Disclaimer: Los personajes de SCC no me pertenecen, son propiedad de las maravillosas CLAMP, yo solo los uso por mero entretenimiento.
Sumary: Sakura Kinomoto, una mujer con un oscuro pasado que la atormenta y el cual la ha llevado a convertirse en una Oiran, ¿qué es eso? Una prostituta. Tras conocer a Shaoran Li, su vida da un gran cambio pero, ¿podrá dejar el pasado atrás y ser feliz?/Periodo Edo/AU.
Aclaraciones: La trama Original del Fic NO me pertenece, es de la autoría de Smorphine quien muy amablemente me permitió la adaptación de su Fic y a Lady Blackstar quien me permitió adaptarla a su versión. Esto es todo un rollo pero les agradezco chicas.
Advertencia: Lemmon
Capitulo 1
Nieve, tan pura y fría, la cual cubre todo a su paso dejando un blanco paisaje. Me pregunto ¿si la nieve puede ocultar los más oscuros pecados, congelar los malos recuerdos, calmar mi efímera alma?
Me pregunto también si esta, ¿podrá aliviar el fuego que yace en mi corazón?, ese fuego creado por el dolor, la desconfianza y la venganza; un corazón impío y deshonrado. Recuerdo que hace mucho tiempo me dijeron que cuando las cosas te salen mal durante mucho tiempo, un atisbo de luz choca en tu vida haciéndote feliz. Yo aún espero ese rayo de felicidad, aunque ¿a quién pretendo engañar?, yo ya no espero nada, no tengo esperanza de nada; hay veces que me pregunto si realmente tengo corazón.
Ya me he resignado a vivir como vivo, a no ser amada, a ser utilizada una y otra vez, entregada a la lujuria de hombres solteros y casados por unas monedas. No me confundan con una geisha, ellas son más respetables y poseen más pureza que yo. Yo soy una Oiran*; si, una Oiran.
Pocos habrán escuchado ese término y la mayoría me confundirán con una geisha, pero no, una Oiran es una cortesana, explicándolo formalmente; una prostituta de lujo para ser más directa. Las geishas no ofrecen su cuerpo a diferencia de nosotras, pero aún así no somos mal vistas. Al contrario, muchos burgueses, gente importante y de dinero nos visitan constantemente. Pero eso no me alivia… para nada me hace sentir más tranquila. Vendo mi cuerpo a extraños por dinero… y de eso no estoy orgullosa.
Discúlpenme, aún no me he presentado. Mi nombre es Kinomoto, Sakura Kinomoto procedo de familia noble, aunque mi sangre no es azul. Odio mi apellido; tan solo hace que los malos recuerdos vuelvan a inundarme, pero ¿qué puedo hacer? tengo que lidiar con ese apellido hasta que me case. Pero seré franca, yo jamás me casaré, nadie merece estar esposado a una escoria como yo, la cual atrae constantemente a los hombres, siempre lo he hecho y no sé si es maldición o suerte.
Mis cabellos son finas hebras de color castaño claro, recogidas siempre en un moño que permiten ver mi blanca nuca. Ojos de felina, verdes esmeralda los cuales siempre están opacos y sin brillo. Cuando me miro en el espejo me pregunto ¿cuándo fue la última vez que brillaron de felicidad?, pero bueno. Poseo una piel blanca y nívea, suave y tersa, pero profanada por las caricias de hombres ansiosos; mi menudo cuerpo es atrayente a los ojos de los hombres, no poseo medidas desproporcionadas, al contrario mi cuerpo parece el de una adolescente… quizá sea mi aspecto inocente lo que los atrae.
De todos modos, he conseguido llegar a un rango en el que solo yo decido con quien me acuesto. Años me ha costado conseguirlo; conseguir ser ansiada por las figuras más influyentes de Japón, conseguir manipular a los hombres para que paguen lo que yo les pido, conseguir ser una princesa, pero una princesa que se vende por dinero.
