Este fic resulta ser una mezcolanza entre los guiones de la película y los libros. Según como me ha venido bien. Evidentemente es un universo alternativo, bastante alternativo.
Nami
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Legolas Greenleaf & Éowyn of Rohan
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Uno
Éowyn era una de las pocas mujeres que había en la celebración de después de la Batalla del Abismo de Helm. En ese momento se encontraba sentada en una de las mesas junto a su hermano Éomer, y otros Rohirrim. La imagen de Aragorn al recibir la copa que le había dado, se le venía a la cabeza una y otra vez. Ya había notado que él no correspondía a sus sentimientos, aún así era muy amable. De pronto la voz de Éomer la sacó de su ensimismamiento.
-Maestro Elfo, Maestro Enano¿por qué no se sientan con nosotros?
-Claro -dijo Gimli de inmediato.
Sin embargo, Éowyn pudo notar como el elfo era más reacio. Parecía que nunca había estado en ese tipo de fiestas, y menos con tantos humanos. Él se quedo de pie.
Éowyn no le dio importancia, no sabía nada de los elfos y pensaba que era normal que se mostrara reacio. Buscó a Aragorn en la estancia, pero no lo vio. Y otra vez, Éomer la sacó de sus pensamientos, dándole un codazo en el brazo.
-¿Estás escuchando?
-¿El qué? -pregunto ella, temiendo haberse perdido algo importante.
-Y cuál es la finalidad del juego -la voz del elfo le llegó a sus oídos.
-El último que caiga, gana -contestó Gimli muy cerca de ella.
Vio como el elfo tragaba un poco de ale, y como se le dibujaba una cara de amargura. Ya sabía de la rivalidad del enano y del elfo, aunque fuesen amigos, la rivalidad de sus razas se mantenía latente. Todo eso a Éowyn le parecía una estupidez. ¿Cómo eran capaces los hombres de competir por cualquier cosa? se preguntaba. Si es su manera de demostrar su valía, pues vamos bien... Menos mal que esta Batalla ya acabó. Pero aún quedan muchas...
Tanto Gimli como Legolas iban por la sexta jarra.
-¿Quién crees que quedará? -pregunto Éomer a su hermana.
-Es evidente¿no? El maestro Gimli. Creo que ya tiene afición a esto -dijo mientras sonreía-. En cambio él -dijo señalando con la mirada a Legolas-, no parece que haya hecho esto muchas veces. Lo que me parece bien -comenzó a bajar el tono de su voz-, porque esto me parece realmente estúpido. Pero si los hombres no tienen nada para divertirse... lo comprendo. Me alegro de que Aragorn no se preste a éstas cosas.
-Éowyn, hermana, es el placer de las cosas pequeñas -dijo esto en alto y luego añadió en voz más baja- ¿Quieres dejar de pensar en Aragorn? Sé que tú...
-Me retiro -se oyó la voz de Legolas.
Éowyn se dio cuenta de que el elfo la estaba mirando fijamente. Ella le aguantó la mirada hasta que su hermano la hizo apartar la vista.
-Creo que oyó tu comentario -dijo Éomer en voz queda.
Cuando volvió su vista donde el elfo, éste ya no estaba. Se levantó de la silla y fue en busca de él. Aunque aún no sabía por qué.
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Dos
Éowyn encontró a Legolas sentado en las escaleras de la puerta principal del Castillo. Se acercó a él y se sentó a su lado izquierdo.
-Maese Legolas¿por qué os habéis marchado? Perdone si algo que he hecho o he dicho os ha molestado. No tenía la más mínima intención de...
-Yo también encontraba que ese juego era una pérdida de tiempo. Sólo ha sido eso, Gimli me va a machacar con esto toda la vida.
-¿Tanta es vuestra rivalidad, mi señor?
-Sí, el día de la Batalla competimos para ver quién mataba más orcos. Pero también es verdad que somos grandes amigos. Os agradezco mucho que os hayáis preocupado por mí.
-No habéis de agradecérmelo.
Éowyn se quedo mirando a Legolas fijamente, su razón la abandonó y haciendo caso a su curiosidad, estiró su mano izquierda hacia la oreja de derecha de él y la acarició con suavidad. Él la miró perplejo, cuando Éowyn se dio cuenta de lo que estaba haciendo, apartó su mano y bajó la mirada.
-Lo siento, maese Legolas. No sé por qué... Os ruego que disculpéis tal osadía.
-He de deducir que nunca habíais visto elfos.
Ella asintió, aún mantenía la cabeza agachada.
-Y como sois una Dama, no me habíais mirado hasta ahora con curiosidad. Si no os parece mal que lo que pregunte¿me podríais decir vuestra edad?
-Tengo veinticinco años.
Legolas sonrió.
-Muy joven. - Se incorporó- Debemos volver a la fiesta o vuestro tío lo tomará como una falta de respeto.
-Claro - Éowyn se levantó y juntos volvieron a entrar a la sala.
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Tres
Éowyn se había quedado trasbalsada por el rechazo de Aragorn. Veía como se marchaba con Brego. Se giró para marcharse a su tienda, pero topó con alguien. Levantó su mirada, y se encontró con los ojos azules del elfo Legolas. Desde su encuentro en las escaleras del Castillo, lo había evitado por todos los medios. No porque no le cayera bien, sino porque le daba vergüenza, aún no sabía como había sido capaz de tocarle las orejas... Como se había dejado llevar por su curiosidad.
