La alabarda y el hibshu
Sanguinem crucis, un grupo de guerreros, que se encargaban de destruir a demonios, que interrumpía la vida del ser humano en una Europa renacentista, estas personas, luchaban en forma secreta y tenia unos superiores, que ni siquiera ellos conocían, los cuales les enviaban misiones a los guerreros, las misiones eran asignada por un hombre que llamaban santo y podía visualizar el movimiento de lo divino y lo maligno.
Las afuera de una ciudad de una Europa del renacimiento, se veía un grupo de personas corriendo de un gran ser de piel negra, oreja de lobo, dos cabeza, las cuales agarraban a las personas que se encontraban y se los comían.
Parecía que el gran ser, caminaría a su ancha sobre la tierra, pero un gran animal, apareció frente de la bestia, la criatura era un gran lobo de color blanco plateado.
La bestia, trato de destrozar al animal, con sus garras, pero el animal, esquivaba los ataque de su enemigo. El lobo, escapo por el bosque, la criatura, furiosa por no atrapar al ser salvaje, lo persiguió, hasta que desapareció de su vista.
El ser de piel negra, camino con precaución y observando, lo que había a su alrededor, entonces a lo lejos miro al lobo, que lo había desafiado, con una furia enardecida, se abalanzo contra el animal, pero cuando estaba cerca del salvaje, cayo al suelo, al guíen le había preparado una trampa.
Pero para la bestia, esto no era ningún problema, solo debía saltar hacia la superficie, pero algo lo detuvo, observo que sus pies pisaba agua y no cualquier agua.
—Estas caminando, sobre agua bendita, ser del inframundo—una chica de piel blanca, cuerpo esbelto, cintura tipo guitarra, ojos verdes esmeralda, pelo largo que tapaba sus orejas, de color rojo, el cual tenia amarrado con una cola de caballo, vestía con un jubón aramis Rojo, pantalones cortos de color negro, en sus piernas llevaba unas grabas y unas rodilleras de metal, zapatos de cuero café claro y unos guantes de cuero cafés, traía una cruz dorada como colgante y enfundadas sobre su espalda tenia una gigantesca alabarda y un arcabuz—Por lo tanto, tus fuerza se ven disminuida.
La chica, desenfundó su arma de fuego, la cual estaba cargada y apunto hacia el ser.
—Que mis balas, llegue a su destino—la mujer, disparo.
La bala de metal, salió de la arma y surco el espacio, que había entre su punto de origen y la bestia, llegando a atravesar, uno de los ojos centrales de la criatura.
El demonio, grito de dolor al sentir la bala, la chica, en fundó su arma de fuego y salto hacia adentro del agujero, en el trayecto hacia el suelo, saco su alabarda y con la arma, atravesó uno de los cuello de la criatura, la cual cayo al suelo, muerta.
—Listo—la mujer, hizo la señal de la cruz y saco su lanza, y la enfundo, como precaución con una espada corto las demás cabeza de la criatura.
La chica, utilizó una cuerda, que había puesto anteriormente, para salir de la trampa.
Al llegar arriba, se sentó apoyada en un árbol, y cerro sus ojos, para poder descansar, el lobo, se acerco a la chica.
—Buen trabajo, Cruz—le dijo el lobo a la chica.
—Gracias, tu también existe buen trabajo, Honshu—le contesto Cruz al lobo.
En ese momento, un cuervo se paro arriba de la cabeza de la joven Cruz.
—¿Otro trabajo?—pregunto Cruz.
El cuervo, se puso frente a la chica y le dejo dos pergaminos, Cruz, tomo unos de los pergamino, lo abrió y lo leyó.
—El santo, ha visto que un mal se cierne en las tierra del lejano oriente, en la isla de Japón, un enemigo, que no debería estar en aquella tierras, es un peligro eminente, Cruz, unidad halberd, es tu deber junto con la unidad silber, ir a esa tierra, investigar y acabar con aquella fuerza—Cruz leyó el mensaje y suspiro—Odio los viajes en el mar, me mareo con facilidad.
—Japón, es mi tierra natal, hace tiempo que no iba a ese lugar—sonrió el lobo, y agrego mirando a su compañera—Te puedo, decir que tiene comida deliciosa.
—Bueno, hay que hacer el trabajo—Cruz, se levanto, desenfundó una daga y se pincho en el dedo meñique de la mano izquierda y con la sangre marco el segundo pergamino y se la entrego al cuervo, que salió volando.
Después de un día de descanso, en una ciudad cercana, los dos parieron se encontraron con el guía que iba a llevarlo a un puerto cercano.
Después de unos días de viaje en un carruaje, llegaron al puerto, en donde un barco de la orden , estaban esperando por ellos.
