Antes que nada "Feliz Navidad", les traigo esta locurilla que se me ocurrió. Solo serán dos capitulo en conmemoración estas fechas.

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********** Coincidencias ***********

(Primera Parte)

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Entre azotando la puerta de mi cuarto, está enojada. No, estaba furiosa con mi padre. Lo odiaba… ¿Acaso una chica de diez años no sabía lo que quería?... Bueno, yo sí.

Y lo que quería era una cámara profesional Nikon. La mejor del mercado según su definición en Internet, era increíble, la mejor de todas.

Entonces... ¿Porque mi padre no lo comprendía? Según él iba a desperdiciar tanto dinero para que en dos meses no la quisiera más

—Te odio, te odio papá

Agarre mi almohada y la arroje hacia la puerta al tiempo que se abrió dejándome ver la cabeza de mi hermana

—Oye—me grito ella cerrándola

—Vete. Tú eres igual que papá. Estás de acuerdo con él, y te odio

— No es eso hermana— se sentó a mi lado tratando de convencerme de que ellos tenían razón—. Entiende, aun eres muy joven y quizás cambies de idea. Además es muy cara esa cámara más si después no la vas a utilizar

La mire con odio.

Ella no era yo. Si ella era indecisa a sus catorce años. Yo era todo lo contrario.

Llevaba pidiéndola por más de un año, quería sacar fotos por todo el mundo, a todas las cosas. A todo el mundo.

—No lo entiendes— le di la espalda y me puse a llorar

—Sere

Sentí su mano en mi cabeza para consolarme mientras que mi rostro se mojaba por mis lágrimas. Mi padre me dijo definitivamente que no me la compraría

Escuche abrirse la puerta despacio, unos pasos y un minuto después…

— ¿Se puede?

Alce el rostro; mi padre estaba en el umbral de mi puerta. Volví a girarme dándole la espalda

—Pasa— lo invito mi hermana a entrar a mi cuarto—. Es terca pero entenderá.

— Reí déjame solo con tu hermana

— Está bien papá

Sentí como se alejaba Rei del cuarto y al cerrarse la puerta escuche el suspiro de mi padre. Luego la cama volvió a hundirse indicándome que mi padre se sentó donde hace unos minutos estaba mi hermana

—Hija —lo mire solo un poco—. ¿Es realmente importante para ti?

Asentí antes de sentarme en el cabezal de mi cama.

Él volvió a suspirar

—Hagamos un trato, si en cuatro años aún sigues pensando en convertirte en una fotógrafa, te la regalaré para tu cumpleaños. Mientras tanto, toma.

Me extendió la vieja cama de foto de mamá

— ¿Qué es esto?

—Esto, es una cámara de fotografía. Te enseñare a revelar sus fotos, y si en verdad es tu pasión, no te importara que clase de aparato tengas sino la calidad de la imagen

Lo mire sin entender. Pero sonrió cuando me puse a investigarla, la abrí y vi dónde creo que debería haber un rollo.

Sonreí, por primera vez senti que mi padre me entendia, él me estaba dando una oportunidad para demostrar que realmente esta sea mi pasión y no un hobby

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—Serena sal de ahí—sentí el golpe de la puerta una vez más—.Ya está la comida, solo falta tú, SAl

Colgué la lámina que hace unos momentos había sumergido en el líquido para revelarla

—Déjala— escuche a papá detrás de la puerta—. No ves que está ocupada

— Desde que le enseñaste eso ha llenado la casa con todas esas malditas fotos

— Ya reí… Pronto cumplirá quince años deja que disfrute de esto. Prefiero que me llene la casa de fotos que ir persiguiéndola toda la noche de local en local

— Eso no es justo...

Escuche a mi hermana irse fastidiada.

Sin importarme lo que pasaba detrás de esa puerta sonreí a la imagen frente a mí. Era la casa más hermosa que había visto en la playa, la misma que vi durante nuestro viaje del fin de semana pasado.

Me quede contemplando la casa que se veía arriba del médano mas grande, parecía extraída de un cuento de hada. Me acerque al notar una silueta oscura que se asomaba por el del balcón de la segunda planta…

Era un joven, de cabellos azabache pero estaba tan lejos para notar algo más. Agarre la lupa y la acerque a la foto. Estaba dándome la espalda quizás tendría mi edad o la edad de Reí, no se, era muy difícil distinguirlo a lo lejos.

