¡Hola!
Agradezco que hayan entrado a leer este fic, es la primera vez que publico en esta categoría, espero sea de su agrado y les guste tanto como a mi.
No quiero hacer tanto platica, así que sin mas, comencemos.

Aclaracion: Solo quiero decirles que Alex confirmo que Stanford es el gemelo mayor. Por si acaso no estaban enterados, ya que aquí me dirijo a Ford en algunas partes como el mayor.

Disclaimer: Gravity Falls y todos sus personajes no me pertenecen, todo es propiedad de Alex Hirsch y Disney, solo los pocos que nunca se mencionaron en la serie son creación mía. Esta historia fue hecha sin fines de lucro.
Imagen de portada no me pertenece, créditos a su respectivo autor.


Estaba cansado.

Estaba harto.

Lo único que pedía era un poco de tranquilidad en su vida.

¿Por qué de todas las personas en el mundo le toco a el cargar con esto? ¿Porque tuvo que salir con ese defecto? ¿Porque tenían que verlo como un fenómeno?

¿Porque tenían que ver su defecto como una excusa para son de burla?

¿Porque la sociedad era tan malditamente miertera?*

Desde que tenía memoria siempre lo habían molestado por su defecto anatómico llamándolo rarito, monstruo...Fenómeno.

Cada que eso sucedía, su hermano gemelo siempre estuvo ahí para defenderlo de aquellos brabucones que lo acosaban e incluso la mayoría de las veces llegó a meterse en peleas por callarles la boca a aquellos niños e intimidarlos un poco para que no volvieran a meterse con su hermano.

Ford había aprendido a tolerar un poco aquellos insultos en lo que transcurrió de su infancia, simplemente trataba de ignorarlos y le pidió a Stan que ya no se metiera en problemas por causa suya. Pero eso no significaba que aquellos insultos no le afectarán psicológica y emocionalmente. Sin embargo, aquellos insultos se fueron haciendo más agresivos cuando los gemelos llegaron a la secundaria, incluso llegaron a molestar a Stanley por el simple hecho de estar juntos la mayor parte del tiempo.

El primer año con la edad de trece años, sólo eran insultos con un grado un poco más alto de agresividad, cosas como "Raro deforme" "Adefesio" y no podía faltar el clásico "Fenómeno". El segundo, con la edad de catorce años fue cuando comenzó lo malo: Comenzaron a llamarlo cobarde por el hecho de que su hermano lo defendía siempre y no faltaban los insultos para Stan, diciéndole que no tenía amigos por causa de su deformidad de hermano... Fue cuando Ford decidió alejarse poco a poco de él, usando de pretexto que estaría estudiando hasta tarde en la biblioteca. El no sería un egoísta como para hacerle eso a su hermano, que lo molestaran por causa suya. Y como si fuera por arte de magia, cuando vieron que Stanley Pines ya no pasaba tanto tiempo con el raro de la escuela, el joven tuvo un pequeño grupo de amigos igual de desastrosos que él.

Y en tercero con la edad de quince, esos insultos ya no fueron para nada tolerables cuando las agresiones verbales evolucionaron a agresiones físicas. Los brabucones siempre cazaban al joven de anteojos, cuando Stanley no estaba a lado suyo y ni estaba cerca, era una oportunidad perfecta para ellos. Aprovechaban el momento para meterlo en su propio casillero, llevarlo a los baños de la escuela y hacer el clásico ritual de meter su cabeza al escusado, tirar todos sus libros de sus manos junto con sus apuntes e incluso llevarlo a un área del patio de la escuela no tan transitado para empujarlo y golpearlo. Se las habían arreglado para que Stanley no se enterara de nada. El joven de lentes trataba de defenderse por sus propios medios pero lo único que ganaba es que le iba peor con los golpes e insultos a su persona.

