La elección del Hokage
Capitulo 1: ¿Quién quiere ser hokage?
-Aaaaaaaaaa- Personaje hablando
-Aaaaaaaaaa- personaje pensando
-Aaaaaaaaaa- Invocacion/Bijuu/inner sakura hablando
-Aaaaaaaaaa- Invocacion/Bijuu/inner sakura pensando
Renuncia de derechos: esta obra se hace sin animo de lucro, y obviamente Naruto y sus personajes pertecen a kishimoto. Yo solo escribo esta historia. NO AUTORIZO EL PLAGIO DE LA MISMA.
Naruto y Sakura salieron del consejo con formalidad, y se dirigieron de inmediato a casa para digerir lo que había ocurrido. Hace relativamente pocos días, y sólo gracias a que gozaban de información privilegiada por ser ex alumnos y amigos cercanos del hokage, Kakashi Hatake, habían recibido la información de que el peliplateado planeaba jubilarse, después de casi una década en el cargo. Cualquiera pensaría que fue poco tiempo de trabajo, pero realmente el ninja copia había aguantado como un auténtico héroe más que la media de sus predecesores. Si se excluía el caso de Hashirama Senju, que gozaba de tal vitalidad y poder que era casi imposible destituirle sin que se muriese; y de Hiruzen Sarutobi, al que las guerras y la muerte de su sucesor le habían atado al puesto hasta su asesinato a manos de orochimaru, los kage no solían permanecer en el cargo más de un lustro, como se podía ver analizando los mandatos de Tobirama Senju, Tsunade, o incluso de Minato namikaze, que murió a los pocos días de asumir su cargo. Así que a nadie le extrañaba la abdicación del dirigente, y el consejo se hallaba preparado para tal eventualidad.
Tras reunir a los portavoces de los principales clanes civiles y ninja, el ninja de la máscara anunció su propósito de renunciar y pasar el testigo a la siguiente generación, y el consejo de inmediato propuso una serie de candidatos. No podía ser un cualquiera el hokage, eso estaba claro: fuera de los requisitos del rango jounin y lealtad probada a la hoja, se exigía de un candidato a hokage un poder inmenso, una disciplina férrea, una conducta ejemplar y, por desgracia, una paciencia infinita con el papeleo. Así que la lista era reducida, aunque fuerte: a pesar de prescindir de grandes shinobi como Sasuke uchiha (por su pasado truculento) o Konohamaru Sarutobi (por ser más una promesa de futuro), en la lista destacaban shinobi también impresionantes como Shikamaru nara, el gran estratega de Konoha con años de experiencia como asistente del sexto hokage a sus espaldas; Kiba Inuzuka, el mejor rastreador de la aldea; o Hiashi hyuuga, el eterno aspirante con el factor a favor de su veteranía. Pero todos esos candidatos no eran más que politiqueo, paja para rellenar una lista que quedaría desangelada si sólo contuviese los auténticos candidatos a ese puesto: por un lado, Naruto Uzumaki, el sannin, el héroe de la guerra, el salvador del mundo y jinchuriki de Kurama no kiuby; y por otro Sakura Uzumaki, la discípula de la gran Tsunade, la mejor ninja médico del mundo y superviviente de la batalla contra la diosa kaguya. Dos candidatos ideales para el puesto, auténticos portentos del mundo shinobi, el consejo estaba seguro de que con cualquiera de ellos la aldea estaría en buenas manos.
Y así se dejó entrever en la reunión del consejo, mientras el matrimonio recibía la gran noticia con honra y a la vez con preocupación. Menos mal que esa reunión del consejo tenía carácter preliminar y gozarían de un mes para organizarse, porque si no el órgano dirigente de Konoha habría sido testigo de un conflicto entre dos shinobi legendarios por su testarudez, dos ninja que tenían claro su objetivo pero que veían que su pareja podría ponerlo difícil. Así que, cuando concluyó la reunión y se les citó para dentro de un mes, ellos abandonaron el lugar en una tensa calma, dirigiéndose de vez en cuando miradas furtivas de la que atravesaban las calles llenas de gente. Gente que les contemplaba con admiración, no en vano eran la pareja más querida de Konoha. La ojijade decidió romper el hielo.
-Cariño, he estado pensando sobre nuestra propuesta para hokage.- dijo, dirigiéndole una sonrisa tierna, esperando con ello ablandarle y que su plan funcionase.- sé que siempre ha sido tu sueño ser hokage, dirigir esta aldea como su mejor shinobi, así que he decidido renunciar a estar en la lista y apoyarte para lograr tu sueño. Lo que sea por el amor de mi vida.- concluyó con tono meloso, clavando sus orbes jade en el uzumaki.
