Márcame la piel One shot (Nagumo x Suzuno)
El sol radiante, resplandece en los cielos de la ciudad Inazuma. Unos rayos se colaban por las ventanas de una habitación, calentando el cuarto donde un joven de revoltosa cabellera roja se movía de un lado a otro sobre su cama, sintiendo la suavidad de sus sabanas moverse al compás de su cuerpo desnudo.
El despertador a lado de su cama comenzó a sonar, el sonido de la alarma le causo un dolor de cabeza, ahora es cuando comienza la verdadera resaca.
Se levantó con pesadez, su cuerpo adolorido produce movimientos torpes a la hora de salir de aquel blanco colchón, al caminar tropieza con alguno que otro objeto tirado en el suelo de su habitación, si bien era cierto Burn había tenido una agitada noche; su cama estaba completamente desecha, las mantas estaban cerca de la puerta, las plumas, lápices y demás objetos de escritorio estaban regados en la alfombra gris; por último las ropas que la noche anterior traía puestas terminaron colgadas y a punto de caer por la ventana. Todo aquello era producto de la fiesta a mitad de semana que el capitán de Prominence realizo, para salir de la rutina diaria de la cual ya estaba cansado. Sin duda una buena noche para todos.
Entro al cuarto de baño, aun si apagar el despertador que seguía sonando sobre el buró, dentro de unos minutos el ruido cesó por completo dejando solo el sonido de las gotas de la regadera caer sobre el bronceado cuerpo del peli-rojo, tras unos largos y refrescantes veinte minutos, Nagumo salió de aquel cuarto siendo rodeado por una nube de vapor que se esparcía fuera de su habitación a causa de las ventas abiertas. Tomo sus pantalones y se los puso, busco el cinturón, pero como era de esperarse tardo en buscarlo ya que este estaba colgado sobre el foco que alumbra todo su cuarto, tomó su camiseta y aun sin ponérsela el de ojos ámbares regreso al baño, ¿su razón? Es simple.
Nagumo siempre ha sido de las personas que se dan tiempo para admirarse a sí mismo, así él se incrementa el ego haciendo que ninguna otra persona pueda bajarlo de su nube de egocentrismo. El despertador siempre está puesto a las 6:45 am, para poder tener tiempo de hacer aquella peculiar acción, que pocos conocen de él. Pero como siempre hay alguien que –según Burn– es digno de ver. Tan prepotente como siempre.
En las noches cuando el calor es insoportable y puede sentir el cuerpo de Gazell uniéndose con el suyo, cuando la pasión fluye a través de ambos, cuando sus secretos más íntimos son descubiertos, es cuando él deja lucir su encanto, cada parte de su cuerpo torneada, cada músculo formado, solo para mostrarlo en aquellas intensas sesiones de sexo que tenía con su albino novio.
Su mirada estaba fija en el espejo, que reflejaba a la perfección aquella ambarina y felina mirada, de entre su piel sobresalía una marca rojiza, que pronto se vería de un tono violeta, se miró con más detenimiento, estirando su piel, intentando ver que era aquella mancha, sus ojos se ensancharon al notar que era un chupetón, ¿Quién se lo habría hecho? Estaba demasiado crudo como para recordarlo, pero sobre todo si lo recordaba se podría haber arrepentido, ¿Qué tal y no fue Suzuno el que le ocasiono ese color en la piel?, ¿Qué tal y fue alguien más? Y que por su borrachera entre semana todo terminaba mal, no tiraría a la basura todo lo que ha pasado con Gazell por una tontería causada por el exceso de alcohol, lo mejor será no decir nada y esconder aquello, aunque, ¿En realidad engaño a Suzuno? ¿En verdad fue capaz de hacer algo así? Esa pregunta se pasaba por su cabeza de diferentes formas, pero con preguntarse no se responde mucho, necesita respuestas, pero, siendo sincero consigo mismo no quiera saber la verdad, no si eso destruía todo, y todo por una estupidez.
Zarandeo la cabeza, no quiere revolver sus pensamientos con cosas como esas, lo menos que quiere es perder a la persona que tanto quiere, por eso tiene que esconder aquella marca problemática, aunque eso es imposible a menos que lleves una bufanda que tape aquello, al menos hasta que sepa que fue lo que sucedió anoche y sobretodo quien le hizo eso. Sin embargo Burn está a mitad de verano, sería algo estúpido si lleva una bufanda a la escuela con tremendos calores, además de que sería muy notorio que algo pasa en su cuello.
