Prólogo

Ciel es el hijo único del matrimonio del afamado Conde Vincent Phantomhive y la hermosa Rachel, el niño de profunda mirada azulina con sus 12 años conoce a un galante caballero llamado Sebastian Michaelis que se convierte en su tutor, al verse en el primer instante sintieron que sus vidas y destinos estaban entrelazados con los perdurables hilos del amor, iniciando una relación apasionada llena de amor y deseo. Lo que Ciel desconoce es la verdadera naturaleza de su amante, un demonio que devora almas para alimentarse, encontrando al alma de Ciel como un delicioso alimento, sin darse cuenta el demonio transforma su hambre en amor verdadero, enamorándose perdidamente de él. Cuando los padres del jovencito descubren la ilícita relación de su hijo con el tutor, deciden separarlos, sin predecir que Ciel se escaparía con Sebastian en el camino que emprendían juntos Ciel descubre su verdadera naturaleza lo acepta y deciden vivir una vida juntos alejados del frio Londres.

Vivieron su idílico amor por unos meses, hasta que una noche Sebastian no resiste más su hambre y de poseer el dulce y apetecible alma de Ciel, abusando de él de forma dolorosa. El demonio dándose cuenta del daño que había causado a su amado, toma la terrible decisión de alejarse para lastimarlo más aquella decisión Ciel no la acepta, aunque sufra él prefiere seguir a su lado, ignorando eso Sebastian con el más infinito dolor de la separación regresa a Ciel con sus padres mientras el demonio se refugia en la oscuridad del infierno, al llegar a su hogar el joven trata de adaptarse a la vida en familia con sus padres y hermano que había nacido en su ausencia, al parecer no fue suficiente, pasaron meses Ciel mantenía la esperanza de que Sebastian regresara por él, pero al ver que no volvía se hundió en la más profunda depresión decidiendo quitarse la vida, unas semanas después Sebastian siente la necesidad de regresar con Ciel se conformaba con verlo, cuando se encontró con la más desgarradora realidad, Ciel se había suicidado, en medio de su dolor, angustia y culpa, encuentra un diario donde su amado Ciel escribió algunos detalles de su vida así como su despedida, Sebastian pierde el deseo de vivir estando en el sepulcro de Ciel, es atacado por un Shinigami de cabellos rojos el cual dio su palabra de matarlo a Angeline Durlles, sin ningún motivo por vivir y la culpa carcomiendo su ser el demonio decide dejarse matar con la esperanza de volverse a encontrar en la eternidad con su amado Ciel Phantomhive.

Muchos años después se puede ver a un jovencito de mirada azulina cuya mente le está haciendo turbada con extraños sueños y una sensación de vacío, cuando Ciel conoce a un joven llamado Sebastian sus almas parecen encontrarse, causando un estremecimiento en todo su ser, a la melodía de los violines ambos son presos de una nostálgica sensación provocando un acercamiento muy profundo, con un beso sintieron los dos llenar el vacío que sentían, prometiéndose entre ellos no volver a separarse jamás, pero aquella promesa será difícil de mantener pues el destino no les hará el juego sencillo...

CAPITULO I

Ciel trataba de entrar a su casa sin hacer ruido, pues la noche había caído, entonces la voz de su madre resonó apareciendo de repente frente a él

-Ciel, es tarde porque regresas a esta hora, me tenías preocupada… Hablaba su madre con molestia pero a la vez miraba a Ciel con alivio, el joven evitando que su mirada topara con la de su madre pensaba que diría, ya que eran las 8 de la noche y toda la tarde la había pasado con Sebastian.

-me quedé practicando con el violín que no me di cuenta de la hora, lo siento mamá… Se justificaba Ciel tratando de que sonará cierta su historia, él no era de mentir y mucho menos a su madre pero las circunstancias le obligaban a hacerlo.

-Podías por lo menos haber contestado el celular… o haber llamado… Le regañaba la mujer al escuchar a su hijo que parecía esquivo a su mirada.

-Se quedó sin batería, ya te dije que se me pasó el tiempo… Respondía Ciel caminando lentamente hacia las escaleras, ella por un momento pensó que cuantas veces le había dicho a su hijo que saliera más que no se pasara tanto tiempo encerrado en su habitación, ahora que salía lo regañaba, siendo más comprensiva decidió cambiar su actitud.

-Por cierto tu hermana está llorando arriba ¿Tu sabes que le pasó? Le hablaba su madre con más calma, Ciel recordó que su hermana le gustaba el que ahora era su ferviente enamorado y al sentirse rechazada era natural que se sintiera mal ahora solo esperaba que ella no sospechara de su relación.

-No sé… no la vi en toda la tarde… Respondió Ciel subiendo los primeros escalones con lentitud.

-Bueno… supongo que no resultaron las cosas con ese muchacho. Habló resignada ella con algo de tristeza, Ciel no pudo evitar sentirse mal pero tampoco era culpa de ellos, valía la pena ser egoísta ahora.

