Honestamente ésta historia se me hace bastante incompleta. La hago por diversión, realmente. No es WOW Genial, pero si te gusta puedes dejarme un review? Así tal vez pueda mejorar la calidad de los capítulos. Sin más, espero que te guste, o que te agrade, pues no creo que te encante.

Disclaimer: Lamentablemente Death Note no me pertenece e_e


Eat Me

Capítulo I.- Disassociative

Wammy's House, un lugar donde pequeños genios en distintas materias viven. El lugar al que me llevaron cuando pensé que mi vida se iba a poner de mal en peor, pero no fue así, afortunadamente. Todavía recuerdo el día en que ese hombre salvó mi vida.

Estaba en un parque un día nublado, las nubes grises se apoderaban del cielo que fue azul en su amanecer. Mi vista fija en mi regazo, viviendo otro largo, largo día. No sonreía, ni si quiera balanceaba mis pies que colgaban de la banca como un niño normal haría. Sólo estaba ahí sentada. Algunas personas que pasaban me miraban, otras me ignoraban por completo. Uno que otro grupo de personas pasaban y murmuraban cosas sobre mí, o las decían a lo alto. Como si pensasen que no les entendía. Como si no supiera leer si quiera.

A veces, en días mejores que éste ancianas se me acercaban y me daban monedas o incluso un pedazo de pan o de otro alimento que compraran cerca de donde estaba, el cual devoraría en un instante. Pero no hoy. Nadie ponía sus ojos en mi. Claro que no importaba del todo, a veces era mejor no ser notado en absoluto a que todos te miraran. Hoy nadie me haría caso, o al menos eso creí.

Pronto, escuché pasos venir hacia mí. Dos personas, había pasos pesados y los otros eran ligeros. Con suerte alguien me daría comida o algo, después de todo.

"Pobre pequeña" una vieja, voz masculina habló, la otra persona permaneció callada. El hombre se agachó frente a mí y acercó una mano grande, y algo arrugada, a mi cara y tocó mi mejilla por un segundo. Qué manos tan suaves, a pesar de su apariencia rugosa. La caricia era tan agradable que cuando se detuvo inmediatamente dirigí mi mirada hacia adelante, preguntándome si este hombre se iría así sin más, pero seguía ahí.

Miré en sus claros ojos azules, que se asemejaban al cielo oculto tras las nubes grises, haciendo todo más cálido y apacible. Llevaba traje, y un saco negro con una bufanda. Su pelo y bigote negros asomando ya unas canas. Me sonrió cerrando sus ojos. Y vi a su acompañante, un niño como de mi edad, quizá un año o dos mayor que yo. Su piel pálida, pelo como la obsidiana y ojos oscuros y grandes. No me dijo nada, no tenía ninguna expresión en su cara, sólo me veía. Regresé mi vista al mayor, quien estiró una mano para que yo la tomara. "Ven conmigo, estarás a salvo" Sin dejar de ver a sus ojos, tomé su mano. Mi mano helada agradeciendo un poco de calor, me levanté de la banca bastante feliz entonces. "Regresemos, Lawliet" le susurró al otro niño, un susurro casi inaudible, pero lo escuché de todos modos. Y comenzamos a caminar.

Normalmente no habría seguido a un completo extraño, pero hey, nunca había conocido a alguien tan amable. Y en un día nublado en Londres, a punto de llover o incluso nevar, se sentía más que bien seguir a una persona así. Además, el niño a su lado, cuyo nombre supongo es Lawliet, parecía muy apegado a él. Eso era una buena señal, ¿no?

Caminé al lado de éste hombre y de Lawliet, hasta que llegamos a una casa muy grande, color crema, con un jardín extenso y puertas color caoba. Pasamos la primera reja, color negro, y después la gran puerta que daba entrada a la casa. Entramos, había un ambiente muy acogedor, cálido, con un ligero aroma a chocolate y otros dulces mezclados. El hombre soltó la mano de Lawliet, quien sin decir ni una palabra, caminó hasta unas escaleras a la derecha.

Mientras continuaba mirando a mis alrededores, el piso era de mármol con pequeños rombos entre cada 'cuadrado' las paredes eran color blanco, un gran candelabro colgaba del techo con pequeños cristales. Con las luces prendidas lanzaba destellos a varias direcciones, observé todo hasta que la voz del hombre a mi lado me sacó de mis pensamientos.