Baje la lupa, subí mi mano y con un dedo toque la silueta, mi corazón se aceleró como nunca lo hizo antes

— ¿Quién eres?— me pregunté

Como tonta le sonreí a la foto y cerré los ojos dejándome arrastrar al recuerdo del momento cuando había tomado aquella foto.

Sentía la brisa del mar, la arena en mis pies, había tantas cosas hermosas que tenia que tomar fotos de todo. Gente muy extraña o lugares preciosos, hasta que sentí algo, una necesidad, una sensación rara pero eso hizo que levantara la vista hacia el medano y ver que en aquella cima estaba la casa más bella que algún escritor podría haber puesto en su páginas. Como por inercia levanté mi cámaras sacando unas cuantas fotos de aquel lugar, en la última note que algo se movía en la segunda planta, mejor dicho que alguien salía hacia ese balcón que estaba, el mismo que me hacía acordar al balcón de Romeo y Julieta. Saque una más y baje la cámara para ajustar el aumento, la cercanía de la toma, justo cuando la tenía donde quería sentí como me jalaba del brazo mi hermana apartándome del lugar

Abrí los ojos posándolos en la misma silueta. Parecía como si me hubiesen llamado desde ese punto como cuando Julieta llamaba a su Romeo. Me acerque tanto como pude a la foto anhelando haber tenido un segundo más para conocer su rostro

—Serena la comida

El grito de mi hermana me sobresalto haciendo que dé un paso atrás. Mire mis cosas, había finalizado con todos los rollos de fotos. Dando la vuelta para abrir mi puerta me detuve solo un instante para observar nuevamente la lámina colgada secándose. "Algún día" pensé, porque algún día volveré a verlo y estoy segura que sabré no solo su rostro sino también su nombre.

Agarre el pomo de la puerta esta vez y salí

—Al fin—suspiro mi hermana

La seguí hasta la cocina donde mi padre nos esperaba sentando en la mesa con una gran sonrisa

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La nieve caía afuera casi era navidad estábamos a solo un par de días, la ciudad se había llenado de gente de todos lados, y los locales estaban poblados de ellos comprando los regalos. Había pasado, no sé, tal vez cuatros meses desde que había ido aquella la playa donde estaba el balcón de Julieta, no, fue antes de mi cumpleaños, había pasado mucho mas

Suspire… Había querido volver, saber de ese chico pero papá no pudo llevarnos

—Hija— me preguntó como sea él. ¿Alto? ¿Tendría mi edad?—. Seré…— ¿Tendría ojos marrones o quizás negros? ¿Y si… fuera como el mar?—. Serena

— Despierta cabeza de hueca

Acto seguido sentí el golpe de mi hermana en mi cabeza, eso me despertó

—Oye... Eso dolió—reclamé sobándome la nuca

—Papá te llamaba—se burló y vi como papá ponia los ojos en blancos

Le saque la lengua a mi hermana y mire a sonriendo a papá

—Niñas, ya son grandes—volvió a suspirar—. Ven Sere, acompáñame

Seguí a mi padre hasta su despachó. Al llegar agarró una caja del centro de su escritorio entregándomela

— ¿Qué es esto?

—Perdón por no haber cumplido el trató cuando prometí

Abrí la caja desesperada, mi corazón palpitaba porque casi no podía creerlo que estuviera en mis manos después de tanto tiempo

—Gracias, gracias

Lo abrace tan fuerte que casi lo ahogue. Le di un beso en la mejilla y corrí a la sala. Me senté en el sillón y abrí la caja con todas las cosas que en ella había. Saque partes por parte, todas. Me di cuenta que era mucho más moderna de la que había visto hace seis años.

—Bueno ¿A que le sacaras primero?

Levante la cámara sonriendo tome la primera plana de mi padre

—Bueno, vamos…

Mire mi hermana con su abrigo puesto invitándome a que saliera con ella. Bese la mejilla de papá agarre mi nueva cámara junto con el abrigo y corrí tras ella.

Me llevó al shopping pasando antes por el parque central. Donde me detuve en la fuente de agua saque algunas fotos por el lugar.