Cuando llegaba a casa tenía que pasar desapercibido por su familia respecto a sus heridas, en especial su hermano, si se enteraba significaba que iría a buscar a los que lo acosaban y perdería a sus amigos, no dejaría que por causa suya perdiera eso; Lo primero que hacia al llegar era subir las escaleras rápidamente y encerrarse en el baño para poder limpiarse la cara y curar sus golpes de su cuerpo con algún analgésico.

Se observó al espejo, tenía sangre seca que escurrió de su nariz y la comisura de sus labios. Se desabotono su camisa para que fueran visibles unos moretones de tamaño considerable en su espalda, torso y brazos, agradeció que desde niño no acostumbraba a usar manga corta, así le sería más fácil ocultar toda evidencia. Finalmente observo la causa de que lo molestaran de esa manera: Sus manos, las cuales tenían un sexto dedo en cada una.

-¿Porque...?- Sollozo Ford recargándose contra la pared y deslizarle en ella hasta el suelo. -¿Porque tuve que cargar esta maldición?- Unas lágrimas comenzaban a acumularse y amenazaban con salir en cualquier momento de sus ojos.

-Hey Ford- Se escuchó de pronto al otro lado de la puerta la voz de Stan.- Mama nos llamó para comer, te estamos esperando.

El joven se quitó los anteojos para poder limpiar las lágrimas con su antebrazo. -No tengo hambre Stanley- Hablo bastante desganado poniéndose sus lentes de nuevo.

-Oye Nerd, ¿Que te sucede?- Pregunto su hermano preocupado notando su manera de hablar, ya desde hace días lo veía bastante decaído.

-No me pasa nada- Respondió el mayor con un tono bastante severo, pronto se dio cuenta de eso e intento remediarlo. -Solo que ya había comido algo camino acá, es todo...- Mintió. Dio gracias que su padre no estaba en la ciudad por unos días atendiendo unos asuntos del trabajo familiar, si no ya habría interferido y hubiera abierto la puerta a la fuerza. -Y además tengo mucha tarea por hacer, no podre acompañarlos- Otra mentira más, detestaba hacerlo.

-De acuerdo- Hablo Stan no tan convencido con su respuesta, más sin embargo pensó que lo mejor sería no insistir. -Le diré a mama que te guarde la comida para más tarde.

Escucho como se alejaba dejándolo solo, sabía que su gemelo estaba preocupado por el, después de todo ya no comía muy bien que digamos, la mayoría del tiempo se la pasaba encerrado en la habitación metido en sus libros. Cuando Stanley estaba a punto de preguntarle qué le sucedía fingía ya estar dormido o cuando no podía evadirlo no había nada más efectivo que dibujar una falsa sonrisa en su rostro y decirle que todo estaba bien y no había nada de qué preocuparse. Eso último funcionó al principio, más sin embargo ya estaba perdiendo su efectividad, cada día que pasaba se veía peor y su hermano ya le iba creyendo menos. Ya se las arreglaría para que no sospechara, después de todo era un maldito genio y su objetivo seguiría siendo el mismo: No ser una carga.

Se puso de pie y dedico a limpiar la sangre de su rostro y vendar las áreas de su cuerpo donde sintiera más dolor.

.-.-.-.-.-.-.-

-¿Y tu hermano?- Pregunto la madre de los gemelos al ver a Stanley bajar solo por las escaleras.

-No nos acompañará- Respondió el joven algo perdido en sus pensamientos, intentando descifrar que le sucedía a Stanford. Se sentó en la mesa frente a la mujer. -Tiene mucha tarea por hacer.

-Entonces le guardare esto para más tarde- Su madre tomo el plato que sería para su hijo de anteojos para envolverlo en aluminio y dejarlo en el microondas, no le discutiría algo que tuviera que ver con sus estudios.

