DISCLAIMER: Estos personajes, no me pertenecen, la historia es toda salida de mi cabezota loca.
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IRREVERSIBLEMENTE ENAMORADO
CAPITULO 1
Pelirroja, Rubia… Castaña?
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El enemigo del amor?... no es el odio, solo es el miedo.
Anthony de Mello
-Damas y caballeros, les informamos que faltan escasos veinte minutos para llegar a la Terminal. Les recomendamos, vayan arreglando el camarote y formen fila. Sus maletas se entregarán en cuanto entren a la estación. Gracias por viajar con nosotros.
La voz de la chica se acallo en cuanto terminó de decir lo anterior, y yo miré atenta hacia la bocina que estaba en una esquina dentro de mi camarote.
-Largo viaje, no crees?
Me volví rápidamente, y le regalé una sonrisa a la señora con la que había compartido las seis horas de viaje… y es que Osaka y Tokio no estaban tan cerca como parecía en un mapa.
La mujer, de unos cuarenta años de edad, se levantó con trabajo del asiento y comenzó a sacar unas maletas de mano del maletero por encima del asiento. Su vestido de frutas tropicales ondeó cuando entró una suave brisa por la ventana abierta del camarote.
-No me sorprendería, el amanecer con tortícolis el día de mañana.- agregó ella, mientras me daba la espalda y sacaba su billetera de la maleta, con bastante cuidado.
Me quedé un rato pensativa… los asientos eran bastante agradables a mi punto de vista. Bueno, al menos había podido dormir cómodamente, tres de las seis horas pasadas.
Supuse que tal vez ella estaba acostumbrada a dormir en camas más… bueno, suaves??... pero siendo yo… la verdad es que mi cama anterior era una roca. Así que el sillón en el que mi trasero reposaba en esos momentos, me parecía de lo más cómodo del mundo. Pero sopesé mis opciones y me di cuenta de que no podía permanecer más tiempo allí… por mucho que lo quisiera.
Así que siguiendo el ejemplo de la mujer rechoncha frente a mi, me levanté y saqué la única y diminuta maleta de mano que había decidido llevar en el maletero.
-Tienes familia aquí?- escuché que preguntó la voz grave de mi acompañante.
-Eh?.. ahm… no, en realidad solo vive una vieja amiga de instituto aquí.
-Oh… ya veo, y por cuanto tiempo piensas quedarte?
Esa pregunta me dejó muda por unos segundos…
Cuanto tiempo pensaba quedarme en Tokio?... esa era una pregunta difícil de responder.
-No lo sé… aún. Supongo que el tiempo que sea necesario.- susurré, llevando la maletita al suelo y sentándome de nuevo en el sillón, solo para esperar que ella terminara de arreglar sus cosas y pudiéramos salir de allí… sin más interrogatorios de por medio.
No es que me molestase… mucho, supongo que solo quería hacer amago de conversación… pero estaba algo nerviosa…
-Usted tiene familia aquí?- la verdad es que no quería ser descortés, así que tenía que decir algo. Tal vez desviáramos un poco el tema, de mi persona.
La mujer pareció alegrarse cuando fui yo quien preguntó ahora.
-Ay!! Si!, mis sobrinos viven aquí!... son un amor, son los hijos de mi hermana, aunque en realidad no puedo decir lo mismo de su padre.- agregó con disgustó.- siempre ha de estar grillando con mi hermana… pero de veras que esos dos parecen guerrilleros más que esposos.
-Ah…
-Pero mi madre se lo advirtió, y ella fue la que al final salió perdiendo por no haberle hecho caso… y es que mi hermana va contraria a todo…
-Oh…
-Verás… el primer hijo, no es hijo de su esposo… ella terminó embarazándose antes de terminar la universidad, de un chico sumamente apuesto, pero de carácter… buf, tenía un genio de lo peor.
-Vaya.- hice un gesto de severo desagrado, cuando mencionó aquello
-Así que nunca te fíes de los guapos querida, recuerda mi consejo.
Asentí, tratando de evitar que la risa saliera de mi boca, fue bastante difícil contenerla, pero al fin logré calmarme.
-Creo que es mejor que salgamos, antes de que vengan a sacarnos del camarote.- consiguió decir con una sonrisa.
Y yo asentí, para luego seguirla.
Estábamos en el primer camarote así que fue fácil encontrar al guardia al principio del pasillo, quien nos dio el boleto para poder sacar las maletas.
-Gracias.- dije con una leve sonrisa al muchacho que me dio la mía. La señora del vestido de frutas me siguió hasta la Terminal cargando más maletas que manos tenía.
-Mi hermana vendrá a recogerme al otro lado.- me dijo acerándose a mi, y yo asentí con una sonrisa.
-Yo aquí me quedo.
-Fue un placer. Soy Nami.
-Sakura.- dije, presionando mi mano contra la de ella.- espero que te diviertas con tus sobrinos.
-Muchas gracias Sakura. Espero que también te vaya bien. Adiós.
Me despedí agitando la mano en el aire y luego me volví a la puerta, tratando de acomodar mejor la maleta en el suelo, para evitar que se cayera al suelo.
Y después… miré a todas partes.
Era mi primera vez en una ciudad tan grande como lo era Tokio. Me sorprendí de que en realidad hubiera tan poca gente en la Terminal.
Me abaniqué mientras me sentía morir de calor… si, también el clima era completamente diferente. En Osaka nunca hacía tanto calor, pues estaba al norte del país, y yo había pasado por alto ese pequeño dato… me hubiera quitado el jersey amarillo… pero no traía nada debajo de la tela gruesa.
Mamá me había regalado ese jersey…
Dios… Touya iba a matarme.
Me pasé la mano por el cabello suelto y traté de pensar en el lado positivo de la situación.
Y estuve tratando de pensar en el lado positivo casi cinco minutos… pero nada llegó a mi cabeza.
Y es que en serio que Touya iba a terminar colgándome de la ventana de nuestro departamento.
Y yo no podía culparlo, cuando prácticamente había desaparecido sin avisarle a donde iba.
Touya es mi hermano. Es solo cuatro años mayor que yo… pero parece veinte años mayor que yo… con ese carácter que tiene y que solo su mejor amigo puede conseguir, sino cambiar, mantenerlo a límite.
Y desde hacía tres años, que habíamos empezado a vivir juntos. Nuestros padres habían decidido permanecer en Tomoeda, nuestra cuidad natal, a no más de una hora de Osaka.
Y esos tres años estuvieron bastante bien. Hasta que yo decidí que necesitaba un descanso… y sabiendo de antemano que Touya no iba a dejarme salir de la cuidad ni aunque se le fuera la vida en ello para detenerme… tuve que irme sin avisarle.
