Disclamer: Los personajes son creaciones de las famosas CLAMP tomadas de su famoso manga/anime Card Captor Sakura

La historia es de mi entera autoria

Aclaraciones: Esta historia contendrá escenas de lemon explícito. Lee bajo tu propia responsabilidad.


CAPÍTULO 1 - Fiesta de ex alumnos


Shaoran´s POV

Algunos podrán pensar que una fiesta de reencuentro con sus ex compañeros de secundaria sería de los más entretenida, y la verdad es que esas no eran para nada mis expectativas cuando acepté ir a la reunión, pero es difícil negarse a ciertas cosas cuando tu mejor amigo es quien organiza el evento y cuando con astucia te amenaza con contar historias de lo más bochornosas sobre tu vida privada si te negabas a ir. Y ¡oh sí! créanme que Eriol hablaba en serio cuando dijo aquello y no es que me importe que ande develando o inventando historias mías a personas que no veo desde hace 7 años, pero las cosas cambian cuando se está frente de una de las empresas más prestigiosas de toda China como lo es Li Corporations. Firma reconocida mundialmente que cuenta con varias sedes en diferentes países, por lo que todos debían de saber quién soy yo, o más bien en quien me he convertido y por ende lo bien que les podría sentar económicamente develar algún aspecto de mi vida privada a la prensa que con gusto se encargarían de publicar en todas las revistas de chimentos habidas y por haber. Puede sonar extremista, pero está de más decir que sigo siendo el mismo tipo reservado y con cara de pocos amigos de siempre, sobre todo cuando de negocios se trata. Desde que me fui de Japón al terminar mis estudios no pude hacer otra cosa que dedicarme a continuar con el legado familiar, dejando a mi pequeño grupo de amigos allí.

La soledad siempre ha sido algo que fuera de incomodarme, me agrada en demasía, pero luego de encontrar que existen entes, gente, personas que valen la pena contar, ya sea para compartir tus dichas y desdichas, fue entonces que me encontré extrañando mi antigua vida. Tampoco se compadezcan tanto, por suerte no me siento del todo solo. La tecnología te acorta muchísimo las distancias y en China cuento con un amigo de la infancia al que luego de años sin vernos pudimos reafianzar esa amistad y el único con quien tengo relación extra laboral. ¿Y en el plano sentimental? Es nulo. Nulo si nos basamos en la teoría de que sentimientos van de la mano con el amor, pero fuera de eso digamos que no me privo de nada... Siempre y cuando no haya ningún contrato matrimonial de por medio.

Si me lo permiten puedo presumir que mi vida sexual es bastante activa, disfruto de mi soltería y no me cuesta mucho llevar a una mujer a la cama. Basta solo con verme en el espejo para reconocer el porque estoy entre los 10 solteros más codiciados de toda China, y no quiero sonar engreído pero tampoco voy a negarlo. No veo nada de malo en aprovechar los dones que la naturaleza me dio a mi favor.

Con el tiempo aprendí que un rostro bonito no lo es todo para poder conquistar, y aunque el tamaño del bulto proveniente de mi bolsillo izquierdo - y que no tiene nada que ver con algo de carne endeble y firme a la vez - podría facilitarme muchísimo la tarea, no me parecía algo digno de ganar si así fuera. El arte de la seducción era un juego peligroso al que, no está de más decir, no entendía para nada, pero el halo de misterio que ocasionaba mi conducta se convirtió en mi carta sobre la mesa. Tal parece que eso es más atractivo a que te salten en la yugular, o por lo menos con la mayoría resultaba así, otras preferían ir directo al grano.

Mi aire de grandeza y superioridad, junto con una sonrisa ladina que comencé a adquirir con el tiempo, me hicieron ganar terreno. Semanas pasé frecuentando bares y boliches para lograr forjar mi carácter ante las mujeres, aunque nada hubiera sido posible sin la compañía de Chen. Él es un especialista en provocar que las femeninas caigan a sus pies, y cuando al fin pude soltarme del todo, tal como lo hacia él, les debo confesar que un vaso o dos de whisky eran necesarios para dejar mi fría personalidad de lado. Aún así mi reputación de tipo duro no era aplacada, porque Shaoran Li podía ser un amargado, reservado y huraño tipo de 25 años, pero cuando una mujer se le metía en la cabeza no había vergüenza ni tren que lo pare hasta conseguir su objetivo.

- Eriol, ¿Me parece a mí o invitaste a medio instituto? Porque no recuerdo haber conocido ni de vista a más de la mitad de la gente que está aquí.

La fiesta se dio en una de las mansiones de mi amigo, estábamos en el parque al lado de una piscina espectacular con un equipo de sonido alucinante; cerca de la improvisada pista de baile - y digo improvisada porque cualquier lugar del kilométrico predio es acorde para ello - se encontraba una barra de tragos, los que por supuesto, es de consumición libre y a los que ya muchos han caído en la tentación declarándose ni bien entrada la noche con más alcohol en sangre que glóbulos rojos.

No solo me pareció ver más gente de la habitual, mientras rondaba por el jardín pude notar unos rostros que delataban no ser de este país, pero como Eriol proviene de Inglaterra, no es de extrañar que hubiera extranjeros, salvo por el simple detalle de que esta reunión de ex alumnos, realmente, no lo es.

- Take it easy my friend, enjoy! Life is short so let´s get crazy!

Cuando Eriol se embriaga lo podía notar con facilidad, pues no solo arrastra las palabras y parece que quiere seducir a todo ente que se le posara frente a él con su melosa voz, sino que se olvida que ya no estaba en su país natal y comienza a hablar en su idioma madre con más acuidad.

- Sabes que no me gusta estar rodeado de gente que no conozco, ni si quiera veo a alguien de nuestro curso, ni a los chicos. - ya me estaba mofando.

