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Las cosas han estado bien por aquí, en Funbari. Todo parece que fue ayer cuando tuvimos esa última batalla en la aldea apache. Algunas cosas han cambiado, por el bien o el mal, pero aun así, hemos vivido en paz estos últimos cuatro meses desde la batalla por el Gran Espíritu.

Los chicos regresaron a sus casas, pero de vez en cuando, nos juntábamos aquí, en la posada. Ren y Jun habían regresado a China para pasar un tiempo con su familia, ya que habían mejorado sus lazos familiares, al igual que sucedió con Horohoro y su hermana menor, Pilika. Ellos regresaron a su tribu y el padre de Horohoro sí que estaba orgulloso de que su hijo haya llegado tan lejos en alcanzar su sueño.

Lyserg, junto con Iron Maiden Jeanne, fueron a Inglaterra a visitar a su abuelo. Lyserg ahora se enfocaba mas en el camino de detective-shaman, y Jeanne esta gustosa de ayudarlo. Ryu y chocolove han viajado de aquí para allá, en verdad parecen más unos vagos que unos turistas, como ellos suelen defenderse. Pero aun así, son bienvenidos. Faust había obtenido un puesto en el hospital general de Japón, aunque avécese asustaba a los pacientes por su físico o por algunas historias de terror que les contaba. Pero no había un mejor doctor shaman como él.

Mi amigo Manta continúo con sus estudios, ese cabezón miedoso a los fantasmas ahora era mucho más valiente aunque, su estatura seguía siendo la misma. Y gracias a órdenes de mi familia, yo también tuve que asistir a la escuela. Pero en fin, las vacaciones de verano estaban a la vuelta de la esquina, y todos nos habíamos reunido para festejar.

En otras palabras, nuestras vidas eran normales.

Bueno, normales como para un shaman.

Todos estaban felices y con nuevos propósitos. Diría que esa última batalla nos había hecho madurar aunque sea solo un poco.

Y aquí estábamos, juntos en la sala de la posada, recordando sucesos graciosos que nos ocurrieron en nuestros viajes. Las risas eran más que suficientes, pareciera como si no nos hubiéramos visto en años y llorábamos por el rencuentro. Todos la pasaban bien.

Todos pero ella.

Hace más de unas semanas que la notaba más distante de lo normal. Y estos últimos días, han sido como si ella fuera un fantasma. No la veía ni siquiera para la hora de la cena. No salía de su cuarto, ni siquiera para ver sus programas favoritos. Me preocupaba, y mucho. Ni siquiera contesta cuando le llamo a la puerta, sé que no es un fantasma pues lo sentiría, pero sé que algo no anda bien.

Tenía miedo de la respuesta pero tendré que superarlo. Tenía que ser fuerte por ella, y si tenía que ir hasta el fin del mundo por salvarla, lo haría sin dudarlo.

¿Qué es lo que te atormenta?

Mi querida Anna.


R&R