Toshiro no podía estar más furioso.

Esa maldita mujer estaba bailando con ese odioso rubio desde hace cuanto ¿mil años? Odiaba ver como ella se reía por cada comentario estúpido que hacía, y como él "accidentalmente" rosaba a veces su trasero con su mano, o frotaba por una fracción de segundo su pecho en los de ella

Él era el príncipe del Gotei, el pueblo más grande en el lado sur del país. Ella era la princesa de Karakura, el pueblo más grande en el lado norte del país.

Ahora mismo se encontraban en uno de los estúpidos bailes anuales que su madre hacía cada mes y a los cuales asistían millones de personas. En esos momentos el salón estaba lleno de parejas bailando al compás de los vals que los músicos tocaban.

Estaban comprometidos ¿desde que nacieron? Quizás aún antes que eso. Ya se imaginaba a los padres de ambos discutiendo sobre quien tendría al niño y quien a la niña, cuando y como se verían (o si, sus padres era capaces de eso). Y se odiaban.

¡Pero eso no le daba derecho a ella de andar de coqueta con el maldito de Yukio! ¡Ella solo podía estar con él, desde siempre había sido así!

Y juraba que como ese rubio volviese a rozarla una vez más iba a... ¡Suficiente!

Caminó hasta donde ellos con paso seguro y la apartó de Yukio de un manotazo, apretando con fuerza su muñeca y arrastrándola hasta su habitación.

-¡¿Que mierda crees que haces?!- le preguntó ella en un grito.

-¡Separándote de ese maldito rubio! ¿que más?- preguntó él alzando la voz más que ella.

-¿Cual es tu problema?- preguntó ella roja de ira.

-Mi problema es que estás de coqueta con este idiota justo en mis narices- le reclamó entrando con ella al cuarto y cerrando de un portazo.

-Hasta que estemos casados puedo hacer lo que quiera, tu no tienes ningún derecho sobre mi- le gritó furiosa ella soltándose de la muñeca.

-¡Por supuesto que tengo todo el derecho sobre ti!- la atacó él.

-¿Que te hace pensar eso?- cuestionó con furia ella.

-¡El echo de que tú eres mía!- le gritó él acorralándola contra la puerta y mirándola como si quisiera matarla. Las mejillas de Karin se coloraron.

-Toshiro Hitsugaya... ¿acaso estás celoso?- preguntó ella arqueando una ceja.

-No estoy celoso, solo que no me gusta que alguien toque lo que me pertenece- gruño él.

-Estas celoso- declaró Karin.

-Que no- negó él.

-Entonces eres un berrinchudo que no sabe compartir- dijo ella.

-No me molestes Karin- advirtió él entre dientes.

-¿O que?- preguntó ella desafiante.

-Mierda- gruñó él atacando los labios de ella en un beso furioso. Llevó una de sus manos a la nuca de ella y le empujó la cabeza contra sus labios -No me hagas enojar... o no te dejaré salir virgen de esta habitación- murmuró el peliblanco dándole un último y fugaz beso antes de separarse de una Karin con las mejillas escarlatas.

Bueno, quizás si estuviera un poquito celoso.

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Un One-Shot Drabble que tenía escrito desde hace mucho y que hace poco encontré en mi vieja computadora. Conste que tenía 10 años y recién me estaba iniciando en esto de ser escritora (sabía del tema porque a los 10 me... bueno, eso por primera vez y mi mamá me dio una charla sobre los peligros y demás, en fin) espero que les haya gustado.