Hola a todos ^^ Tenía muchísimo sin escribir un fanfic (Sin contar Oneshots que no he publicado).

Creo que estoy un poco empolvada en esto, a ver qué tal me sale. La historia es basada en la película Pacific Rim; la cual realmente me dejó traumada. La historia está dividida en dos partes: La primera parte, donde quizá no aparecerá ningún conocido de la película (puros personajes originales), y la segunda parte, donde sí aparecen todos. Básicamente, trata de lo mismo que la película, refiriéndome a las peleas Jaeger vs Kaiju, pero cambié muchos acontecimientos.

Espero que no los aburra durante la primera parte xD Y menos con este capítulo, es pura introducción, a partir del segundo capítulo ya habrá más "acción", quiero pensar. xD

De ante mano, gracias a quienes se toman la molestia de darse una vuelta por aquí :3

Disclaimer: Temática y varios de los personajes pertenecen al universo de Pacific Rim. Podría contener spoilers de la película.

Warning: Angst, Hurt/Comfort, mal lenguaje, tragedy.

Rating: T.

Por último, pero no menos importante, quisiera agradecer a mis amigos que me ayudaron con los nombres de los personajes, recordándome que debía ir a comer o ir a dormir, algunos ayudándome con el diseño de personajes, y dándome ánimos para poder hacer otra historia y poder publicarla xD Hacía años que sólo escribía sin mostrar los fanfics a nadie más D:

Por ahí van a leer que dice algo sobre unas imágenes. El archivo del capítulo se me borró, así que sólo ignoren eso xD He borrado los links de las imágenes porque ya estaban muertos. Pero si les interesa, pueden mandarme un mensaje y se las paso, haha.

Glosario: Mecha; para quienes no sepan, es un vehículo de gran tamaño controlado por uno o más pilotos, que posee partes móviles tales como brazos o piernas. La diferencia entre un mecha y un robot consiste en que el mecha es controlado por un piloto, mientras que un robot se mueve por cuenta propia.


Capítulo 1

Sábado 10 de Agosto del 2013, 10:02am

En todos los noticieros de México se hablaba de un suceso de los Estados Unidos, precisamente de San Francisco; se comentaba de un monstruo gigante que atacaba dicha ciudad, presentando videos transmitidos en algunos noticieros estadounidenses. Eran imágenes terribles de presenciar para cualquier persona, una cosa enorme y pesada, como esas que sólo se pueden ver en las películas; destrozaba el puente, las personas eran como hormigas para él, no representaban nada, aquello sólo venía a destruir, a matar. Se dirigió a la ciudad, destruyendo edificios, casas, aplastando automóviles y quien sabe a cuantas personas se haya llevado a su paso. La armada y la fuerza aérea no tardaron en llegar, abrieron fuego en cuanto estuvieron lo suficientemente cerca, pero no parecía causarle ni cosquillas. Personas huyendo despavoridamente, sin tener un lugar seguro en el cual resguardarse, el miedo, el horror, el infierno. El sonido de las aeronaves, de las explosiones, el ruido de los tanques, las casas cayéndose a pedazos, las alarmas de los automóviles, los gritos de terror de las personas cercanas, las pisadas y el grito de la criatura, el llanto de algunas personas, los disparos… era un caos. Cualquier objeto que estuviera cerca de aquel monstruo era destruido, los aviones explotaban, los tanques eran pisoteados y los edificios caían. Dios, no, debe ser una pesadilla… Nadie sabía qué era aquello, pero si sabían a qué venía y qué debían hacer, aun así, no era suficiente; nadie esperaba combatir con una especie de Godzilla en la vida real, incluso Godzilla se veía pequeño a comparación de aquello.

No fue sino hasta 6 días después que esa criatura cayó, después de 3 misiles nucleares. Todos teníamos miedo de que volviera a suceder lo mismo, quizá ahora en otro país, quizá más fuerte y grande… El sentimiento de impotencia, no poder hacer nada, no tener a donde correr ni esconderse, sólo quedaba creer en algo que nadie había visto, tener esa esperanza de que alguien o algo podría ayudarnos, destruir a esos engendros y volver a tener una vida normal.