No encontraba nada interesante para hacer, hacia más de media hora que el hielo de mi whisky se derritió arruinando por completo la bebida casi sin tocar y la música me estaba taladrando los oídos, ¿por qué a la gente le gusta tanto la música electrónica? No tiene coherencia, ni si quiera era de esas que por lo menos la voz de un cantante cortaba la monotonía del sonoro punchi punchi.

- Además, ¿qué sentido tiene hacer una fiesta de reencuentro si ni si quiera podemos encontrar a nuestros compañeros entre tanto desconocido?

- Es que la bola se corrió y ya no pude controlarla. Sé que ya no es la reunión de ex alumnos que pensé tener pero por lo menos disfruta ¿okey, my love?.

Otra vez reluciendo sus dotes de amante empedernido. ¿No les dije yo que intentaba seducir a Dios y María santísima cuando esta ebrio?

- Déjate de idioteces Eriol, mejor cierra la boca que no soy tu prostituta.

Mi cara no podría haber reflejado fastidio mayor, aún así traté de poner la mejor de mi parte porque no quería arruinarle la noche cuando se había portado tan bien conmigo. Así nos haga quedar como un par de mariquitas él es el mejor amigo que yo podría tener. Chen es buena persona, me divierte mucho y hace de mis días, pero es de ese tipo con el que no puedes hablar de ciertas cosas. En cambio Eriol, sigue y seguirá siendo el más odioso hombre que se cree caballero de brillante armadura, pero el único al que le confiaría mi vida de ser necesario. Entonces, ¿podría culparlo entonces de que esta noche no esté resultando como esperaba?. ¡Claro que sí! Estaba tan aburrido, por Dios. Y estaba harto de las miraditas de esa muchacha pelirroja de allí. ¿Por qué andar haciéndose la misteriosa e interesante? Ese papel me pertenece por nacimiento e igualmente le faltaba mucho que aprender ya que le había sonreído como dos veces en respuesta y lo único obtuve fue que diera vuelta la cara. ¿Creerá que yo me voy a acercar? Si me hubiera mantenido la mirada quizás, pero ya me estaba hartando su jueguito y eso la hacía menos interesante que nada. No es que no tenga un abanico de opciones para elegir y yo no era de los que rogaban. Oh no.

- ¡Ey! wolfie. Esa chica no te quita los ojos de encima, eh? - dijo señalando con la mirada a la pelirroja que les estaba contando, la misma que me estaba acechando desde que me senté en la barra.

- ¡Bah! No me interesa, de hecho ninguna me llama la atención. Son todas unas niñitas malcriadas que se creen la gran cosa.

- Pero no me vas a negar que está bien buena ¿verdad? - me permití mirarla con un poco más de detenimiento.

Es verdad, la mujer tiene un cuerpo de infarto.

Como todas con las que te has encamado.

Y quizás era eso lo que ya me estaba empezando aburrir. No había nada especial en ella ni en ninguna otra, todas luciendo sus micro faldas que al agacharse podías ver su atributo en todo su esplendor y unos tops ajustados que dejan muy poco a la imaginación. Como si tuvieran un letrero gigante en la cabeza diciendo "Mírame, soy una presa fácil" o "Cómeme que no muerdo" .

Claro que me gustaba que mi chica de turno tuviera una buena delantera y un trasero grande como para apretarlo contra la pared sin escapatoria hasta sacar unos cuantos suspiros de su parte, pero por más que satisficieran mis necesidades físicas y fisiológicas, no eran más que una aventura pasajera para mí, y lo peor es que ya no me generaban nada más que una sensación de excitación efímera para luego pasar al modo piloto. Nada me sorprendía a estas alturas y esa era la dosis que le faltaba a todas.

Por supuesto que tenía una reputación a mantener así que mi acompañante ni si quiera se percataba del momento en el que dejó de ser una excitante mujer para pasar a ser solo un ente necesario, porque me encantaba hacerlas ir tan alto que nunca iban a querer bajar del cielo a donde las llevaba. No por nada siempre me volvían a buscar las muy zorras.

- Es que todas son iguales, como salidas de la misma casa de muñecas. Estoy buscando algo más interesante, ya me harté de las perras caza fortunas.

- ¡Wow! ¿No estarás siendo demasiado exquisito mi queridísimo amigo?

- ¡Qué va! Mujeres como ellas tengo a montones. En fin, créelo o no, no vine hasta aquí para revolcarme con alguna minita, de verdad que tenía ganas de verlos a ustedes, no a toda la clase obvio, pero ni Yamasaky apareció y la verdad que el venir de tan lejos solo para estar en la típica fiesta de siempre rodeado de la gente habitual, o sea: desconocida, me hubiera quedado en mi departamento de Hong Kong.

- Vamos Shaoran, tú no cambias nunca eh! Cuando te pones en ese papel de hijo de perra no hay quien te soporte. - me dijo frunciendo el ceño a modo de enojo que seguro se le pasará pronto - Ya van a llegar los demás y no te olvides que me prometiste quedarte mínimo por una semana, así que si quieres después podemos organizar una salida más íntima, ¿qué dices? Tú, Takashi, Ryu y yo. Como en los viejos tiempos.

Su discurso me terminó de convencer, y era cierto, no es que me tendría que volver mañana (salvo que alguna catástrofe sucediera en la empresa) y por sobre todo aprovecharía para ir a controlar como van las finanzas y demás en la sede que tenemos aquí en Japón, en las afueras de Tomoeda.

- Está bien, tú ganas, de ahora en adelante no más quejas. - dije alzando mi mano en señal de juramento para por fin disponer a cambiar mi cara de amargado. - Mejor me voy a servir otro whisky que éste ya se aguo. Está muy bueno, nunca lo había probado, ¿qué marca es?

- Ahh ese es de la reserva súper especial, ya te regalaré una botella si te ha gustado tanto, sabes bien que mi padre es fanático del buen whisky por lo que hace unos años compró una dotación importante de estos, le costó mucho conseguirlos.

