Hola.
Disculpen que no he terminado muchas de mis otras historias pero esta idea se me ocurrió un día y no podía dejarla pasar. Espero que les guste esta nueva historia.
Muchos ya han de saber que le romance no es precisamente lo mío, pero hare mi mayor esfuerzo para esta historia.
Capitulo 1: El aroma de la lavanda.
-Hmmm- suspiro el gorila con placer olfateando con su horrible nariz el pelaje blanco de Luna.
Ella forcejeaba para liberarse de las manos de aquel grotesco animal, que no dejaba de toquetearla y oler su cabello con malicia, solo esperando para llevarse al "cuarto especial" para las esclavas de su clase.
-No te resistas-le murmuro al oído con voz temblorosa debido a las monstruosas cantidades de alcohol que había consumido esa noche. Pero ella no se entregaría tan fácil, seguía forcejeando e incluso golpeando al simio, pero este parecía no darse cuenta.
-Hmmm- suspiro una vez más inhalando el aroma dulce y suave de aquella loba.
El sol estaba en lo alto del cielo. Era medio día cuando le tocaba a cierto panda hacer su turno de vigilancia y patrullaje por el valle. Iba tarareando una cancioncita bastante pegajosa mientras caminaba por las calles del pueblo. Saludaba a todos con su característica sonrisa.
-Buenos días, Po- saludo un conejito de pelaje gris que iba caminando. El panda regreso el saludo con un gesto de su mano y continúo vigilando.
Después de un par de vueltas por los alrededores y tras haber comprobado que no había bandidos, ni más dumplings gratis, Po decidió tomar un descanso y segundo almuerzo.
-Hola, papa-saludo el guerrero dragón entrando a la cocina del restaurante de su padre.
-¡Po!-exclamo el ganso dando un rápido abrazo a su hijo. Estaba ocupado pues era la hora del almuerzo y tenía muchos clientes. Picaba verduras y las introducía en una olla humeante mientras Po se encargaba de algunas órdenes de dumplings, postres y demás.
-Gracias, pero yo ordene sopa-dijo lo mas amablemente posible el cerdo que Po estaba atendiendo, por error le había llevado un plato con una orden de galletas.
-Lo siento, ahora traigo su sopa-se disculpo el panda avergonzado de su error. Por desgracia no fue único, en tres de cada cinco mesas que atendía alguien tenía un reclamo "No ordene esto" decían algunos, "yo quería mas picante" le exigían otros, "¿Me das un autógrafo?" preguntaban los niños, claro que Po no pudo negarse a esta ultima petición ¡No podía decepcionar a sus fans! Pero si al resto de los clientes, la mayoría todavía se quedo reclamando cuando Po ya se había ido, replicando que Shifu le necesitaba para una misión muy importante, claro que solo el sabia que "misión muy importante" era en realidad "me voy a recrear batallas épicas con mis figuras coleccionables"
Así Po salió del restaurante de su padre lanzando un suspiro de alivio.
-Al fin-dijo una vez que logro salir del atareado restaurante. Volvió a sonreír pero entonces recordó que tenía que subir los mil y tanto escalones del palacio para poder llegar a su cuarto y a la comodidad de su cama.
Cuando por fin logro subir todos los escalones se encontró con el seño fruncido de Shifu, que lo miraba con reprobación.
-¿Por qué tardaste tanto? Hace casi una hora que Grulla fue a relevarte-reprendió el panda rojo.
-Yo... mi papa... niños... el restaurante, tallarines, autógrafos, muchas, escaleras, tarde-balbuceo jadeando el panda señalando al pueblo, seguramente al restaurante de su padre. Shifu negó con la cabeza.
-En otras palabras: fuiste a evitar las responsabilidades fingiendo que ayudabas a tu padre pero los clientes se pusieron muy pesados, los niños no te dejaba en paz y cuando creíste que ibas a descansar evitando la responsabilidad de ayudar a tu padre recordaste que tenias que subir las escaleras ¿Cierto?-cuestiono Shifu alzando la ceja. El guerrero dragón afirmo enérgicamente con la cabeza.
-En ese caso, ve al salón de entonamiento-ordeno el maestro.
-Pero maestro...-Po estaba a punto de replicar, pero Shifu le interrumpió.
-Sin peros, o sino jamás podrás ver al maestro Yao y su caja original con aroma a pergaminos viejos-dijo Shifu con severidad en su voz y mirada.
-Está bien-y derrotado Po se fue directo al salón para entrenar. Cuando entro vio que la única que todavía estaba entrenando era Tigresa. Se acerco a ella, que se encontraba golpeando a los guerreros de madera. Tuvo que agacharse para evitar un golpe en la cabeza, pero calculo mal y la cola de uno de los guerreros le dio en los tobillos y cayo.
