Hola!

Resumen: Luego de un gran terremoto, el espacio-tiempo se distorsionó, haciendo que las personas cambiaran de edad, desaparecieran o se mantuvieran intactas. Yuri Katsuki tiene 16 años y es de las personas que se mantuvieron intactas.

Desesperado por saber cómo se encuentra su familia, trata de ir a casa pero se le es impedido por un pequeño niño de 9 años que lo llama tío y le pide que lo ayude a encontrar a su mamá. A ellos se les unirá un misterioso hombre de 32 años llamado Victor Nikiforov, que insistirá en ayudarlos y protegerlos del caos que hay en la ciudad.

Unas aclaraciones:

Esta historia es un AU (Universo alterno)

Contiene Mpreg (hombres pueden quedar embarazados)

Las edades de los personajes están cambiadas

Contiene las siguientes parejas: Victor Nikiforov x Yuri Katsuki & Otabek Altin x Yuri Plisetsky

….

1. Día tranquilo

Era día sábado por la mañana, todo estaba completamente en paz al igual que siempre.

Yuri Katsuki se removió en su cama, estaba durmiendo y asfixiándose por el gran calor que se sentía en la habitación. Estaba en plena estación de verano y de vacaciones.

Cuando el calor lo venció y finalmente despertó, con el ceño fruncido se sentó al borde de su cama.

Sus días eran realmente monótonos y tranquilos, pero ese día sería diferente, ya que sus amigos lo habían invitado a salir.

Su amiga Yuuko iba a conocer en persona a un amigo ruso que había conocido por internet y que había venido de vacaciones a Japón.

Le había pedido a Takeshi y a Yuri que la acompañaran, ambos aceptaron, a pesar de que Yuri la regañó diciéndole que eran jóvenes de 16 años que no debían juntarse con un desconocido sin la supervisión de un adulto, de todas formas terminó aceptando porque le preocupaba que ella fuera sola y además no tenía nada más que hacer.

Pero eso sería en la tarde, cuando el calor no estuviera tan sofocante.

Salió de su habitación para irse al baño y después a la cocina a desayunar.

Su familia tenía un hotel con aguas termales llamado Yutopia en las cuales él de vez en cuando ayudaba.

Sus padres estaban ocupados atendiendo a los clientes, su hermana Mari le sirvió el desayuno.

-Gracias pero yo mismo iba a servirme, no tenías que preocuparte— dijo Yuri avergonzado.

-A veces me gusta consentir a mi hermanito— contestó ella sonriendo.

Mari Katsuki tenía 23 años y era muy querida por Yuri a pesar de que nunca se lo diría a la cara.

Tomó su desayuno y después dejó que su monótono día pasara hasta que la tarde llegara y pudiera salir al lugar de junta con Yuuko y Takeshi.

Cuando le avisó a su madre que saldría, ella aprovechó la oportunidad y le pidió que comprara cosas para la cena.

Yuri aceptó a pesar de sentirse un poco frustrado por ser el chico de los recados, pero no le venía mal hacer algo productivo por la familia cuando se la estaba pasando encerrado en casa todas sus vacaciones.

Llegó a lugar de junta, una banca bajo un árbol en medio de muchas tiendas.

Suspiró molesto al ver que había sido el primero en llegar, pero a los pocos segundos llegó Yuuko.

Yuri, Yuuko y Takeshi eran compañeros de clases y amigos desde la infancia.

Por eso mismo Yuri se sentía con la total libertad de regañarla por hablar con extraños en internet, ella sólo soltó risitas inocentes.

-Te caerá bien, se llama igual que tú, me imagino que los Yuris simpatizan entre ellos— dijo risueña.

Yuri la miró incrédulo por su gran justificación para asegurar tal cosa.

Takeshi llegó agitado, había corrido para llegar a tiempo pero no le había resultado, pidió disculpas.

-Los cité a ustedes primero, a él lo cité en el restaurant familiar de allá a la vuelta, en 15 minutos más llegará— contó Yuuko con alegría.

-Vamos a esperarlo allá— dijo Takeshi sonriente.

A Yuri le sorprendía que a Takeshi no le molestara que su novia fuera amiga de un total desconocido por internet.

Llegaron al restaurant y se sentaron, pidieron una bebida para pasar el rato de espera.

-Se llama Yuri Plisetsky y tiene nuestra edad— contó ella emocionada.

A Yuri le alivió un poco que el desconocido tuviera 16 al igual que ellos.

Los 15 minutos pasaron y no había rastro del niño ruso.

Yuuko lo llamó por teléfono, el muchacho explicó que se había perdido pero que ya había logrado encontrar el camino y que llegaría en media hora más.

Yuri suspiró frustrado, eso era demasiado tiempo.

Recordó el pedido de su madre y que había un supermercado cerca.