Mas sin embargo el joven robusto no pensaba eso, en algunas de las clases en las que estaban juntos no encargaron tanto trabajo por hacer y además si así fuera, el terminaba esos trabajos en un pequeño rato porque por favor, Ford era el chico más inteligente de toda la escuela. Desde hace algún tiempo se percató de que lo evitaba bastante, al principio pensó que quizá quería su espacio pero en la escuela cuando trataba de pasar un rato con él le huía diciéndole que tiene trabajos extracurriculares por hacer. Además de que ya no era el mismo de cuando eran niños, ya no se veía feliz y en sus ojos ya no estaba ese brillo de entusiasmo por explorar nuevas cosas. Los tenía vacíos y sin vida. Incluso había notado el hecho de que el joven de anteojos había perdido algo de peso en las últimas semanas.

Él no podría ser tan listo como su hermano, pero tampoco era un retrasado.

Definitivamente averiguaría de una u otra forma que le sucedía a Stanford.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Los días transcurrieron para los gemelos Pines, Stan quiso tratar de acercarse a su hermano para tratar de hablar con él pero el resultado era el mismo: Seguía evadiéndolo todo el tiempo.

Y conforme pasaban esos días, lo que hizo el joven de anteojos para evitar a los brabucones era encerrarse en el laboratorio de química, cosa que si le funciono a la perfección ya que a ellos jamás se les ocurriría buscar ahí. Agradeció por haber tenido una semana tranquila libre de los golpes más sin embargo siguió recibiendo burlas de parte de sus otros compañeros.

Sonó la campana anunciando el fin de la jornada escolar y sus compañeros salieron casi huyendo cuando supieron que esa campanada daba inicio al tan esperado fin de semana. El joven castaño fue el último de salir del aula guardando sus cosas en su mochila, cuando salió se encontró a su hermano esperándolo a un lado de la puerta.

-Hey Sixer- Le saludo el menor con una sonrisa en su rostro.

-Te he dicho que ya no me llames así- Le respondió de una manera bastante seria y un toque de molestia.

-Desde que somos niños siempre te llame así y nunca te molesto.

-Ya no somos niños Stanley...- Eso lo dijo en voz baja con tono melancólico, el nombrado se dio cuenta de eso.

-Oye, estaba pensando- El joven robusto se acercó a él y con su brazo rodeo sus hombros. -Que podríamos ir a dar una vuelta por la costa ¿Que dices?- Le pregunto aun con su sonrisa en su rostro esperando la respuesta de su hermano, ya había intentado de muchas maneras de que le dijera que sucedía en su vida sin dar resultados, tal vez yendo a la playa se relajaría un poco y finalmente hablaría.

Pero lo único que recibió en cambio fue que Ford se alejara de el con un semblante serio.

-No.

Esa respuesta le había dolido.

-Tengo unas investigaciones pendientes por terminar- Esas respuestas ya le habían colmado la paciencia al menor.

-¿Sabes que Ford?- Su expresión había cambiado radicalmente a una de molestia. -Ya me canse que me estés evadiendo todo el tiempo, me dirás de una maldita vez que diablos te pasa.

-Déjame en paz- Le respondió un poco irritado y opto por darle la espalda dispuesto a irse pero algo lo jalo de su muñeca impidiéndole seguir su camino, era Stanley que lo había tomado con bastante firmeza.

-Es lo primero que te digo que me molesta y es lo primero que haces- Hablo con un tono de voz un poco alto, ya casi no había alumnos por los pasillos pero los pocos que estaban ahí se dieron cuenta de la discusión de los gemelos.

-¿Si tanto te molesta porque no te largas de una vez?- Ford intento zafarse del su agarre pero era el doble de fuerte que él y además aún no se recuperaba de la golpiza que le dieron la última vez, lo que significaba que no podía hacer mucho esfuerzo. -¡Déjame solo!

-¿Porque alejas a todos de tu vida?

-¡Cállate!

-¿Porque me evitas?

Ford cerró los ojos con fuerza en un intento de no escucharlo.

-¡¿A que le tienes tanto miedo?!

-¡TE DIJE QUE ME DEJES SOLO!- Alzo su puño y le metió un golpe a su gemelo, lo que causo que lo soltara y algunos de sus compañeros alrededor exclamaran por lo que acababan de ver.

