More info at the end.
Capitulo 1
How we met.
Las mañanas en la ciudad no eran de lo más agradable para Karkat, sobre todo porque era invierno y hacia un puto frio que le provocaba no querer salir de su cama y quedarse acurrucado ahí, viendo tal vez romcoms o hablando con sus amigos no existentes. Pero tarde o temprano alguien tenía que sacarlo de su burbuja solitaria, y agradecía mentalmente a que su única amiga hubiese sido voluntaria en ayudarlo a salir de su rutina.
Era un 5 de Enero, su primer día trabajando para la cafetería de las Maryams a pedido de Kanaya, y su reloj de muñeca apuntaba a que eran casi las 6:30 de la mañana. Faltaba casi una hora para abrir la cafetería, pero le habían pedido gentilmente a que llegara media hora antes para explicarle masomenos la manera en cómo se manejan las cosas en su local.
Jamás en su vida pensó que llegaría a trabajar en algo decente. Siempre tuvo la mentalidad en que acabaría debajo de un puente vendiendo chicles, o en alguna esquina vistiéndose como mujer para conseguir dinero sucio. Si, tenía una gran imaginación.
Y añadiendo algo más a su lista de ''nunca pensé que…'' estaba ser mesero. Odiaba a las personas, las odiaba más que a sí mismo. Excepto la familia de Kanaya; ellas eran buenas personas que le resultaba imposible tenerles un sentimiento negativo. Todos los demás eran desconocidos y pretendía que siguieran así, siendo desconocidos. Nunca fue bueno con las palabras, ni tampoco brindando servicios que no eran requeridos. Normalmente se atragantaba cuando trataba de hablar y terminaba soltando palabrotas. Aquello los ahuyentaba de inmediato.
Cuando su amiga le ofreció el trabajo, no pensó en cuales serian las consecuencias de su decisión. Interactuar con gente no era su fuerte, pero se convencía a si mismo que Kanaya lo hacía a propósito para ayudarlo a superar 'sea lo que sea eso'.
Dobló una esquina y se introdujo en el callejón que estaba al lado de la cafetería, buscando la puerta trasera del local. Para su suerte, la entrada estaba abierta, Porrim le esperaba con una sonrisa en el rostro y un vaso entre sus manos.
-Oh, Karkat, me alegro que hayas llegado –saludó Porrim, entregándole el vaso que resulto ser chocolate caliente. – Hace mucho frio aquí afuera, ¿no crees? Mi hermana te espera dentro, ven, vamos.
-Um, gracias – agradeció. Tomó un sorbo del chocolate y el calor recorrió su garganta, sintiéndose algo aliviado.
Ambos ingresaron, cerrando la puerta trasera y caminando por un corto pasillo que llevaba a la cocina. Karkat miraba todo su alrededor con curiosidad, como si todo aquello que estaba en la habitación fuese algo nuevo para él. De vez en cuando, Porrim le daba un vistazo al pelinegro para ver si le agradaba el lugar; y para su alivio, parecía que le encantaba el ambiente.
-¡Karkat, llegaste!
El saludo provino del otro lado de la cocina. Kanaya le esperaba a su amigo con los brazos abiertos, esperando a que saltara para abrazarlo. Tanto su hermana como él le miraron raro.
-¡Ven acá, idiota, y abrázame! –gritó irritada.
-¿Ok?
Dudoso, Karkat hizo su camino hasta estar frente a su amiga. Levanto los brazos expectante y al instante recibió un abrazo que le dejo sin aliento, literal. La tasa que sostenía cayó y se estrello estrepitosamente contra suelo, derramando su contenido chocolatoso.
Porrim le miró mal a Kanaya, y ella solo sonrió mas mientras asfixiaba a su amigo que adquiría una tonalidad azul.
Pasando ese incidente en donde casi se desmaya, y minutos después de limpiar el pequeño desastre, las hermanas Maryam y su nuevo empleado se sentaron en una de las mesas de la cafetería. Kanaya le fue explicando lo que tendría que hacer cuando tome el pedido de algún cliente, cuando dé el dinero o reciba, y, sobretodo, su respeto hacia ellos.
Por supuesto que no estaba de acuerdo con eso último, pero no le quedaba de otra más que aceptar las reglas que le imponían. Ya había aceptado oficialmente el trabajo y ya era un trabajador mas en esa pequeña empresa, debía terminarlo con la cabeza en alto y enorgulleciendo a ambas hermanas.
Aunque mentiría si promete que va a comportarse bien durante el tiempo que este sirviendo para ellas; sabe que a pesar de todo, tendrán problemas por su culpa o por su lenguaje.
-Comenzaras tu primer día en 15 minutos – le avisaron antes de que cada una desapareciese en el despacho de los jefes. - Ponte el uniforme, toma una libreta, y abre la puerta. No olvides cambiar el letrero de ''cerrado'' a ''abierto'', no queremos que las personas se confundan y no tener clientes.