El hecho, de que en realidad yo fuera mucho más que mayor de edad, a mis veintitrés años, la verdad no había servido mucho contra mi eterno protector.
Por supuesto que pensaba hablarle y decirle que estaba bien en cuanto llegara a la casa de mi amiga… pero no pensaba decirle donde estaba por un tiempo. De lo contrario, saldría por mi para regresarme a casa, sin que yo pudiese discutir demasiado.
Ese, en específico era mi problema, y Touya no sabía escuchar.
Suspiré y me apoyé en un pilar cercano a mi lugar.
Y es que en serio que tenía que desaparecer de allí… las cosas no me habían salido muy bien en los últimos meses. Me habían despedido de mi trabajo, por que mi jefe había intentado propasarse, así que yo le había soltado una gran y fuerte bofetada. Me habían robado el auto y me había arrollado un ciclista… mi rodilla aún estaba sentida por el golpe, incluso después de los dos meses de rehabilitación… y a mis veintitrés años!!, como era eso posible?
No quise en verdad, arriesgarme de nuevo… para mi ya iba siendo hora de irme de allí…
Así que decidí irme del lugar.
Y mi única salvación estaba ya a unos pasos de mi.
-Sakura!!
La muchacha de cabellos oscuros se acercaba corriendo a mi con una sonrisa.
Sentí una alegría inmensa, cuando la vi. Y es que hacía años que no nos habíamos visto.
-Tommy!!
Nos fundimos en un gran abrazo y yo la apreté contra mí con fuerza.
-Disculpa por llegar tarde… tenías ya mucho rato esperando?- preguntó con media sonrisa.
-No… solo hace unos minutos que llegué.
-Menos mal. Que tal te fue en el camino?- preguntó ella tomando la maleta, para ayudarme.
Y yo procedí a contarle absolutamente todo.
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-Pero… es que cómo puedes fiarte de algo como eso??-solté después de unos segundos de haber escuchado el estúpido comentario anterior.
No pude contener la furia que me invadió al verla salir por la puerta, hacía solo cinco minutos, con su caminar petulante.
El ruido de la silla giratoria, al mi acompañante, sentarse en ella, me sacó aún más de mis casillas… como había sucedido algo así??
-Es el destino… es que no lo ves?- me contestó con ojos soñadores.
-Que destino… por el amor de Dios… sabes perfectamente, qué es, lo que quiere hacer!
-Me ama… y eso es suficiente para mi.- contestó con voz grave, pasándose la mano por el cabello despeinado.
Apoyé las manos contra el escritorio de caoba y respiré rápidamente.
-Es un disparate… ni siquiera se conocen bien.
-Y que con eso?...
-Y que con eso?!... que planeas casarte en muy poco tiempo!... Maldición!, por que nunca puedo tratar contigo… siempre eres tan difícil.- murmuré.
-No puedes decir ni hacer nada, para cambiar mi forma de ver las cosas Shaoran. Yo ya estoy decidido.
-Pero… es que en serio te das cuenta de lo que vas a hacer?... es un suicidio!
-No lo es… y no te permito que le llames así a mi relación.
-A que relación te refieres!!... a penas y se conocen hace medio mes!
Y es que como hermano mayor era mi deber advertirle... incluso cuando el parecía tan reacio a entender la situación.
-Por favor… por favor Ryu… solo considéralo de nuevo…
-No tengo nada que considerar Shaoran… y si no puedes entender mi amor por ella… entonces no quiero hablar más al respecto.
La furia resurgió en mi pecho.
Y es que iba a matar a la chica a la que se le había ocurrido "adivinarle el futuro" a mi querido hermano.
-No sabes lo que estás haciendo…
-Sé perfectamente lo que hago… sabes que es lo que sucede Shaoran?- preguntó segundos después, levantándose de la silla con fuerza y rapidez…
-Que?... que es lo que pasa?
-Que estás celoso!!... estás celoso, porque tú no tienes una relación tan agradable como la mía Shaoran… y posiblemente nunca se te dé.
Apreté los labios y fruncí el ceño con fuerza, mientras dejaba caer todo mi peso en las manos apoyadas, aún en el escritorio.
-Por favor!, no me vengas con esas estupideces!... no podría estar celoso, cuando tienes a una zorra por prometida!
No me arrepentí, ni siquiera al momento en que sentí chocar su mano un poco más pequeña que la mía, justo en mi mentón… con una fuerza indescriptible.
Era gracioso como la situación comenzaba a volverse esporádicamente ruda.
Sentí el lugar golpeado arder como un infiernillo e hice gesto de desagrado, mientras me llevaba una mano al rostro.
-No… te… atrevas, nunca a llamarla así!
-Vas a arruinarlo todo!!... TODO… sabes perfectamente bien que ella no se bastará con ser tu esposa… y echarás todo a perder por tu estúpida obsesión con esa chica!
-No sabes de lo que hablas… no la conoces Shaoran.
Y eso era lo que él… ingenuamente creía… que yo no conocía a Mizuki…
Pero…conocerla?
Eso era poco. Yo mismo había mantenido una relación con la muchacha, hacía tres años…
La afamada muchachita, hija de uno de los empresarios más ricos, casi tanto como lo era nuestra familia, había fijado ojos en mi, desde la primera vez que nos habíamos visto.
Y yo no era la excepción… ella gozaba de una estupenda belleza física… lástima que solo se relegaba a eso. Kaho Mizuki era… cual podría ser un buen término para definirla?...
Snob…
Tal vez… era la única palabra que había llegado a mi mente, y es que posiblemente, tendría que inventar una para poder describir lo que ella representaba.
Caos total.
Porque incluso cuando tenía completamente vacía la cabeza, era bastante inteligente en cuanto a engatusar se refería… y yo, había caído redondo, como una vil víctima.
Kaho Mizuki, se había tratado de aprovechar, de una manera impresionante, de todo cuanto yo poseía…
Pero cuando yo la dejé… supongo que no se conformo con quedarse sola… Y ahora básicamente estaba tras mi hermano… o más bien tras su dinero.
Me lamenté demasiado cuando me di cuenta de que eso era lo que había estado sucediendo, cuando la cuenta de mi hermano había disminuido de manera muy impresionante.
-Me tiene muy sin cuidado lo que opines Shaoran, yo ya tomé mi decisión. Y si no te agrada, no es mi problema. Kaho, saldrá de viaje unos días para darles la noticia a sus padres.