Para Stanley eso no fue nada pero el impulso lo hizo retroceder unos pasos y cubrió su mejilla donde había recibido el puñetazo formándose un ambiente realmente tenso, sólo se escuchaban los murmuros de los que habían presenciado la escena.

El joven con anteojos se dio cuenta de lo que acababa de hacer. -L-Lee...- Murmuro un poco temeroso como si acabara de cometer el peor de los pecados. El aludido le dirigió una mirada ácida y llena de rabia pero ninguna palabra salió de sus labios, solo se irguió acomodando mejor su mochila y lo paso por largo.

Era más que obvio que el menor se había cabreado por lo recién sucedido, Ford en verdad quería decirle a alguien el cómo se sentía, lo que estaba pasando y el cómo le estaba afectando todo lo que le sucedía, pero simplemente no podía hacerlo. No quería hacerlo...

Él no era egoísta.

Y nunca más lo seria.

-Lo siento...- Murmuró cabizbajo, dio un suspiro desganado y decidió ir a casa.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

El joven castaño iba caminando perdido en sus pensamientos, sus piernas seguían caminando porque quizás su subconsciente ya tenía el camino grabado de la escuela a su hogar y solo lo hacía por reflejo. En su mente estaban pasando muchas cosas, recapitulando todo lo que había sucedido en aquel pasillo. Definitivamente tendría que disculparse con su hermano, el no merecía ese trato por su parte.

Alzo su vista ya que todo el camino había ido con la cabeza gacha, pudo divisar a unos cuantos metros por delante su hogar, paso por el último callejón oscuro de la cuadra como lo hacía todos los días. Pero cuando estuvo a un paso de dejar el callejón tras de él sintió como lo tomaban de los brazos y lo jalaban a lo más profundo del mismo.

Comenzó a forcejear tratando de liberarse pero solo escucho unas risas burlonas.

-¡Miren! ¡El rarito quiere liberarse!- Hablo una voz acompañada de una pequeña carcajada, la escucho de su lado derecho, quizás era la persona que sujetaba su brazo de ese mismo lado.

-Sabe que no puede, es un debilucho- Otra voz de su lado izquierdo, la persona que sujetaba su otro brazo.

-¿Creíste que podrías esconderte para siempre fenómeno?- Finalmente la última voz se hizo presente, alzo su vista para ver a un joven de cabellos negros largos y descuidados, ojos color grisáceos y tenía por distintivo que faltaban sus uno de sus dientes de frente y era bastante fornido. Tenía por nombre Richard Fescher, uno de los mayores buscapleitos y vándalos de la escuela y la persona que le hacía la vida imposible a Ford.

-¿Qué quieres Richard?- El joven castaño de anteojos había dejado de forcejear ya que no tenía caso y solo lo miro con bastante frustración.

-Oh, ya sabes- Richard le dio unas cuantas palmadas en su rostro mientras sonreía. -Solo venimos a divertirnos- Termino esta frase y le dio un fuerte golpe en su abdomen, Ford se dobló sofocado y los tres chicos soltaron esas irritantes risas que tanto molestaba al joven Pines.

-Vete al demonio...- Murmuro el joven una vez que había recuperado el aire y lo miro con furia.

El joven pelinegro soltó una gran carcajada. -Oh vamos Pines, no seas aguafiestas- Y otro golpe se hizo presente ahora en su costado izquierdo, el castaño soltó un gemido de dolor. -¿Dónde estuviste escondido?- Lo miro con superioridad y sonreía aún de manera idiota, le encantaba ver el sufrimiento ajeno. Se acercó a su rostro para poder ver la expresión de Ford llena de dolor. -Me decepcionaba bastante al final del día ¿Sabes? Esta semana estuvo bastante aburrida sin ti, admito que te escondiste bastante bi- No termino su oración ya que el joven castaño le había dado un tremendo cabezazo en toda la cara.