Mientras que observaba la imagen en el visor digital de la cámara observe que detrás de la fuente había una silueta familiar, lo supe porque mi corazón se aceleró. Levante la vista de donde estaba pero ya no se veía nada, solo una niña de pelo azul jugando con su pelota.

Reí me empujó sacándome de mis sueños, a los minutos llegamos a las tiendas del shopping mientras ella se probaba mucha ropa y cuando pienso en mucha, es mucha, decidí ir afuera del local. Empecé como siempre a sacar al techo del lugar era precioso y estaba ambientado con muérdagos y llenos de estrellas. Sentí una sensación rara, un cosquilleo en toda mi piel, temblaba pero no era por el frió. Comencé a mirar por los alrededores y a lo lejos vi un grupo de chicos, algunos de mi edad, otros un poco más grande. Estaban charlando reunidos en un círculo. Sonreí parecía una tierna foto de esas que envías a tus abuelos para mostrar a tus amigos. Como cualquier impulso levante la cámara para enfocarlos, todos estaban con abrigos y bufandas listo para salir del centro comercial. Apunte rápido para tomar la fotografía antes que se diluyeran el círculo, apreté el botón al tiempo que uno de ellos levanto su rostro viéndome fijamente. Del susto solté la cámara que si no fuera por la correa de mi cuello hubiese caído al piso y mi padre me mataría porque ya nunca más confiaría en mí.

— Hermanita ¿Que paso?

Me gire aun un poco pálida, lo sabía por el susto de ver esos ojos. Parpadee al ver a Rei con cuatro bolsas en cada mano, torcí mi boca disgustada por la cantidad excesiva de ropa que compro, pero eso fue suficiente para regresarme a la realidad

—Oye, las pague yo—agregó molesta por mi mirada

Aunque tuviera un trabajó de medio tiempo, mi papá aun le daba varios de esos billetes que gastaba todos los días sin medir consecuencias

Escuché un murmullo de voces masculinas y volví mi vista al grupo de chicos a lo lejos. Empezaban a salir del cetro comercial

Levante la Nikon y saque unas fotos de ellos tratando de captar el que me miro

—Uy… Esas no creo que sea muy profesional

—No molestes Rei

—Nada de eso. Era hora que empieces a pasar más tiempo con los chicos que con esa cámara.

No le di una importancia solo me concentre en recordar esa mirada, su bufanda tapo la mitad de su rostro. Pero por un segundo supe que él me miro directamente, descubriéndome y yo solo me quede con sus ojos zafiro.

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—Basta, se nos hará tarde

Gritó mi hermana por encima de la música del hotel dónde fue invitada y a mí claramente me arrastro con ella.

El lugar era increíble levante la cámara una vez más para sacar de fotos de la cúpula del hotel

—Maldigo la hora que papá te dio esa maldita cosa

La miré y le saque la lengua.

Se dio la vuelta saludando a unos amigos. Sólo faltaban dos días y seria navidad. Este año sería la primera navidad sin el abuelo Kenji. Había muerto dos meses antes de mi decimoséptimo cumpleaños, y a pesar de los meses aun lo seguía extrañando.

Vi a mi hermana alejarse con un chico de cabello azul sin importarle que yo me quedara sola. Al final no se para que insistió en que viniera pensé.

Suspire, ella era así, mientas que a mí me gustaba la fotografía, a ella le gusta pasar tiempo con los chicos y enojarlo a papá, a pesar de ser la más grande, era la mas irresponsable.

Camine hacia el jardín, vi unas hermosas flores rojas enfoque para tomarlas justo cuando la brisa del invierno las movía.

— ¿No puedo creer que no le interesa ninguna mujer o por lo menos alguien? —dijo un chico que pasaba al lado mio junto con su amigo de cabello blanco

—Ya ves como es el renacuajo, dice que espera a la chica de la playa

Me gire para ver cómo ese par de jóvenes se reían de un tercero que obviamente no estaba entre ellos.

