Hola, antes que nada, desde ya pido disculpas si hay faltas ortográficas o quizá al principio no se entiende muy bien quien es el personaje que habla o no. Iré trabajando en ello a medida que la historia agrade y siga avanzando.

Soy novata así que en principio es mi primer historia y puede que no sea la mejor comparada con las demás historias SQ que he leído y que me he enamorado de muchas de ellas.

Esta historia será un AU así que no habrá magia ni nada de eso, pero si quizá tendrán algunas participaciones personajes que estuvieron muy poco tiempo en la serie.

Acepto todo tipo de crítica, buena o mala, de ambas se aprende a mejorar, acepto también sugerencias y de como quieren que avance o como les gustaría que siguiera la historia.

Los capítulos iniciales en principio quizá sean cortos y es que a medida que la historia avance serán más largos y la descripción de como se sienten los personajes, de que piensa, de que sienten también se harán mas largos y detallados.

Sin más preámbulos, los dejo con la historia y espero que sea de su agrado.


Alguien más

Sus cuerpos disfrutaban. La cercanía de aquellas dos mujeres, la una con la otra no hacía más que sentir placer. Y es que en aquella habitación lo único que se podía respirar era eso; placer, lujuria, deseo y algo que no pasaría de aquella noche.

La joven mujer morena, recorría con su lengua cada centímetro de piel, que tenía debajo suyo. Podía sentir aquel cuerpo esbelto, temblar y erizase a cada paso de su lengua. La traviesa boca de la morena, fue poco a poco bajando, primero por el plano vientre de su presa, donde dejaba ardientes besos que hacían gemir a su acompañante; poco a poco fue aventurándose, animada por las reacciones del cuerpo a quien hacía sufrir con su espera.; su boca llegó a la entrepierna de aquella mujer, cerró sus ojos por fracciones de momentos para aspirar por su nariz y constatar que todos los estímulos anteriores que había hecho, habían dado sus frutos. Los muslos de la joven presa, también se vieron atacados, pues la morena comenzó a besar y dejar leves mordidas en el interior de los mismos, acercándose de a poco a la entrepierna de la rubia, haciéndola sufrir y disfrutando de ello.

"Acaba con la tortura" La voz provenía de aquella mujer que estaba siendo placenteramente torturada.

La sonrisa de Regina se amplió de tal manera que podría notarse una pizca de maldad y deseo. Esta hizo caso omiso a las suplicas de la rubia y jugó con el muslo contrario, hasta que la sed se instaló en su boca y fue de lleno contra su intimidad. La otra mujer agarró entre sus puños las sabanas blancas del hotel donde estaban, ya que la lujuria de la contraria era de tal calibre que su cuerpo comenzaba a retorcerse sobre la cama.

La morena por su parte se sentía completamente satisfecha de provocar tanta excitación en una persona, pero sobre todo en una de su mismo sexo. Los movimientos de su lengua fueron mas constantes y frenéticos hasta que la bella mujer victima de sus actos, dejó caer pesadamente su espalda contra el colchón, entregándole todo su ser. Ella saboreó toda su esencia

Segundos mas tarde, las dos mujeres estaban tendidas en la cama, la chica de cabellera rubia acariciaba el cabello color negro de su acompañante. Sus respiraciones ahora eran regulares, pero el cansancio era palpable.

"¿Me dirás tu nombre?" Durante toda la noche la rubia había carecido totalmente de información de la morena que tenía ahora mismo entre sus brazos.

"¿En que cambiaría que te lo dijese?" El tono de su voz era altanero y no tenía ninguna intención de contestar a su pregunta.

"En que podría dirigirme a ti con un nombre y no solo como la preciosa morena con la que me he acostado esta noche " Sus largos y finos dedos seguían jugando con el cabello oscuro. El tacto era tan suave que hacía relajar a la joven

"No vale la pena. Después de todo, es algo de una noche. La información solo hace que los desconocidos dejen de ser eso, desconocidos" Suspiró lo suficientemente alto como para darle a entender de que su conversación no la dejaba descansar y que le irritaba.

"¿Eres así de borde siempre?" Sus caricias se detuvieron y se dio media vuelta en la cama dándole la espalda.

"Solo con los curiosos y tu querida, eres uno de ellos" Soltó sus palabras sin más y luego cerró sus ojos intentando descansar aunque sea un poco más de tiempo

Ante el frío carácter que tenía la morena, la otra muchacha no lo podría soportar. Estaba bien que fueran cosa de una noche, que no se volverían a encontrar nunca más y que solo había sido sexo, pero no por ello tendría que soportar la altanería de su compañera de cama. La pregunta había sido tan sencilla, que aunque le hubiese mentido en su nombre no le hubiese importado. Pero su testarudez le molestaba.