-Iré a comprar algunas cosas que me encargaron para la cena— dijo Yuri levantándose de la mesa— ustedes aprovechen de pasar tiempo a solas— dijo burlesco guiñándoles un ojo.

Yuuko y Takeshi se sonrojaron.

Yuri soltó una risita y se fue del restaurante.

Caminó rumbo al supermercado y sacó un papel en el que tenía anotado las cosas que comprar.

Era un día normal como cualquier otro a pesar de que hace tiempo que no salía con sus amigos a simplemente pasar el rato. Pensó que quería hacerlo más veces, era agradable estar con ellos.

También pensó que sería bueno ayudar más en casa, incluso si era en cosas tan simples como hacer recados.

Si sus días monótonos le estaban aburriendo entonces simplemente debía comenzar a cambiar su rutina.

Pensó decidido que sus próximos días serían diferentes sí o sí.

Sólo tenían que cambiar un poco, de todas formas igual le gustaba la tranquilidad que todos sus días poseían.

La paz que lo rodeaba no quería cambiarla por nada.

Detuvo su andar para esperar que el semáforo rojo cambiara de color.

Cuando de repente todo su alrededor comenzó a removerse.

-Un temblor— pensó frustrado. Como Japón era un país sísmico ya estaba acostumbrado a ellos.

Pero el temblor comenzó a ser cada vez mucho más fuerte.

Yuri se comenzó a preocupar, eso ya era un terremoto y era muy peligroso pasarlo en plena calle.

Comenzó a caminar hacia un lugar seguro, sabía mantener la calma ante los sismos así que no estaba tan asustado.

Miró molesto como muchos corrían, no entendía porque lo hacían si no importa a donde fueran en todas partes temblaba.

Logró llegar a un lugar seguro, no quería estar asustado pero el sismo subía cada vez más de intensidad, incluso ya se le dificultaba el caminar y quedarse quieto.

Pensó en Yuuko y Takeshi que estaban en el restaurante, como le hubiese gustado haberse quedado con ellos y pasar allí el terremoto.

Su familia vino a su mente, un escalofrío recorrió su cuerpo al pensar en su mamá, ella debía estar enloquecida e histérica porque su hijo más pequeño estaba viviendo el terremoto fuera de casa.

El pánico comenzó a invadirlo cuando perdió el equilibrio y cayó al piso, cuando pensó que se volvería mucho peor y la intensidad subiría más, el terremoto finalmente terminó.

Escuchaba los gritos desesperados de las personas a su alrededor, se sentía muy mareado. Durante el terremoto había escuchado ruidos fuertes de derrumbes a la lejanía.

Tenía miedo de que algo malo le hubiese pasado a su familia y amigos.

Estaba preocupado por ellos, y por el niño ruso. Sintió una punzada en el pecho, el niño ruso estaba viviendo solo un horrible terremoto en un país desconocido para él.

No ganaba nada preocupándose por un total desconocido, así que movió su cabeza para olvidar esos pensamientos desesperantes por el ruso.

Se levantó del pisó y alzó su cabeza para mirar la calle. Lo que vio lo hizo palidecer.

Un gran incendio se veía a la lejanía, agradeció a Dios que fuera a la dirección contraria a su casa, pero después se sintió triste por todas esas familias que estaban perdiendo su hogar en las llamas.

Aunque la misma tristeza sintió por las otras familias que tenían sus casas derrumbadas.

Comenzó a desesperarse porque no tenía idea si su familia era participe de las mismas familias que se les había caído su hogar, pero más desesperación sintió cuando vio un cuerpo cerca de donde estaba parado. Él no tenía idea si su familia y amigos seguían con vida.

Al mirar a su alrededor se dio cuenta de que muchas personas se encontraban heridas y otras lloraban de la desesperación.

Comenzó a caminar lentamente rumbo al restaurante en el que habían quedado sus amigos mientras que una pequeña llovizna comenzaba a caer.

Cada vez aumentaba más el paso, estaba muy alterado pero confiaba ciegamente que sus amigos se encontraban bien.

Un fuerte viento empezó a soplar y a botar a las personas, Yuri miró espantado como el incendio de la lejanía se expandió.

Nuevamente empezó a temblar, Yuri dedujo que era una réplica.

Pero la que parecía una simple réplica se convirtió en un terremoto mucho más fuerte que el anterior.

Yuri se quedó en blanco, no sabía qué hacer, no sabía dónde resguardarse, sabía que no debía correr, pero quería correr para llegar lo más rápido posible a ese restaurante.

De repente, el terremoto cesó pero sucedió algo completamente extraño para todos.

El lado de la calle que estaba frente a él comenzó a levantarse y las personas comenzaron a caer, como si vinieran cayendo de una montaña rusa.

Yuri se aterró al ver como muchos cuerpos venían hacia él, pero estos no alcanzaron a llegar cuando el lado de la calle de ellos comenzó a bajarse y la calle de él se levantó, haciéndolo caer rumbo hacia ellos.