-¿Estás bien?-exclamo preocupada Tigresa al ver a Po en el suelo, por su culpa.
-Si, no me paso nada maestro Rino -respondió Po algo aturdido por el golpe en la cabeza.
Tigresa sonrió y ayudo a Po a levantarse. El panda se sacudió el polvo de los pantalones.
-Gracias, maestro Rino-se burlo el panda.
-No lo mencione...-dijo Tigresa decidida a no quedarse atrás con la broma- maestra mugan.
Ambos rieron antes su pequeño juego. Po no dejo en paz la broma, duraron así un buen rato. Mientras se suponía que debían estar entrenando, los dos comenzaron a jugar y a bromear de esa forma. Al principio Tigresa intento mantener la seriedad y volver con sus prácticas, pero Po era muy persuasivo, se las ingenio para seguir bromeando con la felina acerca de muchas cosas, incluso llegaron a imitar a mugan de una manera tan convincente que causo una carcajada en el felina.
-¡Mas rápido! ¡Más preciso! Si no puedes atrapar esa lucecita en el piso no eres digna del kung fu- se burlaba Po imitando la voz fastidiosa de la maestra pescado.
Además de bromear con las costumbres de los felinos, como perseguir luces y esas cosas, Tigresa se reía y apoyaba al panda en su juego infantil.
-Pero, Maestra Mugan, no puede exigirles tanto ¡Son simples mortales! No pueden respirar bajo el agua como usted, odiosa maestra del kung fu-respondió Tigresa fingiendo ser el maestro cocodrilo.
No se habían dado cuenta, pero para cuando salieron del salón y terminaron su "entonamiento" ya estaba oscureciendo. Po debía apurarse y llegar a la cocina a preparar la cena para todos, o si no víbora tomaría la iniciativa otra vez y terminarían comiendo "sorpresa de tofu" aunque en realidad la única sorpresa era que ni siquiera el tofu en mal estado sabia tan mal.
-Vamos, víbora no cocina tan mal-dijo Tigresa intentando defender a su amiga cuando Po menciono que el sabor de esa comida aun le llegaba en sus pesadillas.
-No la probaste ¿Cierto?-pregunto el panda de manera acusadora. Tigresa quedo pensativa mientras recordaba que, efectivamente, ella no había probado ni un bocado de la comida de víbora. Recordaba que, de manera súper discreta, había depositado su ración en el plato de Grulla.
-Claro que si-mintió Tigresa.
-Mientes-acuso Po sonriendo con satisfacción.
Tigresa se puso un poco nerviosa por el hecho de que el panda había logrado descubrir su mentirilla.
-¿Por qué dices eso?-cuestiono con indiferencia fingida.
-Porque el día siguiente tú eras la única que no se retorcía de dolor de estomago-respondió Po con una nueva sonrisa. Tigresa le dio un golpe "leve" en el hombro.
-No todos somos cocineros maestros-se burlo la felina.
Po volteo a verla.
-Podría enseñarte, víbora ya no tiene salvación-dijo Po. Sin saber porque Tigresa se rio.
-¿Pretendes enseñarme a cocinar?- pregunto Tigresa incrédula.
-Puedo hacer el intento-respondió Po.
Los dos siguieron caminando hasta llegar a la habitación favorita de Po: la cocina. Cuando entraron vieron como Mantis y Mono hacían muecas de asco, Grulla no se encontraba por ningún lado y víbora estaba... ¡Cocinando!
-Víbora, deja eso, yo me encargo-dijo Po apresurándose hacia víbora.
-No importa, yo puedo terminar con esto-respondió la serpiente con una sonrisa.
-En serio, yo lo hago, no gastes tu tiempo-dijo el panda. Después de varias suplicas similares al fin logro convencer a víbora de que dejara la dificil tarea en las manos capaces del guerrero dragón. A penas víbora se dio la vuelta, Po arrojo la olla entera por la ventana.
Al cabo de unos minutos Po sirvió seis platos de comida. El menú de esa noche era sopa de fideos con ingrediente secreto. Todos estaban de buen humor con la deliciosa comida. Mono contaba chistes y todos, incluso tigresa, reían. Hacía mucho tiempo que no la pasaban así de bien, era increíble. Sin preocupaciones, sin pedidos de ayuda, solo relajarse, comer y reír. Lástima que no durara demasiado.
-¡Chicos!-todos se volvieron hacia la puerta y encontraron a una agitada grulla entrar de golpe- ¡Ayúdenme!
-¿Que sucede?-pregunto víbora preocupada por el estado de su amigo.
-Bandidos, logre ahuyentar a la mayoría pero muchos siguen sueltos-respondió el ave. Los demás suspiraron cansinamente. Se levantaron y salieron de las barracas.
