Nota: Los personajes no me pertenecen. Solo los tomé prestados para este fanfic que se me ocurrió en un arranque de inspiración. LGTB+ y lemmon en un futuro. Más abajo explico el resto.


Capítulo 1

La cena de despedida en la mansión de los Warner fue más emocional de lo que había imaginado. Los padres estaban orgullosos de ver a sus gemelos con sus certificados de haber culminado las clases particulares que les había enseñado en casa. Yo, aparte de sentirme muy contenta por Louis y Leo, me alegró ver que Sr. y Sra. Warner pudieron darse todo un fin de semana para celebrar el logro de sus hijos que tanto los querían y al mismo tiempo necesitaban.

"Estamos muy agradecidos por las enseñanzas que les brindaste a nuestros hijos, Therese" Sr. Warner se acercó a mí junto con su esposa. Ambos habían regresado de Londres, donde trabajaban al menos un par de meses al año. A pesar de tener una mansión en el mismo centro de Los Ángeles, solo vivían ahí en épocas de fiestas. Tuve que cambiar el fin de año académico de setiembre a diciembre para que pudieran estar presentes. "Realmente hemos notado un avance académico en ellos; estoy seguro en la escuela no hubieran podido lograrlo." Sonrió antes de tomar un sorbo de su escocés. Sra. Warner posó su mano en mi hombro con delicadeza. "Louis me comentó que le gustaría trabajar como ingeniero en la NASA, ¿puedes creerlo?" Preguntó emocionada.

"La agradecida soy yo por darme esta oportunidad, Sr. y Sra. Warner," comencé. Los gemelos conversaban con los pocos primos de su edad que estaban en la pequeña reunión. "Realmente son chicos con una capacidad increíble. Lo que necesitan ahora es apoyo en cumplir sus sueños. Creo que nos han demostrado que quieren llegar lejos," sonreí. Quería hacer algunos comentarios sobre lo mucho que sus hijos necesitaban de ellos. A pesar de estar a un paso de la universidad, Louis y Leo extrañaban a sus padres como si fuesen niños pequeños. Hace cuatro años los conocí y hasta el último día de clases me dijeron que lo que más querían era hacer sentir orgullosos a sus papás. Tuve que contenerme porque recordé a Dannie explicándome que yo no podía involucrarme en las relaciones que mis alumnos tengan con sus padres. Mi trabajo era educar a sus hijos y brindarles apoyo moral si era necesario.

Trabajar como profesora particular significaba enseñar a estudiantes que vivían con los padres ausentes la mayor parte del tiempo. En algunos casos era la madre quien pasaba más tiempo con ellos mientras el padre iba a ganarse los millones suficientes para mantener a su familia de clase alta. Otras veces, como en la familia Warner, ambos padres estaban ausentes y sus hijos vivían de llamadas a larga distancia y niñeras entre otros cuidadores que estaban pendientes de ellos las 24 horas del día todo el año.

A pesar que siempre pasaba, hablar de la ausencia de los padres era tabú en estas familias. La comunicación familiar no era muy ejemplar en lo que había observado.

"¡Profesora Belivet!", Leo vino corriendo hacia mí sujetando su birrete –detalle de los padres junto con la toga– para que no se caiga de su cabeza. Los tres giramos a verlo. "Ya lo decidí." Me dijo mientras frenaba. Vi al fondo a Louis sujetándose la cabeza como si supiera que la declaración de su hermano no será una buena idea frente a sus papás. "Quiero ser productor musical", me dijo emocionado.

Levanté la vista hacia Sr. y Sra. Warner. Ambos estaban sorprendidos y al parecer esperando una reacción de mi parte. Leo, el más tierno y artístico de los gemelos. Mientras Louis se devoraba los libros de ciencia, incluso los que no estaban en el syllabus, Leo se pasaba el tiempo libre grabando cualquier melodía que se le ocurría. Su decisión no me sorprendió para nada, lo que Leo me comentó fue la elección que hizo entre ser cantante o ser productor. Al parecer sus padres no tenían ni idea de su sueño a pesar de que les mandé los resultados del examen vocacional y psicológico que les hacía a los chicos al inicio de cada año.

"Vaya," no estaba segura de cómo responder. Sentía que la mirada de los señores Warner me clavaban la cara. "¿qué te hizo decidir ser productor musical?"