"Mi nombre es Quillish Wammy" comenzó volteándome a ver con su misma mirada de antes, me hacía querer sonreír eternamente, pero mantuve mi seriedad, aunque no sé cuanta seriedad quedaba en mis ojos, seguramente brillaban más que el gran candelabro. "Éste es un orfanato… especial" dijo escogiendo bien sus palabras "Ven, sígueme" Jaló un poco mi mano y caminamos hasta una puerta frente a unos escalones, Wammy abrió la puerta, y ahí se encontraba otro hombre qué, sentado, bebía un líquido humeante de una taza. Té, seguramente. Juzgando por el olor que se encerró en la habitación y por el tipo de taza.

"Qué adorable niña" dijo mientras dejaba su taza en un platito sobre la mesa y se levantó a estrechar manos conmigo, como si fuera una adulta. "Soy Roger, necesito hacerte unas pruebas" "¿Pruebas?" dije, casi en un susurro, no había usado mi voz en varios días, mi garganta se había 'dormido' por así decirlo. "Sí, no tomará mucho tiempo. Wammy me ayudará, nos ahorraremos más tiempo aún, ¿lista?". Asentí solamente con la cabeza y me hicieron una serie de preguntas, comenzando por mi nombre, edad, y la razón por la que era huérfana. Cosa que hizo un nudo en mi garganta. No sabía por qué, no sé la causa de mi vida en las calles.

No recuerdo muchas de las pruebas que me hicieron. Sólo una que otra habilidad mental y matemática. Después de una hora, tal vez un poco más, Roger comenzó a escribir en una hoja rápidamente mientras me entregaba una barra de chocolate, después de tantas preguntas supongo que me lo merecía. Estaba a punto de abrir la envoltura de aluminio y papel rojo cuando Wammy se dirigió a mi de nuevo.

"Esta es tu nueva casa" dijo apartando sutilmente e dulce de mis manos. Fruncí mis cejas, como preguntando por qué me lo había retirado. "Cenaremos dentro de poco, luego comerás tu dulce" explicó, interpretando bien mi mirada. "Primero, déjame enseñarte tu nuevo cuarto, Gwendolyn" Hice otra mueca de disgusto, excusándome de inmediato "Por favor, llámeme Gwen, lo prefiero abreviado." Comenzamos a caminar mano en mano de nuevo "No me gusta Gwendolyn, es demasiado largo" Wammy rió levemente entre dientes "De acuerdo, Gwen".

Regresamos al cuarto principal, lo cruzamos y subimos las escaleras por donde subió Lawliet hace una hora. En el segundo piso, pasamos varias puertas de madera. Con distintos nombres en escritura inglesa antigua. Los leía rápidamente, y vi uno con una simple 'L' en ella. Me llamó la atención. Si todas tenían un nombre, por qué ésta sólo una 'L'? Tal vez tocaría en esa puerta después, primero quería ver mi cuarto. Después de la puerta 'L' seguían muchas más, pero Wammy se detuvo en una puerta antes que 'L' "Pronto verás tu nombre en tu puerta, por ahora está vacío pero será fácil de recordar su ubicación".

Sacó un juego de llaves de su bolsillo y metió una en la puerta sin nombre. La abrió y una cama individual estaba frente a una ventana, un librero en una pared y otros muebles vacíos. Había otras dos puertas, probablemente el baño y un Closet, aunque… no tenía ropa. Quizá debería decirle a Wammy después. Aunque se me adelantó y explicó "Ya hay ropa en tus muebles, cuando necesites más dime a mí o a alguien mayor. Puedes tomar un baño, dentro de poco la cena estará lista." Dijo y estuvo por darse media vuelta, pero jalé de su saco, inmediatamente entendió y dijo "No se te pasa nada, ¿verdad? Toma tu chocolate." Y sin más que su cálida sonrisa, salió de la habitación cerrándola a sus espaldas.

Tomé un baño largo, disfrutando el agua caer por mi cuerpo, salí me vestí y cepillé mi pelo. No dejaba de pasar mis manos por los mechones húmedos color café cobrizo oscuro. Eran realmente suaves, brillosos, entre lacios y rizados de los extremos.