A veces pensaba que eran muy mandonas, pero luego recordaba que eran las jefas y se le pasaba.
Karkat dio un bostezo y se rascó la nuca, cansado. Ser una persona no-mañanera le dificultaba las cosas un poco, al menos creía que sería al principio. En algún momento se tendrá que acostumbrar a ese nuevo horario, y esperaba con toda su puta paciencia a que fuera pronto.
Tras un pequeño momento de meditar y darse un auto-apoyo moral, acató a cada una de las órdenes que le mandaron. No fue hasta después de cambiar el letrero que escucho un coro de ''Buenos días'' viniendo de la cocina.
''Tal vez sean los otros empleados'', pensó el pelinegro, acomodándose el delantal rosado que tenia puesto.
Ya después del día tendría una calurosa conversación –pelea – con Kanaya sobre los uniformes.
Se debatió mentalmente, ¿debía ir a saludar a los otros empleados, o debería quedarse ahí parado esperando por ellos? Su hermano siempre le mantenía la idea de ser el primero en hacer todo, de alguna forma los demás tomarían consideración en él. Pero como dijo anteriormente, no era muy bueno con las palabras, ni tampoco lo seria saludando.
Aunque no tomo mucho tiempo para que los otros se dieran cuenta de la nueva presencia en la cafetería y un pequeño silencio incomodo se presenciara.
Tampoco les tomo mucho tiempo para que algunos de ellos se emocionaran.
-¡Oh, debe ser el nuevo! – gritó la más pequeña del grupo, corriendo en su dirección y lanzándose para abrazarlo. Por su baja estatura, a Karkat no le quedo de otra más que devolver el abrazo para que ella no cayera.
Dos abrazos en un día no son muy bueno para su espalda.
-Soy Nepeta Leijon, mucho gusto – le saludó en cuanto la bajó. Tenía el cabello negro y corto, lo que hacia contraste con sus ojos verdes oscuros. Vestía algo parecido a un cosplay de gato que veía normalmente en las convenciones de frikis; además de eso, se veía adorable.
-Karkat, Karkat Vantas – ambos estrecharon la mano.
Detrás de la chica gato, apareció un hombre moreno más alto que ambos. El pelinegro podía sentir lo imponente que era la presencia de ese tipo, y de cierta forma le cohibía.
-Zahhak Equius – se presentó, así sin más.
Al final, un muchacho de su mismo tamaño con un rapado súper extraño. Parecía tímido por su forma de evadir contacto visual con él.
-Um, soy Tavros Nitram, m-mucho gusto.
-Un gusto –Tavros le regaló una pequeña sonrisa.
No parecían malas personas, excepto por el grandulón que le daba miedo, y sentía que tal vez llegaría a llevarse bien con ellos. O al menos esperaba eso.
Tras una pequeña conversación con ellos, empezaron su trabajo.
Amigable
En esos momentos, su reloj de muñeca marcaba las 2 de la tarde.
Toda esa mañana fue realmente agotadora teniendo solo dos meseros para atender todas las mesas y, de vez en cuando, la barra. Incluso Tavros tuvo que dejar su puesto de cobrador para ayudarlos a atender a aquellos que empezaban a molestarse por la 'ineficiencia' del local.
No era culpa de ninguno de ellos. Podían ir y quejarse como empleados que son con Kanaya y Porrim y exigirles una explicación del porque la falta de servicio; o incluso del porque hay tanta gente a la hora del almuerzo. Pero eso causaría un problema en su primer día trabajando y no quería eso; al menos que esperara una semana para empezar a fregarles un poco.
Aunque además de él, ni Tavros, Nepeta o Equius se quejaban. Es más, parecían incluso divertirse atendiendo a los osados clientes que no eran del todo educados. Incluso la chica que estaba sentada al fondo de la cafetería, mirándole el trasero y tomándole fotos nada discretas.
Primer día, tenía que controlarse por lo más sagrado. Ya suficiente tenía con cambiar el tono de voz y forzar una sonrisa para parecer más decente a la hora de atender pedidos.
-Karkat, llévale esto a la mesa 12 – le pidió Equius saliendo de la cocina. Tenía una bandeja con una copa de vino y un sándwich de jamón y queso.
-¿De dónde mierda sacan vino de este sitio? –le preguntó el pelinegro, tomando la orden.
A ese punto de la tarde, tanto el cocinero Equius como los otros se acostumbraron al lenguaje del indecente Karkat. Lo tomaron mal al principio; y no quedándole de otras más que explicarles que es algo que es natural para él, se lo dejaron pasar.
-Es un cliente especial de este sitio. Siempre pide lo mismo y nosotros siempre se lo damos.