"Bueno," Louis miró nervioso a sus papás, quienes automáticamente relajaron las expresiones e intentaron sonreír, "realmente no creo que mi voz sea la adecuada para una carrera de solista," la señora Warner sujetó el brazo de su esposo con fuerza cuando su hijo volvió a mirarme, "pero eso no impedirá que me aleje de la música. Y creo que mi talento es componer melodías, todo eso." Leo me miró con una emoción controlada por el qué dirán. Me miraba fijamente pero estaba segura que sus palabras iban dirigidas hacia sus padres. Él ya sabía que mi respuesta sería apoyarlo en su meta.

"Creo que harás un estupendo trabajo como productor musical. Y si tú te lo propones, serás el mejor." Le sonreí y miré a los señores Warner, invitándoles a comentar sobre la decisión de Leo.

"Eh, cariño, ¿estás seguro?" la señora Warner preguntó con voz insegura.

Leo asintió y agregó "A principios del año te escribí una canción para dedicártela en tu cumpleaños, madre, pero no pudiste regresar de Beijing para esa fecha y me quede con ganas de enseñarte lo que había hecho...", Leo bajó la mirada. Cuando me enseñó la canción, pedí para que los padres de esos gemelos noten que están perdiendo los mejores años de sus hijos. Estaban a un paso de comenzar sus propias vidas y la distancia entre ellos iba a hacerse más grande.

La señora Warner se soltó del brazo de su esposo y con lágrimas en los ojos agarró el rostro de su hijo. "Hoy es el día en el que me enseñas esa canción y la bailamos juntos, ¿vale?"

Mr. Warner y yo la miramos con sorpresa. Él más sorprendido que yo, mostró una sonrisa honesta.

Tuve que irme antes de que la fiesta acabe. Era mi última noche en Los Ángeles luego de 4 años e iba a regresar a Nueva York.

No podía decir que tenía una residencia específica. Vivía de rentas temporales y lo que gastaría en un hogar, lo ahorraba sabe Dios para qué pero para algo me serviría.

Con 29 años ya había trabajado como profesora de clases particulares en cinco familias de distintos lugares: Carolina del Sur, Ohio y California. Pese a haber nacido en Nueva York, me considero una de las pocas neoyorquinas que pueden alejarse de la gran ciudad por mucho tiempo. Sabía que, vaya a donde vaya, Nueva York siempre estará ahí cuando quiera regresar.

La agencia donde me contactaban con las familias que buscaban ayuda académica para sus hijos, era manejada por Dannie, un ex profesor de Columbia que a raíz de un accidente automovilístico no pudo caminar más y decidió crear su agencia de profesores particulares. A pesar que él es el jefe y dueño, la relación que tenemos es de muy buenos amigos. Nunca me he sentido menos que él, al contrario, estaba agradecida con su ayuda y consejos tanto laborales como para mi vida personal.

Luego de dejar mis pocas pertenencias en un hotel de la avenida Madison, fui a la oficina postal para recoger todo el correo que había almacenado en los últimos meses. Siempre cambiaba mi dirección postal medio año antes de regresar a Nueva York. Ahora que todas mis pertenencias estaban en el almacén que alquilo la ciudad, iba a darme unas pequeñas vacaciones a Italia. Solo por una semana, de paso que visitaba a una amiga.

Antes de eso, había quedado en reunirme con Dannie. Me había comentado que tenía un par de familias que buscaban a una profesora y se habían interesado en mi perfil. No me dijo más, ni siquiera si iba a trabajar con ambas familias al mismo tiempo, algo que ya había hecho en Ohio y me fue muy bien.

Utilizar el subterráneo fue como volver a manejar bicicleta luego de mucho tiempo. Tuve que preguntar a un par de policías antes de perderme. Había una nueva segunda línea que yo aún no conocía y al parecer no iba a alcanzarme el tiempo para conocerla totalmente.

Saludé a Sabrina, secretaria de Dannie. Me dijo que estaba esperándome y entré a la oficina con vista a la zona norte de Central Park.

"Mi querida Therese, qué gusto verte," Dannie se movilizó con su moderna silla automática a abrazarme. Le devolví el abrazo con alegría.

"Te he extrañado, Dan," le dije sentándome frente a él. "¿Cómo has estado?"

Mi amigo se veía contento. Hace un mes hicimos video llamada e intentamos ponernos al día pero decidimos postergarlo hasta nuestro reencuentro. Los correos que nos enviamos casi semanalmente eran exclusivamente laborales.

"No me quejo, sinceramente. Alicia te manda saludos. Hazme saber si tienes un domingo para invitarme a cenar," regresó a su lugar.

"Creo que podré antes de irme a Italia..." le dije calculando mis días. Me miró con algo de sospecha.

"¿Otra vez a Italia? El verano pasado me dijiste que no ibas a regresar. Al menos por un buen tiempo," se echó para atrás.