Eriol había recuperado su buen humor de siempre pero luego miraba su vaso con un deje de preocupación como notando por primera vez su contenido rebosante de un color azul fluorescente que cualquiera confundiría con el líquido de frenos del auto.

- ¿Sabes qué? Mejor me voy a servir uno contigo, ya no se ni que es esta mierda que estoy bebiendo, y si me voy a emborrachar pues que sea con algo bueno ¿no?

Y con una sonrisa que hubiera matado a más de una chica, nos dirigimos a la barra que estaba dentro de la mansión, donde por cierto también había música, gente bailando por doquier y casi todos los sillones que dispone el salón estaban siendo ocupados por parejas en situación por demás comprometedora. El calor y la excitación se podía oler en el aire y ya me estaba lamentando haber rechazado a la pelirroja de hace un rato. Sí, lo sé, a nosotros tampoco nadie nos comprende, o es el instinto que no nos permite ser ni aparentar personas cuasi normales.

No pasaron ni 5 minutos de entrar que una mujer alta de cabellos largos, negros y ondulados poseedora de unos ojos amatista increíbles y sensuales, se apareció para tomar a Eriol por detrás, rodeándolo por la cintura.

Es tan elegante, todo lo opuesto a las ninfas del lugar, y ¡por fin!, algo de real belleza se dignó a aparecer.

La susodicha viste un finísimo vestido color azul, el mismo le llegaba un poco más arriba de la rodilla, simple y ligeramente ajustado a su figura. Cabe destacar que no necesitaba demasiado para mostrar su atractivo natural y apenas si lleva un poco de maquillaje, lo cual la hace perfecta. Solo hay una cosa que me inquieta...

... ¿De dónde conozco yo a esta mujer?

Mi amigo se giró para descubrir quién era la entrometida pero su sonrisa se amplió tanto al dar con los ojos de esta increíble mujer que puedo afirmar mi presencia quedó en un plano un poco más allá de la estratosfera en ese momento.

- Tomoyo, my lady. - acto seguido besó su mano haciendo honor a su típico saludo del caballero inglés que le gustaba pretender que era, y más cuando se trataba de una dama.

- Esperen un minuto - me atreví a interrumpir el muy poco inocente juego de miradas que mi amigo lanzaba a aquella mujer - ¿Tomoyo? ¿Tomoyo Daiudouji? – cuando por fin pude verla mejor debido a la escasa luz del interior de la mansión la reconocí al instante.

- ¿Shaoran? ¡No lo puedo creer! Tanto que no nos veíamos. ¡Qué guapo estas! - me expresó dándome un abrazo que por poco y me deja sin aire, al que solo pude responder cuando caí en la cuenta que hacia como siete años que no la veía.

Había cruzado algún que otro llamado, mensaje y mails con Tomoyo en alguna que otra oportunidad desde que me fui a vivir a Hong Kong, pero por una extraña razón, que ahora no recuerdo, nos dejamos de hablar y ya no supe más de ella, ni ella de mí.

Su abrazo me caló en lo profundo del alma, pero no por lo que ustedes estarán pensado. Diablos, Tomoyo está bellísima, más de lo que yo podía recordar, pero al reconocerla solo me hizo rememorar nuestras incontables charlas adolescentes de las que yo, por su puesto, siempre trataba de huir, pero nunca le confesaría a la ya no tan pequeña Tomoyo que por más pesada e insistente que resultara ser, siempre era grata su compañía... O por lo menos por un rato.

No pude reprimir la nostalgia que me causó ver a una de las grandes amigas que tuve el gusto de conocer en mi larga estadía por Japón. Y tenía que ser privilegiada, ella era casi la única mujer con la que llevaba una amistad en el instituto, o por lo menos la que menos me incomodaba con su presencia. Además de ...

- Tú también estas guapísima. Qué gusto es ver que no has cambiado en nada, sigues siendo la misma chillona que recuerdo solo que más grandecita. - le ofrecí una de mis sonrisas menos sugerentes para demostrar que la seguía apreciando a pesar de la distancia.

El baúl de los recuerdos se estaba abriendo ante mí y ahora que lo pensaba con detenimiento no sé si eso era bueno o malo. Debería de ser bueno, pero no pude evitar que un mal presentimiento me amargara la boca.

- Tomoyo, querida, ¿Por qué no nos acompañas con una bebida? Shaoran y yo estábamos justo por servirnos una copa ¿Nos acompañas? - no sé si fue mi impresión pero Eriol parecía un tanto incómodo.

Era de público conocimiento el intenso romance que tuvieron hace muchos años, pero luego ella se mudó a Paris para perfeccionar su pasión por la moda como diseñadora independiente y hasta allí llegó la relación de mí amigo con la amatista. Eriol se encontraba profundamente enamorado de ella en aquel entonces, por lo que la noticia de su partida lo había devastado. Aún recuerdo las noches sin dormir que tuvimos que pasar con computadora de por medio, hablando por Skype, tratando de acompañar a mi muy herido amigo aunque estemos a mil kilómetros de distancia. Tanto le había afectado al pobre que dejó la compañía y se instaló un mes en mi casa porque temía cometer una estupidez si se quedaba solo; y es que Yamazaky y Ryu eran buenos amigos pero Eriol y yo manteníamos una relación mucho más íntima. Es bueno contar con tu hermano del alma cuando lo necesitas y yo tenia una cuota que pagarle, debía devolverle el favor que me hizo cuando adolescentes, y que mejor manera de hacerlo que prestarle el hombro para llorar, y lo digo literal porque Eriol no dejaba que cosas como "soy un hombre y los hombres no lloran" lo afectaran de tal manera como para reprimir el llanto de su alma. Por más que yo no compartiera su misma filosofía no podía negar que sufrir por amor era lo más cruel que una persona podía padecer. Lo sabía bien y Eriol tuvo la desdicha de padecer lo mismo, o peor.

.