Me sentí desesperado al no tener ni la más remota idea de lo que hacer con él… que podía hacer para que me entendiera. No podía, algo muy obvio, decirle la verdad… no iba a servir de nada, el no iba a creerme.
Negué suavemente con la cabeza y cerré los ojos con cansancio mal disimulado.
Y de pronto… una idea vino a mi mente. No estaba seguro de si serviría o no… pero de todos modos, que importaba… solo se trataba de un amorío insignificante…
-De acuerdo.
Al parecer, eso nos sorprendió mucho a los dos. A él, por obvias razones, y a mi, porque mi tono en serio sonaba "serio" al respecto.
-De… acuerdo?... me estás diciendo, que ya no te vas a meter en mi relación con ella?- preguntó con una ceja alzada como si no lo pudiera creer.
-Si.- dije tangente, mirando hacia otro lado.
Ryu me miró por algunos segundos en la misma posición, para luego dejar salir un suave suspiro.
-Eso es bueno.
Me encogí de hombros y me alejé del escritorio para acercarme a la puerta de cristal a unos cuantos pasos de mi.
-No voy a insistir de nuevo… si te quemas… de todos modos será tu culpa por andar jugando con fuego Ryu. Pero tienes razón, es tu decisión……… Nos vemos.
Y finalmente salí de la oficina de mi hermano y comencé a caminar hacia la planta alta, para ir a la mía a arreglar todo… debía salir cuento antes.
Pero al volverme, me encontré con algo que me detuvo, así que regresé.
-Rika.- dije en forma de saludo a la secretaria de mi hermano que me miraba sonrojada, cosa de la que yo estaba completamente conciente.
-Señor Li!- la respuesta de ella, fue rápida y salió de sus labios rozados casi como un suspiro. Ella pasó la lengua por ellos, y entonces yo me dije que tal vez no sería una mala idea invitarla a salir un día de esos. Negué con fuerza la cabeza para despabilarme de esos pensamientos. Primero, tenía que encargarme de mi otro problemita. – Que puedo hacer por usted?- preguntó suavemente.
-Estás muy ocupada?
-Eh?... No!
-Que bien… en ese caso puedes hacerme un favor?
-Claro!, que se le ofrece?
La miré con una sonrisa y ella se sonrojó aún más.
-Sabes… mi hermano, fue hace algunos días a que le leyeran las cartas.. ya sabes ese tipo de cosas.- ella asintió en entendimiento, pero sorprendida. – y necesito saber a donde fue… podrías averiguar sin que mi hermano se entere?
Rika pareció dudar, pero sólo por unos segundos, por que luego me miró y sonrió.
-Por supuesto señor Li, haré lo que pueda.
-Gracias, eres un ángel.
Me sentí mal, por jugar con las ilusiones de la pobre muchacha, pero algo tenía que hacer. Y ya sin más que me detuviera, me dirigí al ascensor con paso apurado.
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-Que tu, que??
La pregunta había salido casi como bólido de mis labios cuando habíamos llegado a la casa de Tomoyo. El trayecto no fue para nada aburrido ni malo, no nos había tocado tráfico, y parecíamos habernos visto solo días antes.
Incluso cuando llegamos a su departamento, me vi con la confianza de preguntar, que era la cosa establecimiento que estaba debajo de su departamento… algo que parecía una tienda de cosas muy raras, se cernía debajo del dúplex.
Y lo que ella, me había contestado, me había dejado paralizada.
-Si, pero no es lo único que hago Sakura, de hecho trabajo en una revista de modas… y eso es como mi hobby.
-Ah…- mi respuesta tuvo tono de alivio que le hizo gracia a mi acompañante.
-Pensabas que era una de esas mujeres mayores, aficionadas, no es así?
Me sentí sonrojar y asentí levemente.
-La verdad es que jamás pensé que pudieras dedicarte a eso… cual es tu especialidad?- bromee, al ya entrar por la puerta al lujoso departamento.
Tomoyo me miró sonriendo cómplice y se arregló un poco el cabello.
Fue en ese momento en que me fijé en lo bonita que estaba. Y casi me sentí insignificante, ante su largo y sedoso cabello rizado, su figura de deportista profesional, y sus……… bellos atributos.
No es que yo fuera una muchacha fea, no. Pero aún así, Tomoyo me llevaba ventaja de un 90 por ciento.
Incluso mis ojos verdes no eran tan brillantes y grandes como los de ella. Y no es que yo estuviera pasada de peso… pero bueno, siempre me había parecido que aún tenía cuerpo de niña, supongo que eso ero lo que me tenía un poco acomplejada.
-Yo leo las cartas.- afirmó con una sonrisa gigantesca.
-Y de donde lo aprendiste… que yo recuerde, jamás mostraste tener afición a eso.
-Mmm, si, sé que tienes razón, pero eso empezó hace…… dos años.
-Dos años?!... vaya… y que fue?, viste algún programa en la televisión?
Tomoyo pareció meditarlo un poco mientras subíamos las escaleras hacia la parte alta del duplex, con las maletas en mano.
-No… no fue eso. La verdad es que solo se me ocurrió. Fue después de que me di cuenta de que la vida de pareja no se me da. – me dijo con sarcasmo repleto en su voz.
-No me lo puedo creer.
-Pues créelo. He pasado casi por una docena de novios, y aún no encuentro al hombre ideal para mi, no pido mucho, con que no estén conmigo por la cantidad de dinero en mi cuenta bancaria, me doy por satisfecha.
Me detuve haciendo una mueca de enojo. Como era posible que eso le sucediera a una chica tan linda como ella?
-Y que me dices de ti Sakura, te casas pronto?- bromeó ahora ella, al fin sacando las llaves para abrir la puerta de entrada a su depto.
-Yo!!... no!, claro que no!, Touya me mataría…. Sin mencionar lo que le haría a él. Pero que lindo!- solté al ver el excelente y bello amueblado departamento.
-Gracias. Así que no tienes novio?... ven por acá está tu habitación.
-No… al menos no por ahora. No estoy tampoco como para enrollarme en situaciones amorosas. Tuve algunos problemas los meses pasados y solo quiero descansar. Vaya! Es preciosa!
-Te gusta?, me alegro, estuve arreglándola desde la semana pasada… y es que la verdad estaba hecho un tiradero, que bueno que mis esfuerzos sirvieron de algo… sí, déjalas ahí, no hay nada de todas formas.- informó ella cuando me pilló metiendo mis maletas en el closet.
-Muchas gracias por recibirme Tomoyo, no sé como demostrarte mi gratitud.
-No tienes por que darme las gracias Sakura, ahora toma un baño para que te destenses y me alcanzas en la cocina, haré bocadillos.
