Muy buenas gente, de nuevo comenzando un nuevo fic, sin embargo este es bastante distinto y especial. ¿Por qué? Se preguntaran, muy sencillo, por que para este fic he conseguido inventar una historia increiblemente única y vosotros teneis la oportunidad de participar. Pero esta vez las posibilidades seran muy bajas puesto que solo voy a aceptar 2 OCS y la historia tiene que encantarme para poder formar parte del fic, no quiero las mismas cosas de siempre o los mismos argumentos utilizados una y otra vez. Si no hay ningún OC que de la talla sintiendolo mucho, no aceptaré a ninguno hasta que encuentre alguien que puede ocupar ese puesto. Igualmente para compensar podeis intentarlo las veces que querais y con el número de OCS que os plazca, pero la cosa esta díficil. Así de claro os lo digo, si en otras ocasiones os he pedido buenos OCS en este caso supero todas las demas. Es un reto para los mejores escritores, ¿creeis que vuestro OC tiene nivel para entrar en el fic? Demostrarlo y disfrutar de saber que vuestro OC fue capaz de superar la dura prueba. La ficha al final y ahora he aquí el primer capítulo:
Capítulo 1: Firma el Pergamino. La noche en la que comenzó todo
La isla Fishiki, de las 13 pequeñas elevaciones terrestres que ocupaban esa diminuta parte del océano y formaban el conocido pasillo de las 13 Paredes, llamado así debido al pequeño pasillo escarpado que se había creado en su origen volcánico entre isla e isla, era sin duda la isla más importante. No solo porque la inmensa mayoria del comercio se llevase a cabo en sus puertos, sino porque allí era donde se gobernaba con mano de hierro el resto de las islas, el emperador era alguien tirano según se decía y era muy estricto con sus soberanos. Una de las más destacadas construcciones del islote, era su gran base de la marina donde habían crecido algunos de los más grandes marines. Y yo, cómo no, había pensado que podía ser uno de esos grandes, ¿en qué estaba pensado cuando me enrolé en el cuerpo? Si desde pequeño se me había dado fatal las actividades físicas, pero no, cómo no, mi madre todo orgullosa de que me alistará, por fin haría algo de provecho. El chico se encontraba sentado sobre una silla, mientras apoyaba los pies sobre una mesa del comedor de la base de los marines, y las manos detras de la cabeza. Sus pies estaban cubiertos con las famosas y duras botas de los marines, igual que sus pantalones de típico soldado raso y una camisa blanca con cuello de botones que llevaba abierta y que era agitada por el agradable aire que entraba desde una de las puertas y que casi hacia mecerse la rigida silla. Su pelo moreno presentaba un corte cuadrado perfecto tipo militar y que no desentonaba demasiado con sus grandes ojos marrones. Detrás del chico podía verse una fregona y un cepillo dentro de un cubo. La buena de máma, si pudiera verme ahora qué diría, seguro que me regañaría como solía hacer siempre. El chico sonrió para después poner una cara un poco seria, ya hacía más de un año que se había ido pero todavia la echaba de menos. En su intento por ponerse de nuevo en una posición comoda, sus manos tocaron unos papeles que había sobre la mesa, era una lista que ponía ``En busca y captura´´
-Ah, ya han traido la nueva lista, normalmente solo se la dan a los marines graduados, debe de habersela olvidado alguno de ellos- El chico la cogió en sus manos, el papel era de mala calidad y facil de arrugar, algún despitado militar debía de habersela olvidado en la hora de la comida, o quizás se le había caido a alguien y la habían dejado allí por si su dueño la reclamaba más tarde, fuera como fuese, el caso era que ahora la lista estaba en manos de aquel patán
-Por echarla un ojo no creo que pase nada- El chico quitó la primera hoja y miró el primer nombre que venía, ``Fubuki Shirou, vivo o muerto, preferiblemente muerto. Alias: el Ángel de Nieve, precio 30 millones de Kupies´´ el precio estaba rodeado con un rotulador rojo, quizás el dueño de las hojas tenía intención de capturar a ese cruel bandido, mala idea. Según había oido el chico pueblos enteros habían sucumbido antes sus manos, ni los más fuertes navios habían conseguido hundir su flota, además que era el lider de una peligrosa banda que aterrorizaba a todo aquel que caía en la desgracia de cruzarse con ellos. En caso de estar en el pellejo de ese marine sería mejor pensarselo dos veces. Pasó la hoja y miró al segundo delincuente, su foto era la de un tipo de su edad, quizás 19 en vez de 18 como él, pero no mucho más mayor, con una cara de borracho impresionante, su pelo era de un fuerte tono negro dejado suelto y algo largo pero en forma de pinchos por toda su cabeza, un palillo se encontraba hundido y mordido en su boca. ¿El precio? 4 millones, el chico lo miró bien, era mucho dinero por ese desgraciado que más que un bandido parecía el típico borracho que podias ver si salias más tarde de las 3 de la madrugada a dar una vuelta por la taberna. Lo mejor el alias que tenía puesto, ``El cocinero borracho´´ Con eso se definía perfectamente todo.