Me sonrojé. Él sabía muy bien lo que pasó en Italia el verano de hace 2 años.

En el mes de vacaciones que siempre había en cada año escolar, decidí visitar a mi enamorada de ese entonces. Habíamos estado por más de un año e incluso intentamos convivir en Ohio pero a ella no le resultó y encontró una oportunidad de trabajo imperdible en Roma. La decisión de continuar con lo nuestro fue lo más difícil que me había pasado en cuanto a relaciones amorosas, y cuando ella se mudó, quedé en visitarla esas 4 semanas de vacaciones.

Fue un desastre. El haber estado unos meses separadas nos terminó costando caro. Pese a la tecnología y el supuesto amor que había entre nosotras, nuestra relación no pudo para más. Ella conoció a... un hombre. Un croata que residía en Italia desde hace años. Se conocieron en el trabajo.

Cuando aún estaba en Los Ángeles, me llamó para comentarme que había terminado con su enamorado y que se sentía más sola que nunca, que me necesitaba como amiga y como la persona que más ha querido. Tal vez no debería creerle. Cuando le conté a Dannie lo que pasó me dijo que me aleje de ella, que al parecer era una mujer que le gustaba salirse con la suya. Pero él no la conocía como yo...

"Lo sé, lo sé," intenté no sonar como una arrastrada, "es solo que hace poco volvimos a conversar y aproveché que estoy de vacaciones para visitarla. Te prometo que no volveremos a ser pareja; no tengo apuro en estar en una relación."

Dannie sacudió la cabeza.

"Tú sabes lo que haces, Therese. Esa mujer nunca me gustó para ti," soltó un suspiro, "Alicia tiene una sobrina más o menos de tu edad..."

"Dannie, para." Lo detuve. "Nada de relaciones amorosas por ahora." Levanté las manos y sonreí algo incómoda.

"Bueno, bueno. Sea lo que sea, no gastes tu tiempo con esa mujer, por favor." Me pidió preocupado. Sonreí. Dannie me hacía recordar a mi papá. Lamentablemente Sr. Belivet falleció cuando yo tenía 15 años. Nunca tuve una relación tan cercana con él como la que tengo ahora con Dannie. Era un buen padre y excelente esposo, pero me hubiera gustado conocerlo como mi mejor amigo.

"No lo haré. Hay mejores cosas que hacer en Roma," sonreí para volver a conversar de otros temas.

Dannie me comentó de Pablo, su labrador que había cumplido ya 12 años. Me enseñó fotos de su fiesta donde sus hijos habían regresado de distintos estados para celebrar el cumpleaños del can. Me alegró ver que Alicia estaba bien. Le confirmé que el domingo anterior a mi viaje estaría contenta de visitarlos para una cena. Prometí llevar el mejor vino italiano que encuentre. Le conté sobre los gemelos Warner. Él ya sabía de ellos, fue Dannie quien me contactó con la familia hace ya 4 años. Le enseñé algunas fotos y le comenté los regalos que me dieron por navidad.

"Bueno, hablemos de trabajo." Dannie prendió su computadora y comenzó a buscar algo. Saqué mi agenda y un lapicero de mi pequeño bolso. "Hay dos familias que están buscando con urgencia a alguien como tú", me hablaba con la mirada en la pantalla, "para ser sincero, creo que solo la segunda familia te necesita urgentemente. La primera familia es la familia Brownstein de Pensilvania. Son dos niñas, 6mo y 8vo grado. Los papás decidieron mudarse a Honululu y toda su vida han trabajado con profesores particulares…", Dannie levantó la mirada.

"¿Quieres que vaya a Hawái?", pregunté creyendo que era una broma. Hasta ahora había trabajado en cuatro estados, contando Nueva York, y realmente no tenía pensado salir de Norteamérica para vivir tan lejos y en una isla como Hawái.

"La paga es realmente buena, más de lo que te imaginas. Los Brownstein son conscientes de que la mudanza será dura pero les encantó tu trabajo e incluso conversaron con los Karlsen para tener una referencia," mientras Dannie me explicaba todo esto yo sacudía la cabeza.

"No, Dannie, lo siento. Estoy contenta que los Karlsen hayan hablado bien de mí pero Honolulu es demasiado", me disculpé. Mudarme Los Ángeles me pareció casi como vivir en otro país. La cultura es tan distinta a la del Este que a veces me sentía una extranjera. Irme a Hawái sería un cambio más drástico. "Desde ya creo que acepto a la segunda familia." Sonreí.