Flashback

- Ay Shaoran, my brother, my friend, my savior.. siento que voy a morir, no aguanto más esta agonía, por favor acaba con mi miserable vida que ya no merezco respirar.

El tono lastimero de mi amigo denotaba que había llegado a su punto más crítico del día. Se encontraba en el mismo lugar que lo había dejado esta mañana antes de partir a la empresa, o sea, desparramado en el sofá del living de mi departamento luciendo unas ojeras terribles y un olor a alcohol que bien podríamos culpar a las seis botellas de vodka que yacían por el piso, las cinco latas de cerveza y los tres shots de lo que seguro fue tequila en su momento, y eso que solo llevaba tres días aquí.

- Basta Eriol! Mírate como estas! No pareces tú.

Hacía dos noches que venía escuchando cada uno de sus lamentos, tratando de consolarlo, asintiendo, dejándolo llorar y blasfemar en contra de todo y de todos, pero que ya rozara el límite de lo absurdo diciendo que quería acabar con su vida me hacía hervir la sangre a temperaturas más allá de lo normal.

- Es que yo, ya no soy yo desde que ella me dejó. No lo entiendo ni nunca lo entenderé Shaoran. ¿Puedes creer lo que me dijo? ¿Qué se va porque quiere cumplir su sueño? Y la muy descarada tiene el tupé de decirme que NO cuando le ofrecí acompañarla hasta el fin del mundo, porque te juro que hasta allí sería capaz de ir por ella, con Colón y toda su tropa si fuese necesario, pero nooooo … La muy "madura" señorita no quería que fuera con ella, y pretendía que me iba a comer ese versito de… - se irguió a duras penas sobre el sillón para poner la postura de damisela segura de sí misma, pantomima que ya lo había visto hacer unas cien veces desde lo ocurrido y acto seguido posó la mano derecha en su pecho, que no sostenía la botella de vodka casi vacía, para imitar con una chillona voz a la responsable de sus desdichas...

... "Oh Eriol, no quiero que dejes tus obligaciones por mí" "Oh Eriol yo te amo, de verdad que te amo pero.. Oh Eriol, este viaje debo hacerlo sola porque realmente quiero poner toda mi dedicación y tiempo en esto, le prometí a mi madre antes de morir que cumpliría mi sueño de convertirme diseñadora y por ello no puedo mantener una relación con nadie, el tiempo y la distancia no haría más que hacerte sufrir y no puedo permitirme hacer eso, por ti, por mí y por todo el amor que te tengo debo dejarte ir, así que con todo el dolor de mi alma lamento decirte que no nos veremos más, por lo tanto puedes pudrirte en mismísimo infierno PEDAZO DE HIJO DE MIL PUTA, PORQUE YA TENGO OTRO ESPERANDOME PARA CALENTAR MI CAMA MUCHO MEJOR QUE TU" .

Por su puesto que lo último no salió de los labios de Tomoyo, pero le gustaba terminar sus imitación como lo que él creía eran los verdaderos sentimiento de la amatista ocultos en su discurso, como si estuviera encriptado y solo Eriol fuera capaz de descifrarlo. Lo había visto imitar la misma escena tantas veces que ya me sabia el diálogo de memoria y esta situación ya me estaba desquiciando por completo.

Nunca había visto a mi amigo así y menos por una mujer. Estamos hablando del don juan número uno de todo el instituto, tenía a todas las chicas a sus pies con solo mostrarles un poco de falsa modestia al recitar sus más que incorporados versos poéticos dignos de un caballero de la mesa redonda, además de que era muy guapo, destilaba una elegancia envidiable pero natural, siempre luciendo su brillante sonrisa que derretía a más de una al pasar, rasgando sus ojos azules detrás de esos lentes que solo lo hacían ver más interesante.

Él siempre recitaba que las mujeres eran como finos rayos de sol, de los que no puedes resistirte en una mañana fría de invierno, y por eso siempre buscaba encontrar que "rayito" le calentara más el alma.

Por no decir otra cosa.

Y que nunca se cansaría de ello.

Por su puesto que su teoría se fue al demonio cuando Tomoyo Daidouji apareció en nuestro salón de clases para convertirse en nuestra compañera y por consecuencia "El amor de su vida".

Al principio nadie creía que al fin hubiera encontrado su paz en una sola mujer, y se mentía a si mismo diciendo que solo era algo pasajero.

Algo pasajero que duro 3 años - siempre me gustaba picarlo con eso.

Debo reconocer que la ruptura entre ellos me sorprendió tanto o más que el hecho en que Eriol por fin se haya rendido a los pies de una única mujer. Combinaban tan bien juntos, se comprendían y complementaban de manera sorprendente, y yo nunca se lo confesé, pero si ellos no podían estar juntos por la razón que fuere, y que por supuesto no tenga que ver con infidelidades de por medio, ¿Qué demonios quedaba para alguien tan reservado y frío como yo? Porque podría ser una bestia en la cama pero no me vengan con esas cursiladas del "juntos para siempre". Yo no salí de un cuento de hadas y por lo pronto no me comporto como el príncipe azul que todas buscan tener. Y hasta ahora nadie fue merecedora de mis atenciones como tal.

Pero el tiempo nos demostró que al fin al cabo todo se desvanece. El amor se desvanece. La excitación se desvanece. La sorpresa se desvanece. La misma Tomoyo se acababa de desvanecer junto con la cordura de mi amigo. Todo tiene su fecha de caducidad.

Sin más remedio que levantar casi a golpes lo que pretendía haber sido mi mejor amigo, si es que a este saco inanimado de patatas que sostenía en ese momento se lo podría llamar así, lo tomé del brazo para darle una ducha tan pero tan fría que se le helarían los huesos por lo que quede de la semana, y contando que estábamos en Hong Kong con una temperatura superior a los 38º, espero les dé una idea de lo que tuvo que padecer Eriol para así lograr que no quiera beber una puta gota de alcohol en lo que le quede de existencia. O por lo menos de bebida blanca, la cual no volvió a probar desde ese día hasta hoy.