-El cocinero borracho, menudo idiota- El chico no pudó reprimir una carcajada mientras una inmesa sombra llena de furia se alzaba sobre su cabeza, en su mano podía verse el cepillo que antes reposaba en el cubo.
-Meil- Dijo echando fuego por la boca mientras el chico procuraba girar su cabeza lentamente a la vez que el pánico se apoderaba de cada uno de sus músculos.-¡¿Se puede saber qué haces maldito holgazán?!- El palo que le propinó con el cepillo pudo oirse en toda la base, de echo hasta el instrumento de barrer se partió por la mitad por la potencia del impacto.
-¡Encima de que llegas tarde y eres el peor del pelotón te pones a hacer el vago!- El chico se había llevado las manos a la cabeza y trataba de calmar el dolor producido por el chichón que le había crecido por el tremendo bastonazo al mismo tiempo que la mole que tenía en frente se fijaba en los papeles que tenía en la mano. El hombre no era ni más ni menos que una persona de al rededor de dos metros con corte de pelo cuadrado igual que el del chico y mandíbula a juego, de ojos azules y corpulento como él solo. Sus antebrazos eran más gruesos de lo normal, casi parecía como si tuviera dos barriles dentro. De echo eran muchos más gruesos que el cuerpo del chico cosa bastante extraña, aunque en el mundo donde vivían todo era posible.
-¿Qué es eso?- Dijo mientras que con un tirón recuperaba la lista, el chico en ese momento se acercó al cepillo roto y con una cuerda que llevaba encima y algo de celo se pusó a arreglarlo, por la experiencia que demostraba no parecía ser la primera vez que lo hacía, cosa que tampoco hablaba demasiado bien sobre él.
-¿De dónde has sacado esto? Lo que te faltaba encima de vago e idiota, ladrón- Al mismo tiempo se guardó las hojas en el bolsillo trasero. El chico se pusó en pie rápidamente ofendido.
-¡No las he robado estaban sobre la mesa y las he cogido! Usted me conoce y sabes que no soy ningún ladrón- El que parecía ser su superior sonrió y después le dio un tremendo coscorrón en todo el craneo.
-¡Ya lo sé chico! ¡Pero también sé que debes tratarme con respeto y honra como tu superior que soy y lo sabes!- El chico se llevó de nuevo las manos a su más que dolorida cabeza, no sabía cómo lo hacía pero siempre conseguía darle justo en el mismo lado. Casi le había entrado miedo de que en uno de sus castigos le consiguierá partir el hueso, cosa que no sería muy de extrañar, había oido que esa mole había atravesado paredes de barcos enteros con un solo puñetazo y que si se lo proponía era capaz de parar una bala de cañón solo con sus manos. Él por supuesto no sabía si eso era o no verdad, pero por si acaso era mejor no comprobarlo.