El moreno dio media vuelta y regreso a la cocina para terminar de preparar las ordenes pendientes. Y Karkat, con un suspiro, se dirigió a la mesa correspondiente y, ¡Sorpresa, sorpresa!, resulto ser la chica que le miraba el culo.
Esta tenía una sonrisa de oreja a oreja y el celular en mano. Ni siquiera se preocupo por esconder las fotos de su trasero que estaban en media pantalla siendo editadas. Si bien era cierto, le jodía demasiado que gente desconocida no supiese su posición sabiendo que son eso, 'desconocidos'; pero algo que le enfureció fue cuando dejo el pedido en su mesa y dando media vuelta, fue que la 'jovencita' le diera un manotazo a su culo.
Y si que le dio fuerte.
Soltó un alarido agudo, llamando la atención de los demás clientes y recibiendo casi toda la atención, y volteó rápidamente para encarar a la jodida puta que le hizo eso.
-¡¿Qué mierda crees que haces?!- gritó en voz baja. Suficiente tenia con las miradas curiosas de las personas que estaban sentadas alrededor – Es una puta falta de respeto hacerle eso a alguien, y menos si este te sirve. Puedo tomar ahora mismo tu jodido vaso de vino barato y tirártelo a la cara para que aprendas a que se debe de respetar a tu PUTO prójimo.
-¡Ha! Kanaya tenía razón, tienes los huevos suficientes para encarar a alguien, - comentó ella, sonriendo picarona – además de un buen trasero – acompaño a su cumplido dándole otro palmazo. Karkat se aguanto otro insulto.
-¿Quién carajos eres tú?
-Roxy Lalonde, un gusto –tomó un sorbo de su vino.
-No puedo decir lo mismo, lamentablemente – respondió con sarcasmo.
-Me agradas, muchacho, avisaré de esto a mi hermana; a ella también le caerás bien – se levanto con la copa en mano, levantándolo.-Me voy, tengo trabajo que hacer. Dile a Tavros que lo deje a mi cuenta.
-¡Oye, el jodido sandwic-!
-Shhhhh, nope, no digas nada. Dile a Tavros – le calló. Le guiño uno de sus ojos violetas, coqueta y dio media vuelta dejando a un perturbado pelinegro. Roxy se fue caminando de forma…estúpida hacia la salida, saludando a todos con los que se encontraba por su camino hasta salir del local.
'' Creo que su mamá no le dio de amamantar cuando era una cría. ''
-¡Karkat, atiende la barra! –gritaron desde el otro lado de la cafetería.
El nombrado refunfuño y fue directo hacia la barra para seguir atendiendo a los demás clientes. Unos minutos después de la desaparición de la joven Lalonde, la loca volvió a aparecer en la cafetería tambaleando y abrazando a alguien junto con ella. Ambos reían estrepitosamente y soltaban de vez en cuando maldiciones al aire.
Se podía notar a leguas que SUS clientes estaban incómodos por esa nueva presencia, y no dejaría que eso pasara; al menos no hoy.
Dejando de lado su libreta y a esos otros que se quejaban porque nadie les atendía, Karkat camino con los ojos en llamas hacia donde estaban parados aquellos dos estúpidos seres que osaban llamarse humanos.
-Muy bien, ¿Roxy? Sí, creo que ese es tu nombre. Me parece que hoy tengo un día de suerte teniendo que atenderte DOS veces en unos jodidos minutos ¿Qué mierda quieres ahora?
-¡Hic! Amigo gruñoooooon, ¿Qué ondaaaa? ¿Ves a este tipo? – señalo a su acompañante. - ¡Lo encontré en la calle igual de borracho que yooooooooooo! ¡HAHA!
-Por todos los putos cielos, lárguense de aquí.
-¿Pero porqueeeeee? Espera… ¡¿Oh, escuchas eso?! –su amigo le hizo énfasis a lo que dijo, tratando de escuchar lo que sea a lo que se refería ella. -¡Es mi estomago!
Y ambos se echaron a reír.
-Llévalos atrás –ordenó Equius con el ceño fruncido. – Tírales un balde de agua, lo que sea, pero que se les quite su estupidez.
-Ya quisieras eso – murmuró Karkat. Los tomó a ambos de las muñecas y los llevo a casi rastras hacia la parte trasera del local; justo por donde había entrado hace algunas horas atrás.
-Bueno verte de nuevo, Makara. – escuchó el saludo del moreno, pero hizo caso omiso y siguió arrastrando tanto a Roxy como a su amigo borracho.
Cuando llego a la puerta, los tiro al suelo y fue en busca de dos vasos de vidrios. Mientras los llenaba con agua, podía escuchar las suaves risas de los tipos aun tirados ahí. Le daban lastima y al mismo tiempo le enrabiaba de una forma que no podía describir.