Abro mis ojos y vuelvo a observar el panorama que esta frente a mis narices. Todo el enorme jardín cubierto de nieve, los cerezos están congelados, como mi corazón, las flores están marchitas, tal como mi alma. El sol lucha por salir entre las nubes, pero parece imposible. Bajo mi vista al suelo lleno de la fría nieve, me agacho y sostengo sobre mis manos un puñado de ella. La observo detenidamente; ya no puedo adivinar dónde termina la nieve y empieza mi piel, cada vez empiezo a sentir menos mis dedos, a veces pienso que si mi corazón fuese de nieve, poco a poco podría hacer que dejase de sentir.
-Kinomoto-san-, ese apellido, odio que me llamen por ese apellido.- Nakuru-san nos mando llamar.
-Enseguida voy, Rika.
-Entra cuanto antes, hace demasiado frío y te enfermaras.
Rika Sasaki, ella siempre tan feliz, siempre tan amable, ella debería ser una princesa, es demasiado inocente para estar aquí, demasiado ingenua, aunque como todas nosotras, no elegimos estar aquí por gusto. Cada una de nosotras tiene una historia diferente que contar.
Rika se vio obligada a convertirse en Oirán para sobrevivir cuando su padre murió, se vio obligada a venir a los llamados "barrios del placer". Era demasiado joven cuando esto pasó, por lo que fue un blanco fácil para aprovechados y explotadores. Su extraordinaria belleza la hacían más apetecible, además de su corta edad. Gracias a ello consiguió llegar rápido aquí, a la casa de las Kunoichis.
Kunoichis, un nombre en honor a las antiguas guerreras, maestras del arte de la seducción, capaces de implantar la discordia sin necesidad de luchar, con tan solo un beso, una mirada o una simple caricia. Somos capaces de llevar a un hombre a la locura gracias a nuestra belleza, podemos manejarlos a nuestro antojo, hacer que nunca se olviden de ti y que sientan la enfermiza necesidad de volver a verte. No sé del todo, si esto llega a ser una virtud.
-Nakuru, ¿me mandaste llamar?
-Sí, a ti y a todas, señoritas, tengo noticias que les pueden interesar-. Nakuru Akisuki, ella, siempre tan animada, no entiendo cómo puede parecer tan feliz con un pasado tan oscuro.
-Cuéntanos ya Nakuru-san- Tomoyo Daidouji, otra pobre e inocente alma. Su cuerpo fue vendido por sus padres a cambio de unas monedas cuando era una niña, debió ser horrible para ella, pero ahora en sus ojos ya no queda ningún atisbo de dolor. Tan solo sueña y sueña con que su príncipe azul venga a rescatarla, se case con ella y tengan una familia feliz. Al fin y al cabo, soñar es gratis.
-Bien mis Kunoichis, les informo que esta noche vendrá el octavo y décimo escuadrón, señoritas.- Nakuru era la que llevaba las cuentas de la casa, una de las Oiran más longevas y que más tiempo llevaban allí; sin embargo no era ella la dueña.
-Y sería una buena ocasión para conseguir dinero, recuerden que apenas estamos a 15 días de que acabe el mes y me tienen que pagar- ella siempre te explicaba las cosas con ese tono animado y divertido. Admiro a esa mujer, tanta fuerza ha tenido para conseguir salir de ese vacío, de esa oscuridad.
Se enamoro de un hombre llamado Yue Clow con el cual se caso, en ese tiempo ella todavía no era Oiran, para nada. Era una mujer bastante coqueta y provocativa, pero nunca había ofrecido su cuerpo por dinero. Cuando comenzó su relación con ese hombre, todo parecía ser perfecto, se prometieron, se "querían" y él se la trajo hasta aquí, a Tomoeda. La alejo de su familia, la engaño y la vendió a un burdel después de usarla. Le destrozo el corazón en mil pedazos, la abandono cual perro enfermo y nunca más supo de él. Cuando se recuperó, sonrió recitando una frase- "A mí ya me han utilizado cual objeto, pero no creas que por ser una prostituta me seguirán tratando como tal… no… ahora soy yo quien utiliza a los hombres, pagan por mi cuerpo y yo gano dinero y placer."-Siempre que decía esa frase, fingía una sonrisa y juntaba sus manos bajo su mentón.