El timbre de la escuela secundaria Elien, alerto a los alumnos que estaban a los alrededores, dándoles a entender que pronto cerrarían las puertas de la entrada, corriendo entro, un tulipán andante cuya corbata bailaba con el aire al compás de sus apresurados pasos
Al entrar a última hora, la puerta se cerró tras él, comenzó a caminar, sin embargo no llego muy lejos, su corbata se había atorado en las rejas de la escuela, justo las que se cerraron cuando el peli-rojo entró. Ciertamente hoy no es su día.
Suspiro con desesperación e intento arrancar la corbata de las rejas que la mantenían prisionero; el conserje ya no estaba y el prefecto que cerró la puerta se había ido a cuidar de la clase que en estos momentos no tenía clase por el retraso o la falta de algún profesor, se encontraba totalmente solo.
-solo tengo que esperar a que alguien me vea y me regañe, entonces entenderá lo que sucede –se dijo a sí mismo en un intento de consuelo, que realmente no le ayudo en nada.
A lo lejos una figura molesta se acercó hasta él con pasos decididos, en la mirada de Burn se notaba el alivio, aunque él no sabía qué le iba a ir peor.
-¿Qué es lo que hace aquí? –le pregunto de forma irritada, es tan temprano y ya con problemas.
-yo, verá lo que pasa es que me atore con la reja –le dijo de manera estúpida a los ojos de encargado.
Este al verlo, arqueo una ceja, acto seguido ladeo los ojos con cansancio y estrés, con su mano derecha agarro la corbata del chico y la desanudo, dejándola atorada en las rejas.
-chico si quieres perder las clases o no vengas o invéntate otra excusa, una más creíble –tomó a Haruya por el brazo y lo arrastro hasta el interior del edificio de primer grado.
-No espere –dijo con desesperación mientras veía a su corbata en las rejas que se movían con el viento, con esfuerzo en vano intento soltarse, pero su superior es más fuerte que él, así que no pudo hacer mucho –mi corbata –decía de forma exagerada.
-cállate y camina.
No puede ser, no puede ser –se repetía de manera incesante el de cabellos rojos, este de seguro no es su día, ahora solo le quedaba una última opción. Una bufanda rosa con unas mariposas colgando al final de esta, que tenía su hermana, ya que por el desastre de su cuarto no encontró la suya.
-profesor, lamento interrumpir –dijo el prefecto de cabello café –le traigo a uno de sus alumnos, estaba afuera, perdiendo las clases, como de costumbre, Nagumo.
Mientras era balconeado por aquella persona esté aprovecho para ponerse la ridícula bufanda rozada de su hermana, mientras se maldecía internamente por no encontrar la suya.
-entra –dijo el profesor, acomodando su traje café, mientras hablaba.
Nagumo no quiso hacer caso y negó con la cabeza ligueramente, ya había tenido problemas por llegar hasta acá con el encargado de disciplina y negarse solo empeora las cosas. Todo lo que ocasiona una simple marca en la piel.
-eh dicho que entres, no creo que quieras más problemas, ¿o sí? –la voz del profesor retumbo en las cuatro paredes del aula, helando la sangre de los demás compañeros de clase del peli-rojo y de esté mismo.
Con pasos lentos y temerosos, se fue adentrando en el salón, su caminar fue seguido en primer lugar por los ojos zafiro de su novio que se cubría la cara en sentido de "pena ajena" por lo que le había pasado y por aquella ridícula bufanda que se le había ocurrido llevar. Suzuno sabe que a Haruya le gusta llamar la atención, pero esto es demasiado.
-Burn, das pena ajena –le espeto en cuanto su novio se sentó a su lado, ya que los asientos estaban juntos.
-Tsk, eso ya lo sé, no tienes que recordármelo –le dijo molesto y avergonzado, por mucho que se esforzara que parecer natural por dentro estaba que se quería morir; las miradas encima de él, los murmullos a causa de la estúpida bufanda y algunas risas no disimuladas, estaba que lo carcomían por dentro.
El famoso timbre del descanso, hizo que todos olvidaran a Haruya y su extraña obsesión en no quitarse esa ridiculez de su cuello y pensarán en lo que comerían para el almuerzo de hoy.
-la verdad –el sonido de su voz, asusto al peli-rojo, no había visto lo cerca que Gazell estaba de su oído y de un movimiento automático se alejó un poco.
-la verdad de ¿qué? –
-de esto –le dijo tomando la punta peluda de la bufanda.
-no es nada enserio.
-claro –su tono de sarcasmo le hizo temblar por un segundo, la mano derecha del capitán de Diamont Dust jaló la tela que rodeaba el cuello pálido de Burn y la tiro al suelo.
