Completamente cierto. "Estás loca" Me decía, al oído. Su voz era siseante, atrayente.
La primera vez que lo vi yo tenía alrededor de diez años, no, quizá once. Recuerdo que mi ansiada carta ya había llegado. Y una noche, padre decidió que era lo suficiente mayor -¡Qué ironía!- para asistir a una reunión social hasta tarde.
Él era, por supuesto, ya un adulto. Tenía treinta y cinco años, ¡Era, un adulto hecho y derecho que enamoró a una pequeña de once años! Aunque, probablemente, él no tuvo la culpa de que eso pasara. Era el poder que emanaba a su alrededor lo que me llamó, de una manera mortífera. Su piel era pálida y sus ojos tan oscuros como la noche, con un aire sangriento. Y frívolo.
—Debes de ser la mayor de las Black.—Su voz, era calmada, atractiva, que incitaba a respetarse.
—Soy Bellatrix Black, encantada.—Hice una reverencia y el sonrió, complacido.
—Yo soy Tom Riddle, pero puedes llamarme Lord.—
Y ahí, en unas simples palabras educadas, supe que estaba perdida. Acababa de conocer el mal en persona. ¡Y yo que creía -dulce infancia- que mi madre enfadada era el mismo diablo personificado! No tenía idea de cuanto me equivocaba.
Lo seguí viendo en reuniones sociales, y él, siempre tenía una sonrisa encantadora hacía el exterior. De alguna forma, yo sabía que era todo fachada. Que a él aquél tipo de eventos le parecían idiotas, insustanciales e incluso, aburridos. Pero seguía asistiendo, y seguía comportándose como un auténtico galán.
Entonces cumplí quince años. Y una noche, se presentó en mi casa Rodolphus Lestrange.
"Quiero la mano de su hija en matrimonio" Le dijo a mi padre.
Me habían mandado arriba, pero yo, como buena Black, jamás acaté las normas. Espié desde las escaleras, y aquellas palabras, me helaron. ¡Yo no quería casarme! ¡Mucho menos con Rodolphus Lestrange!
Corrí hacía mi dormitorio, y salí por la ventana, bajo la atenta mirada de mi hermana menor, Cissy. Me habría gustado explicárselo, no tenía tiempo, además, era muy joven para entenderlo.
Entonces, como cosa del destino, lo encontré. Caminaba, con las manos en los bolsillos, en mitad de la noche, bajo la lluvia.
"Bellatrix, ¿Qué hace una jovencita tan decente como tú, en mitad de la noche, sola?" Me preguntó, cuando nuestros caminos chocaron.
Sabía que su interés era falso, que ocultaba algo.. Y sin embargo, quise creer que de verdad yo le preocupaba.
Aquella noche dormí con él, trazando las lineas de mi espalda, jugueteando con mis rizos.
"Únete a mi.. Cásate con él y únete a mi. Te prometo poder, te prometo respeto.. Te prometo que serás mi reina, nadie olvidará jamás tu nombre."
Debí haber huido. Pero ya era demasiado tarde.. Estaba enamorada de él.
Hice todo lo que él me dijo. Creyendo a ciegas en lo que él decía. Creyendo, que él, quizá algún día llegara a amarme. Creyendo que.. Si le obedecía, si no dudaba de su palabra, si creía en él.. Me haría su reina.
Reina de un imperio oscuro.
Y ahora, estoy loca, desquiciada, a punto de ser asesinada por una traidora a la sangre, pero me da igual. Porque lo importante, no es vivir eternamente, sino ser recordado por la historia. Y señores, lo logré.
Él lo consiguió, me convirtió en la reina de un imperio oscuro, lleno de sangre, de dolor, de lágrimas, de heridas que tardarían años en sanar. Me convirtió en un arma de destrucción.
Disclaimer: ni rubia, ni famosa, ni forrada. No me pertenece nada.