Al fin y al cabo de unas cuatro sesiones más de baño helado, con cubetas repletas de hielo y unas cuantas súplicas por su parte, me compadecí de él y lo lleve a ahogar sus penas al mejor lugar que podría haber llevado a un hombre con el orgullo herido. A nada más ni nada menos que el boliche más exclusivo de toda China, rodeado de celebridades y las mujeres más hermosas que podrías ver en tu vida, o damas de compañía, como quieran llamarlas, pero estas no eran de las pagas, o por lo menos Eriol no necesitaba caer en esos antros. Digamos entonces que no eran prostitutas, sino mujeres de infarto dispuestas a doblegar su voluntad a tus pies con tal de acostarse con uno. ¿No les dije que a ese boliche iban las celebridades de todo el mundo? ¿Qué mujer no quisiera acostarse con gente tan reconocida como nosotros entonces?

Fin del flashback

.

Y así, mis amigos, logré sacar a mi compañero adelante. Aunque la posterior charla con Tomoyo, luego de arduos meses de trabajo, lo haya hecho recaer un poco, creo que al final le sirvió para darse cuenta que ella era una mujer excelente y que por su puesto no lo había engañado; eran jóvenes y quizás se dejó llevar por el flechazo del primer amor, pero ya lo había superado. Bueno, ambos queríamos creer eso. La salud mental de Eriol y la mía estaban en juego así que todo siguió el rumbo marcado.

- Oh me encantaría acompañarlos pero en realidad pasé para ir al toilette, fue ahí cuando los vi y no pude evitar acercarme. - los ojos de Tomoyo brillaban como cuando era más pequeña, y posicionaba sus manos como en son de plegaria llevándolas cerca de su rostro denotando lo feliz que estaba - Así que decidí sorprenderlos y de paso pensaba decirles de ir afuera, que casi todos estamos allí, y no saben lo complicado que fue encontrarnos entre tanta gente. Esta fiesta se te fue un poco de las manos ¿No Eri?. - le brindó una sonrisa de complicidad a mi amigo.

Eri, ella era la única que lo llamaba así.

- Bueno tú sabes querida que cuando uno es importante no puede hacerse rogar. - trató de sonar interesante pero su sonrisa jocosa lo delataba. - Vamos entonces afuera con nuestros ex colegas.

No alcanzamos a mover un pie fuera del semicírculo que entre los tres habíamos formado cuando un ángel hizo acto de presencia a unos pocos metros de distancia dirigiendo su mirada en nuestra dirección. De repente ese ente celestial irrumpió con su dulce voz y mis funciones cognitivas se fueron al demonio.

- ¡Tomoyo! Te estuve buscando por todos lados. Me dejaste sola en medio de la pista con esos tipos tan raros, menos mal que encontré a Chiharu y Rika sino quién sabe qué hubiera sido de mí.

El ángel que ahora se encontraba frente a mis ojos, dándome su perfil más interesante, era ni nada más ni nada menos que Sakura Kinomoto.

¿Les dije que había estado perdidamente enamorado de ella?

¿Ah no? Bueno, esa es una historia que les contaré luego ya que no puedo pensar con claridad en este preciso momento.

Sakura está tal y como yo la recuerdo, solo que mucho más hermosa de lo que mi memoria puede repasar, evidenciando que los años le han jugado muy, muy a su favor.

Su cabello cobrizo se encuentra atado en una bonita cola alta adornada con un moño que la hace lucir algo aniñada para sus 25 años, pero basta con mirar las curvas delicadas de su cuerpo para darse cuenta que la niña había quedado demasiado enterrada entre tanta sensualidad. Viste un mono de color rosa pálido con detalles en flor y corto, bastante corto, por lo que resalta sus espectaculares y kilométricas piernas. Su escote no es para nada pronunciado, pero aun así da crédito a los dotados montes femeninos que se esconden tras la fina tela. Su piel parece seda de como resplandece aún bajo las tenues luces del salón. ¿Se sentirá igual de suave al tacto?

No Shaoran, deja esos sucios pensamientos ahora mismo o "tu amigo" no tardará en despertar.

Se me erizaba la piel con solo mirarla. Diablos, odiaba que tuviera ese efecto en mí luego de tantos años sin vernos, pero es difícil no hacerlo, tan solo obsérvenla un segundo y dígame que estoy equivocado! Véanla sonreír y miéntanme si no se les olvida hasta el apellido cuando adorna tu día con esas perlas blancas, y ni hablar de sus ojos… Por Dios, esos ojos eran como dos preciosas esmeraldas en las que podría indagar sobre sus mil tonalidades por toda la eternidad.

Bueno ya dejémonos de cursilerías.

¿Pero qué carajo me pasa?

La susodicha no se dio por aludida que yo la estaba escaneando de arriba abajo como queriendo grabar en mi retina cada porción de su ser. Hacia tanto que no la veía que hasta no parecía real. Ni si quiera reparó en que Tomoyo no estaba sola cuando se acercó, y en mi mente razoné que el tiempo podría cambiarle su fisonomía pero en esencia seguía siendo esa niña de 11 años despistada e inocente que encantaba a todos con su risa.

- Ohh, estabas acompañada, que tonta soy, ni cuenta me di - parece que al fin cayó de la palmera - ¿Eriol? ¿Eres tú? .

Su sonrisa se amplió de tal manera que creo odiaré a Eriol por el resto de mi vida. Es que aún no me había mirado ni por un segundo, obviando mi existencia olímpicamente, provocando que cayera por el pozo imaginario de mi subconsciente.

- ¡Sakurita! Qué gusto verte!

