Irónico
Cuando hablamos de homosexualidad sabemos que tocamos un tema un tanto delicado ante los ojos de la sociedad, ya que eso es considerado como un tabú y esto repercute en nuestro pensamiento y en ocasiones podemos actuar con poca tolerancia ante esto. Sin embargo, no debemos olvidar que la vida parece tener un sentido del humor bastante extraño, cayendo en ocasiones en lo irónico. Tal es el caso de Yurio, un joven que se consideraba homofóbico en exceso, de hecho, el no podía ni siquiera concebir la idea de dos hombres tomados de la mano, mucho menos besándose, el simple hecho de imaginar que se atrevían a hacer algo así le daba asco y hasta nauseas. Muchos creerían que exageraba, pero no era así, su amigo Víctor lo llegó a comprobar, pues poco después (casi inmediatamente) de confesarle a su mejor amigo que mantenía una relación amorosa con otro hombre, fue abandonado y olvidado por parte de él. Pero como se dijo antes, la vida es irónica y puede cambiarnos la jugada en cualquier momento.
Yurio solía ser una persona solitaria y de pocos amigos pues no tenía el mejor carácter del mundo y rara vez le permitía a alguien acercársele, o ese era el caso hasta que un día, regresando de clases conoció a un chico que tomaba la misma ruta de regreso a casa. Al inicio sólo se saludaban y se dirigían una sonrisa amable, pero con el paso del tiempo ambos se hicieron amigos y poco a poco fueron conociendo que tenían bastantes cosas en común y que sus sueños y aspiraciones no eran tan diferentes. A Yurio le encantaba pasar el rato con el, no le importaba si era por poco tiempo, pero el simple hecho de tenerlo a su lado y poder verlo le hacía sentir feliz y realizado, el mismo reconocía que se había enamorado, se había enamorado de un chico, una persona de su mismo sexo.
Él sabía que estaba mal enamorarse de un hombre, pero en el fondo admitía que eso era lo que menos le importaba, así que después de lidiar con sus sentimientos por dos semanas decidió hacer algo.
Hasta la fecha Yurio no puede olvidar la expresión de su amigo ante su confesión, así como tampoco olvida su reacción después de decirle que le quería. Recuerda a la perfección como se quedó estático por segundos que a él le parecieron horas y la forma en la que sus labios se fruncieron combinados con una mirada de desagrado. Recuerda a la perfección como le empujó tirándolo al piso y se alejó de él, no sin antes exclamar unas palabras que mostraban repulsión. Pero lo que más recuerda es el sentimiento de tristeza y arrepentimiento que le invadió después de eso, pues comprendió a la perfección lo que era que la persona que más quieres y en la que confías te dé la espalda, justo como lo hizo con Víctor.
Todavía busca a Víctor, tratando de comunicarse con él y pedirle perdón, pero el resultado siempre es el mismo. Sabe que por más que le llame el otro nunca le contestará. También sabe que por más que espere el autobús en la misma parada él no volverá y ante eso lo único que puede hacer es esbozar una pequeña sonrisa cargada de tristeza y soledad.