-Bien, me apresuraré.- exclamé antes de verla salir por la puerta de "mi habitación"
Me senté en la cama y me volví un poco para poder mirar hacia la ventana.
La vista era bastante grata, y Tokio era magnífico. Me felicité por haber ido a ese lugar.
Y de pronto supe que no podría haber absolutamente nada, que fastidiase mi estancia allí, Touya estaba ya muy lejos.
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En ese instante Rika Sasaki, se dirigía a la oficina de su jefe.
Mordiéndose un poco el labio inferior por el nerviosismo, que era, algo ridículo si podía agregar, por que no tenía razón alguna al menos no ninguna válida para estar nerviosa.
Solo era una pregunta… solo una. Y seguramente el joven Li, solo quería saber a donde había ido su hermano solo por curiosidad… pero… y si no era así?
Negó con la cabeza con fuerza y se sonrojó al recordar su sonrisa… y es que el Era uno de los hombres más sexys de todo Tokio, o al menos de todos los que ella había conocido… pero no era de él de quien estaba perdidamente enamorada.
Se aclaró la garganta suavemente, para disipar la ronquera y tocó la puerta sólo tres veces. Consiguió una respuesta afirmativa y se preparó para entrar. La puerta de hecho estaba levemente entreabierta, así que solo tuvo que empujar un poco.
-Oh… Rika! Pasa, lo siento olvide que me traías las formas.- la suave voz de su interlocutor la trajo de vuelta a la tierra y sonrió suavemente, aún cuando se sentía bastante triste… y es que era más que obvio que un chico como él, jamás, pero jamás, se iba a fijar en su secretaria…
Eso solo pasaba en las novelas… y en los cuentos.
-Siéntate, no te haré esperar demasiado.- dijo él regalándole una sonrisa bastante educada para el gusto de ella.
Lo miró de nuevo, lentamente y deteniéndose en su cabello castaño claro, bastante diferente al de su hermano, que era un poco más oscuro, y en sus ojos verdes como los de su madre. Rika ya había visto fotos de la familia y sabía que los esplendorosos ojos verdes, los había heredado él, mientras que los ojos miel los había heredado su hermano. Las facciones de Ryu, eran más suaves que las de Shaoran, pero aún así, Ryu le encantaba.
El suspiro salió sin aviso alguno y ella se sonrojó cuando la mirada verde se fijo firmemente en ella.
-Te sientes bien Rika?- preguntó suavemente mientras se inclinaba desde su escritorio.- estás cansada?
-Eh?.. No!, no estoy cansada… estoy bien, si, muy bien.
Odiaba tartamudear en frente de él, así que se obligo a callar mordiéndose la lengua.
Ryusuke la miró levemente confundido, y se separó de su computadora para prestarle más atención a la chica.
Últimamente se había dado cuenta de que la chica frente a él estaba actuando algo extraña… y le hubiera gustado ayudarla, pero cada vez que le preguntaba algo, ella le negaba la conversación, de manera muy poco adusta.
Se pasó una mano por el cabello y tomó una pluma del escritorio de su cajón.
-Firmaré las formas, pensé que se las ibas a llevar a mi hermano.- subió la mirada, al no escuchar respuesta. Rika estaba mirando algo fijamente por la ventana. Se aclaró la garganta para llamar su atención, pero ella no parecía escucharlo.- Rika?... segura que estás bien?
Los ojos castaños lo miraron fugazmente y después la chica se sonrojó.
-Lo siento señor yo…
-Rika, cuantas veces te he dicho que me llames por mi nombre… Ryusuke está bien.
La muchacha asintió en comprensión y le alargó las hojas que él tardó algunos minutos en leer.
Rika se regañó mentalmente… estaba algo abrumada y le molestaba mucho tener que presentarse así ante él.
Se llevó una mano a la frente y cerró los ojos suavemente.
-Estás segura que estás bien, te noto un poco extraña. Puedo llevarte al doctor si te sientes indispuesta.
Rika abrió los ojos rápidamente y negó con la cabeza.
-Estoy bien, en serio.
Los ojos verdes la miraron pensativos durante unos segundos.
-En ese caso te daré una noticia que te alegrará.
Rika subió la mirada confundida… a que se referiría él?
-Una buena noticia?... de que se trata?
-Voy a casarme.
No basta decir que esas tres palabras que el le soltó como si fuera lo más normal del mundo, casi le provocan el vómito permanente.
Sus ojos se abrieron, grandes e inseguros, mientras el la miraba esperando algunas palabras de su parte.
Pero que demonios quería que le dijera!!
Trató de mantenerse serena, sin embargo, sintió como sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas, así que se levantó de su lugar tomó los papeles del escritorio y sonrió suavemente con todo el esfuerzo del mundo.
-Felicidades.
De acuerdo… eso se había escuchado de lo más terrible… pero ya estaba dicho y no podía hacer nada, solo rogó al cielo para que él no se hubiese percatado. Supuso que tal vez Dios estaba algo ocupado, para escucharla en esos momentos tan poco agradables de su cruda existencia.
-Espera Rika.
La chica se detuvo casi cuando estaba a escasos pasos de la puerta, a la que quería llegar con un deseo gigantesco. No se volvió, más se quedó parada en el mismo lugar, y es que se había dado cuenta de que las lágrimas ya habían hecho un charco en el suelo de madera acabada de pulir… y se sintió aún más culpable, la señora de la limpieza la iba a matar.
-Pero que te sucede?- exclamó preocupado acercándose a ella, mientras trataba de hacerla voltear para ver su rostro.- Rika… Rika no llores, que te pasa?
Los gemidos ya eran irreprimibles y Rika sentía cada vez que el corazón se le estrujaba más y más… y ni siquiera era consiente de lo que hacía o veía.
La había tomado por los hombros, confundido y a la vez preocupado, tratando de ayudarla a tranquilizarse… pero que podía haberle pasado?
-Rika, ya no llores por favor.- y sin esperarlo, lo único que consiguió vislumbrar fue el cabello de la muchacha cuando repentinamente lo rodeó con sus brazos y siguió manchando su camisa con el agua salada que escurría a chorros por sus mejillas.
Ryusuke no sabía que hacer… que podía hacer?
Y solo la sostuvo así, pegada a él y sollozando como magdalena. Sin en realidad poder evitarlo, paso una mano por su cintura y la abrazó más fuerte.
-Shh… shh, tranquila.- no era bueno consolando a la gente, pero inexplicablemente las palabras salían sin necesidad y sin esfuerzo alguno.
Rika comenzó a tomar conciencia de lo que sucedía y se tranquilizó poco a poco.