Sakura prácticamente saltó a abrazar a Eriol como si fuera la persona que ha estado esperando toda su vida, acto que me incomodó un poco, pero ella siempre fue así de demostrativa con quienes apreciaba de verdad, además él había sido el novio de su mejor amiga y pronto se convirtieron en buenos amigos, por ello siempre se la pasaban juntos en el instituto.

Y yo queridos amigos siempre estaba ahí, junto con ellos, pero en aquel entonces no era muy diferente que ahora. Reservado, calculador, un poco gruñón. Bueno muy gruñón. Pero por sobre todo mi timidez ante el primer amor de mi vida nunca me permitió ser. Me costaba mucho entablar una conversación con ella sin que mis mejillas se tornaran de un rojo intenso como dos tomates, pero aún si no podía evitarla, aunque lo trababa con todo mi empeño, no podía.

Pero el pasado pasó y ya no más sonrojos desmedidos señores, la vida me ha enseñado a tratar a las mujeres como que les gusta, aunque las demás no eran Sakura tomando a esta mujer con toda la carga emocional que le precede, claro está, pero aún así una nueva oportunidad se presentaba ante mí y no pensaba desaprovecharla. Como que me llamo Li Shaoran que voy a enfrentarme a ella. O a hablarle por lo menos.

De pronto sus ojos se posaron en los míos dos segundos que me parecieron eternos. Al fin! pensé para mis adentros, aunque cuando se separó de Eriol me miró algo confundida y .. divertida?

- ¿No me vas a presentar a tu amigo Eriol?

3

2

1

¿Qué!?

Creo que Eriol se dio cuenta de mi cara de asombro por más de que yo tratase de aparentar estar lo más inmutado posible, me di cuenta porque lanzó una sonrisa pícara de complicidad que podía entender a la perfección, aunque sabía que se estaba muriendo de risa por dentro el muy hijo de puta. Y ¿cómo no reírse? Si ni él ni yo podíamos creer que NO SE ACORDARA DE MÍ!

- Ay Sakura, Sakurita, pero que despistada eres. Es que ¿acaso no reconoces a tu queridísimo y claro que guapísimo compañero que todos los días durante años se sentó detrás de ti en el instituto? - sus ojos esmeralda se abrieron a un tamaño exorbitante, sorprendiéndose casi o más que yo de que esas facciones desmedidas aun sigan representándola como tal.

- Li Shaoran, mucho gusto. - dije extendiendo mi mano a modo de saludo con una pequeña reverencia como si esta fuera la primera vez que nos presentabamos. Me hubiera encantado dejarla a ella pronunciar mi nombre pero no podría soporta si por esas causalidad de la vida su memoria no lograba recordarlo.

- Ay por Dios Shaoran. Perdóname.- sus mejillas se ruborizaron de un color carmesí intenso, evidenciando su vergüenza al reconocerme.

- No es para tanto Sakura - le dije esbozando un intento de sonrisa, por suerte me estaba relajando un poco y disfrutando de sus expresiones tan graciosas - No seas tan dura contigo misma, ¿Hace cuánto no nos vemos? cinco? seis años?

- No, ya sé! pero es que.. estás tan cambiado y yo soy tan despistada. Mírate no más! Pareces salido de una revista Play Boy.

Okey, eso estaba muchísimo mejor.

Le sonreí de una forma sugestiva sin romper mi mirada sobre la suya, pero solo logré que se ruborizara aún más y agachara la cabeza tratando de disfrazar su sonrojo bajo su mentón.

- Yo .. lo siento, que atrevido de mi parte. - la vergüenza era evidenciada por su leve tartamudeo. No iba a amedrentarla pero nadie va a poder borrar lo que Sakura Kinomoto acaba de decir de mí. Y no pensaba desaprovecharlo.

- ¿Por qué no vamos afuera con los demás así por fin podemos darle sentido a esta reunión?. - vociferó Tomoyo mientras arrastraba a su amiga por la puerta hacia el jardín cuchicheando vaya a uno a saber qué.

- Bueno querido amigo, creo que nadie podrá arrebatarte la felicidad en toda la noche ¿no es así wolfie?

- Ya, cállate Eriol!. - como si el muy hijo de puta no me conociera.

Estaba tan ansioso de que la noche al fin esté tomando un rumbo interesante que nada me borrará la sonrisa de triunfo de mi rostro.

.

Sakura´s POV

Entré casi corriendo al salón después de liberarme de esos sujetos en la pista.

Nota mental: Matar a Tomoyo por dejarme sola.

No es que me desagrade hablar con desconocidos pero estos hombres un poco más y me violan con la mirada, así que me disculpé y decidí huir en busca de mi muy descarada amiga.

Tal sorpresa me llevé cuando vi que Tomoyo estaba junto con Eriol que no pude evitar sonreír de oreja a oreja y abalanzarme sobre él sin medir mis acciones. Me recordó tantos lindos momentos juntos de nuestra adolescencia que no puedo creer cómo dejamos de hablarnos.. Ah sí! ya recordé, Tomoyo y él ya no estaban más juntos y a Eriol pareció que se lo tragó la mismísima tierra porque no supe más nada de su existencia; hasta cambió su número de celular y cerró su cuenta en las redes.

Lo bueno es que luego de un tiempo pudieron hablar e hicieron las pases, aunque solo quedaron como amigos. Después de todo ella seguía con sus estudios en París y él estaba ocupado con su empresa aquí en Japón por lo tanto esta era la primera vez que lo veíamos en años.

Estaba tan ensimismada en mis recuerdos que por poco y no me percato que Eriol estaba muy bien acompañado.

Ese muchacho me parecía bastante conocido y demasiado atractivo.

Tenía un rostro masculino, unos ojos ámbar hechizantes que me pareció haber visto en otra persona bajo esas cejas oscuras y prominentes; la fresa del poste dejaba entrever un cuerpo que seguramente estaba tallado por todo los dioses del Olimpo, su camisa azul oscuro no me permitía constatar mi suposición pero estaba tan ajustada que podías notar sus músculos bien marcados contorneando su torso. Hasta daban ganas de arrancarle la camisa con los dientes.