Sin una palabra, sin siquiera un gesto, se levantó de la cama a la vez que divisaba su ropa desperdigada por toda la habitación. Tenía una cosa clara, se iría y dejaría allí a esa completa desconocida.

Al cabo de algunos minutos había ya abandonado la habitación, sin decir un tan simple adiós.

Regina seguía en la cama descansando. Aquella rubia no era más que una de las tantas escapadas, no le importaba en lo absoluto que se fuera sin una palabra, tampoco era que le extrañara algo así, no era ni la primera, ni sería la última.

Cuando se vio sola en la cama, sentía como el sueño se apoderaba de ella. No había descansado nada desde que había estado con ella.

Se dejó arrastrar por los brazos de Morfeo, hundiéndose en un muy profundo sueño.

Un molesto ruido estropeaba toda calma de sus sueños, estaba cansada y solo pedía cinco minutos más de sueño. Pero aquel ruido molesto a sus oídos seguía molestando y no se detenía. Con su mejor mal humor buscó entre su bolso el causante de su despertar.

"¿AHORA QUÉ?" Contestó su teléfono con un muy mal genio

"No me contestes así, ten un mínimo de respeto. ¿Dónde estás?" Una voz menos jovial estaba del otro lado del teléfono

"Lo siento, estaba trabajando" Mintió descaradamente, mientras volvía a la cama tratando de hacer el menor silencio y ser descubierta.

"Poco me importa lo que hagas. Te espero para la hora de la cena y por tu bien espero que estés aquí"

Regina rodó los ojos hasta dejarlos en blanco por tan el tono tan autoritario que habían empleado en ella.

"Allí estaré"

Colgó sin tiempo a que la otra persona tuviese tiempo a contestar. Lanzó el aparato sobre la mesa de noche y luego se dio media vuelta, quedando boca abajo en la cama, las almohadas taparon su cara y en ese preciso momento, Regina comenzó a grita, ahogando sus gritos en las almohadas y golpeando sus puños contra el colchón. No quería ir, no quería regresar Deseaba más que nada quedarse allí en ese lugar donde nadie la podría molestar y podría hacer lo que quería. Pero ese deseo no era más que una tonta fantasía.

Al girar su cabeza luego de haber hecho su rabieta, vio que era de mañana y que aún le daba tiempo para ducharse, cambiarse, bajar al comedor del hotel e irse a donde pertenecía.

Las largas horas en la carretera la desesperaban, pero cuando más lejos estuviese de su vida cotidiana era mejor, pero los regresares eran eternos y frustrantes.

La noche volvía a caer, no había podido llegar a la hora de la cena porque el trafico estaba muy pesado, contando que las vacaciones estaban comenzando y es cuando las personas aprovechan para pasar tiempo de calidad con sus seres queridos en unas fantásticas vacaciones.

Se detuvo en el parking de su casa y antes de salir del coche, soltó un pesado suspiro y dejó caer su cabeza sobre el volante, se tomó unos cinco minutos así hasta que alguien tocó la ventanilla haciéndola sobresaltarse y dirigir la mirada.

"Ven conmigo, entrarás por la puerta de detrás" La joven asintió y salió del coche bajando la pequeña maleta que se había llevado.

"¿Está durmiendo?" Miró a la mujer mayor de cabellos blancos y lentes sobre su nariz.

"Eso creo, intenta hacer poco ruido, he preparado la habitación de invitados para ti"

La morena le sonrió débilmente agradeciéndole por pensar en todo y en las medidas de sus posibilidades ayudarla, ¿Qué haría ella sin Granny? La mujer que la había criado desde que era una recién nacida.

Haciendo caso a lo que había dicho, entraron las dos por la parte de atrás de la casa. Regina se había quitado los tacones, para no hacerlos resonar en el suelo y así se asegurarían de ser muy silenciosas.

Le dejó la maleta a Granny y tras darle un beso en la mejilla y susurrarle un "Gracias", subió las escaleras.

Su caminar era tan despacio, como silencioso, pero para su mala suerte al parecer no lo era tanto como le hubiese gustado. Mientras caminaba por el corredor donde estaban las habitaciones, la puerta principal se abrió de un portazo y Regina maldijo hasta su simple existir.