Después de la derrota del semi demonio, Naraku, el grupo que estaba formado por el demonio híbrido Inuyasha, la viajera del tempo, Kagome, el monje pervertido, Miroku, la exterminadora, Sango y el pequeño demonio zorro, Shipo, estaban haciendo su vida. Kagome, había decidido irse hacia el pasado, para esta junto con su amado Inuyasha, Miroku y Sango, se casaron y han tenido muchos hijos, Shipo, se esta entrenando para ser mejor demonio.
El hermano de Inuyasha, Sesshomaru, visitaba mucho la aldea, para ver como estaba Fin, la niña que había rescatado y cuidado.
Han pasado unos 3 años de paz, en aquella tierra, la anciana, cuida de Rin y enseñaba a Kagome, lo referente a la disciplina de sacerdotisa, Rin, se había convertido en una hermosa muchacha. La principiante sacerdotisa, no había perdido el tiempo y con Inuyasha, tuvieron dos gemelos.
La época de paz, se estaba terminando para el grupo y comenzó con el descubrimiento de un samurái, que había llegado a la aldea, con herida y había pedido ayuda a la sacerdotisa.
Kagome, había recibió al hombre y lo llevo hasta el templo, para cuidarlo.
—Gracias, por cuidarme—le agradecido el samurái a la sacerdotisa
—No hay de que, estoy para ayudar—le contesto la sacerdotisa, mientras limpiaba las herida del soldado y pregunto —¿Por curiosidad, que sucedió?
—Un extraño ejercito que parecía estar hecho de…de una clase de extraña magia, todos eran esqueletos, cada uno, tenia armaduras plateadas y estaban rodeados por una luz roja, sus ojos estaban vacíos y montaban caballos negros, con ojos rojos, un extraño que parecía ser un ser gigantesco, que vestía completamente de una armadura negra, y un casco con cuernos del mismo color que su armadura, parecía ser el que comandaba aquel ejercito—le explico el samurái que agrego—Me hacer que tanto, al general, para matarlo, pero el interior de si casco parecía estar…casi vacío, si no fuera por dos ojos rojos, de color sangre, al ver esos ojos, me entro el miedo y vote mi arma, el líder de aquel ejercito de demonio, con una gran espada me causo esta cicatriz, pero no morí, me quede inconsciente, por un rato hasta que desperté y con mi ultima fuerza, llegue a esta aldea.
Se escucho, las pisadas de un caballo y un ambiente frío, cubrió la aldea.
—El…el esta aquí, viene para completar su tarea—El samurái, se volvió loco y agrego—Ese ser, esta cerca.
Kagome, trato de tranquilizar al samurái y después de lograr que se durmiera, salio afuera del templo y observo al ser que el sujeto, había descrito, la sacerdotisa, al observar a aquel ser, por un momento se quedo paralizada de miedo, pero después volvió en si.
—¿Quien eres?, ¿Que busca en este lugar?—Kagome, le exclamo deshaciéndose del miedo que tenia.
—Eres una interesante humana, una sacerdotisa según veo—se escuchó atreves del casco una voz fría y de ultratumba—Vengo por el alma del sujeto que me desafío, haste a un lado muchacha que aun no es tu tiempo.
—No me haré al lado, el esta bajo mis cuidados—Kagome, sabia lo que ese extraño ser estaba buscando—No le harás nada a este soldado.
El caballero, enojado desenfundó una espada de dos metro, la cual emitía una luz negra y con furia, se dirigió hacia Kagome, pero antes de que el jinete, acertara su primer golpe hacia la sacerdotisa, una espada del mismo tamaño de la criatura de los ojos rojos, detuvo el ataque.
Era la colmillo de acero, que portaba el demonio híbrido, Inuyasha.
—Inuyasha—Kagome, exclamo con alegría al ver al chico de ropajes rojos.
—Nadie, ataca a Kagome—el chico de ropas rojas, miro con furia al jinete.
El jinete y el caballo, desaparecieron de la vista del híbrido, y reaparecieron en el mismo sitio en donde estaban mucho antes del ataque.
—Ya veo, ¿quieres morir primero?—preguntó el sujeto de armadura negra—Cumpliré tu deseo.
Cruz, se encontraba sentada en el barco, mientras observaba observaba tierra desde su lugar, se encontraba feliz, ya que pronto llegaría a su destino, y estaba harta del barco en que iba.
—Es un bonito, paisaje, ¿cierto?— Honshu, se acerco a su compañera.
—Si, es bonito, pero me gusta más las montañas de mi tierra—le contesto Cruz a Hibshu y agregó parándose—Bueno, buscare mis cosas, ya que muy pronto llegaremos.
El barco, llego frente a un puerto. La joven Cruz y el lobo Honshu, bajaron del barco.