Luego de casi 6 meses, aquel acontecimiento estuvo por convertirse un recuerdo triste para quienes sus seres queridos cayeron ante el poder de destrucción del monstruo y una pesadilla para los demás. Vivíamos con el recuerdo, retomando el ritmo del día a día, hasta que otra criatura apareció. Aquellas emociones que habían quedado en el pasado y permanecían en el fondo salieron a flote, recordándonos que no había sido sólo una pesadilla, que esto era el nuevo mundo, que debíamos vivir con ello cuanto pudiéramos.

Para junio del 2014 el tercer ataque se hizo presente, esta vez en Cabo San Lucas, México. Cuando creías que sentías terror e impotencia por ver lo que sucedía en la televisión, no es sino hasta que sucede en tu país, cerca de ti, cuando realmente te das cuenta de que no podrás vivir con el miedo por mucho más tiempo, de que no hay algo que puedas hacer, no tenemos la fuerza, no tenemos los medios para combatir a esas criaturas… somos vulnerables. Uno de los problemas principales era que no sabíamos cuándo ni dónde sería el siguiente ataque, no había manera de prepararnos, y poco a poco comenzaban a aparecer con más frecuencia. Por suerte, con cada nuevo ataque tardaban menos en derrotar al monstruo, pero aun así, el número de muertos era para espantarse. Para septiembre se rumoraba que los presidentes de todos los países planeaban hacer algo al respecto, unir sus fuerzas y combatir a estas amenazas. Fue en noviembre cuando se confirmó dicha sospecha: Se hablaba de un proyecto con el nombre de "Jaeger", consistía en crear robots de igual tamaño para combatirlos. Era un plan de fantasía siendo traído a la realidad. Pero ya no podías dudar de algo como eso viendo a aquellas cosas gigantes destruyendo ciudades enteras. Aunque el proyecto era buena sugerencia y todos hacían lo que podían en el menor tiempo posible, las bestias no dejaban de aparecer, cada vez más seguido. El fin del mundo, decían muchos. El horror era tanto que muchas personas llegaron a suicidarse, pensando que nada detendría a las criaturas. Yo lo pensé muchas veces, sería una manera sencilla de escapar de ellos, pero… esa decisión afectaría a las personas allegadas a mí, y no podía hacerles eso después del amor y la ayuda que me han brindado para poder tener la vida que llevo.

Vivía en un orfanato hasta los 3 años, cuando una amable señora me adoptó. Ella no tenía esposo, vivía sola en una casa grande y bonita. Siempre me consentía, nunca llegué a preguntarle por qué no tuvo hijos, quizá era un tema del cual ella no quisiera hablar. Al tiempo me encariñé mucho con ella, llegué a quererla y a apreciar todo lo que hizo por mí. Pero después se enfermó, comenzó con un dolor en las piernas, no podía caminar largas distancias, se cansaba con facilidad, hasta que llegó a un punto en que debía estar en silla de ruedas, ya no podía caminar, no podía moverse libremente. Yo debía cuidar de ella, no podía abandonarla.

–¿En qué piensas? – Una voz suave y curiosa me habló a un costado. Era Héctor, mi mejor amigo de hace ya algunos años, él era mi confidente, cualquier problema, cualquier alegría, cualquier inquietud, él era el primero en enterarse, siempre me estaba apoyando y se preocupaba por mí. –Si sigues con la idea de sucumbir al suicidio no dudaré en aclararte la mente con un golpe– Sonrió de oreja a oreja mientras entrecerraba sus ojos y seguíamos caminando rumbo a mi casa.

Yo le devolví la sonrisa. –Sí, pensaba en ello… ¡pero no para llevarlo a cabo! Ya habíamos quedado que eso sería cosa del pasado y no cruzaría por mi mente como una posible opción– Ambos quitamos la sonrisa y sólo mirábamos hacia enfrente. –Me preocupa mi madre, ¿sabes? Sigue igual, o peor, y si un "Kaiju" viniera no podríamos escapar… Me siento impotente.