Me moleste con esos chicos a veces eran peores que las chicas. Me parecía injusto si ese chico esperaba a alguien porque no lo dejan tranquilo. ¿Qué tiene de malo? Yo aún quisiera volver a ver al chico misterioso de la casa de la playa o tal vez al de los ojos zafiros…

Escuche un movimiento, asustada gire despacio en esa dirección, al final del jardín donde casi terminaba el jardín con las flores plantadas había un chico de cabello oscuro inclinado tocando delicadamente los pétalos de las rosas. Lo vi y era ver una postal de perfume, su perfil y como cerró sus ojos para inhalar el perfume de la flor estaba siendo grabada en mi retina. Su expresión placentera mi hizo pensar en paz y tranquilidad. En lugar de tomar una foto como lo haría mi propio instinto tome valor, le hablaría quizás hasta podría bailar en la fiesta con él. Di un paso hacia su dirección cuando sentí el tirón en mi brazo

—Al fin te encuentro enana— anuncio mi hermana a mi lado

Gire para volver a ver al chico pero se había puesto de pie dándome la espalda dispuesto a irse por el lado opuesto a mi

—Papá matará si te dejo sola

— Pero...—replique—.Pero si fuiste tú la q….

Se colgó de mis hombros, resignada

—No me digas que te interesa ese chico— señalo y yo baje mi cabeza sonrojada—.Deja a la gran Reí resolver tus problemas, por eso soy tu hermana mayor

—No, por favor no

Forcejeamos un poco y cuando finalmente nos giramos en dirección a él ya no se encontraba. Había desaparecido

—Se fue— susurré

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Sacudí las arrugas invisibles una vez más de mi falda cuando mi padre hablo

—Estás hecha toda una señorita

—Papá

Me sonroje ante el cumplido de mi padre bajando la cabeza con timidez

—Ya están aquí— anuncio mi hermana con su grito emocionada

Me acomode la falta, otra vez y me puse un antifaz. Hoy sería la noche de graduación, los chicos del instituto no tuvieron mejor idea que hacerla temática, la elección "reyes y reinas de la edad media" pero con mascaras

Respire al ver a mis amigos llegar en una limusina blanca, eso no tenía nada de antiguo. Aunque así entrábamos todos.

Salude mi padre y hermana que estaban en el pórtico de mi casa y entre al auto

—Ahora a la fiesta—dijo uno de los chicos

Otro chico al arrancar el vehículo sacó una botella de cerveza, todos los miramos con cara de pocos amigos

—No me mires así que ya somos mayores de edad— el chico que estaba sentado al lado se la sacó y le gritó

—Tú no, te falta dos meses para cumplir los dieciocho

Nos reímos de su expresión, porque era verdad, todos ya habíamos cumplido la mayoría de edad salvo él.

Suspire para mirar por la ventanilla el paisaje

—Oiga ¿porque nos detenemos?

Mi amigo golpeo el cristal del chofer que levemente bajo permitiendo ver su nuca. Observe que tenía los hombros anchos y por un segundo la silueta de la casa de la playa apareció ante mí. Entonces cuando hablo

—Semáforo en rojo—mi corazón saltaba como un pequeño colibrí, escuche a mi amigo resoplar haciendo que cambie mi visión del chofer hacia él. Cuando volví a ver a quien conducía ya había subido la ventanilla que nos separaba.

Sentí la necesidad, ese mismo instinto de sacar mi cámara y tomarle una fotografía, cerré los ojos llevando mi mano a mi cartera donde escondí mi tesoro, porque mi hermana juro que si la llevaba la destruiría según ella debía disfrutar de la vida a mis dieciocho años y no seguir tras el lente

Obviamente no le hice caso, porque la cámara era una extensión de mí, pero aun no debía sacarla, no hasta que lleguemos a destino.

Cuando por fin llegamos al salón donde festejaríamos el baile los chicos se apartaron para pagar al chofer y aclarar un par de temas para la vuelta. Como imagino piensan algunos tomar hasta estar casi en un coma alcohólico y con ayuda del chofer no decirle nada a nuestros padres, ese era lo que estaban arreglando ahora.

Vi a lo lejos como el conductor solo asintió. Ellos voltearon con pulgares arriba y se dirigieron hacia dónde estaba nosotras

—Entremos hermosas—Dijo el más lindo de mis amigos

Las chicas que estaban conmigo junto a mis amigas gritaron emocionadas por el cumplido, si solo supieran que él quiere meterse en sus bragas y pasar a otra.