Richard se cubrió la nariz maldiciendo en voz alta. Uno de los chicos soltó a Ford para ir a auxiliar a su amigo, el joven aprovecho eso y le dio un fuerte codazo al otro que aún lo sostenía para liberarse y corrió lo más rápido que pudo.

-¡Idiotas! ¡NO DEJEN QUE SE VAYA!- Grito un alterado Richard al ver que su presa estaba huyendo, los dos chicos fueron tras de él.

El joven Pines estuvo a unos cuantos pasos de salir del callejón, que mal que su libertad se terminó cuando sintió que algo lo jalaba de sus cabellos, continuamente lo tomaron de nuevo de sus brazos y lo arrastraban de nuevo hasta el fondo estampándolo contra la pared.

Ford soltó un quejido lastimero, de pronto sintió como algo rodeaba su cuello dejándolo poco a poco sin aire. Era el pelinegro con la nariz sangrando bastante furioso el que estaba ahorcándolo.

-Escúchame bien imbécil, que sólo lo diré una vez- Le escupió con rabia. -¡TÚ NUNCA SERAS ACEPTADO POR LOS DEMAS! ¿Y sabes porque?- Aplico más fuerza a su agarre alzándolo un poco del suelo, el joven de lentes llevo ambas manos a la de Richard tratando de liberarse. -No eres igual a nosotros y nunca lo serás, siempre vas a ser un maldito idiota deforme, la gente nunca te aceptara en su vida ¡SIEMPRE SERAS UN MISERABLE, STANFORD PINES!- Ford ya veía como su vista se nublaba, ni siquiera podía articular alguna vocal. El joven de ojos grisáceos dibujo una sonrisa algo psicópata en su rostro. -Y mientras sigas respirando tu vida siempre será así de miserable ¿Te quedo claro?- Finalmente lo soltó dejándolo caer al suelo, el joven castaño comenzó a toser violentamente tratando de recuperar el oxígeno que necesitaban sus pulmones.

-Y como ahora estoy de buenas- Hablo Richard con un tono bastante calmado para su estado de ánimo. -Te devolveré el pequeño regalo que me diste y te dejaré en paz por este día, infeliz- Le dio una patada en su rostro causando que sus lentes salieran disparados y después le dio un puñetazo en su mejilla. -Vámonos muchachos- Ordenó el pelinegro y los chicos se fueron dando unas sonoras risotadas dejando solo al joven de seis dedos en aquel callejón.

El castaño se incorporó arrodillándose buscando sus lentes con ambas manos, cuando los encontró los tomo pero se dio cuenta que su armazón se partió y el cristal estaba cuarteado. -Esos imbéciles...- Dio un golpe al suelo con su mano mientras unas lágrimas resbalaban por sus mejillas. -Esto nunca tendrá fin...- Murmuro mientras su cuerpo daba pequeños espasmos a causa del llanto.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Mientras tanto en alguna parte de Glass Shard Beach, cierto joven castaño se encontraba sentando en un columpio observando el enorme mar sin fin perdido en sus pensamientos. Había salido bastante enfadado de la escuela y el mejor lugar al que se le ocurrió ir fue a la playa a relajarse un poco. No quería llegar a casa y desquitarse con lo que hubiera a su paso.

"¡TE DIJE QUE ME DEJES SOLO!" Reprodujo esa escena en su mente, su propio hermano le había golpeado. Ford nunca le había hecho algo semejante, al menos no de manera agresiva.

El contacto que recibió de ese golpe no le había dolido en lo absoluto, le dolió la manera en que se lo dio.

Con ira.

Con frustración.

Con odio.

-¿Qué diablos te sucede Ford?- Dio un suspiro inclinándose hacia adelante dejando caer sus brazos sobre sus piernas y observando sus tenis con algo de arena sobre ellos. -¿A que le temes tanto?- Susurro algo desanimado.

-¡Oye Pines!- Escucho a lo lejos, alzo la vista en dirección de dónde provino aquel grito y pudo divisar a un pequeño grupo de chicos, eran sus amigos. Dibujo una pequeña sonrisa en sus labios, al menos ya tendría con quien distraerse un rato.