-Sobre eso…- contestó el ojiazul, fijando sus zafiros en los orbes de su mujer mientras se rascaba la nuca.- yo también he estado pensando, y, a pesar de que es mi sueño desde niño, no quiero inmiscuirme en tu carrera. Eres la mejor kunoichi del mundo, imagínate lo brillante que quedaría este ascenso en tu historia. Renunciaré a mi nombramiento por tu felicidad, lo que sea por la madre de mis hijos.- declaró mientras la apartaba un mechón de ese bellísimo cabello rosado de su rostro con ternura.
La gente que de refilón oía esa conversación prácticamente se derretía ante la ternura y el amor que desprendía esa conversación de la pareja uzumaki. Cada uno estaba dispuesto a renunciar al grandísimo honor de ser nombrado hokage por el bien del otro, sacrificar ese gran honor por su familia. Las mujeres contemplaban a la uzumaki con envidia, los hombres con respeto, y todos, absolutamente todos, con una admiración sin comparación por ese matrimonio. Y, a pesar de que no se equivocaban en cuanto al amor que profesaban, y que nueve de cada diez veces la conversación realmente sería tan tierna, hoy no era así. Ambos se miraron a los ojos tras decir esas palabras, primero con sorpresa y después entrecerrandolos disimuladamente con sospecha, sabiendo lo que significaba esa reacción del otro. Ambos querían lo mismo y habían ideado exactamente el mismo plan: renunciar a su nombramiento y asegurarse de que el otro aceptase.
Porque ninguno de los dos quería ser hokage. No es que no apreciasen ese honor, pero sabían lo que acompañaba al cargo, una inmensa cantidad de trabajo y la obligación de renunciar a sus actuales vidas profesionales para ponerse tras una mesa de despacho. El uzumaki, a pesar de que durante su infancia había proclamado a los cuatro vientos que algún día sería hokage, con el tiempo (y sobre todo, con madurez) había visto que ese cargo no era sólo ser reconocido por todos y darles charlas motivadoras a los jóvenes mientras hacía jutsus increíbles, era un cargo esencialmente burocrático que agotaba mentalmente a su ocupante. Sin contar que el ya tenía ese reconocimiento de la aldea y esa posibilidad de motivar mientras hacía jutsus increíbles sin llevar ese ridículo sombrero, no en vano era un maldito héroe mundial, y estaba muy contento con su cargo de sensei. Sakura, en cambio, había llegado a esa conclusión muchísimo antes, por algo era la más lista de la pareja (aunque su marido cada vez se le acercaba más…), sólo había que ver lo poco que duraban en el cargo los dirigentes y sus miradas cansadas para apreciar que no era un trabajo agradable. Sin olvidar que ella se había labrado una gran fama en el ámbito que constituía su vocación, la medicina, y no quería renunciar a seguir investigando y curando bajo ningún concepto. Todavía recordaba a su maestra, Tsunade Senju, gastando sus tiempos libres en alcoholizarse para liberar la tensión acumulada todo el día, sin apenas poder pisar el hospital.
Cualquiera diría que la solución era simple: renunciar ambos, pero sólo había que ver cómo les admiraban en esa aldea para saber el desánimo que traería que sus dos principales héroes huyesen del cargo como de la peste. Sin contar el deshonor para su familia, y la decepción de sus hijos… Así que ahí estaban ambos, andando de la mano como si nada pasase, pero dirigiéndose de vez en cuando miradas desafiantes. Si hubiese estado presente alguno de los amigos cercanos de la pareja, como Ino o Sai, ya habrían caído en la cuenta de que la conversación estaba siendo edulcorada de cara a la galería gracias a la cantidad de apelativos cariñosos que estaba usando el matrimonio uzumaki, apelativos que sólo usaban cuando querían que el otro hiciese algo por el o ella. En la vida cotidiana, ni el rubio ni la pelirrosada eran capaces de ser tan cursis.
-"maldito baka, tú no me cargas este muerto"- pensó con furia la pelirrosada, para luego redoblar su asalto.- pero mi amor, ¿Cómo vas a renunciar a tu sueño por mi? Piensa en la cantidad de "bakas imprudentes que tienen que asumir las consecuencias de sus horas y horas chillando que quieren ser hokage" que inspirarás cuando accedas al cargo.- declaró, recalcando con cierta fiereza ese velado reproche, del que se dio cuenta el ojiazul al instante, por supuesto. Ya desde antes de casarse se conocían lo suficiente para saber "leer entre líneas".