-Esucha, no eres mal chico, ¡pero sí eres un mal marine! Eres el más lento, el más débil y el más torpe de todos mis hombres. Encima pareces pasar de todo y llegas tarde. Estos castigos que te pongo todos los días limpiando la base son para que mejores, pero si te pones a hacer el vago nunca llegarás a nada. Además esta semana tenemos la visita del superior, sabes lo exigente que es, tú no puedes estar en estas condiciones cuando llegué él- El chico asintía ante las palabras del algo más experimentado hombre, simpre la misma charla, siempre lo mismo. Estaba harto pero no podía aceptar que todo lo que le decía era cierto. Y encima eso, esa semana venía ese maldito superior. El teniente Goenji, o como era conocido entre todos, ``El marine de Fuego´´ por su culpa acabaría en la calle si no cambiaba, aunque ya se ocuparía de eso en su momento, si es que llegaba ese momento, mientras tendría que aguantar la larga regañina y después, sino quería tirarse allí toda la noche, ponerse a limpiar.
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Mientras aquello tenía lugar, en otra parte del globo otro marine, anteriormente mencionado, parecía aburrido.
-Menuda birria de cargo hace un mes que no tengo ninguna misión importante- Goenji rodeaba con el dedo una taza de café que había sobre su escritorio mientras se divertía viendo su reflejo sobre la negra sustancia. Lo cierto es que sí, echaba de menos los viejos tiempo, cuando luchaba y se dedicaba a capturar a los malechores más peligrosos del planeta... Los viejos tiempos, como si fuera siquiera algo anciano, pues apenas había cumplido 18 hacía unos meses y ya era todo un teniente de la marine, claro que para alguien con su gran poder no había sido díficil llegar tan alto, ahí era donde debía estar. Sin embargo tenía ganas de sentir por su venas una vez más la emoción del combate, luchar contra alguien de igual a igual... La puerta de su inmeso escritorio sonó y él dio permiso para que entrará quien estaba al otro lado.
-Teniente le traigo la lista de las bases que debes visitar esta semana- El hombre pusó la lista sobre la mesa mientras el chico metía el dedo indice dentró de la taza. Estaba fria, hacía algún tiempo que se la habían servido y ya no podía berberse a esa temperatura, sin embargo de pronto por arte como de magia de la taza empezaron a salir búrbujas y vapor, al principio solo al rededor del dedo del teniente pero pronto por toda la taza y en un visto y no visto el café se encontraba caliente de nuevo. Goenji sonrió mientras el marine que le había dejado los papeles encima del escritorio miraba fascinado el pequeño truco que había realizado su superior. Para él era un juego de niños pero siempre le gustaba presumir de su poder delante de los demás.
-Odio tener que comprobar el nivel de las bases- Dijo sin mirar al hombre,
-Pero señor ahora es período de pruebas, es su trabajo- El hombre no sabía bien si había echo lo mejor al replicar al conocido ``Marine de Fuego´´ su ira podía costarle caro aunque pudo respirar tranquilo al ver como el hombre sonreía.
-Esta bien, quizás ocurra algo interesante- Le indicó con la mano que podía irse para después quedarse de nuevo él solo en la habitación y mirar la lista. Casi al final del todo venía una pequeña isla cuyo nombre era Fishiki, quién le iba a decir a él que allí tendría lugar una serie de sucesos bastante interesantes y que le harían divertirse un poco.
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De vuelta en la isla, atardecer.
El sonido del cepillo arañando el suelo al mismo tiempo que deslizaba el agua, ensuciada por la suciedad acumulada, era lo único que el muchacho escuchaba en ese momento. Los rojizos rayos del sol, que luchaba por mantenerse en lo alto antes de dejar paso a la luna, cubrían y bañaban todo el suelo que había conseguido limpiar.