-no me mates –le rogó mientras se cubría el cuello.
-¿Qué te sucede?
-es que, bueno, veras…..
-quítate la mano –tomo la suya y acaricio sus dedo entre los del peli-rojo, dando toques de confianza.
Al ver el cuello de su novio, sus cara completa y partes de su cuerpo que por la ropa no se pueden ver, se pusieron rojas a reventar de la vergüenza, ahora entendía, pero sobre todo recordaba cómo es que esa marca, llego hasta su cuello. Pero lo que más le impresionaba era el tamaño de aquel chupetón en esa parte de su piel.
Sus voces llegaron a oídos de la sala, pero nadie hacía caso de ellos, todos estaban tan ensimismados en las bebidas y el baile, que Nagumo hizo en su casa para "salir de la rutina diaria" pero la pareja se había separado a su "fiesta privada" ambos estaba demasiado tomados, pero Suzuno no es de las personas que olvidan cuando se embriagan, al contrario, recuerda las cosas con mejor detalle de cuando esta sobrio.
Gazell estuvo a punto de caerse por la ventana en varias ocasiones, luego cambiaron de lugar y se fueron directo al escritorio, a Burn por lógica le estorbaba todo lo que había sobre ese mueble de madera, así que simplemente lo tiro al suelo, sin importarle en donde caía, él albino gozaba de todo lo que sucedía al igual que su amante. Aunque no todo quedará en ambas memorias y eso él de ojos zafiros lo sabe, por eso se atrevió a tener la iniciativa y a hacer cosas que Nagumo olvidará cuando se despierte al día siguiente, ya que la primera y última vez que Fuusuke se volvió sumiso y dominable e incluso dominante, su novio se lo recordó por más de tres meses, y eso sin duda es algo que no volvería a hacer, solo por "probar algo nuevo"
-¿Suzuno? ¿Te sientes bien? Estas todo rojo…
-¿Qué es lo que me quieres decir idiota? –le espeto y se giró, dándole la espalada al joven que ahora lo abrasaba por detrás.
-Fusuuke, yo lo siento, pero no te enojes con migo, veras la verdad es que no recuerdo nada –dijo siendo de lo más sincero posible, bajo su cara con tristeza, sus ojos estaban a punto de volverse cristalinos, pero reprimió ese sentimiento por cuestión de orgullo –mírame –pidió, tomando el brazo moreno de la persona que le acompañaba en el descanso –sé que estás enojado y que soy un idiota, pero créeme no sé lo que paso, Gazell yo…
-Cállate –le dijo con voz fría y seca, se abrazó a su cuello y hundió su cabeza en el hueco que hay entre su rostro y el cuello –está bien –dijo tranquilo mientras daba un respiro de alivio al ver que por la reacción de su novio no recuerda nada de lo ocurrido.
-No, esto no está bien, Suzuno ¿es que no lo ves? Yo no supe con quién estuve anoche y dices que está bien, a menos que, espera no me digas que tú hiciste, esto… -le dijo rompiendo el abrazo y abriendo el cuello de la camisa para que la problemática marca roja saliera a la vista.
-no seas idiota, yo no te hice nada –sus recuerdos traicionaban su propia voz, ¿A quién intentaba engañar? Sus labios recorrían la piel bronceada que brillaba con la luna, el viento se colaba por las ventanas abiertas, y el sonido de unos labios succionando la piel, resonaba por todo el cuarto, si él causo eso y mucho más, de lo que Burn pudiera imaginar. Lo bueno para el albino es que su novio estaba ebrio.
-Entonces ¿Por qué no te enojas? ¿Por qué no me gritas y te largas indignado? ¿Es qué no te importa? –dio un par de pasos hacía al frente tomo el cuello de la camisa de su novio y lo estampo contra el árbol –responde.
-Ha estas drogado, y si quieres que me enoje eso es lo que haré si no te tranquilizas –dijo el albino demasiado alterado.
-pero si tú eres él que se está alterando, vamos Suzuno, no lo escondas más, estás demasiado avergonzado, dime que fue lo que paso.
-hay cállate –dijo alejando a su novio para poder ponerse en marcha al salón de clase –si fui yo, ¿Contento? –dicho aquello su rostro se volvió color tomate, cerró los ojos indignado y se fue al refugio de aquellas cuatro paredes donde Fusuuke toma clases.
Ahora que Nagumo sabe la verdad será difícil mantenerlo callado, a Gazell le esperan unos largos tres meses sino es que más, siendo molestado por una simple marca en la piel.