El agarro a mi amiga del brazo empezando a caminar dentro del salón, detrás de ellos, sola los seguía pero me detuve, fue como en la playa o en el centro comercial hace tiempo, esa sensación estaba de vuelta en mí, me gire para ver al piloto de la limusina limpiando algo del vidrio del vehículo, su traje gris con ese gorro de chófer no restaban que era un adonis, mi corazón amenazaba con salir de mi pecho.

Estaba en lo alto de la escalera que separaba la calle del salón, no lo resistí y saque mi cámara para tomarle la foto que tanto desee. Estaba bastante lejos para notar su rostro y estaba de perfil cuando giro para introducirse dentro del auto pero no subió, se quedó quieto detrás del vehículo, baje un instante la cámara para ver como levantaba su rostro hacia mí. La luna en lo alto no reflejaba lo suficiente junto con el farol de la esquina, lo que vi fue el brillo de sus ojos brillaban como dos luceras azules, sonreí como tonta y note que él sonreía también, se agacho como guardando algo desde adentro del vehículo y al incorporarse se acomodó la gorra empezando a caminar esta vez hacia mí. Note que estaba nerviosa porque mis manos sudaban cuando llego a la base de la escalera aun el farol impedía ver su rostro, entre la noche y las sombras a veces notaba su boca y otras sus ojos pero nunca su rostro completo, la noche, esta noche no era mi amiga y lo supe cuando puso un pie en el primer escalón sentí que alguien enganchaba su brazo con el mio.

Me gire para ver a mi amiga que me sonreía

—Serena estabas aquí. —Volví mi vista al pie de la escalera—. Vamos, los chicos nos esperan

Él ya estaba volviendo al coche y esta vez subió al mismo arrancado para perderse en la oscuridad de la noche. Voltee para ver a mi amiga pelirroja que aún me miraba con curiosidad y entramos. Solo me lamente que no pude ver su rostro… Otra vez

La noche pasó volando y yo no veía la hora de volverme a casa, solo para verlo a él. Sé que los chicos habían arreglado que nos pase a buscar casi al final de la noche, era irrisorio pero esperaba con ansias conocer el rostro de aquel chico. Cuando llego la hora fui al tocador me saque le antifaz, me arregle un poco el cabello y me puse un brillo labial, quería verme bien después de todo algo me decía que era el chico misterioso, el chico de la casa de la playa.

Sali emocionada junto con mis amigas, algunas estaba un poco ebrias pero aun caminaban y las senté en el vehículo, cuando me pude acomodar noté que el conductor de la limusina había cambiado, ahora era un poco más alto y de cabello blanco casi plateado. Mis amigos le daban algunas indicaciones antes que el subiera la ventanilla que nos separaba

— ¿Quién es?—pregunte

Uno de chicos me miro y asintió cuando señale al piloto que ahora se encargaba de la limusina

— El chofer que contratamos no podía venir, así que mandó a su hermano. Nos dijo que en caso de tener que arrastrar a uno de los chicos él sería mejor que su hermano

Torcí mi boca, yo quería al otro

El trayecto fue rápido, más rápido que el de ida. Solo dos del grupo de ocho que habíamos subido tuvimos que arrastrarlo hasta dejarlo en brazo de algún padre o hermano que lo esperaba.

Baje última por ser la que vivía más lejos del lugar de la fiesta.

—Gracias—Dije al chofer

Había golpeado el vidrio del conductor para presentarle mis saludos mientras que mi padre me esperaba en la puerta.

El chico desde dentro del auto hablo sorprendiéndome

—Es mi trabajo… Bueno, técnicamente de mi hermano. Pero está juntando para su propio auto, tenía que ayudarlo a terminar el trabajo—hizo una pausa—. Toma

Me entregó una rosa roja

— ¿Qué es esto? —dije pasmada

—Te la envía él… Buenas noches —menciono sin importancia.

Yo solo asentí y le sonreí a la rosa. Luego entre a casa.

Al llegar a mi cuarto me cambie rápidamente necesitaba ir al cuarto de revelado. Apoye la rosa junto a la cantidad de foto que fui juntando en cada encuentro con el chico misterioso, porque mi hermana podría decirme loca, mis amigos inclusive pero algo dentro de mí, muy dentro de mí me decía que él era aquel chico. Cerré los ojos soñando con el día que ambos nos encontraremos y como mi abuela me decía "un muérdago en el cielo y en la tierra tu deseo".