-"Ahhh no, tú no te libras"- pensó con determinación el rubio, para después contraatacar.- tesoro, ¿pero no ves lo bonito de la historia? Imagínate la cantidad de "niñas de la academia procedentes de clanes civiles que se jactaban de ser mucho más listas que el resto sin parar de recordárselo a sus compañeros" que querrán seguir tu ejemplo cuando seas nombrada hokage.- contestó con sagacidad el ojiazul, devolviendo el reproche con clase.
-"Touché Naruto…"- reconoció la kunoichi, mientras ideaba un nuevo ataque.- no Naruto, la historia será mucho más bonita contigo, podrás continuar el legado de tu padre y guiar a la aldea. Seguro que es lo que mi admirado suegro habría querido…- repuso la pelirrosada, mientras miraba al suelo y adoptaba un ligero mohín que sabía que a Naruto le parecía adorable. A ver si así cedía…
-"Muy lista… y encima poniendo esa carita… eres más peligrosa que kaguya, Sakura chan…"- concedió el uzumaki, mientras hacía lo que mejor sabía hacer: adaptarse y sobrevivir.- Sakura chan, una vez un sabio dijo que es mejor abrir tu propio camino que seguir el de otros. Mi familia ya tuvo su momento, ahora es la hora de que la familia Haruno entre en los libros de historia. Imagínate lo feliz que será tu madre…- contraatacó el rubio, mientras pegaba su frente a la de su esposa y le dirigía una mirada de cachorrito con esos ojos azules, un gesto que sabía que ella amaba con locura y que en más de una ocasión le libró de comer uno de los platos cardiosaludables que le preparaba de vez en cuando su esposa en favor de su amado ramen.
-"Uuuhhhh, sacando a mi madre en la conversación, que ruin… aunque yo he sacado a su padre… y esa carita, con esos ojitos y esos bigotes, mira que es tiern… NO SAKURA, céntrate y no caigas en las redes de este chantajista." Mi madre también sería muy feliz si su hija fuese esposa del hokage, sinceramente…
-"El Hoki sa reta koinu no gaikan no jutsu (jutsu de mirada de cachorro abandonado) está funcionando, ¡vamos con todo!" ¿Y tu otra madre, Tsunade oba chan? ¿No quieres honrar su legado? Seguro que estará orgullosa de que su alumna también la supere en la dirección de la aldea.
-"No cuela amor mío, yo también sé jugar a este juego".- pensó la ojijade mientras se reponía para recuperar terreno.- Pero, mi cielo, ¿Y la profecía? Eres el niño que salvará el mundo, ¿Cómo lo harás siendo sólo sensei? Desde el despacho de hokage podrás hacerlo mucho mejor, Jiraiya sama te diría lo mismo que yo… además, con lo guapo que estaría un sannin legendario como tú con esa capa…- comentó la kunoichi con un tono de fingida inocencia mientras se acurrucaba un poco en los brazos de su ahora a la defensiva esposo y le acariciaba el pecho aprovechando que nadie miraba.
-"Joder, me está pillando ahora… y lo de Jiraiya… eso ha sido un golpe bajo… si incluso lo ha llamado por su nombre y no como pervertido…".- se le pasó por la cabeza al uzumaki, mientras el olor a flores del acondicionador de su esposa embriagaba sus fosas nasales. Además, ese tono… ese tono le hacía temblar las rodillas. Tanto por el toque inocente como por lo fingido que sabía que era, no en vano estaba casado con una mujer famosa por reventar en pedazos un ala entera del hospital en un arranque de celos cuando eran novios... Pero debía de ser fuerte.- Tesoro, no creo que sea merecedor de ese puesto, apenas fui jounin a los veinte cuando tú lo lograste casi tres años antes… creo que estarías más cualificada…
-"¿ahora me vas a venir con esas? ¡Si eres sannin de facto desde hace más de década y media!"- chilló por dentro Sakura mientras por fuera conservaba su sonrisa dulce y andaba junto a su esposo abrazando su pecho, dejando que este la rodease sus hombros con su fuerte brazo.- pero fuiste gennin por meros asuntos burocráticos mi amor, dime tú qué gennin podría vencer a un dios en combate singular… estás capacitado más que de sobra.