Fue entonces que se dio cuenta de que no la iba a dejar salir a menos que ella le diera la razón de su llanto… cosa que no, NO, iba a hacer.
Tenía que inventar algo… y rápido.
-Te encuentras mejor?
La chica asintió y se soltó rápidamente sin mirarlo.
-Lo lamento… ya, ya estoy bien.
-No te creo.- afirmó con una sonrisa levemente burlona
Diantres!... por que tenía que ser así!!
De repente consiguió pensar en algo que creyó que la podía ayudar.
-Es solo que, estoy muy contenta por usted.- Ryusuke frunció el ceño sin creerle ni media letra.- pero es que… tengo un problema con… con…
-Con quien?
-Con Hiro.
-Quien es Hiro?- preguntó él después de unos segundos.
-Es mi, mi… mi novio, sí, mi novio.
Ryusuke se alejó dos pasos hacia atrás y la miró confundido.
-No sabía que tuvieses novio…
Rika lo miró alarmada, pero después se obligó a calmarse y tomó aire unas cuantas veces.
-Si bueno, lo tengo. Y el y yo… el y yo nos peleamos hace unos días…
-Ya… ya veo. No te preocupes, estoy seguro de que todo se va a arreglar.- dijo sonriéndole levemente.
-Si… supongo. Solo… solo desearía que hubiese una forma de saber si en verdad él es el indicado… de hecho, estuve a punto de llamar a uno de esos lugares donde te leen el futuro, pero… pues que tal si son solo puras fanfarronerías?
La pregunta de la chica llevaba cola, y ella lo sabía, pero de alguna forma, tenía que desviar la atención de su persona.
-Bueno… yo conozco de un lugar, que te parece si te doy la dirección y vas cuando acabe el turno?
Rika asintió y lo siguió de nuevo al escritorio. Suspirando de alivio y de algunas otras cosas, que estaba segura, no tendrían ya solución.
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(Sakura)
Me sorprendí bastante en cuanto entré en la cocina. Al tiempo que admiraba el orden, cosa que en casa habíamos perdido por completo, tomaba conciencia de que el departamento de mi amiga era más que en verdad, bellísimo.
No tuve que mirar dos veces para darme cuenta del impecable y excelente gusto de mi compañera de clases. Absolutamente todo combinaba e iba acorde al tema que se manejaba en cada uno de las habitaciones.
Me sentí más que cómoda.
Entré mirando de un lado a otro, casi como niño con nuevo juguete, hasta que Tomoyo se volvió con dos tazas de té en las manos.
-Que tal… te relajaste con el baño?... quita ese colchón de allí para que puedas sentarte más cómodamente en la silla, si, déjalo ahí, está bien.
Puse la mullida almohada a un lado y me senté tal como ella lo había dicho, mirando fijamente mi taza de té.
-Tu departamento es en serio genial Tomoyo.
-Déjate de cumplidos o harás que mi autoestima suba aún más… y eso no es bueno, de por si está bastante alto.- aceptó ella riendo levemente.
Me reí con ella y tomé un sorbo de mi té de jazmin.
-Cuando fue que te mudaste?
-Hace dos años y medio. Mamá tenía que irse para Inglaterra y yo me rehusé a ir… así que compré el departamento.- explicó tomando un poco de azúcar que me ofreció después.
-No gracias, así estoy bien. Y… por que no quisiste ir a Inglaterra? Es bellísimo por lo que he llegado a escuchar.
-No era Inglaterra lo que me preocupaba en ese tiempo… era más bien lo que mi madre planeaba hacer conmigo cuando llegásemos allí.- la mueca de disgusto que profesó mi amiga me hizo sentir curiosidad.
-No comprendo…
-Sonomi quería que me hiciera cargo del negocio de la familia, allá en Inglaterra… y tenía esa terrible idea de presentarme con el hijo de una de sus más grandes amigas… la mejor si puedo agregar. Yo me sentía demasiado joven como para empezar a preocuparme por la empresa, además no quería ser empresaria, sabes que mi ideal era la moda.
-Si claro, desde que te conozco.
-Y justo en ese tiempo, mi novio en curso al que yo aseguraba amar, y al que no pensaba dejar por nada en el mundo, me ofreció vivir con él. Yo acepté, pero mamá no quería dejarme viviendo con un chico, así que me ayudó a costearme el departamento.
-Vaya… pues es bastante amplio.
-La parte de abajo no me pertenecía en un principio, una ancianita vivó allí por un año completo en el que hice muy buenas migas con ella, y como no tenía familiares, me dejó a mi la parte de abajo del duplex. Y solo algunos meses después decidí hacerla mi planta de "trabajo"
-Me gustaría verla.- me aventuré después a decir. Tomoyo sonrió y asintió contenta.
-Termina tu té y bajaremos de inmediato.
Precipité el ya poco contenido dentro de mi taza, hacia mis labios y luego me levanté, tratando de alisar mi falda de color mostaza… había elegido el conjunto de falda con una blusa blanca y un lindo chaleco mostaza, por pura comodidad. No me gustaba salir vestida así, porque aunque la falda era algo corta me veía muy niña, sin embargo no me preocupé, no tenía pensado salir de todos modos ese día. Lo único que necesitaba era descanso, un muy buen y agradable descanso.
-Dame la taza, ya la lavo yo.
Yo asentí dándosela y después me decidí a volver a abanicarme.
-No pensé que fuera a hacer este clima tan fuerte, estaba asándome en la Terminal con ese jersey que mamá me regaló hace algunos meses.
-Oh… ya entiendo, no eres muy asidua al calor verdad?
-No me lo preguntes así, como iba yo a saber que hacía tanto!
-No ves las noticias, no es cierto?... lo dicen todos los días. De hecho, creo que veinte personas murieron al sur por la ola de calor de hace algunas semanas.
-Me estás embromando… verdad?- pregunté temiendo la respuesta. Y bueno, mi amiga tenía razón, yo nunca escuchaba las noticias, ya bastante mal había en el mundo como para andar amargando mi persona con ese tipo de notificaciones.
-No. Es cierto, yo no juego con eso Sakura. Pasa por aquí, es más rápido.- me dijo abriendo una puertesita que salía de la misma cocina.- Pero ellos tienen la culpa, fueron ellos que construyeron sus techos con zinc.
-Zinc?
-Si, en las épocas de frío, ayuda mucho a conservar el calor en las casas… pero la verdad es que, nadie se esperaba el frente tan fuerte… ya puedes sacar tus conclusiones.- explico ella mientras bajábamos por las escaleras.