-Por momentos como este casi vale la pena llegar tarde- El chico se detuvo un momento para contemplar la costa y todo el pueblo que estaba construido a sus pies, le gustaba dejar siempre para lo ultimo la azotea y así tener la oportunidad de ver aquello. Los rayos del sol hacían brillar el precioso mar cuyas aguas eran casi impertubables, quizás por algún barco que llegaba o salía de ultima hora, pero casi total era la paz que provenía del puerto. Pero qué dices Meil, marine loco, cómo te va a gustar quedarte a limpiar, anda el sargento Mull ya te ha dado de nuevo la brasa, termina rápido. Se autoconvenció mientras aumentaba el ritmo con el que movía el cepillo arreglado y la fregona, tenía que darse prisa. Hasta que de pronto, la puerta que daba acceso al tejado giró el pomo haciendo mucho ruido, algo normal debido a su antigüedad. Automáticamente el chico miró hacia allí esperando ver quién iba a subir a la azotea. Pero nadie empujó la puerta, esta se quedó así algunos segundos hasta que de pronto se abrió sola de golpe. Nadie estaba al otro lado y el pomo volvió a su posición normal con más ruido. El chico estaba ahora extrañado y algo asustado, ¿qué demonios acababa de pasar? Tragó saliva y se dispusó a limpiar lo más rápido posible antes de que se hiciera de noche, podría ser que el sargento le regañará al día siguiente por la chapuza, pero prefería eso a quedarse viendo lo que la oscuridad le tenía reservado.
En menos de media hora ya estaba en la calle andando hacia su casa mientras la farolas de aceite eran encendidas con un encendedor. Saludó al hombre que llevaba el enorme bastón que prendía fuego a las farolas y siguió su camino, de pronto le parecíó sentir como si alguien estuviera echandole el aliento en la nuca, andó un poco mientras se acercaba al espejo de una tienda, allí podría mirar qué diablos le estaba pasando. Mientras andaba el aliento pasó a risas que pasaron rápidamente a ser como si estuvieran murmurando en su oreja, el chico corrió a mirarse pero cuando llegó no vio nada, solo parecío ver una especie de sonrisa y unos ojos azules que se esfumaron fugazmente detrás suya. De nuevo un escalofrío recorrió su espalda, si alguien estaba jugando con él no tenía gracia. Comenzó a caminar de nuevo acercandose a una pequeña zona del pueblo que estaba abandonada, si normalmente ya le costaba atreverse a cruzar por allí, más un día como hoy después de lo que le acababa de suceder. Indeciso comenzó a andar muy cerca de las farolas procurando sentirse protegido con la luz que desprendían sin embargo, delante de él llegó una zona en la que las farolas estaban apagadas. A la derecha había justo un callejón oscuro que parecía esconder solo cosas malas, maldijo su suerte de tener que pasar por allí, pero era marine, el miedo no era una opción. Apretó los dientes y se dispusó a pasar al mismo tiempo que del callejón apareció un tipo de pelo rojo y de punta con ojos azules y lo que parecían ser unos pequeños caninos en la boca. El muchacho pasó por su lado sin decirle nada mientras procuraba irse de allí rápido.
-Hola Meil Mo, ¿te he asustado?- El chico sonrió mientras el joven militar se detenía en seco y giraba mirando echo una furia al otro joven que jamás había visto.
-¿Cómo sabes mi nombre? ¿Y has sido tú el idiota que estaba persiguiendome por la espalda?- Dijo molesto el moreno, lo cierto es que era un poco extraño saber que alguien como él le había estado asustando pero, ¿cómo había echo para desaparecer de esa forma antes? No tenía pinta de ser gente muy amigable y encima había aparecido de ese callejón oscuro, Meil debía tener cuidado con ese tipo
- Sé muchas cosas más que esa, casi podría decirse que te conozco como tú a ti mismo, en cuanto a lo de seguirte, sí. He sido yo, lo siento, no era mi intención asustarte- El pelirojo hizo una medio reverencia mientras el marine le miraba confundido, ahora si que estaba mosqueado, ¿qúe quería decir con eso de que le conocía como él mismo?, y lo más importante, ¿porqué y cómo?.