Pronto llegaron a la entrada del complejo uzumaki, hogar de la feliz pareja. Una gran residencia de madera y piedra de dos plantas, desván, sótano y un amplio jardín, con un elegante pórtico en la entrada con figuras de sapos y babosas grabados y presidido por un gigantesco zorro de nueve colas en la parte superior y una bella puerta roja de madera con un felpudo de bienvenida bastante gracioso que decía "república independiente uzumaki", cortesía de su hija menor. La casa era preciosa, la envidia de todo el vecindario, y todo el mobiliario lo habían elegido entre los dos: Sakura evitaba que la imaginación de Naruto se descontrolase y aportaba un toque organizado y práctico al hogar, mientras que el uzumaki se encargaba de esos detalles que lo hacían especial, como el pórtico, regalo de aniversario del uzumaki a su esposa (aunque esta sospechaba que le había ayudado Yamato). Luego, sus cuatro retoños se habían encargado de redecorarlo y acabar por convertirlo en un lugar cálido y acogedor donde reinaba un agradable caos. El matrimonio estaba deseando entrar para ver a sus hijos, pero antes debían de solventar esta conversación. Como prometieron nada más mudarse allí, "el trabajo siempre se queda fuera".
-Sakura chan, te seré sincero: no quiero ser hokage.- confesó el rubio con seriedad, pero sin dejar de soltar las manos de su esposa para remarcarla que no quería discutir con ella, que lo decía con ánimo de llegar a un entendimiento.
-Pero Naruto, nos han propuesto, no tenemos otra…- recalcó la ojijade mientras se aproximaba un poco al uzumaki.- además, yo tampoco quiero serlo, estoy muy contenta en el hospital…
-¿y te crees que yo no lo estoy como sensei? Este año llegan nuevos alumnos y hay algunos muy prometedores… además, ya sabes que odio el papeleo, a mí me gusta el aire libre… ¿has visto a Kakashi sensei? Prácticamente estaba llorando de felicidad mientras anunciaba su jubilación…
-pues ya me dirás que hacemos… no podemos renunciar los dos, sería un desastre…- contestó la ojijade, para luego volver a acurrucarse en los brazos del uzumaki, esta vez más por sentirse segura y expresarle que era importante para ella que lo hiciese que por chantajearle.- Cariño, por favor… acéptalo tú…
-Joder Sakura chan, sabes que no quiero, no me obligues… lo siento, pero no puedo. Dejemos que ellos decidan y prometamos que el uno apoyará al otro, ¿vale?
Sakura iba a insistir, pero vio que en ese momento no podría rascar más. Tenía que darle tiempo y pensar un plan. Entraron en el hogar uzumaki tomados de la mano y fueron recibidos por sus cuatro hijos: Shio, la mayor, una bella niña de ojos violetas y pelo rojo como su abuela paterna (salvo por las marcas zorrunas heredadas de su padre) de nueve años de edad, estaba haciendo sus deberes de la academia, como una kunoichi aplicada que era (según sus propias palabras); mientras Katsumi, una niña de ocho años de pelo rubio, ojos verdes como su madre y esas características marcas en las mejillas, jugaba con su gemelo, Shinachiku, que con paciencia aguantaba como su hermana le mangoneaba y ordenaba. Y la pequeña del hogar, Hanami, una angelical niña de seis años de pelo rosa y ojos azules como su padre, corrió a saltar en brazos de su padre, al cual adoraba con locura. Era un hogar idílico el que había organizado el matrimonio, y seguiría así eternamente, de eso estaba segura la pelirrosada. Pero antes había algo importante que hacer: evitar acabar de hokage. Y un plan comenzó a urdirse en su mente. Sólo tenía que jugar bien sus cartas y no tener piedad. Y hacer de tripas corazón, porque a ella también le costaría…
Bueno, primer capítulo de la serie de dos terminado. Queria hacer un oneshot de estos desde hacía tiempo, pero todos me encajaban en Kitsune no Kibo y acababan ahí. Pero este en cambio puedo publicarlo sin problemas. Os gusto el giro de la conversación entre los dos? Quién iba a pensar que la pelea iba a ser por EVITAR ser hokage XD se me ocurrió hace nada y me dije "vamos a publicarlo", y me ha quedado tan largo que haré dos episodios.
¿cuál será el plan de Sakura? ¿Estará Naruto preparado?
pd: no es adorable la familia uzumaki? :D
editado para separar un poco más los párrafos!