Salí de mi cuarto para caminar por la gran casa, quería descubrir qué había detrás de cada una de las puertas. Aunque no fue como lo había planeado, justo en cuanto salí y di unos pocos pasos, Roger se acercó a mi y me dijo "La cena está lista. Sígueme para que te muestre el comedor." La cena, claro, la había olvidado por completo. Asentí con la cabeza y comencé a seguirlo. Bajamos los mismos escalones por los que había subido con Wammy para llegar a mi cuarto y nos adentramos más a la casa, pasamos por debajo del candelabro y continuamos por otro pasillo. Conforme avanzábamos se escuchaban más ruidos de cubiertos golpear con platos y de vasos que se colocaban en la mesa una y otra vez. No eran ruidos exagerados, probablemente había a penas cerca de 20 personas detrás de esa puerta. Roger abrió la puerta por mí y me indicó que entrara.

Efectivamente había como 20 personas, 20 niños y niñas, Wammy, y otra mujer mayor. "Busca una silla" dijo Roger "tu plato ya está en su lugar." Obedecí y busqué una silla. Pronto encontré una al otro extremo de la gran mesa de madera. No había nadie a mi derecha, pero a mi izquierda había más niños. Unos de mi edad, otros más pequeños, pero no estaba a quien buscaba, cierto niño pálido con cabellera negra. Miré hasta el otro extremo de la mesa, bastante alejado de mi lugar. Ahí estaba Wammy, a su lado, Lawliet. El chico que buscaba hace unos segundos, comiendo un trozo de pastel.

Wammy me vio mirando a su dirección y me saludó con su mano, después hizo otro gesto para decir que me acercara a donde estaban ellos dos. Me levanté de mi asiento, levanté mi plato y lo llevé a la otra silla cerca de Wammy. O sea que yo quedaba a su izquierda y Lawliet a su derecha y frente a mí.

"¿Qué te parece tu nueva casa, Gwen?" Preguntó Wammy, recordando llamarme 'Gwen' en vez de 'Gwendolyn'. Después de limpiar mi boca con una servilleta, volteé a ver a Wammy "Claro que sí. Me encanta" dije, volteando entonces a ver a Lawliet "¿No vas a comer sopa primero?" Quizá ya la había comido, quizás no, de todos modos pregunté. Lawliet centró sus ojos en los míos por un momento efímero y volvió su vista al trozo de pastel casi terminado. Esperé por su respuesta, pero sólo murmuró un pequeño no y negó con su cabeza al mismo tiempo.

Dio un último bocado de su pastel y se levantó de la mesa, poniendo la silla en su lugar y saliendo del comedor. Sus pies iban descalzos, a pesar de ser un día frío. "Discúlpalo" dijo Wammy "No es precisamente alguien sociable".

No respondí nada, sólo me encogí de hombros alejando el tema y terminé mi comida. Platiqué un momento con Wammy. Me explicó que tomaría clases de vez en cuando para mejorar mi capacidad mental, me dijo qué otras habitaciones existían en la casa, biblioteca, salón de juegos, jardín trasero, y claro, salones de clases.

Me retiré de mi silla y regresé todo el camino a mi cuarto. Hasta que me acordé que quería tocar en la puerta 'L' para ver. Retrocedí unos pasos y me paré frente a la puerta. Vacilé mi puño a unos centímetros de la misma. Finalmente golpeé en ella. Se escucharon unos cuantos ruidos de hojas y unos pasos después. Observé cómo giraba la perilla de la puerta lentamente hasta que se abrió la puerta.

Ahí estaba Lawliet, realmente no esperaba verlo a él, su nombre debería estar completo en su puerta, no sólo la L. Lo miré por unos momentos y él regresaba la mirada, unos ojos vacíos y oscuros que esperaban a que dijera algo, pero en ese instante me encontraba vagando en mis pensamientos, y para sacarme de ellos comentó algo. Llevaba ropa bastante simple, a pesar de ser un día frío, y sus hombros caían como si tuviese flojera y sus pies estaban descalzos.