-Que desastrosa situación!- la pena me embargó al saber a toda esa gente muerta ya, por culpa de los malditos techos de zinc!
-Lo fue, el gobierno ya tomó cartas al respecto… al menos eso es lo que dicen…
Fruncí el seño levemente, pero mi expresión de amargura se perdió por completo cuando la puerta de la parte de abajo del duplex, se abrió.
-Wow!
Tantos colores me dejaron atolondrada por unos momentos. Miré a mi alrededor, por donde fuera había estanterías con frascos extraños que en la vida había visto. Miles de cuadros extraños y de colores con brillantes por doquier, adornaban las paredes pintadas ya de por sí de un color muy llamativo. En una esquina había un mueble de madera roja, al que me aproximé.
-Que te parece?
No sabía si la palabra extraño, sería un sinónimo de feo para ella, así que me limité a asentir.
-Aquí es donde leo las cartas.- dijo acercándose a mi y señalando el escritorio. – Y este es mi libro mágico.
Solté una pequeña risa y miré el libro dorado frente a mi.
-"Como predecir el futuro"- recité – muy original.
-Lo sé.
-Aprendiste con este libro Tomoyo?- me molestó un poco saber que había aprendido de un libro, cuando mucha gente en serio que creía en ese tipo de cosas, y se me hacía tan despreciable engañarlos así.
-Sé lo que estás pensando… pero tomé un curso antes, ese libro me lo regaló Kari.
-Kari?... quien es Kari?
-La señora de la que te conté. Pues ella sabía hacer todo eso, lo practicaba de joven, su mamá pertenecía a una bandada de gitanos, puedes creerlo?!, así que ella me enseño durante algún tiempo… no soy la mejor, pero trato de hacerlo lo mejor que puedo. Este libro estaba en las pertenencias de ella cuando murió.
-Lo robaste?!
-No!!... Sakura por Dios!
Solté una risa de nuevo mientras Tomoyo parecía algo acalorada.
De pronto recordé a Touya… no podía olvidarme de llamarle o se enfadaría aún más.
-Oye Tomoyo, puedo tomar tu teléfono?
-Por supuesto, sube a la cocina; está a un lado del refrigerador.
-Gracias, ahora bajo.
-Suerte!- escuché que gritó cuando ya estaba subiendo las escaleras… y Dios que la iba a necesitar.
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(Shaoran)
Giré el volante por centésima vez consecutiva… Diantre!! Por que esas calles tenían que ser tan extrañas.
Mi celular sonó justo cuando el semáforo en la esquina de la calle marcó el rojo. Me detuve y rápidamente saqué el aparato, y reconocí el número de inmediato en cuanto lo vi.
-Señor Li?
-Si, soy yo Rika, ehmm tienes la dirección ya?- la respuesta de la chica me llegó muy tenuemente, y de pronto me di cuenta de que había sido bastante directo.
-Es el número 554 de la avenida Kanzaki.
Lo tuve en mi mente y asentí como si ella pudiese verlo. Pero no me podía sacar de la cabeza el timbre de su voz.
-Rika… te encuentras bien?.- pregunté con cautela.
-Eh?... si señor Li, estoy bien.
-Segura?... no quieres tomarte el día?
Y de pronto, cuando el semáforo cambio de nuevo, escuché varios respingos seguidos de gemidos fuertes… verdaderamente fuertes.
-Po-por qu-e no no me d-dejan e-estar así!! Tengo de-derecho a senti-tirme mal!! – los gemidos aumentaron y tuve que separar el teléfono de mi oído, muchas palabras sin sentido flotaron hasta ellos, y luego escuché algo acerca de "hombres iguales", antes de que ella colgara el teléfono.
-Pero que carácter.- susurré viendo el teléfono por unos segundos.- hablaré con ella después…- me preocupé de que en verdad le hubiese sucedido algo muy malo.
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(Sakura)
-DONDE DEMONIOS ESTAS!!
Me separé el teléfono del oído y luego lo coloqué de vuelta, rápidamente, para contestar. Supuse que mi hermano estaba hecho una verdadera furia.
-Touya, estoy bien, en serio.
-NO TE PREGUNTÉ SI ESTABAS BIEN O NO! ESO ME IMPORTA UN COÑO! QUIERO QUE ME DIGAS EN DONDE ESTAS AHORA MISMO!!
-Pero yo…
-NADA!! DIME… AHORA SAKURA!, EN SERIO QUE ESTOY MUY MOLESTO… Y VOY A…
--Silencio--
-Hola Sakura, me alegra escucharte.
Sentí el alivio invadir mi pecho y sonreí suavemente, menos mal que Yukito estaba allí para controlar el genio de mi hermano. Escuché que Touya estaba gritando cosas ininteligibles al otro lado del teléfono, pero yo me concentré en lo que Yukito me decía.
-Te encuentras bien?
-Si Yukito gracias, lamento haberlos preocupado pero es que yo…
-No te apures Sakura, sabemos por que lo hiciste…
-OBTENDRAS TU MERECIDO JOVENCITA!!
-Touya por favor!! No olvides comunicarte con nosotros Sakura, para lo que sea, y cuando desees regresar avísanos.
-De acuerdo, gracias Yukito… debo colgar To… me esperan ya.
-SOLO ESPERO QUE NO ESTES CON UN CHICO, POR QUE LO MATO, LO MATO, LO MA….
Colgué antes de que fuera demasiado tarde y suspiré. Bueno, ya le había avisado y Yukito comprendía… Yukito siempre me ayudaba… debería considerar llevarle algo de comida de Tokio.
Bajé de nuevo las escaleras y entré en la habitación donde Tomoyo seguía esperando.
-Vaya… tu hermano si que grita fuerte.
Me reí levemente y asentí dándole completa razón acerca de eso. Iba a pedirle disculpas por el escándalo, pero justo, sonó su celular.
-Un segundo Sakura. Diga?... Tami!, que pasa? Aja, no sé supongo que está en la bodega… no?... diantre. Estoy segura de que lo dejé allí, ya checaste bien?... Mmm donde está Chiharu? Salió?!... pero si era su turno! No, no, lo siento pero estoy ocupada. Bueno, entonces dile a Yamazaki que te ayude!... a la bebé?!... Dios, pero si solo me voy por unas horas y es un caos, como se les ocurre llevar a la niña al taller!... de acuerdo, si, si, ya!, adiós.
-Que sucede?- Tomoyo se levantó de la silla y se me acercó.
-Ay Sakura que pena!, pero mi socia tiene un problema con las telas. Tengo que ir, pero te prometo que solo serán dos horas a lo mucho… quieres venir?- mi amiga en verdad se veía preocupada así que negué suavemente.