"Está bien. Me contactó la agente de la actriz Carol Aird", Dannie sonrió. Le gustaba trabajar con familias adineradas y especialmente si eran reconocidas en la industria del cine y entretenimiento. Cuando trabajé en Carolina del Sur, fue para enseñarle Historia y Lenguaje al último hijo de un famoso director. Luego de los 7 meses que duró el rodaje, terminamos el año académico en Manhattan, donde tenían un pent-house. George, quien fue mi alumno, me dijo que yo era la mejor profesora particular que había tenido. Incluyendo a los profesores que le enseñaron a sus hermanos. Hasta ahora me mandaba saludos por mi cumpleaños y de paso me comentaba cómo le iba en Yale.

"Espera", dije cuando reaccioné, "¿dijiste Carol Aird?", mis ojos se abrieron como platos. Yo era muy fanática de su trabajo y realmente disfrutaba de su actuación. Había ganado 2 premios de la Academia –debieron ser más– y era reconocida a nivel mundial. ¡Carol Aird! ¿Tenía hijos? ¿Cómo llegué a estar a una persona de distancia de ella?

"Así es, mi estimada." Dannie sonreía con orgullo. "Su agente me preguntó sobre la mejor profesora que tenía en mi lista y solo pensé en ti", mi amigo-jefe continuaba hablando y yo seguía sin creerlo. "Me pidió absolutamente todos los números de las familias con las que trabajaste antes. Todos comentaron de tu trabajo impecable y el buen trabajo que hiciste con sus niños." Mi piel se había erizado. Sabía que debía mantener la postura ante una propuesta de trabajo con alguien conocido. Muchas veces nos piden discreción con lo que vemos o escuchamos dentro de las familias adineradas que nos contratan. A una compañera mía le hicieron firmar un acta donde aceptaba no almacenar información personal (números de teléfonos, redes sociales, fechas de nacimiento) de los 3 alumnos que estaba enseñando. Tal vez en esta familia era así y mi libertad como profesora iba a verse limitada, pero conocer a Carol Aird sería un sueño; ser profesora de sus hijos sería un honor.

"¿Cuándo empiezo?", pregunté antes que Dannie acabe. ¿Por qué siquiera consideró esta opción como la segunda? ¡Podía empezar ahora mismo si quisieran!

"Si aceptas, sería dentro de 5 semanas. Me comentaron que ella y su familia estarán viviendo en Manhattan durante medio año. Al parecer ella protagonizará una obra en Broadway durante ese tiempo. Su esposo la dirige." Cada palabra que Dannie decía solo me convencía en aceptar ese trabajo, que de más está decir que era perfecto. Una de mis actrices favoritas, enseñar y en Nueva York. Lo haría incluso gratis.

"Pasaré fiestas en Italia…", comencé a sacar cuentas del tiempo. Necesitaría al menos un par de semanas para preparar las clases dependiendo de las edades de los chicos. Estaré ajustada con los días pero me aseguré de poder hacerlo. "¿Cuántos años tienen los niños?", pregunté.

"Tienen 3 hijos. Todos varones de 16, 13 y 11 años. Hicieron los primeros años de escuela en Nueva Jersey pero los papás han decidido viajar con sus hijos a todos lados y darles clases en hoteles." Perfecto, Louis y Leo habían sido mis alumnos desde los 12 años y el syllabus que utilizaría será el mismo, claro, con los requerimientos que los padres me den.

Estaba segura de esta oportunidad.

"¿Dónde firmo?", pregunté cerrando mi agenda.


Bueeeno, el primer fic que subo luego de miles de años (por vergüenza ni quiero ver cuándo fue la última vez que actualicé). Ha sido tan repentino que ni siquiera he podido leerlo más de dos veces antes de publicarlo, así que si ven alguna falla ortográfica, perdón.

Este es también mi primer fanfic que no está relacionado con Twilight, si han visto es sobre Carol, la película, o sea, los nombres de los personajes son del libro Price of Salt de Patricia Highsmith en un mundo re alternativo (similar al de la vida real, lol). ¿Es necesario decir que es un fanfic sobre una relación lésbica? Espero que no si han visto la película y/o leído con atención. Aparte no es mi primer escrito donde escribo sobre relaciones LGTB+. No sé si esto se considera spoiler pero ya se han dado una idea en cómo va a acabar esto, creo :D

Estoy actualizando un par de fanfics que he dejado incompletos pero pido mucha paciencia porque estoy escribiendo para desestresarme del millón de cosas que me han pasado este año.

¡Háganme saber qué piensan! Prometo pronta actualización mientras dura la inspiración…