-Si debe ser eso… Mamá voy a bañarme y bajo a comer… Dijo Ciel mientras le sonreía a su madre seguía subiendo las escaleras.

-Ve… mi pequeño… Ciel para la próxima no me preocupes así… Terminaba de decir su madre con una sonrisa, el jovencito solo asintió y se dirigía a su habitación, entrando cerró la puerta dejando su maleta y estuche del violín sobre una mesa, se recostó sobre la cama en medio de un suspiro cerrando los ojos una pequeña sonrisa se delineaba en sus labios.

-Sebastian… Murmuraba Ciel mientras con sus dedos rozaba sutilmente sus labios, y su mirada se perdía recordando lo que habían pasado durante la tarde hasta que la noche cayó.

-Ciel, ¿Te gusta? Decía Sebastian a Ciel mientras entraban en una modesta pero acogedora casa.

-Es agradable… Respondía mirando todo a su alrededor, se sentía un poco nervioso al estar a solas con él, después de que habían pasado un rato agradable en un parque cercano.

-Vamos a mi habitación… Decía un poco ansioso Sebastian cerrando la puerta principal.

-¿Qué? Exclamó alarmado y sonrojado Ciel al escuchar esa propuesta repentina, claro ya se habían besado por momentos y parecían tener una relación más cercana pero aún estaba listo para hacer algo más que eso.

-Creo que no lo dije muy bien, vamos a mi habitación pero no haremos nada raro… No todavía… Se excusaba algo avergonzado Sebastian desviando la mirada.

-Deja de insinuar cosas… Apenas tenemos dos horas de conocernos… Le gritaba molesto Ciel mirándolo mal.

-Lo sé… lo sé… Pero siento que te conozco de toda la vida… Extraño ¿Verdad? Hablaba Sebastian tratando de calmar a Ciel así que lentamente caminaban a la sala, donde dejaban sus maletas y estuches de violines sobre un sofá.

-Si es algo extraño… Susurraba Ciel sentándose en el sofá miraba al techo sintiendo como Sebastian se sentaba a su lado, cuando sus labios fueron atrapados sorpresivamente por los de Sebastian en un apasionado beso que el con fuerza tuvo que rechazar.

-No hay porque apresurar las cosas… Murmuraba avergonzado Ciel separándose de Sebastian, quien lo veía y le dedicaba una sonrisa.

-como tú digas Ciel… Traeré té helado… Dijo Sebastian mientras le daba un beso en la mejilla a Ciel, de inmediato se levantó para dirigirse a la cocina que estaba a unos pasos.

-Tus padres ¿Cuándo regresan? Le preguntaba Ciel levantándose mientras veía unas fotos de un aparador, se veía a Sebastian junto a sus padres.

-más tarde, casi no los veo… Respondió Sebastian y se escuchaba que preparaba algo en la cocina, Ciel seguía mirando las fotos no podía evitar emocionarse al ver a ese joven de pequeño le parecía encantador, claro que no se lo diría no por ahora.

-Ahh… ya veo… Murmuró Ciel cuando sintió los fuertes brazos de Sebastian rodear su cintura detrás de él.

-¿Y el té? Preguntaba Ciel sintiendo el aliento de Sebastian sobre su nuca estremeciéndolo por completo, como era posible que alguien pudiera provocar tantas sensaciones, pensando en ello se dejaba seducir.

-Te vi tan lindo parado allí que no pude evitar venir a abrazarte… Dejé el té en la mesa de la cocina. Le susurraba dulcemente Sebastian sobre su oído provocando un estremecer en el cuerpo de Ciel, que sonrojado desviaba la mirada.

-Eres un mal anfitrión… Murmuraba Ciel dándose media vuelta quedando frente al joven que era un poco más alto que él.

-Eso me ofende en gran manera. Susurró Sebastian sobre los labios de Ciel con fingido resentimiento, ambos no esperaron más tiempo y unieron sus labios en un intenso beso, en que sus respiraciones se acompasaban en el silencio de esa sala.

-¡Ciel! ¡Ciel! Sé que estas allí ¿Por qué me ignoras? Debo hablar contigo… Hablaba algo alterada Alice la hermana de Ciel, quien de forma abrupta despertaba de su ensoñación, seguramente su hermana estuvo llamando por unos minutos, con un suspiro se levantaba pensando que diría si ella comenzaba a insinuar algo extraño sobre Sebastian, cerrando los ojos la imagen de Sebastian sonriéndole aparecía traviesamente en su mente, si debía mentir lo haría, haría cualquier cosa por él, pensaba Ciel sonriendo para si mismo se disponía a abrir la puerta.

Espero les haya gustado ya saben que el primer capitulo siempre me salen medios... no sé... prometo mejorar con el siguiente :* déjenme saber su opinión :* muchos besos