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Estaba en el probador y no me convencía el vestido que para nada mi hermana me había elegido para mí.

Torcí mi boca, resoplaba a los segundos, con los años me volvía experta en esos dos gestos. Acomode mi largo cabello rubio en una coleta alta girándome para tratar de entender que había visto Rei en este vestido tan entallado y corto, sobretodo corto a penas me cubrí el trasero. ¿Como diablos me iba a poner eso en la cena de Navidad, que era hoy en la noche?

No, definitivamente este vestido rojo escarlata no iría conmigo al salir del probador de la tienda. ¿Como se le ocurre a mi hermana que una chica de diecinueve años podría usar algo así? mi padre se moriría solo con verme en el. Me lo saqué para acomodarme en mi ropa.

Guarde la cámara que había dejado colgada en el perchero y me gire para salir. Agarre del pomo pero no abría

Intente más fuerte, la puerta no cedía

—Oh dios, no sé qué hacer

Golpee y grite varias veces hasta que una voz masculina se escuchó del otro lado de la puerta

— ¿Hay alguien ahí?

Me congele con ese tono de voz y al mismo tiempo mi voz no salía, no sabía si era porque mi corazón latía aceleradamente o por la situación que me encontraba

—Hola, ¿hay alguien ahí?—estaba nerviosa, no aterrada. La voz no me salía, me apoye en la puerta y pude sentir su respiración—. ¿Hola?... Bueno creo que me equivoque

Abrí los ojos porque se estaba apartando y reaccioné. No supe como pero hasta mi voz reapareció

—No, por favor, no te vayas—silencio —Dios no, se fue. ¿Qué haré? ¿Qué hare? Porque no hable antes

—Tranquila ángel, estoy aquí

Él aún estaba del otro lado, respire aliviada. Mire hacia el techo "gracias diosito, gracias por enviármelo"

—La puerta no abre—dije mostrando mi desesperación

—Córrete lo más lejos que puedas

Escuche un golpe, luego un forcejeo, otros golpes pero la puerta aun seguí sin abrirse

—Me quedaré encerrada para siempre. Reí se burlara de mí—me lamente

Empecé a llorar sin darme cuenta. La puerta no cedía, estaba atrapada y me estaba empezando a sentir la falta de aire cada vez se volvía más espeso el lugar.

—Tranquilizante —asentí a pesar de que no me veía, eso me tranquilizo, su voz me trasmitía paz haciendo que el aire se volviera liviano—. ¿Qué puedo hacer por ti?

— ¿Sacarme? —mencione en forma de burla, pero supe que él sonrió no sé como pero lo sabia

— Ya viene el encargado, recién le hice una señal para que se acercara

Este chico estaba preocupado por mí y tranquilizaba mi alma… En eso recordé que Reí me esperaba debajo del árbol de navidad, que habían puesto en el centro del centro comercial. Ella no sabía que estaba atrapada y odiaba esperarme

— ¿Podrías?… Digo…

Como le digo a un extraño que busque a mi hermana. Me mordí el dedo pulgar ¿Qué hago?

— ¿Sí?, dime

—No quiero que te vayas— y era verdad, su voz me calmaba

—No me iré entonces

—Pero Reí no sabe lo que me pasó… Digo… ¿Podrías?

—Claro… —sonreí por lo que dijo a los segundos—.Pero no te dejaré hasta que llegué el encargado.

—Gracias

Le dije como era ella y unos segundos después escuchó otra voz que se le explicaba lo que había pasado. Escuche algo como llamar a un cerrajero o que no era la primera vez… que suerte la mía porque fue la primera vez con una clienta

—Oye— le grite al chico antes de que vaya a buscar a mi hermana —. Gracias

Lo escuché caminar, alejarse de donde estaba atrapada, mire a mi alrededor buscando no sé qué hasta que vi mi cámara asomándose por la mochila que traía. La alce y la subí lo más que pude para que el lente pase por la única ranura superior de la puerta del probador, la única donde se podría ver lo que pasaba afuera si eras lo suficientemente alto. Con el último esfuerzo toque el botón para que saque una foto de mi salvador

Los minutos pasaron hasta que escuche un clip, dos segundos después la puerta se abrió totalmente dejándome escapar.

