28 de Junio de 1922

En la ciudad de Alabama, a las orillas de la ciudad de Cahaba, cerca del río que llevaba el mismo nombre, se encontraba un viejo rancho, ahí vivían dos señoras muy amables, la señorita Paulina, mejor conocida como la Srita. Pony y la hermana María, juntas habían fundado una especie de refugio para todo aquel que necesitara asistencia, lo habían llamado 2El hogar de Pony".

El lugar era bien conocido por todos los habitantes de los alrededores, cualquier persona que se encontrara en necesidad, podía ir ahí a pedir ayuda, todos eran bien recibidos, sin importar su sexo, su edad, su posición social o su pasado.

Una mañana, una joven mujer caminó a través de rancho, hacia la entrada de la casa, al llegar a la puerta, comenzó a leer un letrero escrito a mano "Hogar de Pony, lugar del necesitado, del abandonado, del hambriento, del enfermo y del sano también", ella sonrió y comenzó a tocar la puerta con insistencia, una mujer chaparrita y regordeta le abrió.

– Hola señorita, bienvenida, mi nombre es Paulina, pero puedes decirme Srita. Pony, ¿Cuál es tu nombre? - Le dijo con una cálida sonrisa.

- Priscilla – Le dijo ella, devolviéndole la sonrisa.

Una noche antes, Priscilla había llegado ahí, ella había viajado por varios días, estaba cansada y tenía hambre. Estaba nublado, y se escuchaba el estruendo de los truenos a lo lejos, pronto iba a comenzar a llover, ella se refugió en el viejo establo que estaba en la entrada del Rancho. Se acostó en la paja, comenzó a pensar en ella y en su bebé, estaba embarazada y pronto daría a luz. No pudo evitar ponerse a llorar, nunca imagino que su vida terminaría de esa manera, cerró los ojos por un momento, se le acababa el tiempo y tenía que encontrar un lugar seguro donde pudiera tener a su bebé.

Unas horas después de haber llegado al Hogar de Pony, Priscilla dio a luz a un varón, lo llamó Albert. Una semana después del nacimiento de Albert, ella decidió ir a buscar trabajo a Montgomery, capital de Alabama. Le pidió a la señorita Pony que cuidara de su hijo, una vez que tuviera trabajo y un lugar donde vivir, regresaría por él.

La señorita Pony nunca volvió a ver a Priscilla.

21 de Abril de 1952

Hoy volví a la casa de mis padres en Lakewood, hacía más de tres años que no estaba aquí, a pesar de que la casa sigue igual que siempre, todo se siente muy diferente, he llegado a la conclusión de que soy yo la que cambió por completo durante todo este tiempo. He de reconocer que George ha hecho un magnífico trabajo, la casa está impecable, puedo darme cuenta de eso mientras camino hacia mi recamara.

Conforme voy avanzando, empiezo a saludar a la servidumbre, todos están asombrados de verme aquí, creo que después de lo que ocurrió con Anthony, nunca pensaron que yo regresaría. Dorothy, como siempre, me recibió y me acompañó hasta mi cuarto, el paso del tiempo no ha hecho estragos en ella, sigue siendo la misma mujer que yo recuerdo de pequeña.

Al entrar a mi cuarto, corro a echarme a la cama, no puedo dejar de pensar en él, me gustaría tanto que él estuviera conmigo, pero tengo que comprender que él también tiene muchas cosas que hacer antes de nuestro gran día.

Pienso en mis amigos de la infancia, me gustaría tanto verlos y contarles que me voy a casar en unos meses, pero ya ninguno de ellos vive aquí, Stear y Paty se mudaron a Chicago después de su boda, y desde hace varios meses que le perdí la pista a Archie, sé que él nunca me perdonará por lo que le hice. Mi historia con Annie no es diferente, después de nuestra gran pelea, nunca volvió a dirigirme la palabra, ni a mandarme cartas, nuestra "amistad", por así llamarla, murió esa noche.

Trato de ahuyentar los malos recuerdos de mi cabeza, la imagen de él me devuelve la sonrisa, aún no puedo creer que en un par de meses vaya a ser su esposa, siempre creí que mi destino era quedarme sola, no cabe duda que cuando pierdes toda esperanza, la vida te sorprende de la manera más hermosa, es ahora que me doy cuenta que todo el sufrimiento que viví, valió la pena, porque si no, nunca hubiera conocido el verdadero amor, nunca hubiera llegado hasta él.

Comienzo a sentir mis parpados muy pesados, estoy cansada, fue un viaje verdaderamente largo, si no fuera porque quiero usar el vestido de novia que usó mi madre cuando se casó con mi padre, ni siquiera me hubiera molestado en hacer este viaje, tengo tanto sueño que creo que me quedaré dormida de inmediato.

Al despertar, me siento mucho más animada, me dirijo hacia el sótano, tengo que encontrar ese maldito vestido de novia, aunque mi madre ya no esté conmigo, sé que desde el cielo se alegrará mucho al verme usarlo el día de mi boda.

Hay un montón de cajas arrumbadas, me pregunto en cual de todas estará guardado, comienzo a revisarlas una por una, al abrir una de las cajas, siento que mi corazón se detiene, dentro de ella están acomodados varios de mis diarios, saco uno de ellos con cuidado, me doy cuenta de que es el primer diario que me regaló mi madre, al abrirlo comienzo a reír, "Este diario pertenece a Candice White" dice la primera página con una espantosa caligrafía, aún no puedo creer que yo escribiera así de horrible.

Los recuerdos comienzan a inundar mi mente, mi madre me dio ese diario cuando cumplí 6 años, yo acababa de aprender a leer y escribir, ella quería que yo escribiera lo más importante que me pasaba en el día, para que practicara mi escritura, al voltear la página, leo la fecha ahí escrita "07 de mayo de 1931", han pasado más de 20 años desde ese día, si en ese entonces hubiera sabido todo lo que sé ahora, más de una tragedia se hubiera evitado.

Tomo la caja y me dirijo de nuevo hacia mi cuarto, no puedo evitar sentir un enorme deseo de volver a leer cada página de esos viejos diarios, de revivir cada día de mi vida, una vez más.