-Bueno señoritas las dejo que preparen todo para esta noche, Adiós.-
x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-
Era de noche, y ya se encontraban una mediana cantidad de soldados del 10º y 8º escuadrón. Algunos emborrachados de sake, otros flirteando con dos mujeres a la vez; era hora de trabajar. Tomoyo se encontraba con el capitán del 10º escuadrón, Eriol Hiragizawa. Ella fantaseaba constantemente con él, pensaba que era su príncipe azul y que él la rescataría. Había cometido el error de enamorarse de un cliente ó simplemente tan solo había cometido el error de enamorarse.
Caminaba a lo lejos lentamente, rodeando la sala y observando minuciosamente a los presentes. Con la manga de mi Kimono, tapaba mi boca sensualmente, para no mostrar mis labios… una estrategia de misterio y seducción. Observaba y observaba, nadie merecía la pena, hasta que le divisé.
El capitán del 8º escuadrón, un hombre casado con una preciosa mujer llamada Naoko Yanagisawa Tsukishiro, aún no entiendo porque acudía a estos sitios. Pero yo no podía pensar en su mujer, debía pensar en mí y en que necesitaba el dinero. El estaba rodeado de mujeres, pero sabía que ninguna podría superarme a mí, no quiero ser creída; pero simplemente no somos del el mismo rango.
-Buenas noches, Tsukishiro-san.-, tan solo me hizo falta acercarme por detrás a él y la chicas entendieron sus obligaciones, se marcharon y así pude sentarme a su lado.- ¿Sake?
-Si, Kinomoto-san.
-Puede llamarme Sakura si lo desea capitán.- Usar un tono de voz dulce y amable. Hablar tranquila y delicadamente es una de las pautas que me gusta seguir. Le sirvo un poco de sake caliente*, pero solo un poco, no quiero acostarme con un borracho.
-Gracias.
-Tsukishiro-san, parece tenso, ¿le importa si le hago un masaje?
-Adelante…
Siempre tienes que encandilarlos, hacer que se sientan a gusto y conformes para que te ofrezcan ellos el pasar una noche con él. Tenía que usar todas mis armas de seducción para poder sacar en una noche lo suficiente para pagar el mes. Tampoco sería difícil.
-Sakura-chan.
-¿Si capitán?- me incline posando mi mentón en su hombro.
-¿Qué te parece si vamos a un lugar más privado?
-Como usted deseé. Sígame.
Ya tengo la noche completa. Nakuru me dedica una mirada cómplice, sabe que ya tengo un cliente por esta noche. Lo guío en silencio por el laberinto de pasillos, siempre delante de él y sin mirarle. Ya perdí la cuenta de las veces que hice esto, de cuantos hombres tomaron mi cuerpo… ya no importaba, estaba perdida, sin rumbo alguno que este. El de ser una prostituta. No decimos nada, ahora sobran las palabras. Lo prefiero así. Le ofrezco ponerse cómodo, se sienta en el amplio futón mirándome impaciente. No tengo prisas, me tomo mi tiempo como siempre. Quito los adornos de mi pelo y dejo que caiga sobre mis hombros, libre. Silencio. Voy a mi pequeño altar donde enciendo una pequeña vela y prendo incienso. Siempre el mismo método, el mismo mecanismo una y otra vez.
Siempre, cuando prendo el incienso aprovecho ese tiempo y rezo unas oraciones por mi alma. No sé de qué servirá, mi alma está perdida, llena de pecados y a veces dudo de que siquiera tenga una. Pero así al menos siento mi conciencia está más tranquila.
Ya es la hora, me situó enfrente de él, a escasos pasos. Me lleno de valor y olvido el poco pudor que me queda y empiezo a desatar mi obi de seda, una pequeña ventaja que tenemos las Oiran, es que nuestro obi se encuentra en la parte delantera para facilitarnos el trabajo de desnudarnos; otra gran diferencia con las geishas. Mi kimono se va deslizando por mi cuerpo, dejando ver mi blanquecina piel a su paso, mi completa desnudez…finalmente, cae al suelo.