-Ahora mismo te estarás preguntando muchas cosas sobre mí, lo sé. Con gusto te respondería a todas, pero otros asuntos necesitan ser atentidos por mí, acompañame para terminar rápido- El hombre se encaminó hacia el oscuro callejón. Meil echó un vistazo a la calle al mismo tiempo que el chico se perdía en medio de la inmesa oscuridad que le precedía. El de ojos marrones dudó, todo aquello era muy extraño ¿y si no fuese más que un bulgar ladrón que quería conducirle a ese oscuro camino para quitarle todo lo que llevase encima?, claro que en ese caso no se hubiera tomado tantas molestias. Pasaron algunos segundos hasta que impulsivamente obligó a su cuerpo a introducirse en medio de las tinieblas que rodeaban esa zona, en cualquier caso era marine, un desastre, pero marine.
-Bien echo- El chico sabía que la voz provenía de delante suya pero no veía nada, solo unos ojos azules y una siniestra sonrisa en medio de tanto caos al mismo tiempo que caminaba a oscuras, de pronto el otro chico chasqueó los dedos y la luz se hizo. Todo el callejón quedó iluminado en milésimas obligando a Meil a taparse los ojos por la intensidad; aunque no tardó en acostumbrarse. La luz provenía de dos vasos de cristal colocados a los lados del camino. El chico no sabía cómo habían llegado hasta allí pero parecía como si dentro tuvieran encerrados dos rayos y no se alejaba demasiado de la realidad.
-Pero qué demo...- No pudo terminar la frase por que de repente salido de la nada apareció una especie de pergamino de un color rojo intenso delante suya. El de ojos azules brillantes le indicó que lo cogiera y este le hizo caso.
-¿Qué es esto y de dónde ha salido?- El pelirrojo sonrió al mismo tiempo que miraba al chico directamente a los ojos.
-Eso amigo mio es lo que estas buscando, conozco tú situación, sé toda tu vida. Sé que no sirves para nada como marine, sé lo de tu madre, sé que estas sólo y que si te echan del cuerpo no tienes a donde ir, por eso he querido darte este pequeño regalo, ¿no sabes lo que es?- Meil miraba sin saber que decir a quien tenía en frente, no olvidaba que no conocía nada de él pero el otro chico tenía razón sabía muchas cosas de su vida. Viendo su silencio el de ojos azules se dignó a hablar de nuevo.
-Mejor así, ese pergamino te concederá el poder para conseguir convertirte en el mejor marine de todos. No dejes que nadie vuelva a machacarte, no tendras que rendir de nuevo cuentas a otra persona, ese contrato es lo que necesitas en la vida, firmalo y tus problemas en cuanto a tu fuerza desapareceran- Meil sonrió mientras miraba a quien tenía en frente.
-¿Te crees que soy imbecil, cómo por firmar un papel voy a convertirme en alguien más fuerte?- El pelirrojo soltó algunas carcajadas mientras levantaba un brazo y apuntaba por la altura del hombro del chico con la mano simulando el típico gesto que hacían los crios como si sus dedos fuesen el cañón de una pistola.