Se preguntarán ¿dónde quedó la Sakura tímida e inocente?. Bueno, ella siempre está allí, solo que a veces deja que la Sakura audaz aparezca, aunque sea para abochornarla. Y es que ya soy mayor! Y por si no lo dedujeron aún, no llegaré virgen al matrimonio. Además, mirar no es pecado. ¿O sí?

- ¿No me vas a presentar a tu amigo Eriol?

Creo que mi pregunta puso un poco incómodo a este aún desconocido para mí, porque pude ver un deje de asombro en su mirada. Muy extraño, o lo era hasta que Eriol me devolvió a la realidad de un saque, y por si fuera poco la voz de aquel que robaba mi atención se presentó ante mí.

- Li Shaoran, mucho gusto.

Esperen un momento…

¿Whaaaaaat?¿

¿Shaoran? El Li Shaoran que yo conocía? Por favor díganme que estoy en una pesadilla. ¿Cómo pude ser tan estúpida!?

Por su puesto que era él, por eso se me hacía tan familiar, por eso sus ojos y su cabello revoltoso me resultaban conocidos. Estaba tan cambiado, tan varonil, tan.. tan .. interesante? .

Por favor! si le acabas de decir que se parece a un chico Play Boy, no trates de disimular que se te hizo agua la boca querida.

Mi conciencia tenía razón. Había sido muy atrevida, por eso no pude evitar sonrojarme tanto que creo que las cerezas se sentirían humilladas al lado de mis mejillas. Juro querer convertirme en ñandú y ocultar mi rostro en algún lugar más profundo que el hueco de mi cuello, el cual no ayudaba a disipar la humillación. Habiéndome disculpado decidí salir huyendo de allí para no ver a Shaoran por un momento y tratar de calmarme. Gracias a Dios Tomoyo actuó antes tironeandome hasta llegar al jardín donde nos reencontramos con todo el antiguo grupo del instituto Seijo.

Desde que Tomoyo se fue a Paris quedé devastada, ella y yo hacíamos todo juntas por lo que no pude evitar sentirme un poco sola y sin saber bien a que dedicaría mi vida. Luego de un tiempo me inscribí en la universidad de Tokio y tuve el agrado de que Chiharu y Rika también estuvieran estudiando allí aunque en otras carreras; era grato contar con ellas porque convirtieron esos años en agradables momentos y por sobre todo nos hicimos algunos nuevos amigos. No fue tan grave como creía, pero la nostalgia llegó a mi corazón cuando nos vi a todos juntos, reunidos como cuando pequeños e inocentes.

Otros no tan inocentes, pero eso no viene al caso.

Apoyado en la pared estaba Yamasaki, él era el único con quien seguía en contacto además de las chicas y por su puesto seguía siendo el mismo mitómano de siempre, no por nada se decidió por la abogacía. Desde que tengo memoria que está comprometido con Chiharu, y como éramos compañeras de clases siempre lo veía cuando salíamos de la universidad o se unía al grupo para ir a tomar algo con nosotras. También estaban Rika, quien a pesar de apasionarle la repostería se decidió por estudiar administración de empresas y Naoko con quien solo hablábamos por chat ya que se había mudado a los Estados Unidos para estudiar su carrera de literatura; allí descubrió que le gustaba mucho redactar guiones para novelas teatrales, además de sacar algunos cuentos cortos de estilo fantástico y de crimen. Entre ellos se encontraba Ryu, derrochando aires de superioridad tal y como lo conocí, quien pasaba mayor parte del tiempo con Kero, el rubiecito simpático que hablaba hasta por los codos; y no olvidemos a Meiling, la intensa pero queridísima prima de Shaoran, quién no había podido venir, hacía mucho no sabía de ella.

- Como me gustaría regresar el tiempo, vivir la vida sin obligaciones ni preocupaciones y volver a cursar con ustedes en el instituto para hacer locuras. - Ryu irrumpió mis pensamientos y se lo agradecí porque otra vez me encontraba en la luna, sumida en mis recuerdos.

Todos asentimos en acuerdo absoluto, por más que la adultez tenga algún que otro beneficio todos coincidimos en que esa época fue la mejor de todas.

- ¿Qué les parece si hacemos un brindis? Por los viejos tiempo. - me atreví a decir.

- Por los viejos tiempos y por todo lo que está por venir. Disfrutemos que aun no tenemos canas muchachos y la fiesta está tremenda! Ronda de tequila para todos!

- SIIIIIIII !

Shaoran fue el primero que lo propuso y desde ahí el ambiente dejó su aura de melancolía dandole pie a la larga noche que deseábamos disfrutar.

.

-.-.-

Tequila va, tequila viene. ¿Cuántos llevaba ya? Creo que iban tres ¿o iban cuatro?. Después del segundo tequila, el tercero y el cuarto pasaban como agua así que no estoy muy segura del número exacto de shots. No estaba pasada porque la bebida era de muy buena calidad y ya estaba acostumbrada a ella.

Hacía mucho que no venía a una fiesta de tal magnitud y adoraba las fiestas. El alcohol era mi fiel amigo así que mientras supiera llegar a mi límite todo estaría bien y me evitaría hacer escenas bochornosas, solo tomaba lo suficiente como para ponerme un poco alegre, no es como si lo necesitara para sonreír pero si para liberar otro tipo de tensiones y hoy me venia de maravilla. Después de haberle dicho eso a Shaoran preferiría estar un poco entonada por si aquello volvía a pasar, así evitaría el carmesí de mi rostro o por lo menos se confundiría con el que deja el alcohol dilatando mis vasos sanguíneos.

Me dirigía a la barra por otro tequila cuando lo vi ahí sentado, y solo. ¿Qué hace un hombre como él sin compañía en una fiesta? Debería de tener por lo menos unas tres mujeres coqueteándole.