Él rodeó mi cuello con su brazo izquierdo. –No creo que debas pensar en cosas como esas– Su voz sonaba tranquilizadora, pero tenían un atisbo de preocupación, porque él sabía que era una situación posible. –Debemos tener esperanzas en el proyecto Jaeger, es prometedor, ¿no lo crees? Ver a un robot enorme pateándole el trasero a un Kaiju y destrozándolo, ¡pagaría por ver eso!

Su comentario me hizo reír, su fanatismo por los "mechas" era adorable, parecía un niño pequeño hablando sobre alguna caricatura que había visto en la tele. –Pero… aun no han mostrado más señales, sólo dijeron que llevarían ese proyecto a cabo… ¿Cuánto más tardará? ¿Cuántas ciudades más deberán ser destrozadas?

Me interrumpió diciendo: –¡Shhh! Deja esa negatividad para después. En serio le veo futuro al proyecto, dale una oportunidad. No es como si metieras todo el material en una máquina gigante y ya se construyera un robot, además, necesitan ser probados antes de lanzarlos a la batalla. Pero vamos, repite después de mi "Los Jaegers le patearán el trasero a los Kaijus"

La situación ya era bastante mala como para tomarla tan en serio, quizá lo mejor sería creer en ese proyecto, poner las esperanzas en algo real, algo que se estaba realizando y que quizá en poco tiempo estaría en funcionamiento. –Está bien, está bien, creeré en tu prometedor proyecto Jaeger– Hice una pequeña pausa para cruzar mi mirada con la suya y sonreírle cálidamente. –Gracias… por mantener vivas mis esperanzas en esta pesadilla. En serio, gracias.

Él volteó hacia otro lado y rió en voz alta. –No hay de qué.

Una vez que llegamos a mi casa, él se despidió y se fue. Yo fui hasta la habitación de mi madre, donde estaba su hermana, una señora unos pocos años más joven que ella, me ayudaba a cuidarla. Vivir con la preocupación de que en cualquier momento podría aparecer un Kaiju y que mi madre fuera a morir y quedara sola… era insoportable.

Pasó navidad y año nuevo, para mediados de febrero hubo noticias sobre el proyecto Jaeger, estaba en etapa prototipo, mostraron los resultados y se le dio el visto bueno para continuar con la creación de los nuevos guerreros. Las personas comenzaron a hablar sobre los Jaegers, sobre lo bueno que serían contra los Kaijus, sin siquiera haberlos visto pelear realmente. No sabía si era pesimista o realista, es sólo que no me gusta tener altas expectativas, porque podría verlas caer… junto conmigo.

–¡¿No te emocionaste cuando viste a ese Jaeger moverse?! – Era imposible para él ocultar su entusiasmo después de que la primera parte de su sueño se había realizado: la construcción y buen funcionamiento de un Jaeger. –Si tan sólo pudiera subirme a uno y poder pilotarlo, moriría feliz.

–¿Aunque fuera por culpa de un Kaiju? – Mi pesimismo hablaba de nuevo. Él volteo a verme ligeramente molesto, lo sabía por esa mueca chueca que hacía con sus labios; era su manera de controlar el enojo, él odiaba ponerse de malas.

–¿Morir por culpa de un Kaiju? Mira, si yo estuviera dentro de esas maravillas no tendría por qué temer. De hecho, esas bestias me temerían a mí…– Cuando creía que se vendría un discurso sobre Kaijus y Jaegers, él bajó un poco la mirada y su cabello le tapó los ojos. De nuevo hizo esa mueca. –Pero… eso suena demasiado bueno para ser real… Sólo los soldados son quienes tienen permitido pilotar un Jaeger…– Levantó la mirada y se acomodó el cabello por detrás de las orejas, aunque se le devolvió hacia enfrente pero sin taparle la cara. –Es por eso que me uniré a la armada– Sonrió mostrando los dientes, y tenía un brillo en los ojos. Estaba decidido, él haría hasta lo imposible por subirse a uno.