-¿Quieres una demostración? Yo tengo el poder de uno de esos pergaminos, observa- El chico fijó su vista en los dedos del joven esperando ver las tonterias que estaba a punto de hacer, todavia seguía dudando sobre la identidad de ese chico asique estaría alerta. Durante algunos segundos no pasó nada pero de pronto sonó como si una tormenta se hubiera desatado y en un visto y no visto antes de que el chico pudiera reaccionar pudo notar como algo pasaba por el lado derecho de su cabeza saliendo disparado de la punta de los dedos del chico. A continuación escuchó una fuerte explosión y terminó oyendo como a su espalda la casa situada detrás suya era atravesada y derribada en pedazos, suerte que nadie vivía allí. El olor a ceniza, polvo y cemento derribado, así como algunos escombros que estuvieron a punto de darle, llegó hasta sus fosas nasales, los latidos de su corazón habían pasado de ser menores de 90 hasta casi los 200. Incluso gotas de sudor frio podían estar corriendo por su frente, era imposible, pero cierto. ¡Acababa de lanzar un rayo con sus dedos!, que inmeso poder, que fuerza gloriosa, aquella persona no podía ser de su especie, era como si fuese... Como si fuese un Dios. De pronto algo de sangre de un lateral de su cabeza empezó a gotearle, algunas chispas de la descarga debían de haberle alcanzado pero no sentía dolor. Giró lentamente el cuello para encontrarse de cara con el horror de la casa destruida mientras el humo seguía saliendo y algunas llamas empezaban a brotar.
-Tu poder pude llegar a ser mayor que eso solo tienes que practicar, ¿qué, vas a firmar?- El de ojos azules miró a Meil, sus manos habían empezado a temblar mientras miraba el flotante documento que había echo aparecer la misteriosa persona que tenía delante, aquello debía ser un sueño, pero la sangre... No sabía qué hacer.
-Es raro...- Dijo recuperando el habla aunque hizo una pausa costandole arrancar- Es raro que regalen cosas sin pedir nada a cambio. Y muchos menos algo que puede otorgarme un poder como ese, no quiero pensar lo que me haría de mal un don así, podría consumirme, hundirme, no. Es díficil de elegir ¿ porqué me lo ofreces a mí?, además en cualquier caso, ¿mi poder será como el tuyo?- Dijo el chico mientras estudiaba detenidamente el documento.
-Me has pillado- Sonrió a la vez que Meil le miraba- Quiero algo a cambio, en tu caso es simple, normalmente suelo pedir otras cosas pero en ti solo quiero una cosa, que llegues a ser el más fuerte del planeta, sin embargo tu poder no será como el mio, es una sorpresa, pero no existen dos poderes iguales en el mundo, al igual que no existen dos pergaminos iguales- De nuevo las dudas en su mente, ¿que era eso de normalmente?¿él no era el primero al que le ofrecía el contrato?, hombre había oido historias de mucha gente con poderes incréibles en otras islas y continentes del mundo, pero jamás las había creido, de modo que era cierto, había gente tan extraordinaria como ese hombre, pero entonces porqué le había elegido a él.
-¿Y bien? Firma- De la nada apareció una pluma en vuelta en unas llamas azules que se desvanecieron en el aire quedando solo el objeto, Meil lo cogió entre sus manos con cuidado. Seguía goteando sangre por la herida mientras sus manos presentaban todavia algunos escalofríos, el sonido de la campana de los bomberos empezaba a sonar de fondo. ¿Habría algún truco, sería todo un sueño? No sabía si era capaz de firmar, pero un poder así... Si fuese cierto podría convertirse en alguien muy peligroso, sobretodo para él mismo.
-Se me agota el tiempo- Ante sus palabras, Meil empezó a firmar poniendo la mayúscula de su nombre, después levantó la pluma, no estaba covencido, pero ya no había vuelta atrás, siguió y terminó de escribir todo mientras el pelirrojo sonreía alegremente. En cuanto firmó. El pergamino desapareció junto a la pluma al la vez que el joven que tenía en frente empezaba a soltar carcajadas y sus ojos azules empezaban a brillar. El miedo empezó a apoderarse de Meil, más cuando la luz del callejón se apagó de golpe dejandole sumido en la oscuridad, intentó moverse pero no podía. Estaba corriendo en medio de todo esa intensa niebla negra que le estaba agotando y axfisiandole.
-Meil Mo, lo bueno comienza ahora- Esa risa atronadora de nuevo, el chico comenzó a gritar como si estuviese sintiendo un punzante dolor mientras el humo, junto con el ruido de los bomberos y las risas le encerraban y le perseguían haya donde fuera, causandole cada vez un terror más grande hasta que...
