Disclaimer: Shingeki no Kyojin no me pertenece, ni la historia ni los personajes. Todo pertenece a su creador: Hajime Isayama, todos los créditos a él.


Pasión

Todo había empezado como un beso tímido en las instalaciones de la base. Una declaración tontorrona y romántica, escondidos de todos, un toque de manos por los vacíos pasillos y sonrisas sacadas de una película para niños.

Pero ahora todo era diferente. Una habitación, una cama, él sobre ella, besando su cuello con pasión, mientras ella suelta unos pequeños gemidos de excitación.

Petra se mueve con cada toque que electriza su cuerpo, sus ojos cerrados y su respiración acelerada demuestran que a ella le gusta. Aún conserva su pantalón, su camisa —a medio desabrochar, sin revelar su sostén— y sus calcetines. Levi en cambió esta completamente vestido.

Se besan repetidamente en la boca. A veces son besos cortos para que Levi vuelva a su labor, y otras veces mete la lengua. Y bailan, ambas lenguas bailan en un beso francés que parece no terminará.

Petra aún no sabe como en tres meses de romance secreto Levi de ser alguien que no la tocaría se volvió en un amante espectacular. Pero no la malinterpreten, a ella le encanta. A veces siente que van muy rápido, pero cuando su capitán la arrastra a su cama se olvida de todo.

Levi ahora le da besos tiernos en sus hombros, mientras va desabotonando su camisa. Su sostén turquesa con tirantes negros le revelan que Petra le deseaba ese día. Iba a quitar ese molesto accesorio, pero Petra le detuvo: —Espera un poco... No me pongo algo para que lo saque de inmediato.

Él chasquea la lengua. No esta feliz, pero accede.

Ahora se ponen los dos juntos acostados, mirándose, tocándose, besándose.

Petra toca debajo de la camisa de Levi, yendo lentamente por aquellos músculos formados de matar titanes. Realmente se ha ejercitado matando a esas horribles criaturas que ya han quitado millones de vidas.

Pero prefiere no pensar en ello. Ahora esta con Levi. Siente que siempre estará con él, incluso si llega a morir.

—Te amo, capitán.

—Yo igual te amo, Petra.

Una mano salvaje la toca en una zona erógena. Y gime.

Tiene calor.

Y las ventanas están empañadas.