Era bueno tener estos momentos de tranquilidad, como si nada sucediera. El mundo se venía abajo mientras nosotros reíamos y tratábamos de vivir tranquilamente cuanto pudiéramos, de nada serviría preocuparse. Si el problema tiene solución, no hay por qué preocuparse, y si no la tiene, menos. Fácil decirlo, difícil asumirlo. –Pero mientras eso ocurre, sigamos con nuestras clases de Karate. Así al menos te mantendrás en forma– Le saqué la lengua. La verdad es que la idea de que alguien tan cercano a mí se una a la armada y quiera combatir contra los Kaijus… no me agradaba, era demasiado peligroso.

Tomábamos clases de Karate en el gimnasio de nuestra escuela, a ambos nos gustaba porque era una manera de mantenernos en forma y aprender a defendernos, además de distraernos. Teníamos poco más de dos años practicándolo, de vez en cuando peleábamos, pero a veces él ganaba, otras yo, estábamos muy parejos.

Para octubre, desgraciadamente, mi madre había muerto. Había sido duro desprenderme de ella, pero poniéndome en su lugar, creo que estaba bien. Ahora estaba libre de las amenazas de los Kaijus, de toda esta guerra caótica, podía descansar. Pero ahora estaba sola de nuevo, si bien ya tenía los 18 años y podía vivir sola, no era algo que me agradara. Quizá, si no fuera por Héctor, ya me habría quitado la vida. Era increíble cómo podía tranquilizarme y hacerme sentir mejor con su presencia. Sentía que los días pasaban demasiado deprisa, cuando menos lo pensé ya estábamos en diciembre y el primer Jaeger había salido a librar su primera batalla. Los resultados fueron mejores de lo que esperaba, simplemente superó mis expectativas, fue asombroso como acabó con el Kaiju en 15 minutos; ahora podía decirlo con certeza: Los Jaegers son impresionantes y están listos para hacer caer a los Kaijus. Tal vez fui demasiado pesimista en el pasado, pero no podían culparme, después de haber visto como la armada no podía mantener a raya a las bestias.

Alguien había tocado el timbre de mi casa, me puse un suéter delgado color morado, me arreglé un poco el cabello y abrí la puerta: Era Héctor. Con una expresión tranquila y alegre, siempre sonriendo. –Lo has visto, ¿verdad? – Me decía mientras lo invitaba a pasar al interior.

–Sí, lo he visto– Tomamos asiento en la sala, en unos sillones color chocolate que estaban frente al televisor el cual aun seguía prendido pero con el volumen bajo. –Fue asombroso– Admití con una sonrisa.

Él la correspondió y sus piernas comenzaron a moverse un poco ansiosas por la emoción. –Fue mejor de lo que creí, en 15 minutos lo hizo morder el polvo– Pasó sus manos por su cabello mientras tenía una sonrisa un poco temblorosa.

En el televisor aparecieron imágenes sobre el nuevo Jaeger, Héctor tomó el control y le subió al volumen. Verlo con los ojos bien abiertos y emocionado como un niño pequeño, con esa sonrisa involuntaria, sus manos hechas puños y apretando con un poco de fuerza era gracioso pero también era algo bueno para apreciar.

Vi como cambió su mirada entusiasmada por una más seria, su sonrisa disminuyó, pero no desapareció. Voltee a ver hacia la tele, estaban dando una noticia, no era sobre el Jaeger que había aparecido. En realidad hablaba sobre una academia que estaba por abrirse, una academia para pilotos Jaeger, cualquiera podría inscribirse, pero debían pasar una prueba de selección y sólo quienes tuvieran el mayor puntaje podrían entrar.

A continuación– Decía la reportera. –El Dr. Jasper Schoenfeld nos dará más detalles al respecto.

La cámara enfocó a un hombre de cabello negro y piel blanca, comenzó a hablar en inglés, pero abajo aparecían los subtítulos. –Es importante mencionar que para poder manejar a un Jaeger se necesitan a dos personas, quienes se conectan por medio del enlace neuronal con el robot. Estas dos personas tendrán que conectarse a la perfección, funciona mejor si son personas muy cercanas a las que se les tenga confianza. Ya que, de no ser así, el enlace no podrá realizarse satisfactoriamente y no podrán pilotar al Jaeger– Voltee a ver a Héctor y vi que su sonría se había curveado más. –La prueba de ingreso consiste en hacer un enlace neuronal con otra persona, si la conexión de ambos tiene un porcentaje alto, serán aceptados en la academia. Lo que buscamos es que ya estén formadas las parejas para no tener que ponerlos con alguien desconocido. En la academia se les enseñará la teoría de lo que conlleva el manejo de un Jaeger, hasta las partes de uno, tendrán ejercicios mentales y físicos, y claro, pruebas en el simulador.