-No te preocupes, está bien si debes ir… no quiero estorbar, y me gustaría terminar de acomodar mis cosas y dormir un rato.
-Estás segura?
-Si, claro, ve.
Tomoyo, se disculpó unas diez veces más y al fin la despedí en la puerta.
Y yo me decidí también a regresar a la parte de arriba… pero justo cuando iba a salir, el libro dorado se calló del escritorio. Mi culpa, lo había dejado demasiado a la orilla.
Cuando lo levanté del suelo, lo puse de nuevo en el escritorio, pero esta vez empecé a hojearlo un poco.
Los raros jeroglíficos que tenía me llamaron mucho la atención y los dibujos extraños no fueron para menos, incluso me divertí un rato, leyendo lo que significaba cada una de las cartas.
-Veamos.- me susurré quedamente.
Tomé el mazo de cartas de encima del escritorio y comencé a verlas una por una, tratando de hacer coincidir el significado del libro con cada una de ellas. Se me hizo algo verdaderamente complicado tratar de explicarme como era posible que la carta del sol fuera un retazo de sombra en la vida del leyente… que raro no?, uno pensaría que fuese al revés.
Todas las cartas tenían colores muy llamativos, y los dibujos parecían sobresalir del papel, como si en realidad las figuras estuvieses apunto de salir del lugar donde reposaban.
Me di cuenta, en cuanto terminé de hacerlas pasar por mis manos, que faltaba una carta. Según el libro eran 52, y yo solo había contado 51. Miré por todos lados, para tratar de encontrar la carta faltante… o tal vez no estaba perdida, tal vez Tomoyo la tenía guardada o algo así.
Me levanté de mi asiento y comencé a caminar por el lugar tratando de encontrar la faltante. De hecho, después de cinco minutos iba a darme por vencida, cuando mi anillo preferido, uno que mi mejor amiga en Tomoeda me había regalado en una feria, calló al suelo después de comenzar a darle vueltas.
Me incliné para poder tomarlo y mi vista se perdió en la parte de debajo de un estante.
-Allí estás!
Me agaché un poco más, hasta quedar casi pegada al suelo, y metí la mano debajo del estante. Tanteé varias veces, pero la carta estaba hasta el fondo. Me estiré un poco más, y al fin la tuve en la mano… pero cuando intenté sacar el brazo…
-Oh diantres… mi brazo!
Me dije que solo era cuestión de maña, por supuesto que no me iba a quedar atorada allí!
Traté de retorcerme levemente hacia atrás, pero de nada sirvió... y yo estaba tan ocupada en tratar de sacar mi brazo de debajo del estante y preocupada por lo que tal vez habitaba allí, que ni siquiera me di cuenta de que habían entrado en la tienda.
-Se encuentra bien?
Solté un grito de sorpresa, cuando me vi asaltada por la voz grave detrás de mi, y giré veloz como un rayo… bueno, o al menos lo más rápido que me permitía mi brazo atorado.
El desconcierto en el rostro con el que me topé, me hizo sonrojar, pero más me hizo sonrojar el hecho de que fuera uno de los hombre más guapos que había visto en toda mi vida… uno de los hombres más guapos que yo había visto, y con el más marcado seño que yo había visto en la vida de igual modo.
Por que me miraba como si fuera un bicho raro!?... yo no me había querido atorar con el maldito estante!!
Los ojos miel siguieron observándome durante unos segundos, pero después ago raro sucedió. La mirada de él descendió y una sonrisa extraña cruzó sus labios.
OH MAL-DI-CION!!
Me di cuenta de que de seguro, en la posición en la que estaba, mi lindo trasero quedaba algo expuesto ante la mirada del desconocido… Dios!! Pero que modales de tipo!!
Carraspeé levemente, para llamar su atención, y él no pareció sentirse avergonzado por lo de antes, lo que hizo que me enfadara…
-Si, sabe? Me encanta quedarme atorada debajo de cualquier mueble que se me cruce en el camino.- el sarcasmo inundó mi voz y gemí cuando el filo del estante se encajó en mi antebrazo.
-Necesita ayuda?
Pero que tipo de pregunta era esa?!
Por supuesto que no me encontraba bien, que estaba ciego o algo así!! Lo que quería decir, que por obvias razones, NECESITABA, ayuda.
Pero de nada serviría molestarme si no podía salir de allí.
-Si no es demasiada molestia.
-Para nada.
Bufé, esperando que el no lo hubiese escuchado, cuando se acercó hasta colocarse a mi lado. Sin saber exactamente que iba a hacer esperé algunos segundos, hasta que mi brazo sintió algo de espacio. Rápidamente lo saqué de debajo y me senté bien en el suelo mientras me sobaba suavemente en el lugar herido. El de ojos miel, había levantado en mueble levemente y había salvado mi brazo.
Me pare segundos después mientras seguía sosteniendo mi brazo.
-Gracias.- y luego caminé hasta el escritorio a unos pasos de mi.
-Toma, se te olvidó esto.
Me volví y tomé la carta que el me alargaba…, tuve que aguantar una carcajada cuando observé el dibujo de la carta… un corazón?
Asentí en señal de agradecimiento y la coloqué en el mazo, con las otras.
-Puedes decirme si la persona que atiende el lugar está aquí?... necesito hablar con ella urgentemente.- pude notar que sus ojos miel se fijaban extrañamente en todas partes del lugar con un dejo de… desagrado?
Estuve apunto de decir que Tomoyo había salido, pero… la curiosidad me picó con fuerza. Y no iba a permitir que mi amiga perdiese un cliente.
-Soy yo.
El rostro de mi interlocutor se asombró aún más. Sin embargo después de un segundo, sus cejas se fruncieron de nuevo.
-No eres muy niña para ser la dependienta del lugar?- el sarcasmo inundo su voz también , pero por alguna razón sentí que algo lo tenía molesto. Sin embargo, el hecho de que me dijera niña me hizo querer propinarle un buen golpe.
-Que necesita?- pregunté molesta.
-En serio que tu eres la que atiende el lugar?... Si?... bien, en ese caso, quiero que me leas la mano.
Me quedé de piedra… y es que yo pensaba que tal vez el solo querría comprar algo extraño en la tienda, pero… Dios… como iba a hacerlo?
-De… de acuerdo, por que no se sienta allí, abuelito?
El de ojos miel me miró largamente, cosa que me hizo sentir tremendamente incómoda, y después se sentó en la silla frente al escritorio, detrás del cual yo me acomodé.