"No eres Wammy" dijo en un tono bajo, indiferente y algo frío

"¿Wammy? No, estoy segura de que no" dije, regresando a la realidad, y propuesta a preguntarle por qué su nombre estaba incompleto en su puerta, sin embargo no lo haría tan directamente. "¿Por qué tu puerta sólo tiene una 'L'?" pregunté, lista para saber la respuesta.

"Porque así me llamo" dijo como si fuera la cosa más obvia del mundo. Quizá para otros lo era, pero para mí no, yo quería saber. "No es cierto, tu nombre es Lawliet, no-" no pude terminar mi argumento porque su mano voló inmediatamente a mi boca, cubriéndola y evitando que otra palabra saliera de ella, puso el dedo índice de su otra mano sobre sus labios y me veía de una forma poco alterada. Su expresión facial no cambió, pero sus ojos delataban todo.

"Calla" dijo en un susurro, abrió un poco más su puerta, dio un paso dentro de su cuarto "no le vas a decir a nadie de esto, entra" asentí y pasé a su recámara. Quitó su mano de mi boca y fue al centro de su cuarto, se sentó en la alfombra oscura y llevó sus piernas a su pecho, colocando sus manos en las rodillas. Lo seguí mientras observaba su manera rara de sentarse, que recordaba bastante a la de un feto. Me senté en el piso igual, frente a él, pero de una manera más… normal.

"¿Cómo sabes mi nombre? Nadie lo sabe, nadie debería, de hecho" preguntó mientras esperaba una respuesta, aunque estaba ocupada viendo su cuarto. Tenía un diseño bastante parecido al mío, pero tenía más cosas en los muebles, tales como miles de hojas, libros, una lámpara, lápices, etc. Muy desordenada, a excepción de su cama, que parecía como si no se hubiera usado nunca, no lo dejé esperar más y contesté "Wammy te llamó así en el parque, hace unas horas. Así que supuse que ese era tu nombre. ¿Por qué no quieres que nadie no sepa? ¿No te gusta? A mí sí me gusta" "No es eso, es por seguridad" llevó su pulgar derecho a su boca, mordiendo su punta levemente "Digamos que tengo un trabajo especial, no puedo decir más."

No le di mucha importancia, me levanté del piso y vagué por su cuarto, viendo qué otras cosas tenía. Libros de diferentes áreas de la ciencia, enciclopedias y otros. Varios de ellos estaban en francés, otros pocos en italiano y claro, la mayoría en inglés "¿Por qué te sientas así?" pregunté mientras agarraba uno de los libros y ojeaba por él. "Descubrí que si me siento como todos los demás mi capacidad de razonamiento disminuye hasta un 40%".

"¿Por qué comiste puro pastel? ¿Por el azúcar que consumes cuando piensas? Si te interesa tu capacidad de razonamiento esa debe ser la razón. El cerebro funciona gracias al azúcar, después de todo" regresé el libro a su lugar y agarré otro, repitiendo la acción de hojear en él "Precisamente. Ahora… puedes… salir de mi cuarto y no mencionar nada sobre mi nombre" caminó hasta donde estaba y recogió los libros que estaban frente a mí "Necesito devolver estos libros, y nadie debe estar en mi cuarto, así que…"

Comprendí y no quise incomodarlo más. Le entregué el libro que sostenía en mis manos y me despedí con un adiós y una sonrisa. Mi primera sonrisa desde hace mucho tiempo. Me agradaba Lawliet –creo que debo empezar a llamarle L-, aunque fuera un poco extraño, a mi me fascinaba que fuera diferente a los demás. L hizo lo mismo, pero su sonrisa demasiado leve. Las comisuras de sus labios a penas se curvaron hacia arriba.

Salí de la habitación y caminé a mi cuarto, me acosté en mi cama. Escuchaba el golpeteo de las gotas de agua en mi ventana tras la cortina. Justo había terminado el verano, y el otoño llegó con sus lluvias y vientos constantes. Me pregunto qué estaría haciendo ahorita en la lluvia si no hubiera conocido a Wammy. Sí, me gusta la lluvia y el frío, porque el sol no me agrada en absoluto, pero tampoco me gustaría estar empapada sin saber dónde refugiarme de la abundante cantidad de agua.