La reportera le dio las gracias al Doctor y dijo que en cuanto tuvieran las fechas y los lugares para dichas pruebas nos las harían saber. La noticia no podía haber hecho más feliz a mi compañero. –¡Ya oíste! ¡Harán pruebas! Los Jaegers no serán manejaron sólo por soldados, ¡tendremos la oportunidad de subir a uno! – Sólo le faltaba brincar de alegría, aunque por su tono de voz tan alto y jovial diría que los saltos no eran necesarios para demostrar cuán emocionado lo habían dejado. –¡Tenemos que hacer esa prueba! ¡La aprobaremos, estoy seguro, nos irá bien con esa conexión de mentes!

La idea de que la noticia lo hiciera feliz y le diera esperanzas de pilotar un Jaeger era excelente, pero la idea de arrastrarme con él e ir a esa academia… No lo sé, no estaba en mis planes subirme a uno. No me agradaba la idea de tener a un Kaiju tan de cerca. Aunque las probabilidades de que logremos llegar hasta eso son remotas. –Pero… ni siquiera lo has comentado con tus padres, no creo que vayan a dejarte ir así como así. Además, no sabes las fechas ni el lugar, quizá no sea cerca de aquí– Él sabía que tenía razón, aunque habría mucha gente lo demasiado loca como para querer subirse a un Jaeger, así que seguro harían pruebas en muchas partes del mundo, sobre todo en los países cercanos al Océano Pacífico, pues era donde más Kaijus aparecían.

–¡Oh, vamos! ¿Me vas a decir que no? Ser pilotos de un Jaeger es una manera de salvarnos y salvar a los demás, ¿sabes cuántas personas te agradecerían por haber matado a un Kaiju que pudo haberlos matado a ellos? Si realmente quieres librarte de esos Kaijus, es hora de hacer algo. Y desear que desaparezcan no sirve de mucho.

Él tenía razón. Todo este tiempo sólo estuve deseando que aquellos monstruos se fueran, traté de ignorarlos y vivir mi vida, pero hay cosas que no puedes hacer a un lado, hay cosas con las cuales debes enfrentarse si quieres vivir. No hay nada garantizado, pero quien no arriesga no gana. Si quiero tranquilidad, debo luchar por ella… De todas maneras, ya no tengo nada que perder.

–Lo pensaré– Respondí y él no insistió más, sólo me miró jovialmente y me abrazó.

Al cabo de unos días se mencionaron distintas fechas y lugares, mayormente en países como Estados Unidos, México, Perú, Rusia, Japón, Australia, China y Corea. Las pruebas más cercanas serían en Guadalajara, Jalisco. Al morir mi madre me dejó dinero, que si bien no era una millonada, podía vivir cómodamente unos años si me organizaba bien. La llamada de mi amigo no se hizo esperar; decidí acompañarlo, con la idea de que las probabilidades de calificar eran pocas y regresaríamos pronto.