Me bastó con mirar al rededor para comprobar que efectivamente yo no era la única que se percataba de su belleza, creo que unos cinco prototipos de mujer estaban que se lo comían con la mirada, y no es que él se hiciera el santo porque de vez en cuando lo vi sonreírle a alguna de ellas, solo que las muy estúpidas no podían sostenerle la mirada. Muñequitas malcriadas.

Mejor. - me dije a mi misma.

Aunque.. ¿estará comprometido? Quizás por eso no se le acercaba a ninguna.

Cuando llegué a la barra me senté en el banquito de aluminio. Esperé a que el barman terminara con otro pedido y mientras tanto evité todo contacto con la persona que tenía a mi lado, pero no por mucho tiempo, porque él no me quitaba los ojos de encima.

- Un shot de tequila por favor. - pedí cuando el barman de desocupó.

- ¿No te parece que una mujer como tú no debería de tomar tanto?.

Se arrimó tanto a mi oído que casi me dio un respingo cuando susurro aquello, pero supongo que la alta música tuvo que ser detonante de su acercamiento.

- Estoy acostumbrada la verdad, y mientras no mezcle dudo que me de un dolor de cabeza. - le dije aun sin mirarlo mientras me pasaban el shot, la sal y el limón.

- Otro como ese para mí por favor. - le oí decir.

Me sonreí y por fin lo miré.

- Una mujer como yo no puede, ¿Pero un hombre como tú, sí? - le rematé.

- No hay nadie esperándome en casa así que no tengo a quien rendirle cuentas, supongo que embriagarse con buena compañía no es tan trágico, a no ser que te moleste compartir algo conmigo. No te molesta ¿no, cerecito? -

Nuestros rostros estaban muy próximos y no hubiera sido posible entablar esa conversación si no lo hacíamos con esa cercanía. Recalcó su última palabra mientras quitaba unos mechones de cabello de mi rostro para ponerlo tras mi oído. El tacto con mi piel fue casi imperceptible, pero lo suficiente como para no permitirme razonar lo que sus palabras unidas entre sí querían decir en aquella oración.

¿Dijo que estaba soltero?

No podría afirmar esa teoría porque, nuevamente, estaba demasiado absorta en la caricia que me le estaba propiciando a mi mejilla. Cuando reaccioné ante el hallazgo de sus dichos decidí enfrentar su mirada, captando mi atención por completo, regalándome una primerísima vista a esos ojos ámbar que tan lindos tenía.

No puedo entender cómo no lo reconocí antes, si habíamos pasado tantas mañanas y tardes juntos en el instituto, tantas charlas en el parque, ¿ya se me había olvidado todo eso? Él era mi mejor amigo, o eso creía que éramos, y una parte de mi mente le prohibió a mi corazón recordar aquello, pero el hecho de llamarme de esa manera me hizo caer en la cuenta de lo cercanos que una vez fuimos y lo cambiado que lo encontraba ahora. Lo miré detenidamente como tratando de descifrar que había sido de mi distante y reservado Shaoran, porque quién estaba ante mis ojos no parecía tener ni un poco de reticencia al contacto humano.

- ¿Por qué me miras así eh? - ladeó una sonrisa que ni un poco de inocencia tenia. - ¿Dije algo malo?

- No para nada, es solo que recordé que el Shaoran que yo conocí no era tan cariñoso como éste. - traté de sonar seria pero relajada, indiferente a sus mínimas atenciones, solo traté, porque en unos instantes descubrí que este hombre me sacaba unos cuantos suspiros.

- Bueno, digamos que tanto tú como yo maduramos un poco, ¿no crees? Además solo me muestro afectivo con quien merece mi atención.

Okey, ¿Me estaba flirteando o simplemente el tequila me afectó más de lo que yo creía?.

Shaoran nunca jamás había tratado de coquetear conmigo antes, jamás vi que tuviera el más mínimo interés en mí de los siete años que compartimos juntos y ahora me miraba de esa forma… tan intensa que en cualquier momento me dejaría tirada en el suelo implorando por un poco de suero para revivir. ¿Por qué? No lo sé, pero de lo que estaba segura es que le seguiría el juego a ver hasta donde llegaría. Después de todo no era una niña y él era demasiado atractivo. No es que nunca lo hubiese sido, solo que no lo miraba con otros ojos más que como quien mira a su mejor amigo. Fuimos muy cercanos en la secundaria, lo apreciaba muchísimo y creo que él también a mí, aunque nunca lo dijera directamente.

Bajé la mirada para comprobar que aún no había tomado mi tequila así que dispuse la sal en el dorso de mi mano, esparciendo en una linea lo más recta y cargada posible, pero cuando estoy a punto llevármela a la boca Shaoran me detuvo e hizo algo que me dejó atónita.

Tomó mi muñeca y lamió la sal depositada de una manera por demás sugestiva. Recorrió cada centímetro del camino trazado a paso lento, como si su vida dependiera de acaparar todo granito de sal con su lengua, y sin apartar su mirada ámbar de la mía bebió de un saque su shot, tomó el limón y lo llevó a su boca saboreandolo sin una sola mueca que denotaran el agrio contacto de la fruta con sus papilas gustativas, y como broche de oro una de sus cejas se alzó en lo alto en una clara invitación indecente, desafiandome a seguir su juego macabro.

Debo reconocer que eso fue muy excitante, y no tenía nada que perder.

Sin bajar la mirada ni un segundo estaba a punto de imitar sus movimientos cuando fui brutalmente interrumpida por una mano pequeña que sacudía mi hombro derecho de atrás hacia delante sin parar provocando que mi tequila se derramara por la barra y mis neuronas se agolparan en mi cráneo.

¿Justo ahora Tomoyo?

- Sakuraaaa! Ven vamos! Están jugando verdad/consecuencia. Apúrate así nos unimos. Y tú también Shaoran! ¿Qué esperan!?