacaran por la espalda o… o…?" preguntaba el panda con mucho nerviosismo, temblando mientras señalaba a cada uno de los presentes, hasta que la voz enojada de su maestro lo hizo prestarle atención.

"¡Basta panda!" grito Shifu "Todos respetamos la decisión de Oogway, él te eligió por una razón, y esa razón nos la has hecho ver más de una vez, desde que derrotaste a Tai Long, desde que venciste a Lord Shen, y cada vez que has protegido el valle… quizá Oogway fue el que te eligió, pero en realidad fue el destino quien lo hizo, es tu destino y siempre lo será, y ninguno de nosotros lo va a desafiar, ¡jamás!" dejo de temblar, entonces volvió a sentir una pata sobre su hombro, era ella, era tigresa, quien lo miraba obsequiándole una sonrisa en su mirada, a la vez que los demás lo rodeaban y también le sonreían, pidiéndole que confiara, eran sus amigos, y nada lo cambiaria.

"Yo arreglare esto Po, lo prometo, iré y hablare con el consejo, hasta entonces, quiero que te quedes en el palacio y no salgas, los cinco se aseguraran de que nadie te intente desafiar, por lo menos hasta que yo vuelva con una respuesta y una solución.

"Maestro" lo llamo tigresa "Solo tengo una duda, si alguien reta a Po… ¿alguien más puede ocupar su lugar? ¿Alguno de nosotros puede aceptar el duelo?" pregunto la felina, Shifu pareció meditarlo, abrió el rollo y lo leyó una vez más antes de contestar.

"Si, siempre que sea un maestro" respondió.

"Entonces te protegeremos Po" exclamo grulla de inmediato colocando su ala en el hombro del panda.

"Así es Po, si alguien lo intenta nosotros responderemos por ti" le dijo mantis.

"Cuenta con eso amigo, estarás a salvo, solo hay un guerrero legendario y ese eres tú" dijo mono.

"Pero tengan cuidado, y no se confíen, pues si pierden el duelo, perderán su título de maestros, o peor aún… su vida"/

"Todo por una estúpida ley, por el estúpido consejo de maestros" se decía mentalmente, una y otra vez, con pesar y tristeza, con odio y rencor, con temor, temor a lo que podría pasar, a que… ya no podría verlo más, y ya estaba harta de pensarlo, "¡Es mi amigo maldita sea!... ¿Por qué no pueden dejarlo en paz?" se preguntaba ella mientras lo miraba sonriéndole, mientras le escuchaba diciéndole.

"Todo estará bien, pronto todo terminara" le decía, como si de una pesadilla se tratase, y de la cual pronto despertaría, dándose cuenta de que el sol brilla y el estaría ahí, como todos los días, mirándola entrenar, animándola, admirándola… pero sabía que no era así, por más que él se lo dijera una y otra vez, sabía que vivía una pesadilla en la cual… ella lo podría perder y no iba a despertar.

/Ese día está grabado en mis recuerdos, incluso hay veces que sueño con esos momentos, con cada palabra tuya, mía y de los demás, con cada emoción vivida que aun hace estremecer mi corazón.

"Cobarde, eso es lo que eres" me moleste tanto al escucharlo hablarte de esa manera, con tampoco respeto hacia ti, ¡¿Quién se creía?! Simplemente mí mirada reflejo el odio que sentía en ese momento; te mire, esperando a que respondieras, te observe esperanto que te defendieras, pero al mirarte a los ojos, vi que bajaste la mirada y jugaste con los dedos de tus patas, miraste al suelo y pude ver que te temblaban un poco las piernas, vie el temor en ti.

"Vaya guerrero dragón, vaya salvador de china, no eres más que un cobarde" exclamo y yo solo lo mire con furia, entonces estalle, no lo permitiría, no le dejaría seguir llamándote así, entonces me puse frente a él.

"Yo acepto tu desafía" exclame con seriedad, entonces me miro, borrando la sonrisa de su rostro, observándome de pies a cabeza, y antes de hablar asintió con la cabeza.

"Vine aquí a convertirme en el guerrero dragón, vine a obtener ese título… pero viendo lo cobarde que es ese panda… supongo que vencer a la legendaria maestra tigresa y obtener el título de furioso… no estaría mal" cada vez que abría la boca más me enfurecía.

"Deja de llamarlo así" exclame mordiéndome la lengua, tragándome la furia que sentía, buscando controlarme, pero él solo se burló, con esa sonrisa repulsiva.

"¿Cómo? ¿Cobarde? ¡Pero eso es lo que es!"

"¡Cállate! ¡Él no es ningún cobarde!" le grite llegando a soltar un fuerte rugido, creí haberlo asustado, pero siguió ahí, sonriendo, no se veía nervioso, ni temeroso, ese maldito…

"Terminemos con esto, yo ya he firmado, solo falta usted" vi como aquel ganso llego corriendo hacia mí, con el pergamino en un ala y un bote de tinta en la otra, mirándome con temor, él si estaba asustado; entonces tome el frasco de tinta y moje mi palma con ella dispuesta a dejar mi huella en aquel pergamino, entonces te escuche llamándome con angustia, te volteé a ver y vi el miedo en tus ojos, vi la intención de detenerme, pero supongo que un nudo en tu garganta no te lo permitió, observe que me quisiste decir algo, pero nada, ninguna palabra broto de tus labios.