El lugar estaba repleto de gente, muchas personas querían intentarlo y todos llevaban parejas. Había personas mayores a nosotros, que se veían más serios e involucrados en esto, por nuestra parte sólo éramos un adolescente que quizá estaba loco por el deseo de subirse a un "mecha" y golpear Kaijus y una adolescente que se veía arrastrada a algo que no le agradaba. Tuvimos que esperar por horas en la intemperie, con los vientos fríos de invierno; no sólo me había comenzado a cansar de estar parada, sino que sentía que mis huesos se helaban y me castañeaban los dientes, solía moverme un poco, caminar unos cuantos pasos y regresar, estirar mis manos para no congelarme. Cuando nos tocó pasar y dar nuestros datos nos pasaron a un cuarto dividido en dos por una cortina color azul, la habitación era completamente blanca y el piso gris, había dos sillas y varias máquinas, al fondo de la habitación había una pantalla de gran tamaño, si bien no era la suite de algún hotel, al menos estaba mucho menos frío que afuera. A ambos nos pidieron quitarnos la camiseta y, en mi caso, quedarme con el sostén. Al decirnos esto no pude evitar lanzarle una mirada fulminadora a mi compañero; si de por sí, yo ni siquiera quería venir. Al hacerlo nos sentamos en una especie de una silla inclinada hacia atrás, comenzaron a conectarnos unos aparatos en el pecho y la cabeza. Nos dieron unas indicaciones sobre no movernos y una vez iniciado el enlace hacer caso omiso de las imágenes que se presentarían en nuestra cabeza. Si bien el hecho de no tener blusa puesta me hacía sentirme nerviosa, eso sin contar tanto aparato encima, ahora enterarme de que él vería mis recuerdos más nítidos y yo vería los de él. Era como una invasión a la privacidad; quien dijera que sólo en nuestra mente estábamos seguros de pensar lo que quisiéramos sin que nadie lo supiese, seguro que no sabía hasta dónde podría llegar la tecnología.

En cuestión de minutos iniciaron el enlace y fue la cosa más extraña que me haya sucedido. Fue como ver una película en calidad media. Los recuerdos no se ven como solemos ver, sino más bien como cuando soñamos, que se ven un poco opacos. Vi recuerdos de él y míos, casi de manera simultánea y a gran velocidad; y sin estar físicamente juntos, lo sentí, él estaba en mí y yo en él. Éramos como una sola persona, una mente, sabía lo que él pensaba y él sabía lo que yo pensaba. Algo extraordinario y difícil de explicar; el efecto hizo que mi piel se enchinara. No supe cuánto tiempo pasó, pero al abrir los ojos ahí estaba, sentada todavía; tal vez no pasó mucho tiempo, pues ellos no parecieron estar preocupados o algo así, tomaban datos y veían la pantalla. Una muchacha de cabello rubio se me acercó y me quitó los cables de encima, me puse la blusa de nuevo y salimos; nos dijeron que si quedábamos seleccionados nos llamarían a ambos. Nos alejamos un poco de aquella multitud, ninguno dijo nada, ni siquiera volteamos a vernos, llegamos a un parque y tomamos asiento en unas bancas. Él soltó un suspiro y entonces me miró, como si me comprendiera completamente, como si supiera cómo me siento, como si estuviera leyendo mi mente, y eso me abrumó. No me sentía segura ni en mis propios pensamientos, y algo me decía que ya no eran sólo míos, sino nuestros. Yo sabía cómo era que él pensaba, por sus expresiones corporales podría adivinar cómo se siente.

Sonrió. –Lo sé, fue extraño… yo también creo que podría descifrar lo que piensas justo en este momento– Y lo hizo. Esto del enlace neuronal era más fuerte de lo que imaginé; en realidad creía que se basarían en la compatibilidad entre nosotros, o nuestros conocimientos, no lo sé, pero no esperaba algo como esto.

–Entonces– Volvió a hablar y me sacó de mis pensamientos, la sonrisa que mostró no fue como la de siempre, esta fue algo… pícara. –Te parezco lindo– No fue una pregunta, fue una afirmación.

Tierra, trágame, pensé. Me sonrojé y desvié mi mirada hacia otro lado. Realmente no tenía ganas de hablar sobre eso. Han invadido mi privacidad hasta límites inimaginables.

Abordamos un autobús para regresar a nuestra ciudad.


Eso ha sido todo por hoy, muchas gracias por leerlo ^^ Como ya entraré a clases, no creo poder subir capítulo a diario, si todo sale bien, podría subir dos por semana. u_u)

En todo caso, el plan era un capítulo por semana xD Para que me dieran tiempo de avanzar también con los dibujos y mis actividades del diario.

Si les gustó, dejen un review; si no les gustó también, podrían comentar por qué no. xD

Saludos :3