-Tome mi cuerpo como usted lo deseé-.
Y vuelve a empezar de nuevo. Sus grandes manos consiguen agarrar mi estrecha cintura y aprisionarme contra él. Su pasión y lujuria se ha desatado por completo y tan solo puedo sentir sus labios besando fervorosamente cada parte de mi cuerpo. Sus manos recorriendo mis caderas, mi cintura, mis pequeños pechos; apretándolos sin cuidado alguno, salvajemente, pero no me importa, estoy totalmente acostumbrada.
Quiero terminar esto cuanto antes, así que nos dejamos de juegos. Le quito su uniforme rápidamente y espero para ser tomada brutalmente como es de esperar. No se hace tardar y me tumba bruscamente en la cama, sin dejar de besar mi cuerpo ni un segundo. De una estocada salvaje y profunda se introduce en mí, seguido de un ronco gemido. Así comienza el juego de siempre, un vaivén de cuerpos que no se aman, tan solo se desean por placer y dinero. Sus manos ansiando mis caderas, aumentando la dureza de sus embestidas. Finjo gemidos para darle placer, aunque no siento nada, hace mucho que deje de sentir.
No quiere acabar aun, lo sé. Por eso sale de mí rápidamente y me gira contra el futón, dándole la espalda para su gozo. Y así vuelve a introducirse en mí, por detrás. Ya no siento ni dolor, no siento nada. Mis ojos miran a ninguna parte mientras espero que termine conmigo. Mi trasero y mis muslos chocan contra el cada vez más rápido. Quiero que termine pronto.
Un último gemido ronco hace que toda esta farsa termine de una vez. Se desploma sobre mi durante unos segundos, recobrando el aliento; siempre hacen igual, sale de mi y se deja caer a mi lado, sin mirarme. Aprovecho para vestirme cuanto antes, aunque sea tan solo con el fino kimono blanco que queda por dentro.
Salgo del futón, me pongo de rodillas y miro al suelo. Hasta que él no lo pida yo no alzaré la vista, debo ser educada y respetuosa.
-Sakura-chan. ¿Cuánto…cuanto es? – se nota que se siente violento preguntando esto. Ahora levanto mi mirada.
-Lo que usted crea conveniente.
-De acuerdo…- Coge una pequeña bolsita de terciopelo roja y me la tira a las rodillas.- Toma… creo…creo que habrá suficiente-.
-Gracias - me inclino haciendo una reverencia y espero a que se marche.
Si yo pudiese soñar como Tomoyo, con un hombre que me amase; si yo pudiese ser tan alegre como Rika; si yo pudiese ser tan fuerte como Nakuru. Si pudiese ser así, podría salir de aquí, pero al fin y al cabo soy una Oiran, al fin y al cabo soy una prostituta…
CONTINUARA…
x-x-x-x-x-x-x-x
Holaaaaaaaa…espero les haya gustado este primer cap., déjenme decirles que cuando leí este Fic, me encanto, tiene una perspectiva súper diferente Data del periodo Edo de Japón. Habla de las Oiran, muchas veces confundidas con Geishas. Tengo que aclarar que no es lo mismo una Geisha que una Oiran. Las Geishas se dedican a las artes y demás, pero no a los servicios sexuales; hay mucha confusión ahí. Las Oiran sin embargo, también se dedican a las artes, pero estas si ofrecen servicios sexuales, y pues me dije Kat, pidamos autorización de adaptación para SCC, y bueno he aquí, solo le modifique algunas cosas.
Desde ya les digo que este Fic tomara un rumbo poco diferente en lo que respecta al rol de los personajes, pero bueno esto lo verán más adelante.
Me encantaría saber su opinión sobre este primer cap., por fis déjenme un review, hare lo posible de actualizar cada dos días, ya que estoy terminante mi cuatrimestre en la universidad y pss me dejaron mucho trabajo, en fin, chicas les agradezco su tiempo por leer..
Nos vemos….
Sakura Phantomhive Li