Pero antes de alcanzarlos, la calle volvió a la normalidad y él cayó al piso.

Aterrado miró a su alrededor y sintió ganas de vomitar, todo estaba girando.

Abrió los ojos asombrado, tal vez él estaba alucinando todo eso, de seguro había caído inconsciente en el primer terremoto. Todo lo que estaba pasando era totalmente increíble e imposible de creer que fuera parte de la realidad.

Comenzó a escuchar explosiones y derrumbes a su alrededor.

Llevó sus manos a su cabeza y cerró sus ojos.

No podía ser cierto lo que estaba pasando, no entendía cómo es que sus días pacíficos estaban siendo amenazados de esa manera.

-Mamá— sollozó asustado.

Pensó en su madre y su padre, y explotó en llanto.

El suelo nuevamente comenzó a moverse debido a un sismo.

La imagen de su hermana vino a su mente. El desayuno que ella le había preparado en la mañana había estado delicioso, no era la primera vez que lo preparaba para él.

Si todo lo que estaba ocurriendo era un sueño, al día siguiente iba a levantarse más temprano que ella para llevarle el desayuno a la cama y agradecerle su amabilidad de siempre. También dejaría de ser terco y le diría en la cara lo mucho que la quería.

-Mari-nee-chan— sollozó y escuchó un gran estruendo a su lado.

Mucho polvo y pedazos de escombros saltaron a su cara.

Comenzó a toser y a sentir un poco de dolor, se dio cuenta que no era un sueño, que era la innegable realidad.

Finalmente no soportó más y cayó inconsciente al piso.

Despertó debido a los rayos de sol que pegaban en su cara como si nada hubiese pasado.

Sus ojos estaban entrecerrados, le extrañó que el sol pegara tan fuerte en la cara, él siempre dejaba bien cerrada su cortina para que eso no sucediera en las mañanas.

Se sobresaltó al darse cuenta de su realidad, no estaba en su habitación y mucho menos en su cómoda cama.

Se sentó lentamente, sintiendo un gran dolor en su cabeza. Estaba en la orilla de la calle.

Miró a su alrededor, sus ojos se abrieron de la impresión, muchos escombros y muchas personas, algunas sanas, otras heridas y otras inertes estaban en el suelo.

Un gran escalofrío lo golpeó con fuerza. Tenía que ir a ver a su familia y asegurarse que estaban bien, y demostrarles a ellos que también se encontraba bien.

Recordó a sus amigos en el restaurante.

Se levantó rápidamente y corrió hacia él.

En el recorrido miró extrañado como algunas personas se comportaban, pero las pasó por alto, después de todo todos estaban impactados por lo sucedido.

Llegó hasta el restaurante y el pánico lo invadió. El lugar estaba totalmente derrumbado.

-¡Yuuko-chan, Nishigori!— los llamó preocupado y comenzó a buscarlos por el lugar.

Los buscó y llamó sus nombres con total desesperación. Al no tener respuesta de ellos comenzó a tiritar del nerviosismo.

Miró a su alrededor aterrado y decidió que se iría a casa, tenía que ver a su familia sí o sí.

De repente sintió que alguien agarró su camisa.

Miró hacia atrás asustado y extrañado.

-¡Tío Yuri!— exclamó un pequeño niño sorprendido.

-¿Eh?— dijo confundido.

-¿Dónde están mis papás, tío Yuri?— preguntó mientras muchas lágrimas comenzaron a caer de sus ojos.

-¿Qué?— dijo confuso, preocupándose por el llanto del niño.

-Tío Yuri, vi a la señora amable del restaurante pero ella no me reconoció y se fue dejándome solo— contó llorando.

Yuri miró hacia el restaurante derrumbado, la esposa del dueño era muy amable pero hace una semana atrás se había ido de vacaciones a Tokio por lo que recordaba.

-¿Quién eres?— logró preguntar, estaba muy confundido e impactado.

-Tío Yuri— lo nombró sorprendido— soy yo, tío Yuri. Soy yo, Denis— dijo con desesperación.

Yuri lo miró estupefacto, no conocía a ese niño, su nombre ni siquiera le sonaba.

Miró fijamente al niño, era extranjero, sus ojos eran cafés oscuros y su cabello rubio.

-Tío Yuri ayúdeme a encontrar a mi mamá, por favor— pidió tratando de retener las lágrimas.

Yuri sintió una punzada en su pecho, no sabía qué hacer.

El niño se abrazó a él y continuó llorando.

…...

Buenas buenas~

Espero que esta nueva historia mía sea de su agrado

Ni idea de cómo será recibida, quizás la encuentren muy "qué onda la autora esta?" xD pero aclararé de inmediato que no importa qué, igual la terminaré, publicaré todos sus capítulos :)

No sé qué más decir, dejaré que todo avance tranquilo.

Nos estamos leyendo! n.n