Del buró al lado de mi cama tomé el chocolate que Wammy me dio y lo comí. Muy pocas veces había comido chocolate. Cuando juntaba suficiente dinero en las calles me compraba uno y era como el mismísimo cielo cuando se derretía en mi boca. Dejé que mi mente vacilara en otros pensamientos, todo estaba pasando algo rápido. En una hora mi vida cambió de rumbo. Aún no conocía a nadie, no muchos me prestaron atención cuando entré al comedor. Wammy era muy amable y agradable, y L… bueno, no sabía qué pensar de él, pero llamaba mi atención, por el simple hecho de no ser como los demás. Su pelo alborotado y orbes grandes y grises oscuros.

Bastante peculiar, me pregunto por qué no quiere que nadie lo sepa, o por qué es en verdad tan importante mantener su identidad oculta. Es sólo un niño, de aproximadamente 13 años. No creo que sea un detective o algo así.

Sin darle más importancia, acabé mi chocolate y me lavé los dientes, para después regresar a la cama, cerrar los ojos y dormir finalmente en una cama después de muchos, muchos días.

Ni si quiera recuerdo cómo terminé en la calle, fue casi en un abrir y cerrar de ojos que de estar bajo un techo desperté bajo un árbol. No sé cómo pasé tantos días en la calle. No puedo recordar nada, como si mi memoria olvidara los sucesos de días pasados. Me duele la cabeza, cada que intento recordarlo no puedo. A mí sólo regresan punzadas en mi nuca y el temblar de mis piernas.

Debe ser una causa natural, falta de alimento o cosas así. Demasiado extraño para mí, porque del pasado lo único que puedo recordar es mi nombre, no más de eso. Ahora que he estado en Wammy's House, mi mente es organizada y recuerdo todo lo que he vivido en éste orfanato.

Qué frustrante, espero recordarlo algún día.

Gwendolyn A. K.

El tiempo ha pasado volando, ya hacía casi un año que Gwen llegó a Wammy's. Despertó una vez más bajo el techo blanco de su habitación, era así todos los días, y no le fastidiaba; de hecho, disfrutaba cada día en el orfanato.

Despertarse, bañarse, alistarse y hacer otras tareas diarias. No había cambiado mucho físicamente, sólo habían desaparecido las ojeras en su cara por el déficit de sueño cuando vivía en la calle. Tal vez creció un centímetro o dos. Tal vez.

Le gustaban las clases que daban, había aprendido muchas cosas nuevas, desarrollando cada vez más su intelecto. Incluso había hecho amigos… o era más sociable, porque le gustaba pasar el día leyendo en vez de jugando. Y sobretodo, le gustaba leer en la mesa de la biblioteca. Pero si nos fuéramos a los extremos de lo que más le gustaba hacer, era "hablar" con L. Cuya actitud no había cambiado mucho, seguía siendo algo distante, pero sin duda era con ella con quien más hablaba. Lamentablemente, L recibía clases especiales y Gwen no podía estar con él compartiendo clase.

Le gustaba levantarse temprano, para poder ir a la biblioteca antes que ir a desayunar. Así que se bañó y preparó para salir de su cuarto. Colocándose su suéter para mantener temperatura. Las mañanas eran bastante frías, estaba por empezar noviembre. Faltaba un día, de hecho. Tomó una caja que se encontraba en su buró y salió.

Caminó silenciosamente, pero feliz por una causa que pocos sabían esa mañana. Pasó unas puertas, sus pies descalzos no provocaban ningún sonido más que de uno que otro deslizamiento. Continuó hasta llegar a la famosa puerta "L". No lo pensó dos veces y tocó la puerta con su puño un par de veces y ocultó la caja detrás de ella. Sabía que L no estaría durmiendo, pareciera que nunca lo hace. Claro que eso sería ridículo porque de un momento a otro, sin días de descanso, el cuerpo puede apagarse para exigir dormir un rato. Ha de dormir lo mínimo al día, como 1 hora solamente.

Tal como predijo, L abrió la puerta ya sabiendo quién era a las 8 AM, todos los Viernes, así que no había necesidad de preguntar quién era. "¿Quieres ir a la biblioteca? Quiero mostrarte algo". L asintió, sabía que no podía negarse porque Gwen seguiría insistiendo, o terminaría arrastrándolo a donde ella quisiera. No pesaba mucho, después de todo.