Con los dos vasos llenos, se acerco y vertió el contenido en la cabeza de cada uno, esperando a que se le pasara un poco la borrachera.
Y no fue segundos después de ahogarlos que reaccionaron un poco. Cada uno a su manera.
Roxy salió corriendo hacia el baño, en donde sea que se encontrara, y el tipo, que resulto ser súper alto, se levanto y se apoyo contra la pared aguantando las ganas de vomitar.
Es por eso mismo que no le gusta tomar. Otra cosa más a su lista de odio: Resaca.
-¿Quieres un café? –pregunto Karkat, con el ceño fruncido. El tipo negó cabizbajo. –Te traeré uno.
-Te he dicho…que no quiero nada, hijo de puta.
A pesar de que le fastidio el sobrenombre, siguió con lo que se dijo. Tomo un vaso cualquiera y vertió de la cafetera el café ya preparado. ¿Estaba caliente? Sí, claro que sí. Podía ver el humito salir del vaso.
Cuando regreso donde el hombre alto, se encontró con él sentado en el suelo, rascándose la nuca y mirando a todos lados desorientado.
-Toma y trágatelo antes de que lo ponga en tus jodidos pantalones –obligó el pelinegro, extendiéndole la taza. Para sorpresa suya, el tipo lo tomo de un solo trago sin quejarse ni un segundo.
-Ah, gracias, hermano. Lo necesitaba –agradeció con una sonrisa en el rostro. –Ven, ven, siéntate. –el tipo palmeo el suelo a su lado.
-No, gracias. Tengo que ir a trabajar. Si Roxy vuelve a regresar por aquí, lárguense los dos de una vez. Suficiente tengo que soportar a los demás idiotas que vienen aquí a comer, no necesito otros DOS idiotas más.
-Vaya, hermano, eso esta jodidamente bien. No me imagino estar en tu puesto y tener que soportar a todos esos hijos de puta teniendo que elegir por algo de comer – a pesar de que la borrachera no se haya desvanecido de su cuerpo completamente, Karkat tenía que admitir que la voz del tipo era como la de los actores de sus romcom: profundas. – Nunca te había visto por aquí, ¿Quién eres?
-Otro jodido empleado obligado a trabajar para Kanaya porque su vida no es lo suficientemente miserable para ella.
-Woah, motherfucker'- estrecho su mano con pereza, siendo recibida por el pelinegro – Soy Gamzee Makara.
-¿Acaso todos en este lugar tienen nombres tan raros? ¿Qué carajos pensaban sus padres cuando los nombraron así? – pregunto extrañado.
-Nah, solo yo y otros de por ahí.
El muchacho le caía bien, aunque demasiado estúpido para su gusto. Cuando soltó su mano, el tipo se le quedo mirando durante un rato, incomodándolo.
-Eh, tengo que regresar. Adiós.
-¡Hey! ¡Te veo más tarde entonces! – a medio camino, Karkat se detuvo y dio media vuelta.
-¿Wat? –le miró extrañado.
-Tal vez cuando termines de trabajar podamos hacer algo, ¿no crees?
-No, no creo. Luego de esta mierda me voy a mi casa. –se cruzó de brazos.
-¡Oh! ¿Quieres que vayamos a tu casa?
-¿Qué? ¡No! –exclamó. – Tú te vas ahora, yo me iré a trabajar. Adiós, idiota.
-… ¿Eso quiere decir que te espero, entonces?
Ya frustrado, le ayudo a Gamzee a levantarse del suelo y lo empujó contra la pared. Aunque no fue tan buena idea sabiendo que el tipo era más alto que él, y de esa forma no intimidaba ni mierda.
-Pongamos las cosas en claro. No salgo con desconocidos idiotas que se la pasan medio tiempo borracho y el otro medio tiempo haciendo estupideces. Ahora, si aprecias tu vida lo suficiente, te irás corriendo de aquí o te saco yo a patadas.
Wow, hasta él mismo se sorprendió con tal voz seria que no sabía que tenía. Esperaba a que el tarado entendiera su punto y-
-Tienes suerte que yo si salgo con desconocidos, ¿te paso a recoger a las 5?
-¡Ahhhhhhhhhhhg! ¡Muérete!
Y así, comenzó una linda amistad.
Esta no es una historia que continuaría constantemente porque es para desquitarme y porque sé que hay muchas personas que gustan de esa pareja así que, ¿porque no?
Esto va dedicado a mi babeh: Thayline (Te veo el sabadooo :B) Y mi befa de roleo GamKar: Sofía Strider que cree que el GamTav merece ser mal pronunciado como gantab.
Si gusta la idea tratare de ver los días en que me ponga mal para escribir mas sobre esta super sensual pareja.
Oh, don't worry, que la otra historia si la seguiré esta semana. Tal vez el siguiente capitulo lo publique el domingo.