-Bien, entonces… veamos, déme su mano.- dije sin en verdad saber que diantre estaba haciendo.
-No vas a preguntarme mi nombre?... o tal vez ya lo sabes.
Hice gesto de desagrado ante su tono y tomé la mano que el me había alargado ya. Me sentí aún más incómoda al estar tomada de su mano. Un extraño calor me invadió y las mejillas se me colorearon.
-Cual es su nombre?- pregunté tratando de desviar la atención de la anterior sensación.
-Shaoran. Shaoran Li. De seguro has escuchado hablar de mi.- lo miré de nuevo e hice gesto pensativo.
-No… no que yo recuerde. Y le agradecería que me dejase concentrarme ahora.
El tal Shaoran asintió simplemente y yo retuve su mano en las mías.
-Y bien?... que ves?
Me mortifiqué sobremanera, a la vez que me sentía irritada por su comportamiento tan impetuoso. De pronto recordé algo que había visto en una película y traté de darme ánimos.
-Veo… tu línea de la vida.
-No me digas… No… continúa por favor.- agregó después de ver mi gesto de enfado.
-Es… muy larga, pero tiene………… muchas salientes, lo que significa que tendrás problemas con tu familia.
Shaoran frunció de nuevo el seño y yo continué sin darle tiempo de hacer ningún comentario.
-Veo… veo un gran fortuna en tu camino…
-Bueno sáltate eso, ya sé que la tengo.- su egocentrismo me hizo rabiar y le llevé la contraria.
-No me refiero al dinero. Me refiero a una relación… una de las buenas que supongo no ha tenido nunca.
-Supones mal chica adivina. Sigue.
-Veo, tres muchachas.
-Tres?, vaya que bien, al mismo tiempo?- preguntó con mirada lasciva. Yo hice caso omiso a su comentario y proseguí.
-Una pelirroja, una rubia… y una castaña.
Me sobresalté cuando el se soltó con fuerza de mis manos, y tuve que hacerme hacia atrás.
-Pero que?!
-Crees que puedes engañar a todas las personas con eso?!- soltó de pronto y yo me sentí terriblemente confundida ante tal furia.
-De que está hablando!!- exclamé de igual modo, pero quien se creía para venir a hacerme pleito.
-Por qué no mejor te llevo para que veas la atrocidad que cometiste!
La alarma sonó en mi cabeza una y otra vez sin dejarme en paz… Dios… a que se refería con eso?, pero si yo no había hecho nada malo.
-Pero vas a arreglarlo, vas a arreglarlo antes de que sea tarde.- dijo un poco más calmado, pero su mirada seguía siendo la misma.
-pero es que yo…
-No me importa lo que tengas que decirme, tú vas a venir conmigo.
Me volví hacia mi izquierda donde estaba la puerta que daba a las escaleras, tendría que correr y subir rápidamente, para poder llamar a la policía. Pero el no me iba a dejar marcharme tan fácilmente… tenía que pensar en algo y rápido, antes de que algo malo pasara.
-Le juro que no sé de que está hablando.- solté suavemente retrocediendo solo un poco, utilizando aún al escritorio en forma de defensa.
-No me vengas con eso, vas a obtener tu merecido por andar engañando a las personas con esas estupideces!
El miedo me embargó de un modo atroz, ese tipo estaba loco! Volví a mirar la puerta ya no tan lejos de mi, pero esta vez, él captó mi mirada y yo tuve que comenzar a correr antes de lo previsto, hacia la misma.
De nada sirvió, por que cortándome el paso me tomó de la cintura y me alzó sin esfuerzo alguno.
-Suélteme!!, bájeme de una buena vez!- ordené pataleando con fuerza, sin atinarle a nada, hasta después de unos segundos, que conseguí propinarle un golpe en una mejilla.
El de ojos claros soltó un alarido de dolor y me dejó caer al suelo, gracias al cielo me detuve de la puerta de la tienda, y regresé de nuevo hacia la puerta de subida al segundo piso.
-Maldita sea!
Antes de que yo pudiera llegar a la puerta de nuevo, me sentí halada hacia la pared, donde choqué no demasiado fuerte, pero por el grito que solté parecería que el golpe había sido terrible.
-Ah!- gemí yo, la voz se me atoró de camino afuera y tuve que cerrar con fuerza los ojos, cuando él tomo mis dos manos y las colocó contra la pared encima de mi cabeza. – suelta!
-Quieres esperar un momento!?
-No me secuestres por favor!!- mis ojos se abrieron llorosos y él se detuvo ante todo, rápidamente.
-Por el amor de Dios!, no voy a hacerte daño, pero necesito que vengas conmigo… y si no lo haces de buena manera, te tendré que llevar por la fuerza.- sentenció finalmente clavando su mirada en la mía.
Hice un ruido extraño con mi nariz para impedir que las lágrimas salieran de mis ojos.
-Prometes no hacerme daño?
Los ojos de mi interlocutor se entrecerraron y de una vez me soltó alejándose algunos pasos de mí. Mis brazos cayeron inertes a mis costados, pero yo permanecí en el mismo lugar… no podía mover ni un solo músculo.
-Santo cielo.- y suspirando se llevó una mano para tratar de arreglar su desordenado cabello marrón.- en serio necesito de tu ayuda.
Me quedé callada esperando a que me dijera algo más, como qué cosa necesitaría de mi, claro que yo no tenía el menor interés en ayudarle… pero nada.
Mil pensamientos se vinieron como cohetes a mi cabeza… que iba a hacer ahora!?... Dios… Tomoyo se iba a volver loca, tendría que pensar como ponerme en contacto con ella…
Si así era mi primer día en Tokio, no quería imaginarme lo demás que podría pasarme.
Y de pronto recordé lo que la señora Nami me había dicho antes de despedirnos… y ella no podía haber acertado tanto. Nunca había que fiarse de los chicos guapos…
o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.
N/A: Hola!, como les va?, espero que estén bien, bien.
Bueno, chicas aquí les traigo un nuevo fic de mi parte, espero que les haya gustado el chap, y que no esté tan confuso como el primero de preludio jeje.
Bueno, espero buenos y malos comentarios con ansias… si tienen sugerencias me hacen aún más feliz.
Ahora si que pueden aventar los tomates. -
Besos y abrazos
Chisaki –chan. Ciao.
DISCLAIMER: Estos personajes, no son míos, son de CLAMP únicamente.
o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.
IRREVERSIBLEMENTE ENAMORADO
CAPITULO 2
Y la historia comienza… así?
o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.
La vida es como una ruleta… siempre da vueltas,
Y no se sabe nunca donde va a parar.
Anónimo