-Hey chicos- Alzo la mano en forma de saludo, una vez que ya habían llegado con Stanley lo saludaron como siempre lo hacían desde que se conocían.

-Con que aquí estabas, te estuvimos buscando un buen rato- Hablo un chico de cabellos rubios con una enorme sonrisa llamado Jeff.

-¿En serio?- Pregunto con algo de desinterés. -Lo siento chicos, salí algo molesto de la escuela.

-¿Y eso porque fue?- Pregunto otro joven del pequeño grupo.

-No es de importancia- Dijo en un intento de no sacar el tema a flote.

-¿Acaso fue por la golpiza que te dio tu hermano?- Hablo Jeff con un tono burlón.

-No sé de qué hablas- Dijo Stan haciéndose el despistado.

-Oh vamos Lee, ya toda la escuela se enteró de lo que paso- Genial, realmente le sorprendía lo intrigosa que podía ser la gente y lo rápido que se propagan los chismes. -¿No crees que lo mejor sería deshacerse de la basura de una vez?-Hablo Jeff soltando una sonora risa seguido de los demás chicos. Al joven castaño no le había gustado para nada ese último comentario.

-¿A qué te refieres?- Se puso de pie viendo al rubio de manera severa esperando una respuesta.

-Por favor Stanley, sabes de lo que hablo- El joven seguía hablando de manera burlona. -Deberías ya dejar al raro de tu hermano de lado de una vez por todas, todos en la escuela se burlan de él.

-¿De qué diantres estás hablando?- Sabía que se habían burlado de su hermano recién entrando a la secundaria, sin embargo ya no había sabido más del asunto después de un tiempo.

-¿En serio no lo sabías?- Comento otro chico del grupo. -Incluso Richard Fescher ya se encargó de él.

Eso último le cayó como un balde de agua fría, sabía perfectamente que ese chico era un problemático de lo peor.

-Y vaya que lo ha hecho papilla, no entiendo como ese fenómeno sigue caminando- Finalmente todos los jóvenes se soltaron a carcajadas, Stanley no podía creer que se burlaran de su hermano justo enfrente de sus narices.

Jeff seguía retorciéndose de la risa, sin embargo callo inmediatamente cuando sintió que el joven Pines lo tomaba por el cuello de su camisa.

-No te permito que hables así de mí hermano pedazo de idiota- Siseo el joven castaño conteniendo las enormes ganas de agarrarlo a palos.

-Vamos amigo, nada de esto es en serio- Dijo Jeff con un tono de nerviosismo en su voz, esa posición en la que estaba no le era favorable. -Solo es un pequeño juego con Ford.

¿Un juego?

¿Tenía el maldito descaro de decir que todo era un juego?

Stanley lo lanzo con fuerza al suelo y lo miro con rabia. -¡¿Crees que inculcarle tanto miedo a una persona es un juego imbécil?!- Grito lleno de ira, ahora entendía perfectamente por qué su hermano se alejaba de todos, el que se haya vuelto tan cohibido y se cerrará a todas las personas incluyendo a su propia familia. -Las personas como ustedes ni siquiera merecen que les den una lección- Tomo sus cosas rápidamente, quería alejarse lo más pronto posible de ellos. Los observo y vio como los chicos ayudaban a Jeff a levantarse.

-¿Así que prefieres al fenómeno de tu hermano que a nosotros?- Pregunto Jeff bastante molesto.

-Púdranse- Respuesta más concreta no pudo haber dado. Tomo un paso rápido camino a su hogar, debía hablar con su gemelo urgentemente.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Stanford se hallaba en la misma habitación cada que llegaba a su hogar casi muriéndose del dolor, en el baño.