-¡Nooo!- Gritó el chico despertandose en la cama sobresaltado y empapado en sudor, respiró agitadamente mientras se fijaba donde estaba, esa desordenanda habitación solo podía ser su casa, se pusó la mano en el pecho, su corazón parecía estar bailando samba por el susto dado.
-Menos mal todo ha sido una horrible pesadilla- Se dijo así mismo autocompadeciendose todavia de la truamatica experiencia, se fijo entonces en el reloj que tenía al lado de la cama, dada la época era un reloj de manecillas, aunque era bastante moderno, lo había comprado hace un año, sin embargo no podía pedir uno mejor en el siglo diecisiete las 8:00 de la mañana. ¡Las 8:00 de la mañana! Ya llegaba de nuevo tarde, esta vez si que no se lo perdonarían, le echarían del cuerpo seguro. Cogió agunas prendas que había por el suelo y salió directo a la cocina a prepararse lo que fuera para desayunar, pero abandonando la habítación tan deprisa no se dio cuenta de un pequeño detalle, parte de su cama estaba manchada por la sangre que había goteado de su cabeza aquella noche, lo que quería decir que aquel sueño, había sido completamente real, pero eso él no lo descubriría hasta pasado aquel extraño día donde algunas cosas cambiaron para siempre ...
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Bueno hasta aquí el primer capítulo, no es que sea un gran capítulo. Sé perfectamente que no dejo nada claro, sin embargo no se preocupen esto es como el prologo y si puedo mañana o luego subiré el siguiente capítulo en el que compensaré la falta de acción de este capítulo. Pero ya pueden ir mandandome sus OCS, la ficha, ahora aunque debo recordarles la dureza de la selección, si desean esperar a que suba el siguiente cap para tener más datos lo comprenderé antes una pregunta ¿os gustó el prologo?. Ahora la ficha:
-Nombre:
-Alias: (Importante por favor pensarlo bien no me digais tonterias)
-Apariencia: (Cuanto más datos mejor)
-Personalidad: (Bien definidas por favor, solo por esto ya puedo decantarme a no escoger su OC busco cosas claras y concretas )
-Ropa: (Opcional)
-Armas: (Si desean usarlas sino también pueden escoger combate cuerpo a cuerpo, recuerdo que es el siglo diecisiete asique metralletas y esas cosas no, esto también influye)
Pergamino: (como el que firmó Meil y como veran le concedió un poder especial) Deben decirme el color y el poder que os otorgará, Advertencia, esto puede hacerme descartar OC,S con suma facilidad, tampoco es necesario que rellenen este apartado si lo desean
-Habilidad, profesión, utilidad: (Estos dos OC,S formaran parte de una banda y deberan serles utiles de algún modo, por ejemplo médico de la banda o navegante. Igual que antes influye mucho. El puesto de cocinero ya esta ocupado)
-Historia: (Como siempre el plato fuerte y ahora más que nunca, nada de chorradas o las típicas cosas de siempre si no hay originalidad pues bye, fácil. Lo más seguro es que pida cambios en la historia pero eso ya se verá de momento quiero ver la originalidad para que puedo sacarle provecho, también os digo que formareis parte de una banda podeis sacar provecho de eso)
-Extras: (Alguna curiosidad especial que lo haga único. No es imprescindible pero si que me influirá bastante positivamente extras de gran interes)
Bien de momento con eso me basta no sé si os habeis dado cuenta de que no he puesto el apartado parejas, ni lo voy a poner. Ya que los OCS que pido no acabaran necesariamente emparejados y en caso de que lo hagan lo más probable es que sean con otros OCS es por ello que no pido pareja y al entregarme el OC aceptais que yo les ponga con quien yo quiera y vea. De nuevo os recuerdo que el limite de participación y OCS por persona no existe por tanto no os desanimeis si no lo conseguis a la primera, seguir probando y quizás tengais suerte.
Me despido, el siguiente capítulo será muy pronto.