-Por fin he conseguido que me mirarais a los ojos -dijo medio sonriendo-. Si es por lo del otro día, os digo que no pasa nada. Entiendo vuestra curiosidad.
-¿Sabéis que el señor Aragorn va a atravesar las montañas?
Cualquier reflejo de felicidad en la cara del elfo desapareció.
-Lo sé. Pero no va a ir sólo. Gimli y yo le acompañaremos. No le va a resultar fácil librarse de nosotros.
-¿La conocéis? -ella volvió a bajar la mirada.
Legolas entendió a quien se refería.
-Sí. Os hará gracia saber que durante un tiempo, mi padre, Thranduil del Bosque Negro, pensó que sería una gran idea que ella y yo... nos convirtiéramos en pareja. Porque así nuestros reinos serían más grandes. Pero me negué en rotundo. La belleza de Arwen Undomiel es comparable a la de Lúthien Tinuviel. ¿Habéis oído la historia de Lúthien y Beren?
-Sí. Eso quiere decir que yo no soy nada comparada a ella.
Notó como él extendía su mano derecha hacia su cabeza, como colocaba mechones de su cabello detrás de su oreja izquierda, y como sus suaves dedos la acariciaban con cierto nerviosismo. Después de un momento dejó de hacerlo.
-¿Os ha molestado?
-No -contestó Éowyn.
-Es lo que quería que os dierais cuenta, a mí no me molestó. Por eso quiero que volváis a mirarme a los ojos, cuando me habléis.
Ella alzó la vista.
-Y en cuánto a vuestra belleza. No os podéis comparar -Éowyn puso cara de enfado. Pero Legolas lo ignoró-. Porque ella tiene los cabellos oscuros, en cambio los tuyos son claros.
Éowyn sonrió.
-Gracias, maese Legolas.
-Eres la mujer mortal más bella que he visto.
A Éowyn le sorprendió el cambio de trato por parte de él. La estaba tuteando.
-No pienses más en Aragorn, Éowyn, porque eso te pone triste.
Éowyn evitó el impulso de acercarse más a él, nadie había sido tan compresivo con ella, ni le había dicho cosas tan bonitas. Y para ella Lengua de Serpiente no contaba.
-Tengo que irme -dijo Legolas-, sino Aragorn se marchará sin nosotros.
-Hasta pronto, Legolas.
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Cuatro
Éowyn despertó en las Casas de Curación de la Ciudad de Minas Tirith, la Batalla en los Campos de Pelennor era un recuerdo borroso, pero el dolor de su brazo, le hizo recordar al Rey Brujo.
Los días fueron pasando, y después de negociar con la persona que la tenía a su cargo, logró que le dejaran salir a dar paseos por los Jardines. Se sentía mal y bien a la vez. En ese momento sentía que había perdido todo. Y a la vez que había ganado la libertad al hacer poder ver a los demás que era capaz de luchar, que no era una simple dama delicada. Aunque seguramente Aragorn no lo había tenido en cuenta. Pronto descubrió que lo que pensara el futuro Rey de Gondor no le importaba. Había comprendido por fin, que aquello era imposible.
Hacía varios días que Faramir el hijo del Senescal de Gondor, la acompañaba en sus paseos, ella comenzaba a intuir que él sentía algo más que amistad hacia ella. Y no le desagradaba ese hecho. Uno de esos días fueron a pasear por la Ciudad, por fin les habían dejado salir de los Jardines. Pero resultó ser el último paseo que harían. Éowyn se había sincerado del todo con Faramir, le había explicado su amor frustrado por el futuro Rey de Gondor, el hecho de no querer atarse a un hombre que la exhiba como un trofeo por haberla conseguido domar. Él hizo lo mismo y declaró sus sentimientos. Ella no supo reaccionar.
-¿Es que no me queréis Dama Éowyn?
Ella le miró un tanto estupefacta, sabía que tenía algo pendiente aún. Y sí, si que le quería, pero no de la manera que él pedía. ¿Y si aquello que tenía como pendiente no resultaba? De pronto le entró el temor, no sabía que hacer. Otra vez estaba anhelando algo imposible. Y en tal caso, si aquello no resultara ¿qué iba a hacer?
-Ruego que perdonéis el hecho de que no os pueda contestar ahora. Os quiero, pero no sé de que manera.
-Esperaré vuestra respuesta con impaciencia.
-Cuando la tenga, yo misma os iré a buscar, y os la diré. Hasta que eso no se produzca, os pediría que no nos volviésemos a ver.
-Claro.
Aquel día al regresar a las Casas de Curación, Éowyn no pudo conciliar el sueño. Y acabó tomando una decisión. Era o todo o nada. Mantener a Faramir en vilo no era honrado, y más sabiendo ya la respuesta. Y esa era que nunca le amaría de la misma forma que él a ella. Y aunque al principio pensaba en él como una forma de no quedarse sola, lo que implicaba conformarse y resignarse (aquello que nunca había querido), ahora quería ser justa con él.
Hola!
No sé si os gustan los Éowyn-Legolas. Subí uno, pero alguien me dijo no sé qué del formato script así que lo borré. Escribí este ff hace un año. Hay unas 42 partes, como las he ido enumerando, por escenas... porque no se me ocurría otra manera. En fin, si os gusta y queréis que suba los demás caps me dejais un review y ya está. y sino pues... aquí se queda... o no.
Saludos, Nami.