Dio gracias que su madre había salido fuera de la casa ya que casi llegó tambaleándose y definitivamente no lo habría podido disimular en lo absoluto. Se observó al espejo para poder ver los daños que había recibido: En su mejilla izquierda un poco debajo de su ojo tenía un enorme hematoma que ya estaba tomando un color rojo violáceo, fue donde recibió la patada; En su mejilla derecha tenia uno más pequeño pero igual de notable y de su nariz escurría sangre al igual que de sus labios. Ahora sí que Fescher había descargado toda su ira con él.

¿Cuándo terminaría ese infierno?

¡Tú nunca serás aceptado por los demás!

Apretó sus puños con fuerza.

¡Siempre serás un miserable Stanford Pines!

Observo su reflejo con ira.

Y mientras sigas respirando tu vida siempre será así de miserable.

Estaba cansado, hastiado de su situación. Como deseaba no estar ahí.

No estaría mejor... ¿Muerto?

Demonios, ¿Había pensado en la muerte? ¿Qué diablos le sucedía?

Pero ahora que lo pensaba mejor...

¿Cómo estarían las cosas si el no estuviera?

Nadie se burlaría de nuevo de él, nadie lo volvería a tocar con el afán de golpearlo, nadie se burlaría de su hermano de nuevo...

Y la mejor parte: Por fin estaría tranquilo.

-No me dirían fenómeno de nuevo...- Una sonrisa algo extraña se dibujó en sus labios. -Por fin tendría algo de paz en mi vida...- Esa sonrisa fue ampliándose más.

"Mientras sigas respirando tu vida siempre será miserable" Por fin alguien le había dado una solución. Se acercó al botiquín y comenzó a buscar desesperadamente entre los medicamentos, cuando por fin encontró lo que buscaba tomo un frasco entre sus manos: Los potentes somníferos que utilizaba su padre cada noche que no podía conciliar el sueño.

Lo abrió con movimientos torpes, sus manos temblaban y sintió que sudaba en frio. Una vez que le quitó la tapa al frasco dejo caer en su mano un buen montón de esas pequeñas píldoras color blanco con azul y las observo con detenimiento.

¿De verdad cometería suicidio?

¿Qué pasaría con su familia?

¿Qué sucedería con su hermano?

-No les pasara nada- Susurro una vocecilla en su cabeza. -No les afectara que te vayas, anda, les harías un favor a todos.

-¿Qué hay de Stanley?- Murmuro con voz temblorosa.

-¿El? Estará perfectamente, si consiguió amigos alejándose de ti le ira mejor si te largas- Esa voz se escuchaba impaciente. -¿O acaso quieres que se sigan burlando de ti por el resto de tu vida? ¿Quieres seguir siendo un inadaptado?

Hubo momentos de silencio donde el joven de anteojos no movió un solo musculo, solo temblaba.

-¿Quieres seguir siendo un fenómeno?

Relamió sus resecos labios en señal de nerviosismo.

-¿Quieres seguir siendo una carga para tu hermano?

Entonces se armó de valor y trago las píldoras sin duda alguna.


Aclaración de *:
-Miertero/a: Es una expresión que se utiliza en la Saga de libros de Maze Runner, la cual se utiliza de forma negativa, para insultar o maldecir las cosas. Me tome la libertad de usarlo aquí porque se ve kul. (?

Lamento cortarlo aquí, pero quiero dejarles el suspenso. Soy mala, lo se.
Este fic se me ocurrió de la nada cuando veía como por milesima vez el capitulo de "A Tale of Two Stans" (Es mi capitulo favorito) y me pregunte: ¿Que tanto habrá pasado Ford por su problema anatómico? Y PUM! Salio este pequeñisimo proyecto.
Esto en un principio iba a ser un One-Shot, pero como lo hice demasiado largo, decidí cortarlo en dos partes. Así le daría un poco mas de emoción al asunto.
Espero les haya gustado esta historia tan tragediosa e intensa (Si, como no).
Los veré en el próximo capitulo, acepto opiniones y criticas siempre y cuando sean constructivas, si hay algún error haganmelo saber.
¡Tengan bonito día/tarde/noche! Los veo:3