"Todo estará bien" fue lo único que te pude decir, tratando de brindarte una expresión de confianza y seguridad, pero estoy segura que… solo pude esbozar una amarga sonrisa y un gesto de angustia, pero un Duelo a Muerte era una carga muy pesada… que no quería que tu cargaras, puse mi huella en el pergamino, firme y entonces él sonrió.

"Prepárate" exclame desafiante y tome mi pose de combate.

"Estoy listo… ¿y tú?"/

"No es justo Po, es eso lo que me molesta y mortifica" dijo ella sin apartar su vista. "Pelearas tu solo, con diferentes combatientes, en diferentes combates, y si pierdes… si pierdes… ¡no quiero ni pensarlo!, ya no quiero pensar en ello" exclamo, casi gritando por la angustia, apretando los parpados y apartando su vista, tratando de evitar que alguna lágrima escapara de sus ojos.

"Po…"

"Shh… no quiero discutir esto otra vez… por favor" le pidió Po "Se lo mucho que te molesta, lo mucho que te hiere, pero es la única solución, y estoy dispuesto a tomarla por mi bien, por el bien de ustedes… por ti" lo miro, lucia firme en su decisión "por mi culpa… por mi cobardía… casi te pierdo aquella vez, y no estoy dispuesto a verlos sufrir por mi" la miro al pecho, justo donde su ropa, su camisa roja cubría aquella cicatriz, la vieja herida que casi le cuesta la vida.

"Me protegiste esa vez, ocupaste mi lugar, y por mi culpa el precio que pagaste fue tan alto… que es por eso que hago esto" se dijo decidido, seguro de sí mismo y de su decisión, aunque por dentro… el también sentía temor.

/Entonces lo mire, de pies a cabeza, analizándolo esta vez, fijándome en cada detalle de su vestimenta y de su cuerpo, de su apariencia. Vestía un pantalón negro y una camisa roja, lucia en aspecto como un rinoceronte normal, quizá un poco más grande, quizá un poco más pesado y con un cuerno más largo, pero nada más.

Me distraje unos segundos, mire hacia las gradas, te mire a ti, a Viper, a los chicos, vi la mortificación en sus ojos, la preocupación que atacaba sus corazones, entonces sentí el piso temblar, mire al frente y lo vi correr hacia mí, con su cuerno apuntando directo a mi corazón.

Salte y lo tome por el cuerno, aproveche el impulso de mi salto y el giro que hice en el aire para derribarlo levantándolo del suelo y azotarlo en el piso justo frente a mí.

Escuche el piso quebrarse y levantar una nube de polvo, me aparte, sabía que quizá me había excedido, pero el estúpido rinoceronte así lo había querido, si estaba muerto o no, no me importaba, era un duelo a muerte, si se muere, se muere; le di la espalda, en las gradas los acompañantes de aquel rinoceronte miraban atónitos la arena de combate, una sonrisa victoriosa se dibujó en mi rostro, pero cuando los mire, su expresión de temor, me hizo girarme de inmediato, ahí lo vi, de pie y corriendo hacia mí, apenas pude responder.

"¡Tigresa!" los escuche gritar, lo detuve con mis patas y usando toda mi fuerza, aquella cornada por poco me destroza, sentía mis piernas ceder y mis brazos perder fuerza, eran centímetros los que me separaban de una muerte segura.

"¡AAAAAAHHHHHHH!" grite, prácticamente rugí, y lo hice petrificarse del miedo, entonces aproveche y de una patada lo aparte de mí, me tomo dos segundos recuperarme de mi error, darle la espalda había sido una estupidez, ¡esta vez le partiría las piernas!

Me lance, conecte dos puñetazos justo en su rostro, algo que le hizo enfurecer, blandió su cuerno como un sable, de un lado a otro intentando cortarme, fui más rápida que él, retrocedí y lance una patada a su abdomen, su piel era dura, apenas y logre hacerlo retroceder unos metros, enfureció y entonces ambos chocamos nuestros puños en un sonoro puñetazo, me acerca e intente golpearlo con mi codo, él lo bloqueo e intento patearme, me agache y gire colocándome detrás de él, torcí su brazo y el lanzo un codazo hacia atrás golpeándome el rostro… sacudí mi cabeza, en verdad que ese tipo era fuerte, me enfurecí y junte mis dos palmas listo para un potente golpe de fuego, entonces lo impacte… una nube de polvo se levantó cubriendo mi visión.

"¡Ya me harte! Terminare con esto, ¡ahora!" lo escuche enfurecido, saliendo del polvo, con sus ropas desgarradas, se apoyó sobre sus cuatro patas, parecía querer embestirme con todo, lo que más me aterro… fue cuando sentí su técnica… lo único que recuerdo fue mi impotencia… no podía moverme… el golpe fue inevitable/

El ambiente en ese momento era triste, recuerdos no muy gratos del pasado, problemas del presente, un momento de calma, aunque fuera solo un día o un segundo de paz era lo que quería… podía verse en sus ojos de color rubí, que su corazón sentía un gran dolor en esos momentos… y el solo quería verla sonreír, aunque fuera un momento, para olvidarse de todo… entonces tuvo una idea.

"Ven conmigo… quiero… quiero mostrarte algo" ella levanto la vista, aun con su gesto triste, ahora un poco confundida lo miraba, algo dudosa; él en cambio se veía un poco nervioso, un leve sonrojo se veía en sus blancas mejillas, no tenía idea si a tigresa le gustaría lo que en ese momento el planeaba.