Gwen se retiró, moviendo la caja estratégicamente para que L no lograra verla y se adelantó hasta la biblioteca. Se sentó en un sofá, cerca de la mesa de centro y esperó 1 minuto a que L llegara. L caminó hasta donde estaba Gwen y se quedó parado hasta el otro extremo del sofá con sus manos en los bolsillos de su pantalón. Gwen se levantó y dio dos pasos hasta quedar frente a él. Pasó la caja frente a ella, sosteniéndola desde las caras de los costados. L bajó la vista a la caja, no era tan grande, era color blanco con un moño azul y pequeño en una de las esquinas de ésta.

"Feliz cumpleaños" susurró Gwen con una gran sonrisa. L volvió la vista a su cara, los ojos pardos de la niña lucían felices y expectativos. Los rayos del sol filtrándose por la ventana y pegando en todo el perfil de ambos L y Gwen.

L tomó la caja y la abrió. Adentro se encontraba una muy breve carta y una foto que Wammy había tomado de él y Gwen comiendo pastel y helado en el jardín trasero. La carta leía "Feliz cumpleaños, quería ser la primera en decírtelo. Aunque no seas tan sociable me gusta estar contigo. Gwen A. K." Al recoger la carta, vió que debajo había un llavero pequeño, cabía perfectamente en un puño de la mano de L. Era un panda dormido, echado como si fuera un perro.

L recordó que Gwen alguna vez le dijo que parecía un panda. Gracias a sus ojeras y piel pálida. Dicho recuerdo le trajo una leve sonrisa a L, las comisuras de sus labios levantándose más al volver a ver la foto. Estaba a punto de agradecerle a Gwen, pero ésta lo interrumpió cuando ni si quiera había terminado de decir el 'gra' con un abrazo.

"No tienes que agradecer, con que lo tengas me basta".

L quedó perplejo, no había recibido un abrazo en meses, por lo que no supo regresar la acción. Sintió raro, sus mejillas se tornaron a duras penas de un color rojo. O más bien rosado. No sabía si le gustaba o no. Gwen se apartó de L con la vista al piso, algo apenada también. No sabía qué más decir, afortunada y extrañamente, L fue el que decidió decir algo. "Gracias, no puedo quedarme sin decir nada, tampoco" terminó lo que no pudo hace un minuto.

Como si desde que le dio ese regalo, la actitud de L se ablandó más, se dio cuenta de lo mucho que disfrutaba la compañía de Gwen, que era mejor tener aunque sea a una persona contigo que estar sólo y encerrado en un cuarto leyendo sin parar –claro que leer no es nada malo- y sin salir un poco a socializar. Wammy tenía razón, L no era la persona más sociable, sólo había que pasar tiempo con él y tratarle como se trata a todas las demás personas, pues él ya estaba acostumbrado a recibir miradas extrañas cada que se decidía a salir.

A Wammy también le agradaba la idea de que L tuviera con quién platicar, ya que él no siempre podía acompañarlo.

Pronto crecieron muy apegados, leían juntos en la biblioteca, aunque solía terminar en una conversación con risas y demás, incluso con correteos. Que acabarían regañados una vez que los pillaran. Aunque L seguía sin estar seguro, no olvidaba la sensación de aquel abrazo. Y no mejoraba en nada que, otro día, Gwen plantó un beso en su mejilla como agradecimiento por ayudarle en una tarea que le dejaron de las clases que recibía de Lunes a Viernes. Lo hizo dudar mucho, así que la felicidad de hace unos días se desvaneció. L se apartó poco a poco, creyendo que Gwen no lo notaría. Pero oh qué equivocado estaba. Gwen se percató desde el mismo día del beso.

Le lastimaba, pero conociendo a L, sabía que no había algo que pudiera hacer al respecto. Así que dejó todo a su curso. Incluso llegó a preguntarse si hubiera sido mejor quedarse en la calle, porque de todos modos no socializaba más.


No tuve tiempo de corregirlo, este lo escribí hace ya un poco de tiempo xD así que puede que no cuadre muy bien con los siguientes capítulos OTL

De todos modos, gracias por leerlo :3

*Disassociative es una canción de Marilyn Manson, así que obviamente no me pertenece, pero es buena, escúchenla 3

Karen.