—Gracias, gracias…

Caí casi de rodillas al salir corriendo del pequeño cubículo donde estuve atrapada todo este tiempo, sino fuera porque mi hermana me atrapo hubiese caído de bruces sobre el piso

—Enana, no sabes el susto que me diste.

Ella me abrazo preocupada, levanté para mirarla. Podría hacerme la vida imposible pero realmente se preocupaba por mí. Parpadeé y empecé a buscando al chico, a mi salvador

—Se tuvo que ir pero se quedó hasta que se escuchó como decían que la puerta se abría

— ¿Cómo era?

Se quedó pensando, puso un dedo en su mentón

—Guapo...—la mire entrecerrando los ojos. Ella se río y luego siguió—.Tiene el pelo negro como azabache y ojos zafiro, como dos gemas de una azul muy profundas. Espalda amplia quizás tenga uno o dos años más que vos. Estaba vestido con un jeans negro y remera blanca cualquier chica se rendiria a sus pies por ese adonis

Salí corriendo para buscarlo.

Quería agradecerle por ser tan gentil, por ser tan amable. Mire a ambos lados y no veía a nadie con esas características, mi corazón latía fuerte, era Navidad tenía que encontrarlo.

Mire hacia un lado y había un grupo de chicos subiendo las escaleras mecánicas. Uno de ellos tenía el cabello blanco, otro rubio y el último negro con remera blanca. Debía ser él.

Corrí pero la escalera estaba muy llena, la gente no me dejaba pasar. Todos con tantas bolsas, con tantos regalos que nadie quería darme el paso.

Llegue al primer piso y no los veía nada. A unos pasos escuche voces masculinas me di vuelta y allí estaba el grupo pero al ver el chico de cabello oscuro tenía un pantalón marrón

—Diablos—mire alrededor buscándolo nuevamente—. Como no se me ocurrió antes.

Me golpie la frente, saque la cámara aumentando el zoom hasta el máximo que daba, lo que me permitió ver a la distancia, como si fuera unos prismáticos. Rastre el piso donde estaba y nada. Me acerque al barandal y busque en el piso de planta baja, no encontré nada hasta que un reflejo a lo lejos me llamo la atención, levante la vista y allí de pie en la base del árbol de navidad justo debajo del muérdago gigante que pusieron estaba él. No podía ver su rostro, una por la lejanía y otra estaba de perfil

Baje corriendo la gente volvió a impedir mi descenso rápido y me tapó la visión varias veces hasta que no lo vi más. Aun bajaba por la escalera cuando me detuve para rastrearlo solo se había movido unos paso y le hacía señas a alguien mientras guardaba algo en su bolsillo trasero, un reflejo se interpuso pero ese reflejo no desapareció sino que se deslizo por su pierna hasta caer en el piso sin que el chico se diera cuenta.

Baje la cámara y empujando no muy gentilmente a la gente que aún me obstaculizaba corrí hasta la base del árbol. Pero al llegar él ya se había ido.

Cerré los ojos y suspire mirando el muérdago en el techo, me gire para volverme porque ya lo había perdido fue cuando mi pie choco con algo. Baje la vista y allí estaba lo que la cámara vio como un reflejo

Lo levante despacio observando un detalle sorprendente

— ¿Qué es esto?

En mi mano estaba una llave plateada. Era como un dije bastante grande pero al parecer mi chico misterioso la usaba como llavero, me di cuenta por la argolla que colgaba de ella, la misma que ahora estaba rota.

La contuve dento de mi puño cerrado y la lleve a mi corazón, el cual latía aceleradamente y no por la corrida que tuve que hacer hace unos instantes

—Algún día… —me dije—. Algún día te encontraré

Me jure esa misma tarde. Porqué hoy es Noche Buena y mañana Navidad, donde todo puede pasar.

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Continuara...

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ohhh ¿Quien sera ese chico misterioso? ajaja... bueno esta locurilla se me ocurrió porque a veces vivo detrás de la cámara de fotos y tengo millonadas de fotos.

En fin de año subo el siguiente y ultimo capitulo de esta locura. Espero que les guste y esta noche pasen una excelente navidad con todos los que quieran estar.

Feliz Navidad!

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