CALLEJÓN DE LAS ALMAS(4° PARTE)

Entonces tu hermana vino y me dijo que moriste, que solo me dijiste que podrias sobrevivir con una operacion para tener esperanzas de que nos volvieramos a ver - Dijo Juan - Es verdad, te menti, lo lamento - Se lamentaba Michel - No importa, ya estas aqui, conmigo, solo queria decirte que... - En eso se oye un revuelo entre la multitud de alma en los callejones, algo salia de la tierra, algo emergia, era una sombra, como una entidad, llevaba una capa negra y como un craneo que emergia de su cabeza, era la misma muerte, todas las almas se comenzaron a mover desesperados, el desorden se habia echo, las filas de las almas que se dirigia a su descanzo, se habian roto, pero en eso, el anciano que desperto a Michel, salio de la carpa y con un golpe de su baston en el suelo, tranquilizo a todos, la tierra temblo poco y pronto las filas de las almas retornaban a su orden habitual, el anciano se dirigia a lo que parecia ser la misma muerte, la pregunta es, que era lo que queria, Juan y Michel, agarrados de la mano, seguian al anciano, hasta que se detuvo frente a la entidad que los visito y comenzo a decir. Eh venido a por el chico - Sabes que no puedes venir sin el permiso del grande - Decia el anciano, Juan se preguntaba si se refiria a Dios, pero luego se concentro en la conversacion - Es solo una visita casual, no tiene que saberlo - Casi desquebrantas el orden de las filas de las almas, sabes lo riesgoso que es que se pierdan - Pero tu los guiaras de nuevo, cierto anciano? - Dijo la muerte, luego miro al a Juan - Este chico, es del mundo de los vivos, no deberia estar aqui - El vino a este lugar de casualidad, el portal se abrio en ese milisegundo en el que el chico pasaba por aqui y entro - Eso no esta bien anciano, pero se puede arreglar - La muerte saco su Hoz, y la alzo firmemente para atacar al muchacho, pero el anciano se puso en medio como proteccion - Yo estoy a cargo de el - Sabes que no se esta permitido entrar a este mundo sin el permiso del grande! - Gritaba con una voz ronca y enferma que salia de lo que solia ser la boca calaverica de la muerte, Juan se daba cuenta de que los papeles se revertia, Michel cayo al suelo, al parecer, el temperamento que emanaba la muerte, no le hacia nada bien - Yo me hare cargo, y si no puedo, me atendre a las consecuencias - Dijo el anciano muy calmado, la muerte accedio y bajo su hoz - Esta bien, vendre en un par de horas, si no, se lo contare al grande - La muerte se hundia y mientras lo hacia murmuraba - Vendre por ti, muchacho - La muerte se habia ido, pero dejo mal a Michel, juan la queria hacer reaccionar pero no podia, con ayuda del anciano, la llevaron a la carpa nuevamente, en esos momentos, no solo Michel peligraba, si no tambien el alma de Juan.