Cuando bajaron al pueblo confirmaron sus sospechas, se trataba de Fung. Lo más extraño era que solo había un cocodrilo, faltaba su banda, seguro habían escapado. Los seis guerreros suspiraron fastidiados y adoptaron sus poses de batalla, pero Fung parecía no reparar en su presencia. El cocodrilo seguía con su asalto a ¿Una florería? Los guerreros del palacio de jade estaban impactados por el extraño lugar que el reptil había decidido asaltar, en medio de la noche para variar.
-¡Fung!-grito Po- más vale que te rindas, o si no te endentaras al poderbilisimo guerrero dragón.
-¿Qué?-pregunto Fung como si no hubiera captado el mensaje. EL cocodrilo seguía forzando la cerradura de la puerta con desesperación.
-¿Acaso esta sordo?-cuestiono Mono.
-Si, claro... ya casi-murmuraba Fung apresurado.
-¿Ya lo golpeamos?-sugirió Mantis. Tigresa negó con la cabeza y con ayuda de Po y una cuerda sujeto a Fung.
-¿Que te sucede? ¿Porque de pronto decidiste robar una florería?-preguntaba Po de manera acusadora y con el seño fruncido.
Fung parecía no reaccionar, tenía la mirada perdida, las pupilas dilatadas y tarareaba "luna china de mi amor".
-Llevémoslo a la cárcel-murmuro Grulla cansado de la actitud del caimán.
Tigresa chasqueo la lengua.
-¿Que le sucede?-se pregunto a sí misma.
Po y Mono cargaron a Fung para llevárselo, pero este no dejaba de moverse y forcejear.
-¡Déjenme! Tengo que llevarle a Luna sus flores, mi dama necesita flores ¡Ustedes no se pueden interponer!- gritaba Fung al tiempo que intentaba sacudirse y morder a los maestros.
-¿Que mosca le pico?-exclamo Mantis. No lograron detener al cocodrilo hasta que cierta felina, cuyo nombre no mencionare, se harto y de un golpe lo noqueo.
Recibió algunas miradas acusadoras, per se limito a encogerse de hombros y siguió caminando. Dejaron al reptil en el calabozo del palacio, al día siguiente buscarían al resto de la pandilla y los llevarían juntos a Chom-gom.
Víbora, Grulla, Mantis y Mono decidieron adelantarse a las barracas para dormir. Po quedo solo con Tigresa una vez más. Los dos paseaban por el camino largo para ingresar a las habitaciones. La luna estaba en forma de uña, una perfecta luna menguante. Aun así su luz blanquecina se esparcía por el camino iluminándolo de su color plateado. Cuando estaban a punto de llegar Po se detuvo junto a un árbol.
-¿Ya te cansaste?-se burlo Tigresa.
Po negó con la cabeza e hizo una seña con su mano para que ella se sentara a su lado, Tigresa obedeció.
-¿Por qué...?-Tigresa iba a preguntar algo a Po, pero el panda puso su dedo sobre los labios de la felina.
-Mira- murmuro en voz baja. En su mano había un pequeño tallo, en su punta había una flor de color morado.
-Es lavanda- explico Po antes de que Tigresa preguntara- ten huélela.
Tigresa recibió la ramita y olfateo la flor, tenía un aroma dulce y suave, relajante.
-Huele muy bien ¿No?-dijo Po.
-Si-respondió ella.
-Ten, quédatela- el panda extendió hacia ella otra ramita aun mas grande y colorida, ella la recibió extrañada, pero al mismo tiempo halagada, sin saber porque, se sonrojo un poco.
-Vámonos a dormir-dijo finalmente.
-Claro, ya voy, maestro Rino.
Ayudo a Po a levantarse y ambos se fueron a las barracas. Después de darse las buenas noches se quedaron dormidos.
-Su aroma no se compara en nada con sus habilidades, si sabes a lo que me refiero- aseguraba aquel grotesco gorila al resto de sus compañeros.
-Dicen que huele como las flores, que es de nacimiento ¡Valió cada centavo!- exclamo sonriendo cínicamente un leopardo alto y musculoso.
-Si, esta noche es mía, espero que sea cierto lo que me dicen-comento un lobo de pelaje gris y ojos verdes, vestía una armadura de cuero con el símbolo del dragón estampado en el pecho.
-Se lo juro señor, esa loba lo complacerá como nadie mas-rio el gorila. El lobo sonrió satisfecho.
-Aclárame una cosa-dijo el lobo, el gorila y el felino asintieron en automático- ¿A que huele, exactamente?
- Dulce y suave, igual al aroma de la lavanda.
Continuara... Aunque eso es muy obvio.
Espero que les haya gustado este primer capítulo. Bueno espero sus reviews con dudas, comentarios, reclamos , lo que quieran poner es bienvenido.
PD: Ojala puedan darse una vuelta y revisar mis otras historias :D
Hasta luego.
